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Gijón se prepara para reabrir el museo

El Museo del Ferrocarril de Asturias reabre sus puertas de forma parcial después de importantes obras de mantenimiento y mejora de la cubierta y otros espacios, iluminación, pintura de las estructuras, tratamientos de conservación, etc. A lo largo de septiembre se llevará a cabo la reapertura de la segunda zona del Museo, correspondiente a la playa de vías y nave polivalente. De momento, son visitables las salas de exposiciones permanentes, exposiciones temporales y el espacio de andenes bajo marquesina, con acceso libre y gratuito, con las limitaciones de aforo que señala la normativa de seguridad en relación al coronavirus Covid-19.

El museo, que cerró sus puertas en octubre fundamentalmente para afrontar la renovación de la cubierta, tenía previsto abriren primavera. Cuando empezó la crisis del coronavirus quedaban ya pocos remates y estaba lista la sorpresa de la nueva estación en el pabellón polivalente: «Es un acceso nuevo a la nave, una nueva estación», relata Javier Fernández, quien explica que ese espacio tendrá algunos de los elementos de cualquier estación que se precie, como el inevitable e imprescindible reloj, pero sobre todo tendrá su vía de trenecito minero. «Se ha hecho un trabajo sin maquinaria, todo a mano, que se había perdido completamente», anota. Y añade: «Para poder instalar esta vía hemos contado con la colaboración de gente jubilada que trabajó en la mina, que nos ha ido diciendo cómo hacer las cosas y han hecho un labor maravillosa, por amor al arte y al museo».

Manual Cañamero, Rafael Cima y José Antonio González son tres de los artífices del milagro. Su participación ha sido decisiva para la puesta en marcha de la estación del Natahoyo (así la quieren llamar) de la que partirá un tren minero a través de una vía de 60 centímetros a la que podrá acceder el público cuando se pongan las locomotoras a funcionar. Antes había un solo recorrido; cuando se retome la actividad serán dos. En la obra se han utilizado materiales nuevos y antiguos. «El diseño lo hizo un ingeniero el año pasado y hemos usado carriles que teníamos en el museo, los tirafondos son también recuperados, las traviesas son nuevas… Hacer una vía es muy fácil, se compone carriles, traviesas y la piedra por debajo», relata.

Ya se han hecho pruebas con locomotoras y los aproximadamente 300 metros de recorrido a los que se invitará a subirse a los visitantes cuando se pongan los trenes a funcionar en las jornadas del vapor están listos. Hay locomotoras esperando su momento para partir y arribar a Gijón-Natahoyo, justo en el sentido inverso en el que viajará el otro tren, que sale de la antigua estación del Norte, el espacio central del museo.

Más de 50.000 personas visitan cada año un museo que recuperó para la ciudad la antigua estación de ferrocarril del Norte, que quedó inactiva en 1990 al haberse construido una nueva red arterial ferroviaria en Gijón. Con más de dos millares de piezas, de las que al menos un centenar son locomotoras y vagones de hasta siete anchos de vía diferentes, la colección del Museo del Ferrocarril es el mayor conjunto de material ferroviario histórico preservado de toda España. Además, se han conservado todo tipo de objetos relacionados con la labor ferroviaria como faroles, herramientas, o teléfonos. Entre el variado conjunto de piezas que custodia el Museo, cedidas en su mayoría por empresas y entidades públicas colaboradoras, destacan las locomotoras de vapor y las relacionadas con los ferrocarriles mineros e industriales, dada la intensa vinculación de la economía asturiana con estos sectores.

Estaciones singulares: Gijón

Corre la segunda mitad del siglo XIX, y el Gijón fabril, industrial y obrero crece sin cesar. Elemento clave de este crecimiento son las comunicaciones y el transporte, y en este contexto nace la estación del Norte, que transforma el entorno rural y tranquilo de El Natahoyo en uno de los arrabales proletarios más relevantes de la ciudad. La zona, limitada por el ferrocarril y el mar, y vertebrada por la carretera de Candás se convierte en lugar de asentamiento de numerosas industrias, entre otras algunos de los astilleros más importantes del siglo XX español. El ferrocarril permite la salida al mar de mercancías industriales, y el tránsito de pasajeros por el eje central de Asturias, desde Gijón a las cuencas mineras y viceversa. En definitiva vertebra la vida, la economía, los cambios sociales y la revolución industrial; es un símbolo de progreso y conocimiento. La idea original pasa por contribuir, sobre todo, al desarrollo de la minería de carbón y el transporte del mineral hasta alguno de los puertos de la costa asturiana. Y esa empresa solo resulta rentable si se utiliza el ferrocarril.

El ferrocarril de Langreo es el primero en llegar. El ingeniero de Caminos José Elduayen recibe este proyecto que debe superar la oposición de los militares porque la traza atraviesa la fortificación de la ciudad; el primer raíl se coloca el 12 de febrero de 1851. Para ubicar la estación se elige una parcela de terrenos adquirida al Ayuntamiento, una zona cenagosa conocida popularmente como El Humedal. Tiene forma de ‘U’, pero solo una parte del edificio se dedica a los viajeros. Los convoyes solo disponen de una vía de entrada a la estación, donde se detienen bajo una cubierta apoyada por una parte en el edificio y por otra en columnas de fundición. Con la inauguración de la línea, Gijón se convierte en la cuarta ciudad peninsular en incorporar el ferrocarril. Algo más de veinte años más tarde, el 23 de julio de 1874, la ciudad vuelve a festejar la apertura de una nueva línea ferroviaria, Pola de Lena Gijón, aunque esta vez en ancho ibérico.

El edificio de viajeros, que cuesta 170 millones de reales, se levanta entre 1872 y 1873 y entra oficialmente en servicio, cuando el primer convoy ferroviario inaugura el trayecto Pola de Lena a Gijón. Este inmueble tiene un cuerpo central, con 70 metros de andén cubierto, planta baja y primer piso. El ingeniero segoviano Melitón Martín (1820-1886) convierte el edificio en estación de primera, como otras dos de sus hermanas norteñas, las de La Coruña y Lugo; de diseño ecléctico, elegante en su inspiración francesa. Le contrata la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste para que ponga en marcha las líneas de León a Gijón y de León a La Coruña. Sus trabajos en ambos trazados le granjean una merecida fama entras las compañías, fundamentalmente extrajeras, que operan en nuestro país.

El ingeniero castellano es, además, autor de los proyectos arquitectónicos estandarizados de las estaciones ferroviarias de primera a curta clase, así como de los apeaderos y casas de guardas paras las líneas de Galicia, Asturias y León, alguna de las cuales se mantienen hoy en pie. Cuando en 1893, se inaugura la ‘línea civilizadora’ (así la adjetiva la prensa de la época) que une Madrid con Galicia se saluda y felicita a todos los ingenieros participantes en la persona de Melitón Martín, al que se califica como «tan sabio como modesto».

La estación sigue las trazas de los edificios de primera clase del ferrocarril de Noroeste. Su lenguaje arquitectónico resulta ecléctico; zócalos, cornisas, pilastras formalizan la base de la composición del edificio. Sin embargo, es un inmueble solitario que solo da servicio a los viajeros. Son reiteradas y numerosas las peticiones, que se repiten durante décadas, para que la compañía construya un volumen gemelo, tal como se propone en los planos iniciales. A medida que pasan los años y crece el tránsito de viajeros, este segundo edificio se hace más necesario para separar las llegadas de las salidas, pero la empresa jamás lo llega a construir. De hecho la estructura original del cuerpo principal de la estación llega a nuestros días, al menos en el exterior, con contadas modificaciones.

El primer cambio notable tiene lugar en la última década del siglo XIX. A la par que se ensancha el andén se colocan dos marquesinas, una en el exterior, que atecha un pequeño espacio frente al acceso principal, y otra en el interior, cuya estructura aún se conserva -si bien se retira la uralita que la cubre- y que sirve de parapeto frente a la lluvia para los viajeros que esperan el tren. Mucho tiempo después, se produce otra alteración, tal vez más notable. En vísperas del Mundial de Fútbol de 1982, cuando, se acometen reformas en el edificio. Su característico color rojo del ladrillo visto que sobrevive más de un siglo se cubre por un enfoscado gris. Posteriormente se pinta con los colores que muestra actualmente el histórico bloque.

La estación del Norte despide su último tren, un expreso con destino a Madrid, en la madrugada del 28 al 29 de enero de 1990. Durante unos meses se utiliza como sede provisional de la Policía Local, mientras se construye la actual jefatura. En 1992 empiezan las obras de reforma para transformarlo en Museo del Ferrocarril; lo que sin duda alguna contribuye a su permanencia. Se construye un segundo volumen y la marquesina que une ambos bloques, y se prolonga hasta 1998. Aunque nadie duda de que constituye un importante instrumento para el desarrollo económico e industrial de la ciudad, «siempre fue una estación un poco frustrada», se lamenta Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril. Tiene que esperar más de un siglo para ver cómo se completa el proyecto arquitectónico con el que es concebida. Para entonces, además, deja de prestar servicio y empieza a transformarse en museo. Tras más de 110 años de servicio como principal acceso ferroviario de Gijón, primero en manos de la compañía del Noroeste, luego en Norte y desde 1941 en Renfe, se corta de raíz el servicio ferroviario con la construcción de una nueva red arterial en Gijón.

Tras casi un siglo y medio de vida, el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH, según sus siglas en inglés), elige este edificio como uno de los 100 elementos más destacados del patrimonio industrial español. La estación entra en una exclusiva lista en la que comparte honores con elementos como el Puente de Vizcaya, Patrimonio de la Humanidad. Toda la historia que acumulan sus paredes, con una clara influencia obrerista, industrial, tecnológica y social del tejido asturiano, abre paso ahora a un centro donde se respira cultura, ocio y conocimiento. Los viajeros de entonces son hoy visitantes ávidos por empaparse y comprender el papel que juega el tren en la vida del Principado

Este gran complejo museístico, situado junto a la playa de Poniente, está ahora considerado como uno de los centros ferroviarios más importantes de Europa. Dispone de salas de exposiciones temporales, centro de documentación (con biblioteca, hemeroteca, archivo documental y archivo de imágenes), salas de actividades, talleres para escolares, tienda y facilidades para personas con movilidad reducida. Varias veces al año, se encienden para su exhibición las locomotoras de vapor que conserva en estado operativo, en las llamadas ‘Jornadas del Vapor’. En sus amplias instalaciones, exhibe una de las mayores y mejor conservadas colecciones de máquinas, coches y vagones de ferrocarril del continente europeo. Destaca un amplio conjunto de locomotoras de vapor de diferentes ferrocarriles, como el de Langreo, tercera línea férrea construida en la Península (tras el Barcelona a Mataró y Madrid a Aranjuez) que une los concejos asturianos de Langreo y Gijón. También conserva locomotoras de los Ferrocarriles del Norte, Vasco Asturiano y de muchas líneas mineras e industrias. La colección reúne un total superior a mil piezas. Más de un centenar son de material móvil (locomotoras, coches de viajeros, vagones tranvías y otros vehículos), no solo de vía métrica sino también de otras galgas inferiores, utilizadas en la minas de carbón de la comarca.

En el caso de la antigua estación del Norte, se tienen en cuenta, además de los indudables valores históricos y representativos del edificio principal del museo, el hecho de que su conservación posibilita aunar la supervivencia de uno de los antiguos espacios más significativos del pasado gijonés, con la creación de un equipamiento cultural que se consolida como verdadero referente en su género. No pretende ser únicamente una entidad especializada en el ferrocarril desde el punto de vista técnico y científico, sino que se formula como un centro en el que la historia social juega un papel fundamental. Por ello, además de trabajar en la preservación de material ferroviario, se presta una especial atención a la recopilación y conservación de documentación escrita, oral, audiovisual y gráfica relacionada con el patrimonio ferroviario e industrial. se convierta así en centro de investigación y difusión de la historia ferroviaria de Asturias. Su finalidad no solo es el estudio de la revolución industrial y el desarrollo tecnológico, sino también explicar la evolución social y económica que trajo consigo la implantación del ferrocarril en la región.

Una vez asegurado la permanencia de estas instalaciones, Gijón vive en un debate permanente sobre su futuro ferroviario. Según el convenio firmado en 2019 entre el Ministerio de Fomento, el Principado y el Ayuntamiento la ciudad dispondría de una estación intermodal soterrada en terrenos próximos al Museo del Ferrocarril, aunque en la ciudad se barajan otras alternativas como construirlo en Moreda, tal y como defiende la alcaldesa. Hace unas semanas el Congreso acordaba requerir al Gobierno de Pedro Sánchez para que la estación intermodal se hiciera junto al Museo del Ferrocarril, mientras el Parlamento autonómico rechazaba dirigir similar petición a los Ejecutivos central y autonómico y al Ayuntamiento. La discursión sigue abierta.

(Fuentes. El valor de la estación del Norte. El Comercio de Gijón. Juan Luis García Hourcade, en «Melitón Martín, un famoso desconocido». Gaceta de los caminos de Hierro. La Época. La Nueva Esaña)

Joyas en custodia: ‘la Coronel Esteban’

El ferrocarril del siglo XIX en Asturias tiene un carácter eminentemente minero e industrial. Aunque en esa época funcionan tres compañías ferroviarias de servicio general (Norte, Langreo y Económicos de Asturias), se produce un incremento constante de ferrocarriles de servicio particular, destinados a la exclusiva explotación de una determinada industria. Las empresas mineras y siderúrgicas necesitan enlazar sus instalaciones con las líneas generales para transportar los materiales procedentes de sus explotaciones a los centros de exportación.

No resulta extraño que sean las empresas mineras las primeras en disponer de ferrocarriles; recordemos que las primeras aplicaciones del íneas férreas se producen en Europa para este tipo de explotaciones. Los intereses empresariales de las distintas industrias están presentes en la construcción de ferrocarriles dentro de sus propiedades. «Primero para sacar el carbón de la bocamina a los lavaderos y cargaderos y posteriormente, para unir sus instalaciones a las líneas generales que transportan los materiales hacia el exterior. Son por tanto las propias empresas las que invierten en este medio de transporte«, explica Paz García Quirós, técnico de museos del Ayuntamiento de Gijón.

Aunque se afirma que la apertura del Ferrocarril de Langreo, primero, y después la línea León-Gijón (con sus respectivos ramales), son los responsables del aumento de producción de carbón en Asturias, los especialistas defienden ahora que quienes contribuyen a ese incremento son los ferrocarriles particulares. «En cuatro años (1895-1899), el aumento de producción es de más de medio millón de toneladas de mineral; en 1899 la cifra se sitúa en 1.557.910 tonelada (548.910, un lustro antes). Este aumento equivaldría prácticamente al producido en 20 años (627.793)», sostiene García Quirós. «Estos relativamente pequeños ferrocarriles mineros afluentes a los ejes ferroviarios y el aumento de producción de las explotaciones mineras asturianas del centro de la región están íntimamente relacionados», concluye la investigadora.

Este pasado industrial y minero de Asturias propicia la existencia de un cuantioso parque de tracción de vapor, vestigios de fábricas y minas. A las unidades que encargan las pequeñas industrias de la región se une un ingente material de segunda mano procedente de los ferrocarriles de servico público. En cualquier caso, en el Principado se encuentra uno de los conjuntos de locomotoras de vapor más variados e interesantes del país.

A Asturias llegan docenas de ejemplares provenientes de los principales productores de este tipo de locomotoras: Bélgica, Francia, Alemania y, en menor medida, Gran Bretaña. Debido a los problemas de abastecimiento ocasionados por la Primera Guerra Mundial /1914-1918), que coincide con un espectacular aumento en la producción carbonera, hacen su aparición las máquinas de origen norteamericano, hasta entonces poco conocidas en el Principado. En 1917 funcionan en las minas asturianas más de un centenar de este tipo de locomotoras, de casas tan reputadas en este campo como Couillet (Bélgica), Krauss u Orenstein Koppel (Alemania) o Vulcan Iron Works (Estados Unidos).

La anecdótica presencia de fabricantes españoles se compensa por la construcción artesanal de algunos ejemplares, por parte de las empresas de mayor tamaño, como Fábrica de Mieres, que copia modelos ya existentes y de probadas capacidades. Tan solo Hulleras del Turón dio un paso más en ese camino; llega incluso a diseñar sus propias locomotoras, proyectadas para atender las peculiaridades de su ferrocarril.

Aunque presentan una gran diversidad en su construcción, todas comparten algunos aspectos esenciales: su poco peso las hace idóneas para rodar por vías de construcción muy ligera. Están igualmente adaptadas para circular por curvas de radio muy pequeño y llevan el aprovisionamiento de agua en tanques laterales, sobre la caldera (tanque de albarda o saddle tank) o bien en el bastidor (well tank). Además el mantenimiento es relativamente sencillo y económico, aspectos que ayudan a que muchas de ellas presten servicio durante décadas, sin apenas alteraciones.

La aparición de las locomotoras eléctricas o de combustión interna en las minas (1950) y el declive de la minería de montaña propician el ocaso de estas máquinas de vapor. Tras la creación de Hunosa (1967), se acelera su desaparición; la última circula en 1992 (?), Hulleras de Sabero. Buena parte del parque se vende como chatarra, pero aún perviven en Asturias varias docenas de ellas, en diferentes estados de conservación. Muchas de ellas acaban en el Museo del Ferrocarril de Asturias, institución dedicada a la conservación y difusión del patrimonio industrial asturiano, y se restauran. Otras permanecen en manos de distintas instituciones o particulares en estados de conservación variopintos y su preservación suscita no pocas controversias, dado que son iconos de la industrialización asturiana.

Una de estas pequeñas máquinas es la conocida como ‘Coronel Esteban’, que en la actualidad custodia el Museo del ferrocarril de Gijón. Esta pieza, de rodaje 020T, pertenece a un modelo normalizado de locomotora de maniobras construido por la fábrica catalana Maquinista Terrestre y Marítima en 1910 para ferrocarriles industriales. Desde su incorporación, la máquina se encarga del movimiento de vagones entre la fábrica de armas y las vías de la Compañía del Norte, en Trubia. Esta pieza se manntien en servicio hasta 1991; cinco años después se traslada al museo de Gijón.

La máquina, de 25 toneladas de peso en vacío, circula por vías de 1.674 milímetros ya que, como se ha comentadoo, se encarga de trasladar el material por la línea general. En la fábrica de armas de trubia, se mantiene como reserva de la locomotora diesel Deutz ‘General Jiménez Alfaro’. Su último encendido en Trubia se produce con ocasión del rodaje del documental «El Ferrocarril el ingenio de las máquinas», de la Productora de Programas del Principado de Asturias; por desgracia ese día se rompe un tubo de la caldera y deja de funcionar.

La Fábrica de Armas de Trubia, situada en Trubia a orillas del río Nalón, dispone desde abril de 1883 de un ramal para enlazar en Oviedo con la Compañía del Norte. Un año después trabaja también en otra línea, con ancho de vía de 750 milímetros (Ferrocarril de Trubia a Quirós), que enlaza con las zonas mineras de Riosa. Ya en 1904, con la construcción y entrada en servicio del Ferrocarril Vasco-Asturiano, se posibilita la salida de los productos hacia el mar, en el puerto de San Esteban de Pravia. Del material motor empleado por la fábrica de armas, subsisten actualmente dos locomotoras. La más antigua (1891) sale de la casa belga de Lieja Société Anonyme St. Leonard, con número de fábrica 876 y rodaje 020T; se la bautiza ‘General Azpiroz’ y recibe el número 2. Actualmente se encuentra preservada en la Escuela Politécnica Superior del Ejército de Tierra (Madrid).

Con idéntico ancho de vía, la fábrica de Trubia adquiere años más tarde a la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera una locomotora de características similares a otra suministrada en 1895 por La Maquinista Terrestre y Marítima, ‘Pedro Duro’ número 1, con el número de fábrica 11. El fabricante catalán entrega en 1910, con número de fábrica 46, nuestra ‘Coronel Esteban’. Años después suministra dos unidades más; una en 1917 (número de fábrica 85) y otra en 1919 (número de fábrica 90).

Estas máquinas de dos ejes acoplados, se emplean en los ferrocarrriles generales principalmente en servicios de maniobras de las estaciones, aunque su uso resulta excepcional en las antiguas compañías ferroviariass españolas. Esto se debe en gran medida a que los modelos que inauguraron las líneas, de escasa potencia, resultan prontamente relevados por sus compañías de los servicios en línea y éstas los destinan a los servicios auxliares. No obstante, la compañía M.Z.A. encarga a la belga Marcinellde Couille 10 locomotoras 0-2-0T para estos menesteres, principalmente en el trasiego de vagones en los puertos del Mediterráneo.

La Fábrica de Armas de Trubia es uno de los grandes centro de fabricación nacional, que en sus mejores tiempos llega a ocupar hasta 1.200 operarios. Construida en la confluencia de los ríos Nalón y Trubia, a 12 kilómetros de la capital, produce a principios del siglo XX acero a gran escala, que permiten construir cañones rayados de 24 centímetros, que exigen hasta 40 toneladas de hierro; y otros de menores dimensiones; los renombrados de acero de 15 centímetros y de 7,8; grandes cureñas y armones de chapa de acero; carros de municiones, proyectiles de acero fundido de todos calibres; barrenas, mordazas, sondas, tubos, alzas, cierres, sunchos, manguitos, soportes, volanderas, rascadores y en fin, cuantos elementos componen la gran industria guerrera. En las primeras décadas del siglo XX vive una etapa expansiva no sólo en cuanto a la ampliación de infraestructuras, sino también de producción como consecuencia de las dos guerras mundiales y la Guerra Civil española.

La ‘Coronel Esteban’ permanece, como ya se ha mencionado, en el Museo del Ferrocarril de Gijón, un centro específicamente creado para conservar y difundir el patrimonio ferroviario. El museo reúne más de la tercera parte de las 65 censadas en el Principado, y, entre ellas, muchas de las más importantes del conjunto, varias de ellas en estado de marcha. La última iniciativa ha sido la rehabilitación operativa de la locomotora VA 8 para su puesta en servicio por vías de Feve.

El museo está diseñado para facilitar a los visitantes la comprensión de la historia del ferrocarril en Asturias: tecnología y mecánica, economía del ferrocarril, ferrocarril y desarrollo local y regional, el ferrocarril como medio de transporte de mercancías y viajeros, como vehículo de intercambio de ideas y culturas y como factor de cambio en el comportamiento social y de costumbres. Su función no se limita a ofrecer una visión nostálgica y evocadora de un pasado perdido, sino que intenta mostrar las claves para el entendimiento y comprensión de procesos venideros.

(Fuentes. Manuel Antonio Huerta Nuño, en «Fábrica de Arma de Trubia. De la destrucción a la desafeccion». Paz García Quirós, en «Minería y ferrocarril minero en Asturias a finales del siglo XIX». Javier Fernández, en «Locomotoras de vapor preservadas en España»)

Tren playero, un clásico del verano

Como cada verano, vuelve el tren playero. Renfe inicia este lunes la circulación de estos convoyes que permitien a los castellanos y leoneses viajar a las playas de Santander, Gijón y San Sebastián durante los meses de julio y agosto. Esta campaña ofrece un servicio extra durante el periodo estival. En realidad se trata de un refuerzo en la época estival para los trenes que ya circulan el resto del año entre las estaciones señaladas.

El tren playero Valladolid-Santander permite el desplazamiento hasta la costa cántabra de los viajeros procedentes de Valladolid y Palencia y estará disponible todos los sábados, domingos y festivos comprendidos entre el 6 de julio hasta el 1 de septiembre. La salida de la estación de Valladolid está prevista a las 7.50 horas, para pasar por Palencia a las 8.27 horas y llegar a Santander a las 11.25 horas. El trayecto de vuelta sale de Santander a las 20.20 horas, pasa por Palencia a las 23.23 horas y finaliza en Valladolid a las 23.59 horas. Este mismo tren efectúa parada en las estaciones de Venta de Baños, Frómista, Osorno, Herrera de Pisuerga, Alar del Rey, Aguilar de Campoo, Mataporquera, Reinosa y Torrelavega.

Los playeros entre León y Gijón circularán del 1 de julio al 1 de septiembre, con salida desde la capital leonesa a las 9.22 horas (de lunes a viernes) y a las 9.37 horas (sábados, domingos y festivos). La llegada a Gijón tendrá lugar a las 12.41 horas y 12.53 horas, respectivamente. En sentido contrario, el tren saldrá de Gijón todos los días a las 20.25 horas, llegando a León a las 0.10 horas. La terminal gijonesa cuenta con un paso peatonal que comunica directamente esta estación con el Museo del Ferrocarril y la Playa de Poniente. Desde Renfe remarcaron que, con la puesta en marcha del playero, los leoneses podrán acercarse a las playas de Poniente, San Lorenzo y El Arbeyal (La Calzada) y disfrutar de una jornada de playa evitando la carretera y a unos precios reducidos.

El tren playero que cubre la relación Miranda de Ebro-San Sebastián estará en servicio del 1 de julio hasta el 1 de septiembre para facilitar el traslado a las playas guipuzcoanas. Este convoy parte de la estación de Miranda de Ebro a las 8.25 horas, para en Vitoria Gasteiz a las 8.57 horas, en San Sebastián a las 10.48 horas. El regreso diario de San Sebastián, excepto los sábados, tendrá lugar a las 19.57 horas y en Miranda de Ebro, final del recorrido, a las 22.15 horas. Los sábados, el tren parte de San Sebastián a las 20.40 horas y llega a Miranda a las 22.59 horas.

Los burgaleses podrán seguir utilizando este tren para acercarse a las playas de San Sebastián y disfrutar de la costa, evitando la carretera y a unos precios económicos. Los billetes de todos los trenes playeros pueden comprarse en estaciones, agencias de viaje, en ww.renfe.com, máquinas autoventa y en el teléfono 912 320 320

AFCHE celebra en Gijíon su tercera asamblea

Este último sábado de mayo ha tenido lugar la tercera asamblea de la Agrupación de los Ferrocarriles Históricos Españoles (AFCHE) con el objetivo de consolidar las normas para el funcionamiento de estos ferrocarriles y abogar por la creación de una ley para este sector, además de aprobar el ingreso de la fundación Ferrocaib de Mallorca.

Durante la reunión celebrada en el Museo del Ferrocarril de Asturias se ha avanzado en la consolidación de la Normativa Técnica de Seguridad que rigen estos ferrocarriles históricos y ciclo-dresinas, que los miembros de AFCHE se han impuesto a sí mismos como ‘autorregulación’, al encontrarse, en la actualidad, en un vacío legal. Estas normas, definen las disposiciones técnicas para asegurar la explotación de las redes de estos ferrocarriles, constituyendo el documento de referencia para la construcción y mantenimiento de sus instalaciones y vehículos, y también la base para el control de este tipo de explotaciones ferroviarias.

En la sesión se aprobó el ingreso en la AFCHE de Ferrocaib, la fundación formada por Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM), la Asociación de Amigos de Ferrocarril de las Islas Baleares (AAFIB) y diversas personas a título individual. Guillem Febrer, gerente de Ferrocaib, ha presentado esta organización y sus proyectos de creación de un museo ferroviario en los talleres de Son Carrió y de un ferrocarril histórico entre esta localidad mallorquina y Sant Llorenc.

También se decidió continuar con los trabajos para el impulso de una ley ‘marco’ que regule este tipo de ferrocarriles por parte del Poder Legislativo español, estatal o autonómico, según corresponda. En la actualidad ya se ha elaborado una Proposición No de Ley por parte de la Comisión de Fomento del Congreso de los Diputados que propicia la creación de esta legislación. Además, se han tratado en la asamblea otros temas como la aprobación de cuestiones de tesorería, la información del ingreso en la Federación Europea de Ferrocarriles Turísticos y Museos Ferroviarios (FEDECRAIL) o la renovación de directiva.

AFCHE nace en 2015 por la unión de varias entidades explotadoras o con proyectos de ferrocarriles históricos; museos ferroviarios existentes o propuestas para su creación, y empresas o personas que prestan apoyo a los anteriores con el objeto de desarrollar una Normativa Técnica de Seguridad, promover la creación de la legislación necesaria y la base jurídica para la correcta implantación de dichos reglamentos, y construir una estructura formativa de aplicación común. Para dar mayor solidez jurídica a estas Normativa Técnica de Seguridad, es necesaria promulgación de esta Ley ‘marco’ que regule los Ferrocarriles Históricos

Actualmente, están en proceso de adhesión a esta agrupación el Ecomuseo Minero de Samuño en Langreo en Asturias, Ecorail en la comarca barcelonesa del Cardener y el futuro Museo de Ferrocarril de Aranda de Duero en Burgos. Fuera de esta agrupación, existen contados ferrocarriles históricos como el del Parque Minero de Ríotinto en Huelva.

El tren asturiano, en situación precaria

El Ministerio de Fomento subvenciona con 2,2 millones de euros el servicio de cercanías entre Gijón y León para que siga funcionando, a pesar de que un informe elaborado por la consultora Ineco lo considera «ineficiente», como se clasifica a las fecuencias con menos de un 15% de aprovechamiento y que no llegan a cubrir el 30% de sus costes operativos. De media, el tren regional asturleonés circula con un 91,8% de los asientos vacíos.

En la última auditoría, el balance entre ingresos y gastos se situó en el 9,9%. Es decir, que por cada 99 céntimos que ponen los viajeros el ministerio debe aportar otros 9,1 euros para cubrir los costes. Utilizando la contabilidad de 2015, el informe detalla que los clientes aportaron 244.006 euros mientras que los costes de este servicio ascienden a 2,4 millones.

El estudio de Ineco asegura que la conexión Gijón-León está en una posición precaria, al revelarse como la segunda más deficitaria del país en la categoría de relaciones interregionales. Solo la conexión entre Madrid y Sigüenza requiere de una ayuda del Gobierno central de mayor proporción, dado que lo que pagan sus clientes aportan apenas el 2,2% de la factura.

Con cuatro servicios Alvia al día circulando de Gijón a León y otros tantos en sentido contrario, el regional tiene la virtud de dar servicio a las estaciones del puerto. Tarda así unos cuarenta minutos más que el tren de largo recorrido, pero se detiene en Ujo, Lena, Campomanes, Puente de los Fierros, Linares-Congostina, Busdongo, Villamanín, Santa Lucía, Pola de Gordón y La Robla. Hay un regional que termina su trayecto en la capital vecina, pero se alterna con otro que continúa hacia Valladolid. El Gijón-León capta una media de nueve viajeros por circulación, mientras que el que sigue hasta la capital pucelana alcanza los 48 usuarios.

El informe propone al Ministerio de Fomento que mantenga la financiación de la conexión. La cartera de Íñigo de la Serna considera, sin embargo, que «se debe mejorar el aprovechamiento, así como mejorar la ratio de cobertura». Como remedo a la situación actual de esta conexión sugiere, que los servicios que siguen el viaje hacia Valladolid se libren con trenes de 120 asientos, más pequeños y baratos de poner en circulación que los actuales. La idea propuesta para acabar con esta baja utilización de los servicios ferroviarios, además, tiene precedentes. Es la que se aplica, por ejemplo, en el servicio que se ciñe al recorrido entre Gijón y León, uno de los trenes regionales más ruinosos del país, a tenor del informe de Ineco. Este documento, elaborado en noviembre, sirvió de base para que un mes después el Consejo de Ministros aprobara seguir financiando todos los trenes regionales que aún existen y los servicios de cercanías.

Los trenes de Renfe tienen en Asturias el 21,1% de las plazas ocupadas, 15 puntos menos que en el resto del país. Málaga, con unas 11.000 circulaciones menos al año logra casi el doble de pasajeros. Los cercanías aquí llevan un promedio de 89 clientes por tren, lo que supone un 71% menos de gente que en el resto de núcleos. Solo Santander y Zaragoza ven pasar a trenes más vacíos, con 51 y 23 pasajeros por unidad.

La auditoría, que el Ministerio de Fomento acaba de divulgar en su web, se hace eco además de una serie de encuestas realizadas a los clientes. Preguntas y respuestas que señalan a los asturianos como los viajeros menos fieles al ferrocarril. Solo el 21,7% declaró que utilizaba únicamente el cercanías para moverse, cuando en el resto del país así se confiesan el doble de los preguntados. Aquí la mitad de los encuestados admite alternar el ferrocarril con el coche particular y un cuarto dicen que en caso contrario optan por el autobús. Se trata en ambos casos de las mayores proporciones del país.

(Imagen Paloma Ucha)

El vapor vuelve al Ecomuseo de Samuño

El valle de Samuño volverá a olera a carbón. Las máquinas de vapor del Museo del Ferocarril de Gijón harán oír sus resoplidos y despedirán negros penachos de humo por sus chimeneas a partir del próximo sábado 13 de mayo. Con ello los nuevos gestores, la UTE Sadim-Formagrupo, esperan mejorar los éxitos de la temporada pasada cuando las vaporosas de Asturias acercaban a los visitantes hasta el socavón Emilia. Los responsables de ambos centros quieren que haya vapor, al menos, los meses de mayo y junio.

Ingleses, alemanes, franceses y polacos, se unen a visitantes de nueve comunidades autónomas que ya han podido disfrutar de la vieja mina de Samuño y de sus pozos históricos. Unos mil visitantes han pasado ya por el Ecomuseo de Samuño en los primeros siete días de la temporada 2017 (se abrió en abril). Los nuevos gestores atribuyen este importante éxito de afluencia a los «nuevos aires mineros que rodean a Sadim».

Aunque el Museo de Gijón aún no ha precisado con qué máquina se hará el recorrido exterior, es muy probable que se vuelva a recurrir a la locomotora SHE D (Maffei 3946/1920) ‘Minas de Aller’, que ya se paseó por las vías cercanas a la mina el pasado año después de su renovación y puesta a punto, y pintada para su nueva misión. La locomotora, una auténtica joya ferroviaria, exhibía su poderío y llevaba los viejos olores de la época del vapor a la cuenca de Langreo, aunque sin pasajeros. Pero el deseo generalizado pasaba por hacer disfrutar de esta experiencia a los visitantes de Samuño y convertirlo de paso en un fuerte atractivo de las nuevas instalaciones museísticas. El carbón volverá a utilizarse como combustible y su olor inundará el valle langreano de La Nueva, como lo hacía en el inicio de la minería.

Tres vagones con capacidad para 35 personas, restaurados por el Museo del Ferrocarril de Gijón, recorrerán en 25 minutos la distancia que separa la estación de El Cadavíu del inicio al túnel subterráneo de la mima, al que no puede acceder por el gálibo de la galería. La excursión pretende ser “una vuelta al pasado, un paseo en tren de vapor por el bosque”. Los viajeros experimentan sensaciones parecidas a las que vivieron los trabajadores de estos pozos. “Viajarán en coches como los que usaban los mineros, y también sus familias, para desplazarse” por el entorno de las minas, aunque sin llegar a adentrarse en ellas”.

El recorrido en el Ecomuseo comienza en la estación de tren de El Cadavíu, donde el visitante se topa con una exposición de fotografías que comparan cómo era el valle de Samuño cuando funcionaban todos sus pozos mineros, y cómo es ahora. Tras pasar los tornos, el espectador se sube a otro tren que le transportará al interior de las galerías. Un audio explica las zonas por las que se pasa: al principio el túnel y la bocamina La Trechora, para luego llegar, después de casi un kilómetro de recorrido, al socavón Emilia y al túnel por el que se accede a la zona del pozo Samuño, que estuvo en funcionamiento hasta el último día del año 2001. Tras un kilómetro bajo tierra (es el mayor recorrido ferroviario por una mina real existente en España) se llega al pozo San Luis de La Nueva, a una profundidad de 32 metros. Tras subir por un ascensor, se sale por el castillete del pozo. Una vez allí, un guía encabeza la visita a las instalaciones, en las que destaca el taller, con sus locomotoras rehabilitadas, y la magnífica sala de máquinas de las instalaciones mineras.

Para este sábado se ha organizado un taller de bateo de oro infantil, en colaboración con el Museo del Oro de Asturias -ubicado en Navelgas (Tineo)-. Esta nueva experiencia se celebrará desde las once y media de la mañana hasta las seis de la tarde. Con este nuevo atractivo, se pretende que la cuenca minera se convierta en un referente del turismo que llega a Asturias, no solo del nacional sino del extranjero.

Plataforma para la preservación de Pajares

El martes 14 de marzo a las 19.00 horas tendrá lugar el acto de presentación de la Plataforma para la Preservación del Puerto Ferroviario de Pajares en las instalaciones del Museo del Ferrocarril de Asturias en Gijón. Se trata de una plataforma altruista e independiente, promovida inicialmente por un grupo de particulares de diferentes ámbitos de la sociedad civil, con el interés común de preservar el enorme patrimonio histórico que supone la Rampa Ferroviaria de Pajares, y con la aspiración de integrar progresivamente tantas entidades y colectivos sociales, culturales y profesionales como sea posible.

La vieja rampa -entre Puente de los Fierros y Busdongo-, que data de 1884, corre el riesgo de quedar en el olvido, en cuanto entren en servicio (?) los túneles de la red de Alta Velocidad. Es una de las obras de ingeniería más importantes del siglo XIX, por lo que son muchos los que piensan que sería una pena perder este patrimonio.

Los objetivos de esta asociación pasan por poner en valor este patrimonio mediante campañas de divulgación y comunicación para crear en el menor plazo posible una conciencia colectiva de necesidad de preservación y conservación del trazado. Quieren promover las acciones encaminadas a la preservación del trazado y su mantenimiento en un uso, que sirva de pilar entre otras posibilidades para desarrollar iniciativas turísticas, culturales y de ocio en las comarcas implicadas. Y para ello solicitan diferentes formas de protección patrimonial que den cobertura futura a la preservación como son la Declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Declaración de Bien de Interés Cultural, inclusión en el inventario de la Fundación World Monument Watch, etc.

El ingeniero industrial Francisco Valle es el portavoz de esta plataforma, que ya ha recabado el apoyo de empresas, entidades como el Museo del Ferrocarril, asociaciones de vecinos y aficionados del sector. Explica que los 42,7 kilómetros de la rampa de Pajares, apenas ha sufrido cambios en sus más de 130 años de historia: «Aparte del mantenimiento y algunas modificaciones de trazado para aumentar su capacidad, los trenes circulan sobre la misma infraestructura que se inauguró en 1884».

Valle indica que «hay trazados muy similares que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por sus características, que esté integrado en el paisaje y su espectacularidad». Esos trazados son los de Semmering (Austria) y Bernina (Suiza), también conocido como Ferrocarril Rético. «Es una infraestructura muy compleja, con un número importante de túneles, y su mantenimiento cuesta dinero». Por ello es necesario buscarle utilidades y desde esta plataforma ya tienen pensadas unas cuantas. Una sería como uso turístico, al tiempo que el Adif -propietario de la línea- lo puede seguir utilizando como trazado de pruebas para sus equipamientos. Y Valle añade que «se puede combinar todo, recuperando también el servicio de cercanías entre Pola de Lena y La Robla, que lo perderán con la entrada en funcionamiento de la variante de Pajares».

Desde la plataforma se sugiere reducir los gastos con actuaciones como eliminar la electrificación de la línea, simplificar la señalización y eliminar vías en las estaciones. Pero, incluso, aunque sea inviable preservar todo el trazado de la rampa de Pajares, la plataforma ve posible «mantener un tren turístico y combinarlo con una senda verde. Aún existe la pista que originalmente se usó para hacer las obras y, si hay un túnel que es difícil de mantener, siempre se puede dar la alternativa de rodearlo por esa pista. Además, hay que tener en cuenta que en paralelo baja la vía romana de La Carisa y también está el bosque de Valgrande, con pistas para hacer ‘trekking’ y rutas en bicicleta de montaña», apunta este ingeniero industrial.

Javier Fernández, profeta en su tierra

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El jurado de los galardones ‘Mierense del Año’ ha acordado otorgar el reconocimiento anual en la edición de 2017 al director del Museo del Ferrocarril de Gijón, Javier Fernández López. El jurado destaca su «incansable aportación al patrimonio cultural e intelectual de la comarca y de toda la región». Entre sus méritos figura el estudio que realiza en la actualidad para el aprovechamiento del antiguo trazado ferroviario de Loredo a Riosa, «con una puesta en funcionamiento de un tren histórico cuyo objetivo principal es difundir el patrimonio industrial del municipio».

El mierense Javier Fernández López, al frente del Museo del Ferrocarril de Gijón desde 1992, es uno de los grandes expertos en el ferrocarril español. Autor de numerosos trabajos sobre el sector, es responsable de diversas investigaciones sobre la historia del ferrocarril. Titulado en Derecho en la Universidad de Oviedo, campo en el que comienza su actividad profesional, desarrolla una gran labor sobre Arqueología Industrial y más concretamente en la historia y preservación ferroviaria asturiana. Precisamente la Universidad de Oviedo le encarga la elaboración del capítulo de bienes muebles ferroviarios del Inventario Patrimonio Industrial de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias (1987) y el Ayuntamiento de Gijón el Inventario de Materiales Ferroviarios Asturianos (1991 y 1992).

Entre sus numerosos trabajos publicados pueden destacarse El Ferrocarril de La Robla (1987); la construcción del Ferrocarril de Oviedo a Infiesto (1991); Patrimonio Ferroviario de Asturias: método para inventariado de materiales ferroviarios (1992); la vía estrecha en Asturias (1995); el material motor de los ferrocarriles asturianos de vía estrecha (1995); la colección del Museo del ferrocarril de Asturias (1998); Asturias y el ferrocarril (1998); los trenes y caminos de hierro asturianos (1999); el Ferrocarril de Veriña a La Camocha (2004) y Coches metálicos de Feve (2005). Redactó los capítulos referidos a ferrocarriles asturianos y locomotoras de vapor en la obra colectiva ‘Historia de los Ferrocarriles de Vía Estrecha en España’ (2005) y asumió la dirección científica de la publicación «Gijón: Ferrocarriles Portuarios» (2006).

Fernández es colaborador habitual en publicaciones periódicas de tema ferroviario, corresponsal en Asturias de la revista ‘Líneas del Tren’ y miembro del consejo de redacción de la ‘Revista de Historia Ferroviaria’. Además es responsable de la web ‘Locomotoras de Vapor Preservadas en España http://www.locomotoravapor.com/ y desarrollado trabajos en el campo de la utilización de las nuevas tecnologías del diseño 3D y la simulación informatizada para su aplicación en la recuperación y puesta en valor del patrimonio ferroviario.

Este mierense ha sido ponente en numerosos cursos, seminarios y conferencias sobre arqueología industrial, historia del ferrocarril y museología. Membro del Comité Científico de III Congreso de Historia Ferroviaria (Gijón 2002) y de variados comités organizadores de los actos de conmemoraciones ferroviarias y otros actos relacionados con la materia, ha realizado para diversas corporaciones, empresas y otras entidades numerosos trabajos de asesoría sobre historia del ferrocarril y especialmente sobre la recuperación y puesta en valor del patrimonio ferroviario.

Además de Fernández el jurado ha decidido reconocer el trabajo del impulsor del Club Patín Mieres, Enrique Espina Llaneza; y a la Asociación Cultural y Recreativa Radio Ujo. La lectura del fallo tuvo lugar en el ayuntamiento a cargo del director de la Casa de Cultura y miembro de la directiva de la agrupación organizadora, Ismael González Arias. Se presentaron un total de catorce candidaturas. El acto de entrega de los premios será el próximo 28 de abril en el auditorio Teodoro Cuesta. La cita irá acompañada de otros dos días de jornadas culturales -26 y 27 – con distintas actividades culturales.

La figura y la obra del fotógrafo Marc Dahlström, este jueves en el Museo del Ferrocarril de Asturias

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Una cita ineludible. Este jueves 21 de enero, Santiago González Estrada hará un repaso de la figura y la obra Marc Dahlström, uno de los principales fotógrafos de trenes que aparece en España en los años sesenta del siglo pasado. La cita tiene lugar en el Museo del Ferrocarril de Gijón, en la primera de las conferencias de 2016.

Son varios los fotógrafos extranjeros, especialmente británicos, que recorren España durante las décadas de 1950 a 1970, cuando todavía está operativa la tracción a vapor en nuestro país. Entre los más conocidos, podemos citar a John Blyth, Lawrence G Marshall, Trevor Rowe y Jeremy Wiseman, además de nuestro protagonista en este encuentro Marc Dahlström.

Dahlström comenzó a retratar trenes en 1960, primero en color, y a partir de 1963 en blanco y negro. Su pasión por la fotografía ferroviaria le llevó a recorrer prácticamente todo el mundo en busca de las imágenes de trenes más llamativas e interesantes. Accedía por difíciles senderos y caminos, para acercarse al más remoto rincón desde donde se dominase la vía, al objeto de lograr la mejor perspectiva de los trenes en movimiento. Publicó interesantes reportajes en diversas revistas francesas especializadas y varios libros de temática fotográfica.

Las imágenes de Dahlström han inmortalizado gestos, técnicas e incluso formas de trabajo que ya son historia, dibujando un paisaje en el que se mezcla la tradición con la modernidad, tan típica de los ferrocarriles de la España de los 60, y que atrajo especialmente a fotógrafos extranjeros como él.

El fotógrafo alemán es autor de uno de los clásicos de la literatura ferroviaria. El libro ‘Vapor en España’, de 176 páginas, ilustrado con 212 fotos en blanco y negro y 50 fotos en color, presenta las maravillas de una sesentena de tipos diferentes, en línea, en estaciones y en depósitos, que Marc Dahlström fotografió desde 1960 a 1969.

«Al comienzo de los años 60, la tracción vapor era todavía la reina en la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, donde había más de 3.000 locomotoras de vapor en servicio, repartidas en 38 depósitos principales. La tracción eléctrica estaba limitada a las travesías de las sierras más escarpadas y la tracción diesel estaba todavía en sus comienzos. Antes de a nacionalización de 1941, cuatro compañías principales y una docena de menor importancia se repartían la red ferroviaria española, lo que explica la variedad de material de tracción que heredó Renfe. En 1962 el 35% de las locomotoras tenían más de 50 años, el 15% entre 35 y 50 años y el resto estaba constituido por locomotoras modernas, construidas entre 1946 y 1961 y dotadas de todos los perfeccionamientos: doble escape, recalentadores, distribución por válvulas y para la mayoría de ellas la combustión por fuel-oil». Así describe el editor el contenido del libro de Marc Dahlström.

Era habitual ver al fotógrafo alemán a bordo de una ‘vespa’ para cazar a alguno de los trenes que tenía como objetivo, de ahí las espectaculares imágenes de algunas de sus instantáneas en pleno movimiento de los trenes. Sin duda, alguna uno de los ‘grandes’ del sector que Santiago González Estrada desbrozará en su charla de este jueves. la cita en el Museo del Ferrocarril de Gijón.