Archivo diario: noviembre 24, 2009

Zapatero apoya ante el rey Saudí el tren español de alta velocidad

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha defendido ante el Rey Abdulá bin Abdelaziz de Arabia Saudí al consorcio español que participa en el concurso del tren de alta velocidad que unirá Medina y la Meca, un proyecto de 6.500 millones de euros. Zapatero, que llegó a la localidad saudí de Yeda procedente de El Cairo, entregará incluso una carta del Rey de España en favor de este proyecto, en el que participan importantes empresas de tecnología, construcción y transportes como Indra, OHL, Renfe o Adif, según informó a los medios de comunicación el ministro de Fomento, José Blanco. Se trata, explicó, del concurso más importante en marcha en el mundo y se fallará el próximo mes de agosto.

El consorcio español, con un 51% de participación saudí, compite con otros proyectos y en Fomento destacan el peso de los alemanes y los franceses, aunque sin dudar de las posibilidades de la iniciativa española.

El concurso saudí, según explicó Blanco, se ha dividido en tres segmentos -superestructura, infraestructuras y estaciones- y España opta al primero de ellos, que incluye desde las catenarias, hasta el material eléctrico y el material rodante (los trenes), con un importe de 3.500 millones de euros. Ganar el concurso supondría también la explotación de la línea por parte de Renfe durante doce años, lo que suma 3.000 millones más al coste del proyecto.

El Ministerio de Fomento lleva meses trabajando en apoyo del consorcio y confía en su éxito, mientras permanece a la espera de otros grandes proyectos de alta velocidad, como el que prepara Brasil. Antes de Arabia Saudí, Blanco también dio pasos en favor del ferrocarril español en El Cairo. Serán empresas españolas las que realicen el estudio de viabilidad del tren de alta velocidad entre Luxor y el Mar Rojo.

Talgo II, el comienzo de la leyenda

Un día como hoy de hace sesenta años desembarcaban en el puerto de Pasajes los 32 coches que formaban las tres composiciones del Talgo II. Las locomotoras se descargaron en el vecino Santurtzi, aunque unas y otras fueron transportadas desde Estados Unidos por la naviera Aznar. Todas las pruebas realizadas durante los meses de experimentación al otro lado del charco habían resultado un éxito. Totalmente revolucionario por sus especiales características, el tren era plenamente español y su explotación comercial en España se hacía inminente. El proyecto había sorprendido a los ingenieros norteamericanos y suponía un verdadero salto para el ferrocarril de la época: ejes guiados, ruedas independientes, integración de los coches entre sí formando un cuerpo único articulado, bajo centro de gravedad y liviandad de peso. En síntesis, los mismos conceptos que tiene hoy en día los modernos equipos de la empresa. Talgo se encontraba ya en los albores de su leyenda.

La historia había comenzado poco después de acabada la Guerra Civil española. Un ingeniero español, Alejandro Goicoechea, realizó con éxito ensayos con un mecanismo de guiado monoeje para uso ferroviario, compuesto por un bastidor de rodadura formado por triángulos isósceles. La base de cada triángulo estaba compuesta por un eje con dos ruedas independientes, y el vértice de cada triángulo se enganchaba en el centro de la base del triángulo precedente.
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