Siemens y los 130 años del primer tren eléctrico


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Citar el nombre de Siemens es recordar el inicio de la tracción eléctrica en el ferrocarril, que ahora celebra sus 130 años de existencia y que tiene la ciudad de Berlín como el escenario donde se dieron los pasos de lo que se reconoce como la primera máquina eléctrica de la historia. En aquellos años del último cuarto de siglo, el mapa ferroviario estaba casi completo, pero seguía dominado por la tracción de vapor, aunque con locomotoras cada vez mayores. Hoy el vapor casi ha desaparecido, salvo para demostraciones nostálgicas, y las máquinas diesel y eléctricas compiten y comparten el mercado mundial, sin que por el momento se determine cuál de las dos va a ganar esta batalla.

Hasta finales del siglo XIX la energía eléctrica en los ferrocarriles pasaba casi desapercibida. La pila del italiano Volta tiene por esa época más de un siglo, y los experimentos del americano G. Henry y el francés Ampere en el campo del electromagnetismo habían sido coronados por el éxito. Pasado el primer tercio, Faraday había comprobado la existencia de corrientes inducidas por el movimiento de un imán en una bobina. La ciencia estaba prepara, por tanto, para aplicar la electricidad en lugar del vapor en la tracción ferroviaria. E intentos para llevarlo a la práctica también los hubo.

Un inglés (como siempre) realizó los primeros ensayos, al construir una locomotora en la que los pistones eran maniobrados por cuatro electroimanes con atracción intermitente y sincronizada. Pero hubo que esperar hasta 1879 para que el ingeniero alemán Werner von Siemens concibiera el primer tren eléctrico que estuvo funcionando durante cuatro meses en la Exposición Universal de Berlín. La sociedad Siemens y Halske construyó una pequeña locomotora eléctrica que arrastraba un tren de viajeros dentro del recinto de la exposición, que hacía un trayecto circular de 300 metros. y recogía la corriente de un carril especial situado en el eje de la vía.

El tren traslada en cada viaje a treinta viajeros a una velocidad de 6,5 kilómetros por hora. La máquina dispone de un motor eléctrico colocado sobre cuatro ruedas que tomaba la corriente del carril especial. Con esta máquina se inicia la tracción eléctrica en el ferrocarril. Nace la primera máquina eléctrica del mundo. Es de Siemens y se experimenta en Berlín.

La demostración de Siemens dio lugar a otras exposiciones en Bruselas, Dusseldorf y Frankfurt. Siemens y Halske pronto construyen una línea entre Berlín y Lichterfelde, de una milla y media de largo. Esta línea, que fue abierta al tráfico con un coche eléctrico en 1881, fue el primer tranvía eléctricodel mundo. El motor se colocó debajo de la carrocería del coche entre los ejes. El coche lleva veintiséis pasajeros, y recorrió la distancia entre ambas localidades a treinta kilómetros por hora con un suministro de corriente de 100 voltios.

El mismo año, Siemens también construyó la primera central pública de energía en el mundo, en Godalming, unos 60 kilómetros al suroeste de Londres. Esta instalación hidroeléctrica propulsada por el río Wey, que no producía emisión de carbono alguna, generó la energía utilizada para alumbrar las calles y varios edificios. Tres años más tarde, Siemens también iluminó el bulevar «Unter den Linden» de Berlín. El nombre de Siemens se hizo sinónimo de la ingeniería eléctrica.

Los primeros desarrollos de ferrocarriles eléctricos se centran en los transportes urbanos, donde se hacía perentorio un nuevo sistema de tracción que evitara los molestos humos de las máquinas de vapor. De esta forma, a finales de siglo circulan en Europa y Estados Unidos los primeros tranvías y en 1890 se inaugura en Londres el primer suburbano del mundo que funciona ya con energía eléctrica. Sólo seis años después, entra en servicio en España el primer tranvía eléctrico, que cubre la línea Bilbao- Santurce. Las máquinas eléctricas vivieron un largo periodo de pruebas, como antes había ocurrido con las de vapor.

Aún hay que esperar hasta 1905 para la puesta en funcionamiento de una locomotora eléctrica en una red ferroviaria. El honor le corresponde a la línea Baltimore-Ohio, en Estados Unidos, donde una máquina con una potencia de 1.440 caballos de vapor deja atrás ya a las más potentes locomotoras de vapor que funcionan por aquel entonces.

El avance en estos primeros años de siglo se hace imparable, aunque no es hasta la década de los veinte cuando se producen las electrificaciones importantes en el ferrocarril mundial. Se deja a un lado la corriente continua y se adopta la corriente alterna trifásica, que resolvía el transporte de la energía a distancia, gracias a la facilidad de elevar o rebajar la tensión mediante simples transformadores. Europa se sumó rápidamente a esta expriencia.

Serán las compañías de ferrocarriles quienes llevarán a cabo en un comienzo la electrificación en España, de acuerdo a sus necesidades de explotación y en aquellos tramos donde las características topográficas y climatológicas hacían difícil la tracción a vapor. El primer tramo de línea de vía ancha electrificada en España fue el tramo Gérgal-Santa Fe, del ferrocarril Linares-Almería, en 1911. Para su electrificación se eligió el sistema de corriente trifásica de 500 v. y 25 Hz.

En 1925 se inaugura la electrificación del Puerto de Pajares en respuesta a la gran dificultad de la explotación de la línea con tracción a vapor, debido al difícil y abrupto trazado que presentaba la línea durante su recorrido. A partir de este punto se seguirán electrificando más líneas a lo largo de todo el territorio español.

Paralelamente a las electrificaciones en vías de ancho normal se realizaba este proceso en las líneas de vía estrecha. La primera de todas fue la del tramo Sarriá-Barcelona en 1905, para seguir con los años venideros electrificando nuevas líneas, hasta llegar a tener un total de 300 Kilómetros de vía estrecha totalmente electrificados antes del estallido de la Guerra Civil. Y acaba la contienda, creada Renfe se electrifica casi toda la red nacional. En 1975 se pone fin a la era del vapor en España.

(Fuente ‘Historia de los trenes’ y ‘El libro del tren’). (Ilustración Exposición de Berlín de 1879)

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