Viejas costumbres. Recuerdos de la época del carbón. Con un concurso de ollas ferroviarias, la localidad palentina de Alar del Rey ha conmemorado este fin de semana el 154 aniversario de la llegada del tren de Isabel II, que unía a la localidad con Reinosa (Cantabria). En total participaron 15 guisos cocinados in situ a base de patata y carne de vacuno; quince pucheros que se vieron respaldados por otros tantos elaborados fuera de concurso por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Mataporquera (Cantabria).
Alar del Rey le debe su existencia al Canal de Castilla. Es el punto de partida de dicho canal, en su ramal norte. El pueblo no existía antes de la creación del canal, y nace como lugar central de construcción del ramal norte. Por esta razón, y debido a que los ingenieros encargados de la construcción eran de origen francés, el pueblo tiene como patrón a San Luis Rey de Francia.
Ya en plena mitad del siglo XIX, Alar del Rey fue elegida como punto de arranque de una de las primeras líneas férreas que circularon en España. El ferrocarril de Isabel II, del que el tramo de Alar del Rey a Reinosa fue el tercero de los que entraron en funcionamiento en la Península ibérica, más tarde conocido como de Alar del Rey a Santander.
Dentro del programa de actos también se llevó a cabo la Jornada de Convivencia Comarcal Montaña II organizada por la Asociación de Jubilados y Pensionistas Canal de Castilla junto con la Federación Provincial de Jubilados y Pensionistas, en la que unas 250 personas se reunieron para disfrutar y, de paso, rememorar la ruta del Carbón de Cok proveniente de los valles de la Montaña Palentina y que era transportado en barcazas desde la dársena de Alar.
El ferrocarril de Santander a Alar del Rey pretendía enlazar el Canal de Castilla con la costa cantábrica, para facilitar así el transporte de mercancías, especialmente los trigos y harinas de Castilla. En 1831 se cedía el canal a una empresa privada, concediéndoles por una cédula la posibilidad de hacer un «camino de hierro, sea desde Bolmir a Reinosa, desde Reinosa al mar, pero la empresa no hizo uso de este privilegio, según indican los expertos.
Las instituciones de Santander, preocupadas por el problema del transporte de los trigos y harinas de castilla, retomaron el proyecto. En 1849 se constituía una nueva Comisión, que en mayo del año siguiente conseguiría la concesión provisional del ferrocarril de Alar a Santander, y el patrocinio regio para la nueva empresa que pasaría a llamarse Ferrocarril de Isabel II.
Las obras encomendadas a una empresa inglesa avanzaban muy lentamente, y su coste desbordó el presupuesto inicialmente previsto. Hasta abril de 1857 no se concluyó el primer tramo, Alar del Rey a Reinosa, de 50 kilómetros. En octubre de 1858, se abrió al trafico el segundo tramo de 39 kilómetros, mientras que el último tramo de 49 kilómetros se realizó entre Reinosa y los Corrales de Buelna.
Actualmente, la línea Santander-Alar del Rey forma parte del corredor Santander-Madrid de la línea convencional. El trazado es realmente sinuoso en la parte cántabra, suavizándose en la parte palentina, con tramos donde se podrían alcanzar velocidades de 160 kilómetros a la hora, pero el estado de la catenaria y de otros elementos vinculantes, marcan entre 100 y 120 la máxima velocidad comercial.
(Imagen Alberto San Millán Suances en Wikimedia Commons)