Archivo diario: abril 6, 2010

Los rusos plantan cara al ‘Sapsán’, el AVE de Rusia

Los trenes de alta velocidad no parecen gustar en Rusia. En especial en los pueblos por donde los convoyes pasan y, por supuesto, no se detienen. A muchos lugareños les disgusta el ruido que hacen los trenes; a otros que no tienen parada en las estaciones de los pueblos pequeños; y otros se quejan de que no pueden atravesar las vías, cercadas durante cientos de kilómetros para evitar el paso del ganado o los pobladores de esas zonas. Cualquier motivo se esgrime con argumentos suficientemente sólidos para atacar la puesta en marcha del ‘Sapsán’ (halcón peregrino). Y a eso llegan algunos habitantes de estos poblados que han emprendido una desigual pelea contra el progreso.

Están a punto de cumplirse cuatro meses desde el inicio de la circulación entre Moscú y San Petersburgo del tren de alta velocidad ‘Sapsán’, el primero en Rusia con capacidad de ir a 250 kilómetros por hora. El ‘Velaro RUS’, es un proyecto conjunto de la red rusa de ferrocarriles RZD y el consorcio alemán Siemens. Puede transportar hasta 604 pasajeros, realiza el recorrido tres veces al día en ambos sentidos y acorta el viaje hasta las tres horas y 45 minutos (antes oscilaba entre cuatro horas y media y ocho).

En este tiempo, la Policía ha registrado una decena de ataques contra el ‘Sapsán’. Piedras, trozo de hielo e incluso balas se lanzan contra el tren de alta velocidad ruso. No se han producido víctimas, pero sí se han roto unos cuantos cristales y se ha llegado a quebrar la moral de los pasajeros y a sembrar el pánico en los viajeros menos fuertes. Los agentes del orden lograron detener no hace mucho a uno de estos agresores que se vanagloriaba de haber alcanzado su diana con relativa facilidad . Al ser interrogado por los agentes, el atacante justificó su acción con un argumento que dejó boquiabiertos a los detectives. El ‘Sapsán’ le resultaba ofensivo porque le había derribado la onda de aire que provoca al pasar a toda velocidad.

La puesta en marcha del tren de alta velocidad satisface, sin embargo, s los habitantes de las grandes urbes. Pero el proyecto ha acabado, como en casi todos los lugares donde se impone el sistema, la cancelación de otros trenes de cercanías que permitían el traslado de miles de persones hasta sus puestos de trabajo. Y los precios tampoco están al alcance de las clases menos pudientes. Hasta cien euros se debe pagar por un billete en el ‘Sapsán’, algo más de la mitad de lo que se paga en cualquiera de los trabajos de estos pueblos.

Lejos de disminuir, el descontento va en aumento. Incluso en llamadas anónimas se ha llegado a amenazar con cortar el trayecto entre Moscú y San Petersburgo. La operadora ferroviaria no piensa, de momento, tomar ninguna medida de acercamiento a los boicoteadores, porque asegura que tiene la razón de su lado. Y tampoco se ha planteado una campaña de imagen para hacer más popular sus trenes. Las espadas siguen en alto. Pero David tiene todas las paletas en esta desigual batalla con Goliat.