Los trenes que Franco y Hitler llevaron a Hendaya


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Ríos de tinta han corrido sobre la famosa entrevista que Hitler y Franco mantuvieron en la estación de Hendaya en octubre de 1940. Analizada desde todos los puntos de vista es, sin duda alguna, uno de los acontecimientos históricos más relevantes que relaciona a España con la II Guerra Mundial. Sin entrar a valorar la oportunidad política del encuentro, sus resultados y consecuencias, quiero incidir en lo que es el sujeto preferente de este blog. Y es innegable que en esta secuencia histórica el ferrocarril alcanza su máximo protagonismo porque fue el escenario central de la entrevista entre los dos mandatarios.

No se trata de analizar el momento histórico y mucho menos de juzgarlo. Me atengo a los hechos sin necesidad de tener que valorar a los personajes que protagonizaron la secuencia. Pero, como digo, el papel que jugó el tren en este encuentro es fundamental: los hechos ocurren en una estación de ferrocarril y los dos sujetos acuden a la terminal ferroviaria en sendos trenes.

La entrevista tuvo lugar el 23 de octubre de 1940 en la frontera, en una Francia ocupada por las tropas de Hitler. Varias divisiones alemanas se encontraban estacionadas en la zona. La estación de Hendaya de aquella época apenas difiere de la que podemos contemplar hoy en día, tanto en su estructura de vías como en la cubierta y andenes. Según los planos detallados de la SNCF de 1958, existen dos vías procedentes del Puente Internacional sobre el Bidasoa. La vía inferior es la de ancho español y la superior la de ancho internacional. Siguiendo cada una de ellas podemos apreciar cómo se van bifurcando para conformar las dos playas de vías de esta estación, en ambos anchos de vía.

Franco acude a Hendaya en un momento clave de un complejo proceso de negociaciones para decidir la situación de España en esta contienda: primero neutral, no beligerante después, para volver de nuevo a la neutralidad cuando Hitler perdía la guerra. Pero, como digo, no se trata de analizar la visita desde la perspectiva política, sino de relatar el papel del tren. (El encuentro fue similar al celebrado entre Franco y Benito Mussolini en Bordighera, en Italia, el 12 de febrero de 1941).

El general español salió de Madrid en coche el 21 de octubre y pernoctó en el hotel Condestable de Burgos, quizá porque no se fiaba del servicio ferroviario aún seriamente afectado por los tres años de guerra fratricida. A primera hora se desplaza hacia San Sebastián y se instala en el palacio de Ayete, donde ultima los detalles de la reunión fijada para el día siguiente. No es hasta el mismo día 23 cuando el jefe del Estado español y su séquito se dirigen por tren hacia la frontera con Francia, donde le espera su interlocutor, Adolf Hitler.

La máquina (‘la montaña’ de ‘Norte’ 4601) y los tres coches del convoy salen de Madrid el 22 de octubre, parando en Miranda de Ebro para pernoctar. En la cabina van cuatro personas: el teniente coronel Martínez Maza, otro militar de menor grado y afín a falange, el maquinista y un fogonero seleccionados especialmente para ese viaje. Sin embargo, la locomotora elegida para trasladar a Franco y a su séquito hasta la estación francesa es la ‘Norte 7209’ que, entre otros, arrastra el coche ‘Break’ de Obras Públicas donde se instalará la comitiva especial.

Esta máquina perteneció a la Compañía de los Ferrocarriles del Norte (recuerden que hasta el 24 de enero de 1941 no se creó la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles Renfe donde se agrupó en una sola empresa a todas las compañías de ancho de 1.668 metros que operaban en el país) y su construcción fue adjudicada a la empresa suiza Brown Bovery, así como a la vizcaína Babcock Wilcox para la parte mecánica. Este material entró en servicio en 1928. Se fabricaron doce locomotoras de esta serie (7201 a 7212) que preferentemente estuvieron en el País Vasco, ya que se encargaron para la electrificación de la línea entre Alsasua e Irún, donde se concentraba una gran cantidad de tráfico de mercancías y de viajeros. Posteriormente realizaron servicios desde Miranda de Ebro a Bilbao.

Estas locomotoras disponían de seis motores, con una potencia total de 2.100 Kw. Su longitud entre los topes era de 24.000 milímetros y su caja de 22.800 milímetros. Estaban provistas de caja articulada sobre cuatro bogies. Los del centro con tres ejes motores cada uno bajo los ‘morros’, los cuales y debido a la articulación mencionada se adaptaban así mejor a las curvas.

Son llamadas «cocodrilo» por su forma, al tener dos ejes libres (2-Co’Co-2) en cada testero para disminuir la masa por eje. Con la aparición en 1967 de las locomotoras bitensión (1.500 V y 3.000 V) comenzaron a retirarse, siendo en 1976 cuando se eliminó del servicio la última unidad. Originalmente, ‘Norte’ bautizó esta serie como 7200 y más tarde Renfe la numeró como 272; sustituyó la librea original azul por la verde de la compañía estatal. Unidades de esta serie se conservan en el Museo del Ferrocarril de Vilanova.

El famoso coche que sirvió para el transporte de Franco y su séquito hasta la frontera es el conocido como SS-3, aunque en aquella época llevaría la numeración Sffv1 de Obras Públicas. (Hasta hace no mucho se encontraba en un lamentable estado en una vía de apartado en la estación de Almazán-Dehesa, sita en la línea del Valladolid-Ariza, a la espera de su recuperación para el Museo de Delicias; de su restauración hoy poco se sabe).

El vagón SS-3, al igual que el SS-2, un 5.000 reformado, tenía la carrocería metálica. Perteneció igualmente a ‘Norte’, aunque era muy similar al Pullman de Wagons-Lits, si bien con ciertas modificaciones, como la puerta en medio del coche, lo que le daba ese aire señorial muy característico. Pintado de color verde oliva con franjas de color amarillo, estaba equipado con bogies iguales a los coches costa del tipo Saint-Denis. Salió de la Sociedad Española de Construcción Naval, aunque fue forjado en los astilleros bilbaínos del Nervión en 1929.

Este vagón de lujo (existen algunas dudas sobre su numeración como OP Sffv 1 que fue asignado a Obras Públicas) fue fabricado inicialmente para Alfonso XIII y su familia; y luego sirvió para el traslado de distintas personalidades, hasta que Franco pasó a utilizarlo y, finalmente, dejó de emplearse en 1956. Tras su subasta a un anticuario afincado en Castilla- La Mancha, en 1998 el Museo del Ferrocarril de Madrid lo recuperó y encargó su restauración.

Aunque de los otros coches que formaban el convoy apenas hay referencias, no sólo bibliográficas sino fotográficas, no es descartable que el convoy llevara alguno de los vehículos correspondientes al tren de la ‘Jefatura del Estado’, otrora ‘Tren Real’ de ‘Norte’, según explica un gran conocedor del ferrocarril español, Javier Fernández, director del Museo de Gijón. Uno de ellos podía ser el SS-2 (‘stricto sensu’ el ZZ 1112 , puesto que la denominación SS es bastante posterior a los años de los que estamos hablando). Según relata Javier Fernández, este vehículo fue teóricamente construido en 1938 en los talleres de ‘Norte’ de Valladolid (aunque posiblemente era reforma de otro anterior) dotándolo de ocho camas, y es de suponer que para uso de Franco precisamente, ya que en plena guerra no tenía otro sentido una obra de estas características. Volvió a ser reformado por Renfe en 1956, y se incluyeron piezas del ZZ–1612. Está comprobado que este coche fue utilizado por el dictador en algunos de sus desplazamientos. Quizá sea por tanto este coche el que aparece fugazmente con la palabra ‘España’ sobre la ventanilla a la que se asoma Franco a su llegada a la estación de Hendaya. Además se corresponde con los vehículos con rotulación superior “Caminos de Hierro del Norte de España. Todo hace pensar que es el que se conserva en Zaragoza.

Quizás el coche cocina JF3 (antes L del Tren Real y CP3 del tren presidencial) pudiera cerrar la composición del tren de Hendaya, pero esto es sólo una suposición, imposible de acreditar por la ausencia de imágenes precisas. Pero el convoy que entra en la estación transfronteriza lleva detrás de la máquina tres vehículos.

La mañana del día 23 de octubre de 1940 era soleada y con buena temperatura, aunque por la tarde llovió ligeramente. La estación internacional de ferrocarriles disponía de un sistema doble de vías paralelas, para que pudiesen entrar los trenes españoles que utilizaban vías de mayor anchura (las denominadas de ancho español) que los europeos.

Adolf Hitler y su ministro de Asuntos Exteriores, Joachim von Ribbentrop, que en la víspera se habían reunido con el político francés Pierre Laval y eran esperados el 24 por el mariscal Philippe Pétain, llegaron a Hendaya antes de la hora prevista, sobre las tres y veinte de la tarde. Como siempre, Hitler y su estado mayor viajaban en el tren ‘Amerika’ (algunas fuentes aseguran que el transporte especial del líder nazi se denominaba ‘Erika’, aunque los historiadores se decantan por el primer nombre que los alemanes cambiaron por el de ‘Brandenburg’ nada más producirse la entrada en la contienda de las tropas de Estados Unidos).

El convoy que Hitler solía utilizar estaba compuesto por quince coches arrastrados por dos locomotoras en la siguiente composición: dos locomotoras en tándem (probablemente las BR 03, 2-3-1 que alcanzaban los 130 kilómetros a la hora); un ‘Flakwagen’ armado con 2 cañones antiaéreos; un coche de equipaje; el ‘Führerwagen’, que Hitler utilizado personalmente (numerado como 10 206 Bln); un ‘Befehlswagen’ (coche de transmisiones), incluyendo una sala de conferencias y un centro de comunicaciones; ‘Begleitkommandowagen’, para los acompañantes más distinguidos del personal de mando; un coche comedor; dos coches para huéspedes; un coche de baño; otro coche-comedor; dos coches-cama para el personal; el vagón para la Prensa; otro vagón de equipajes; y, finalmente, otro ‘Flakwagen’, con cañones aintiaéreos. (Para más información sobre este tren pueden leer la entrada de ‘El tren de Hitler’).

Salvador Domínguez, ayudante de maquinista en aquella época, fue el encargado de llevar la ‘cocodrilo’ y el convoy de Franco hasta Hendaya. Según declaró muchos años después, durante el viaje apenas se produjeron incidentes salvo un apagón que movilizó a los escoltas y a los empleados del tren. Duró muy poco, menos de un minuto, pero durante ese tiempo cundieron los nervios. Existían además ciertos temores de que se pudiera producir un atentado en los veinte kilómetros de trazado entre San Sebastián y el puesto fronterizo. Túneles y puentes estaban fuertemente vigilados por las tropas españolas. Quizá las excesivas precauciones provocaron que el tren llegara a su destino nueve minutos más tarde de lo previsto (la propaganda franquista se encargó después de maquillar el retraso como una maniobra astuta de Franco para provocar los nervios de su interlocutor). O quizá fuera por el deficiente estado de las vías.

En el deslucido coche de Obras Públicas viajan cómodamente sentados Franco, y su cuñado, Ramón Serrano Súñer, recién estrenado ministro de Asuntos Exteriores. Les acompañan el barón De las Torres, jefe de Protocolo de Exteriores e intérprete, el filólogo Antonio Tovar, que actuaría como traductor si fuera necesario; el director general de Prensa, Enrique Giménez-Arnau; el general José Moscardó, jefe de la casa militar del Generalísimo, con varios asistentes y ayudantes; Vicente Gállego, el periodista preferido de Franco en asuntos extranjeros, y algunos colegas más de la prensa. Salvador Domínguez espera en Pasajes desde las 5 de la mañana, sin saber el destino de su viaje y el nombre de los pasajeros que debía trasladar. Abandona San Sebastián a las 15.00 horas.

A la hora convenida, el Fuhrer se encontraba en el andén de la estación engalanado de banderas alemanas y españolas, donde una compañía de la Wehrmacht acantonada en Hendaya esperaba en formación para rendir honores al huésped español. El reloj avanzaba, pero el tren español no llegaba. La secuencia cinematográfica filmada en la estación muestra a un Hitler cuando menos impaciente que recorre a grandes pasos el andén del lado español y que apenas intenta disimular su ansiedad. Finalmente, con el mencionado retraso, el convoy español llegó a la terminal fronteriza , poco antes de las tres y media de la tarde.

Cuando Franco descendió del vagón, Hitler y von Ribbentrop le esperaban al pie de la escalerilla. El dictador vestía uniforme militar con gorro cuartelero, mientras que Hitler usaba el uniforme del partido, con gorra de plato. El barón von Stohrer hizo las presentaciones, mientras ambos jefes de Estado juntaban sus manos y sonreían abiertamente; luego, juntos, ambos pasan revista a las tropas, a las que el Generalísimo saludó con el brazo en alto.

En el momento de subir al ‘Führerwagen’ se le comunicó al embajador de España en Berlín, Espinosa de los Monteros, que ni él ni von Stohrer iban a participar en la reunión. En la entrevista celebrada en el coche-salón del führer estuvieron presentes, por lo tanto, Franco, Hitler, von Ribbentrop, Serrano Suñer y como intérpretes, por la parte alemana, Gross, y por la española, el Barón de las Torres, Luís Álvarez de Estrada y Luque, quien se ocupó finalmente de redactar todo lo sucedido.

A las siete menos veinte de la tarde terminó la entrevista. Serrano Suñer acompañó a Franco al ‘break’ de Obras Públicas y luego el ministro español regresó al tren alemán para reunirse con von Ribbentrop. A las siete de la tarde se dio a la prensa un comunicado en alemán y español, que decía escuetamente:

“El Führer ha tenido hoy con el Jefe del Estado español, Generalísimo Franco, una entrevista en la frontera hispano-francesa. La conferencia se ha celebrado en el ambiente de camaradería y cordialidad existentes entre ambas naciones. Tomaron parte en la conversación los Ministros de Asuntos Exteriores del Reich y de España, von Ribbentrop y Serrano Suñer, respectivamente”

Después Serrano Suñer permaneció cerca de dos horas con Franco, hasta el momento de asistir a la cena ofrecida por Hitler en el coche-restaurante de su tren, al filo de las diez de la noche. Según Schmidt, el dictador estuvo sentado entre von Ribbentrop y von Brauchist y Hitler entre Serrano Suñer y Espinosa de los Monteros. Según el Barón De las Torres, intérprete español, se reanudó la conferencia hacia las diez y media de la noche. Franco se despidió a la una menos cinco para dirigirse en su tren hacia San Sebastián. La noche sería larga en el palacio donostiarra donde pernoctaron Franco y sus acompañantes y donde se redactó el acta de la reunión, ‘el protocolo de Ayete’, que reflejaba las condiciones españolas para entrar en el conflicto y que Hitler recibiría la noche siguiente.




(Agradezco las aportaciones de treneros españoles y franceses, en especial la ya señalada en el texto del director del Museo de Ferrocarril de Gijón, Javier Fernández)

28 Respuestas a “Los trenes que Franco y Hitler llevaron a Hendaya

  1. Increible! Has profundizado mucho, y has puesto muchos links.
    Se nota que te lo has trabajado mucho.
    Mis felizitaciones.

  2. Gracias. La verdad que me ha costado, pero es gratificante una vez que has terminado y has logrado un resultado aceptable. No sé si seguiste ‘el tren de hitler o ‘los trenes de la Dvisión Azul’, pero este tipo de trabajos históricos no parecen demasiado habituales. Seguiré con ellos, en la medida de mis posibilidades

  3. Anglovasconavarro

    ¡Enhorabuena Mikel!. Esto es un bonito trabajo histórico. Tus pesquisas e investigaciones han enriquecido ese momento de la Historia de Europa. Y además, desde la perspectiva del tren.
    ¿Te acuerdas de una canción del ejército republicano que decía?:…
    «¡Yo me subí a un tren blindado
    por ver si Franco llegaba,
    por ver si Franco llegaba…
    «Y lo que vi fue un tren blindado que le ti-tiroteaban; que le ti-tiroteaban!…
    «¡Anda jaleo, jaleo,
    silba la locomotora
    y Franco se va a paseo,
    y Franco se va a paseo…!».
    Perdona el atrevimiento, tu eres joven y no viviste aquello. Lo dicho: magnifique!!!

  4. Anglovasconavarro

    Katýn
    Por cierto… el viernes ví en el cine la cinta polaca «Katyn» (Zbrodnia Katyńska). Es la historia de la invasión de Polonia en la Segunda Guerra Mundial por los soviéticos y por los germanos.
    Los rusos asesinaron a miles de oficiales polacos y echaron la culpa de ello a la Wehrmacht.
    Aparecen numerosas escenas de transporte de tropas en ferrocarriles de mercancias. Ojo, como ocurre en toda guerra, el corazón se queda triste.

  5. Un trabajo completo y clarificador desde el punto de vista del tren. Felicidades por el post

  6. Mi abuela vivía en Irun, junto a las vías. Recordaba que el día en el que iba a pasar el tren de Franco ordenaron a todos los que vivían por los alrededores que bajaran las personas. Mi abuela miró por las rendijas y vio pasar el tren.

  7. Sobre el encuentro en la estación de Hendaia nada que decir… Creo que escuché en un reportaje que Hitler comentaba tras el encuentro que preferiría tener un dolor de muelas agudo antes de volver a entrevistarse con Franco.

    Sobre si Franco fue astuto o no, me inclino a pensar que se creía, como así ponía en las monedas, investido por la G. de Dios, por lo que por pedir, hasta la ciudad del Vaticano.

    Sobre el encuentro, que fuera en Hendaia para, quizás, trasladar la imagen de que no entrara Hitler, ni de modo anecdótico en territorio español, a modo de Franco paró a Hitler…. nada de nada, pues soldados alemanes estuvieron en muchos lugares, que yo sepa del País vasco, sin mencionar los «trabajitos» que las fuerzas nazis hicieran en muchas de nuestras villas; Durango, Amorebieta, Gernika, etc.

    en fin estupendo apunte histórico Mikel

  8. Del vagón de Franco si se sabe donde anda, sigue estando en Almazán donde se la ha sometido a algunas restauraciones.
    http://www.heraldodesoria.es/index.php/mod.noticias/mem.detalle/idnoticia.32409

  9. Sí, efectivamente; quizá hubiera debido decir «no se sabe el estado en que permanece».

  10. Formidable.

  11. ¡Qué bonita historia para hacer una película!

  12. Enhorabuena, es un artículo fantástico

  13. No he tenido tiempo de felicitarte antes, fantastico trabajo!!

  14. Pingback: Setenta años de la entrevista entre Hitler y Franco en Hendaya | treneando

  15. El coche salón construído para Alfonso XXIII, de la serie SS (salón de cuatro ejes) pasó en el periodo republicano para el uso de su presidente, don Niceto Alcala Zamora. Siendo muy niño ese mismo coche fue pisado por mis pequeñas botas. Como es bien sabido don Niceto era nacido en Priego (Córdoba) y cuando viajaba el coche era estacionado en la estación de Espeluy para se desplazarse a su pueblo por carretera, este quedaba bajo la vigilancia del personal de servicio hasta el regreso del Presidente de la República, durante ese tiempo, los ferroviarios y sus hijos , con permiso del personal contemplábamos con ojos de asombro aquel, para nosotros palacio rodante, tenía por aquellas fechas seis años, y su recuerdo perdura lo que hoy es como una página de la historia.
    Miguel Espinosa

  16. Entre los buenos comentarios fijados sobre el viaje de Franquito, se dice casi todo, unicamente falta conocer las causas que motivaron el retraso de El Centinela de Occidente, no creo que, este retrasara el viaje para poner nervioso a Hitler como se dijo, el hombre más poderoso de su tiempo, la causa según recoge la historia es más simple, se debió a los males carbones utilizados por aquellos años en nuestros ferrocarriles, pensar los contrario sería rizar el rizo

  17. Especialmente le retrasó el estado de las vías.España aún no se había recuperado de su guerra y tardaría años en hacerlo.

  18. Dado que la locomotora de este tipo (Brown Bovery 2C-C2) más moderna de esta época no fue de la serie 7201 (de 2.850 CV), fabricada en 1928, sino la 7301 (de 3120 CV, prototipo, apodada «la leona» por su voracidad de energía), fabricada en 1932 por la SECN, es de suponer que fuera esta ‘joya’ la que arrastrara el convoy de Franco.
    Datos técnicos más precisos se encuentran en la publicación de Chema Martínez (MAF editor, LOCOMOTORAS 13), «NORTE: 7301».

    Esta locomotora experimentó su última «gran reparación» en 1967 por CAF (Beasain), y yo mismo fuí el comisionado por la empresa para su entrega oficial a RENFE, en el depósito de Miranda de Ebro, en Agosto de ese año.
    Agradecería cualquier dato sobre este tema, dada mi vinculación con «la leona», que hoy descansa en la Estación-Museo de Delicias en Madrid.

  19. Cos respecto a lo que dice Alfondo, es dificil contradecir lo que está documentado con imágenes (y algún escrito)
    La locomotora fue la que en la posterior Renfe tuvo el nº 7209.
    Aunque por entonces no existía el Photoshop y se han alterado fotos fijas, las de cine (con movimiento) hubiese sido muy dificil retocarlas.
    Saludos

  20. En la época donde tuvo lugar el encuentro de Hitler con Franco, no existía el cargo de Ayudante de Maquinista, se llamaban Fogoneros, se denominaron ayudantes a medida que se fueron electrificado los FFCC españoles e incorporando la tracción diesel.

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  22. en mi casa siempre se ha tenido por seguro que el maquinista que condujo el tren era mi abuelo Rafael Alonso, maquinista de Renfe. ¿Como prodría confirmar estos datos?

  23. ignacio javier osacar

    Hola Todos:

    Alguien podria decirme por que via entro Franco a la estación y en que via estaba el tren de Hitler. Estoy un poco confundido comparando las peliculas y considerando que la estación esta hoy identica.

  24. Francisco J. Rodríguez Mora

    Me gustaría decir según me comentaron algunos de los trabajadores de taller de esa compañía, que reconocieron el coche donde sucedio el apagon, que todo habia sido causado por la explosion de una de las baterias del coche que circulaba delante. Produciendo cortocircuito en el resto de coches.
    Llegó a decirse durante el periodo del viaje y un tiempo posterior que había sido un atentado.
    He sido ferroviario durante 42 años en servicio de detección de averías ( visitadores).

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  27. Renato Vicenzio Francesconi Sierra

    Un trabajo tan meticuloso como de contundencia absoluta.
    Al margen de lo tratado (y acordado) entre Hitler y Franco, el relato que aquí se ha hecho es de gran valor histórico. La importancia que tuvo esta conferencia fue de trascendencia capital, toda vez que ninguno de los dos concurrentes hizo nada por interés de la contraparte… actitud que por lo demás es totalmente entendible. Primaron las consabidas y totalmente legítimas, «razones de estado» y ciertamente hay que ser justos y honestos. Nadie que no sea un jefe de estado, pospondria los intereses de su nación, faltaría más.
    En fin… El resto es historia.
    Mis felicitaciones por el grandísimo aporte, trabajo que ha sido de todo mi gusto.
    Gracias por subir este material tan interesante y también agradezco la oportunidad de poder entregar mi humilde parecer.
    Hasta siempre y saludos!!…

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