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El SS-3 y la ‘Norte 7209’, en Hendaya

El 23 de octubre de 1940 la estación de Hendaya acoge los trenes de Francisco Franco y Adolf Hitler, en un encuentro que decidiría el futuro de España en la Segunda Guerra Mundial. El canciller alemán pretende que España se integre en el Eje y que entre en la guerra de inmediato. En ese momento, el Mediterráneo es un enclave de vital importancia para la Alemania nazi y el control de Gibraltar. La alianza española permitiría, además, mejorar la posición en el Atlántico desde las Islas Canarias. El encuentro, del que ayer se cumplían 80 años, acaba con un acuerdo que se mantuvo en secreto durante años.Franco rompe la neutralidad y firma su adhesión al Eje.

En el tren que viajaba hasta allí desde España (pincha aquí para leer la historia completa) se encontraban Franco y Serrano Suñer junto al Barón de las Torres, que haría de traductor; Enrique Giménez Arnau, director General de Prensa; el General Espinosa de los Monteros, embajador español en Berlín y hermano del abuelo del portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros; y el General José Moscardó, jefe de la casa militar del Generalísimo. La ‘cocodrilo’ de Norte 7209 arrastra tres vehículos, entre ellos el ‘break’ de Obras Púbicas SS-3 (en aquella época llevaría la numeración Sffv1). No existe documentación precisa, pero muy probablemente los otros dos vehículos fueran alguno de los coche correspondientes al tren de la ‘Jefatura del Estado’, otrora ‘Tren Real’ de ‘Norte’.

La expedición española llega con algo de retraso, lo cual, más tarde, se pone en valor por muchos afines al Régimen que mantienen que se debe a una estrategia política, cuando la verdadera razón es el estado en el que se encuentran las vías ferroviarias, que impiden que el trayecto se pueda hacer más rápido. Esos mismos afines se encargan durante mucho tiempo en relatar que la espera se prolongó casi una hora, mientras que la realidad es que apenas se demoran unos minutos y que Franco está bastante disgustado, según las versiones posteriores de Serrano Suñer y Paul Schmit. Y eso que elige una de las máquinas eléctricas más potentes del parque español, precisamente para presumir ante el dictador alemán. Las siete mil doscientas son una serie de doce locomotoras «para velocidad» tipo»cocodrilo», construidas entre 1927 y 1928 por las compañías Babcock&Wilcox y Brown&Broveri y están básicamente destinadas a servir el tramo Alsasua-Hendaya. A diferencia de las 6000 y 6100 de Pajares, cuya electrificación se inaugurado en 1925, y que funcionan bajo 3000 V, se opta en este caso por tecnología europea, en concreto suiza, y por la tensión, quizás menos problemática de 1500 V. La locomotora acaba en el desguace como casi todas las de su serie. Tan solo se conserva la Norte 7206 en el Museo de Vilanova.

Sabida la fobia del dictador a los aviones (vistos los antecedentes quizá con Sanjurjo y Mola), y su poco entusiasmo por el tren, Renfe se inclina por rescatar algunos vehículos del parque de material remolcado que tienen los directivos de Norte y MZA, las dos grandes compañías españolas, para el uso especial del jefe del Estado. La D.G.F.T. (Obras Públicas o el Estado) tiene tres coches propios para los viajes de altos directivos del Gobierno, numerados en Norte como D.G.F.T. Sfhv 1 (construido por la S.E.C.N. en 1929, Bogie tipo M Acero moldeado monobloc Commonwealth), D.G.F.T. Sfhv 2 (también de S.E.C.N. en 1923, Bogie tipo L, acero laminado) y D.G.F.T. Sfhv 3 (de Braine LC, 1907, Bogie L), según precisa Javer Fernández López, director del Museo del Ferrocarril de Asturias. El primero de los los coches aquí citados (Sfhv 1), el más moderno, pasa a matricularse en Renfe como Sffv 1 primero (Estado General del Material Móvil, 1947) para posteriormente aparecer como SS 3 en el inventario de 1969. El ‘break’ pasa una completa revisión general en 1953; en los siguientes años se utiliza profusamente. En 1956, cae en desuso y posteriormente queda apartado y abandonado (de hecho en el inventario de 1969 ya ni figura).

Aunque existe cierta controversia entre los especialistas, parece seguro que el coche donde viaja normalmente el dictador se corresponde con el SS 3. De hecho hay constancia documental (vídeo) de que en este vehículo, Franco acude a Hendaya para entrevistarse con Hitler (1940). Este coche, junto algún que otro ‘break’ (‘Butacas’ de la serie Norte AAfhv 1001 a 102 de la SECN de 1931 y probablemente el Pullman de Andaluces AAX 1105 ) parten de Madrid con la ‘ Montaña 241-4600’ de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, hasta Alsasua. Ahí cambia de tracción y la releva la eléctrica 7209. Las imágenes existentes llegan a confundir a los expertos a la hora de distinguir los coches; algunos aseguran que se trata del Sfhv 2, pero Javier Fernández lo descarta, basado en investigaciones realizadas en documentos del Ministerio de Cultura. Sin saber a ciencia cierta lo que pasa con este coche, apunta a su posible desguace y al uso de algunos de sus elementos en el SS 3 (anterior Sffv 1).

El SS 3, de carrocería metálica y la puerta de acceso en mitad del coche, está decorado en azul mahón, con techo en gris y diversos ribetes dorados en ventanas y fileteado blanco. Sale de los talleres del Nervión de la Sociedad Española de Constrrución Naval, y se pone al servicio de Alfonso XIII y su familia. Cuando el rey abandona el pasís (1931), se dispone para el traslado del personal de Norte, en especial de sus altos cargos, una práctica habitual enlas compañías ferroviarias que habilitan vehículos de lujo para la inspección de las vías y los viajes de su directivos. Tras su asignación al jefe del Estado, se pinta con el típico color verde oliva unificado de Renfe con franjas amarillas.

Incompresiblemente, Renfe decide subastarlo en 1974; acaba en una finca de Ciudad Real, propiedad de un terrateniente de la zona muy aficionado a las antigüedades, Vicente de Gregori. Cuando se pregunta a los responsabbles del patrimonio ferroviario los motivos de su venta, estos se escudan en la inercia burocrática; los vehículos apartados por vejez o cualquier otra circunstancia se venden en pública subasta. Durante años sirve de refugio a quienes participan en largas jornadas cinegéticas en Navacalballo; muchos de los que se sientan en sus salones ni tan siquiera se interesan por el origen del vehículo que aún conserva el el escudo franquista con el yugo y las flechas, en un lado, y el emplema del Ministerio de Obras públicas, en el otro.

Cuando el empresario se cansa del juguete, decide ofrecerlo a Renfe que, carente de dinero, paga el material con chatarra (150 toneladas de piezas metálicas valoradas en dos millones de pesetas,….). Aún es posible incorporarlo a un museo. Separado en dos piezas (caja y bogies), se traslda a Valdepeñas y de allí a Soria, donde un equipo de ebanistas y carpinteros se ocupa con mimo de su restauración. Pese a su destartalado aspecto, el deterioro es más aparente que real. La rehabilitación es más que posible.

El interior, de 20 metros de largo por 3 de ancho, mantiene la división original de seis habitáculos: un lavabo con retrete, tres dormitorios (el principal dispone de otro servicio), un salón comedor y una pequeña cocina. En las paredes del compartimento, aún se aprecian varias láminas de marquetería, cuidadosamente trabajadas en maderas de distintos tonos, representando sendos jarrones con flores. Un lavabo, con un espejo cuadrado, sin marco ni ningún detalle especial, completa el mobiliario, en el que se incluye una cama estrecha, de latón forjado, bajo la cual, sujetas al suelo, asoman tres gruesas cañerías de agua caliente. No hay camas en los otros dos dormitorios, sino cuatro literas abatibles. El resto (mesas, sillas, armarios…) se encuentra en una de las naves de la estación, entre pilas de tablones y herramientas. La grifería, las gruesas cañerías de plomo, los conmutadores de la luz, los portaequipajes de red, las chapas desgarradas de maderas nobles que recubren el sólido armazón del coche permanecen en su sitio; pero el tiempo que pasa sin ciudados se hace evidente en estas piezas.

El SS 3 conserva también las tres mesillas de noche y los posapiés, provistos de gruesos cojines tapizados adornados con grandes borlas de flecos en sus esquinas. Y el resto del mobiliario se conserva en bastante buen estado: una mesa rectangular, un sofá, seis sillones, un aparador y un espejo cuadrado. Seis pequeños escudos, de los ocho que adornan el salón comedor, también se resguardan en las oficinas de la nave de carpintería. Están hechos de escayola policromada sobre soporte de madera. Uno de ellos representa el escudo de la villa de Bilbao, rodeado por la inscripción “MNML” (“My noble y muy leal”- e “Invicta Villa Bilbao”). Otro parece representar la figura de Fernando III ‘el Santo’ en la que se ve al monarca sentado, con los símbolos del poder real en sus manos, y flanqueado por dos obispos con sus báculos; y todo ello enmarcado con las letras “NO DO” -acróstico de “no manejado”- (el lema heráldico del Rey).

Todo el coche está recubierto con planchas de maderas nobles, entre las que parecen apreciarse, debajo de la capa de polvo y barnices cuarteados, maderas de raíz y de caoba. Cuenta, además, con un generador que debe proporcionar su propia energía eléctrica. Todo ello conduce a mostrar un gran optimismo sobre su pronta recuperación. “Nuestros carpinteros están perfectamente preparados para devolver al vagón (sic) y al mobiliario su estado original. En marzo, espero, podrá quedar expuesto en el Museo Nacional del Ferrocarril“, declara a la Prensa uno de los responsabes de estas tareas. Ese marzo que se cita se enmarca ¡en 1995! ¿Qué sucede para que no se complete la tarea en tres lustros?

La crisis, apuntan, impide llevar a cabo esta operación. Casi quince años pasan ya desde la última vez que alguien toca el SS 3. Trasladado 30 kilómetros más al sur, de Soria a a Almazán, se pone a cubierto y se inicia otra rehabilitación que tampoco concluye por motivos económicos. La escuela taller de esta localidad no tiene prespuesto. La Fundación de Ferrocarriless Españoles tampoco dispone de fondos e incluso no cree prioritaria su restauración. Mientras, el tiempo, enemigo acérrimo, no pasa en balde. Tampoco parece que exista demasido interés en su restauración y menos en estos tiempos donde la falta de presupuesto ahoga cuaqluier proyecto de este tipo.

Joyas en custodia: Coche de Franco (SS 3)

Con la creación de Renfe (1941), el parque de locomotoras de vapor se refuerza. Mientras se completa la entrega de nuevo material que suministran los fabricantes nacionales (406 unidades), se inicia el plan de fuelización, al tiempo que se incorporan 221 locomotoras eléctricas, 219 diésel y 20 automotores TAF (auténtica innovación) y las cuatro pioneras unidades de Talgo (1950). También se incorporan los ferrobuses (1954), a los servicios de Cercanías y Regionales. Los parques del material remolcado, igualmente heterogéneos y envejecidos, también se modernizan progresivamente. Renfe aquiriere 496 coches metálicos y 190 de madera, así como 16.200 vagones de distintos tipos y se instala el equipo de freno automático en otros 18.500.

En estos primeros años de postguerra, el tren sigue siendo el mejor medio de transporte y el más rápido (…) para comunicar las ciudades del país, pese a que la red ferroviaria sufre graves carencias y diversos problemas derivados de los tres años del el conflicto bélico y el desgaste de las antiguas compañías ferroviarias. Si a ello unimos que aún no se dispone de un entramado de carreteras adecuado, no resulta sorprendente que las autoridades del régimen, con Franco a la cabeza, se vean obligados a recurrir al ferrocarril para sus desplazamientos. Sabida la fobia del dictador a los aviones (vistos los antecedentes quizá con Sanjurjo y Mola), y su poco entusiasmo por el tren, Renfe se inclina por rescatar algunos vehículos del parque de material remolcado que tienen los directivos de Norte y MZA, las dos grandes compañías españolas, para el uso especial del jefe del Estado.

La D.G.F.T. (Obras Públicas o el Estado) tiene tres coches propios para los viajes de altos directivos del Gobierno, numerados en Norte como D.G.F.T. Sfhv 1 (construido por la S.E.C.N. en 1929, Bogie tipo M Acero moldeado monobloc Commonwealth), D.G.F.T. Sfhv 2 (también de S.E.C.N. en 1923, Bogie tipo L, acero laminado) y D.G.F.T. Sfhv 3 (de Braine LC, 1907, Bogie L), según precisa Javer Fernández López, director del Museo del Ferrocarril de Asturias. El primero de los los coches aquí citados (Sfhv 1), el más moderno, pasa a matricularse en Renfe como Sffv 1 primero (Estado General del Material Móvil, 1947) para posteriormente aparecer como SS 3 en el inventario de 1969. El ‘break’ pasa una completa revisión general en 1953; en los siguientes años se utiliza profusamente. En 1956, cae en desuso y posteriormente queda apartado y abandonado (de hecho en el inventario de 1969 ya ni figura).

Tras el final de la guerra, Franco deja de utilizar los coches del Tren de la Jefatura del Estado (antes Tren Presidencial y antes Tren Real), vehículos bastante antiguos (de 1900 salvo el cocina, que es más moderno), y coomienza a usar un coche ‘break’ de la Dirección General de Ferrocarriles y Tranvías (Obras Públicas), también denominados genéricamente «coches salones del Estado». Al parecer, el dictador elige los coches de Obras Públicas para sus desplazamientos, sobre todo, el SS 1 (ex Pullman Andaluces AAX 1105), el SS 2 (ex ZZ 1112) y el ya citado Sffv 1, renumerado como SS 3.

Aunque existe cierta controversia entre los especialistas, parece seguro que el coche donde viaja normalmente el dictador se corresponde con el SS 3. De hecho hay constancia documental (vídeo) de que en este vehículo, el dictador acude a Hendaya para entrevistarse con Hitler (1940). Este coche, junto algún que otro ‘break’ (‘Butacas’ de la serie Norte AAfhv 1001 a 102 de la SECN de 1931 y probablemente el Pullman de Andaluces AAX 1105 ) parten de Madrid con la ‘ Montaña 241-4600’ de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, hasta Alsasua. Ahí cambia de tracción y la releva la eléctrica 7209. Las imágenes existentes llegan a confundir a los expertos a la hora de distinguir los coches; algunos aseguran que se trata del Sfhv 2, pero Javier Fernández lo descarta, basado en investigaciones realizadas en documentos del Ministerio de Cultura. Sin saber a ciencia cierta lo que pasa con este coche, apunta a su posible desguace y al uso de algunos de sus elementos en el SS 3 (anterior Sffv 1).

El SS 3, de carrocería metálica y la puerta de acceso en mitado del coche, está decorado en azul mahón, con techo en gris y diversos ribetes dorados en ventanas y fileteado blanco. Sale de los talleres del Nervión de la Sociedad Española de Constrrución Naval, y se pone al servicio de Alfonso XIII y su familia. Cuando el rey abandona el pasís (1931), se dispone para el traslado del personal de Norte, en especial de sus altos cargos, una práctica habitual enlas compañías ferroviarias que habilitan vehículos de lujo para la inspección de las vías y los viajes de su directivos. Tras su asignación al jefe del Estado, se pinta con el típico color verde oliva unificado de Renfe con franjas amarillas.

Incompresiblemente, Renfe decide subastarlo en 1974; acaba en una finca de Ciudad Real, propiedad de un terrateniente de la zona muy aficionado a las antigüedades, Vicente de Gregori. Cuando se pregunta a los responsabbles del patrimonio ferroviario los motivos de su venta, estos se escudan en la inercia burocrática; los vehículos apartados por vejez o cualquier otra circunstancia se venden en pública subasta. Durante años sirve de refugio a quienes participan en largas jornadas cinegéticas en Navacalballo; muchos de los que se sientan en sus salones ni tan siquiera se interesan por el origen del vehículo que aún conserva el el escudo franquista con el yugo y las flechas, en un lado, y el emplema del Ministerio de Obras públicas, en el otro.

Cuando el empresario se cansa del juguete, decide ofrecerlo a Renfe que, carente de dinero, paga el material con chatarra (150 toneladas de piezas metálicas valoradas en dos millones de pesetas,….). Aún es posible incorporarlo a un museo. Separado en dos piezas (caja y bogies), se traslda a Valdepeñas y de allí a Soria, donde un equipo de ebanistas y carpinteros se ocupa con mimo de su restauración. Pese a su destartalado aspecto, el deterioro es más aparente que real. La rehabilitación es más que posible.

El interior, de 20 metros de largo por 3 de ancho, mantienn la división original de seis habitáculos: un lavabo con retrete, tres dormitorios (el principal dispone de otro servicio), un salón comedor y una pequeña cocina. En las paredes del compartimento, aún se aprecian varias láminas de marquetería, cuidadosamente trabajadas en maderas de distintos tonos, representando sendos jarrones con flores. Un lavabo, con un espejo cuadrado, sin marco ni ningún detalle especial, completa el mobiliario, en el que se incluye una cama estrecha, de latón forjado, bajo la cual, sujetas al suelo, asoman tres gruesas cañerías de agua caliente. No hay camas en los otros dos dormitorios, sino cuatro literas abatibles. El resto (mesas, sillas, armarios…) se encuentra en una de las naves de la estación, entre pilas de tablones y herramientas. La grifería, las gruesas cañerías de plomo, los conmutadores de la luz, los portaequipajes de red, las chapas desgarradas de maderas nobles que recubren el sólido armazón del coche permanecen en su sitio; pero el tiempo que pasa sin ciudados se hace evidente en estas piezas.

El SS 3 conserva también las tres mesillas de noche y los posapiés, provistos de gruesos cojines tapizados adornados con grandes borlas de flecos en sus esquinas. Y el resto del mobiliario se conserva en bastante buen estado: una mesa rectangular, un sofá, seis sillones, un aparador y un espejo cuadrado. Seis pequeños escudos, de los ocho que adornan el salón comedor, también se resguardan en las oficinas de la nave de carpintería. Están hechos de escayola policromada sobre soporte de madera. Uno de ellos representa el escudo de la villa de Bilbao, rodeado por la inscripción «MNML» («My noble y muy leal»- e «Invicta Villa Bilbao»). Otro parece representar la figura de Fernando III ‘el Santo’ en la que se ve al monarca sentado, con los símbolos del poder real en sus manos, y flanqueado por dos obispos con sus báculos; y todo ello enmarcado con las letras «NO DO» -acróstico de «no manejado»- (el lema heráldico del Rey).

Todo el coche está recubierto con planchas de maderas nobles, entre las que parecen apreciarse, debajo de la capa de polvo y barnices cuarteados, maderas de raíz y de caoba. Cuenta, además, con un generador que debe proporcionar su propia energía eléctrica. Todo ello conduce a mostrar un gran optimismo sobre su pronta recuperación. «Nuestros carpinteros están perfectamente preparados para devolver al vagón (sic) y al mobiliario su estado original. En marzo, espero, podrá quedar expuesto en el Museo Nacional del Ferrocarril«, declara a la Prensa uno de los responsabes de estas tareas. Ese marzo que se cita se enmarca ¡en 1995! ¿Qué sucede para que no se complete la tarea en tres lustros?

La crisis, apuntan, impide llevar a cabo esta operación. Casi quince años pasan ya desde la última vez que alguien toca el SS 3. Trasladado 30 kilómetros más al sur, de Soria a a Almazán, se pone a cubierto y se inicia otra rehabilitación que tampoco concluye por motivos económicos. La escuela taller de esta localidad no tiene prespuesto. La Fundación de Ferrocarriless Españoles tampoco dispone de fondos e incluso no cree prioritaria su restauración. Mientras, el tiempo, enemigo acérrimo, no pasa en balde. Ciertamente, sin dinero poco o nada se puede hacer. Otra cosa es que haya interés para recuperarlo. ¿Acaso lo hay?

(Fuentes. Carlos Baranguá, en «Los coches perdidos de Renfe», Artículos periodísticos, El País. Javier Fernández López, en foros ferroviarios. Vía Libre)

Joyas de Delicias: La ‘cocodrilo’ 7201

A la vista del éxito obtenido en Pajares, la Compañía Norte decide aplicar la tracción eléctrica en varios de sus trayectos: Barcelona-Manresa y San Juan de las Abadesas (1928), Alsasua-Irún (1929) y Madrid-Ávila y Segovia. Pero en lugar de los 3.000 voltios, se elige los de 1.500 voltios. Todos estos trazados reúnen carcaterísticas similares: la dureza del perfil y un importante tráfico de cercanías. Los puentes metálicos en el trayecto Alsasua-Irun no permiten el paso de las ‘Montañas’ 4600 de Norte, que remolca los expresos y rápidos desde Madrid a Miranda y de allí al País Vasco debe hacerse con otras máquinas. La sierra de Guadarrama debe esperar a la segunda mitad de los 40 para que se proceda a la electrificación.

Mientras Norte se ve obligada a recurrir a empresas estadounidenses para dotarse de material rodante, con los 1.500 voltios es posible acudir al mercado europeo, ya que Francia y otros países desarrollan experiencias exitosas. Si bien es cierto que la catenaria en este voltaje es más cara, resulta más barato el material que, en esta ocasión, va a ser más abundante que en el caso de Pajares, donde hubo que recurrir además a la puesta en servicio de un motor-genetrador de aquel timpo de corriente.

Norte fija su mirada en Suiza para adquirir el material rodante de su proyecto de electrificación. Los equipos eléctricos se construyen en el país helvético, mientras que la parte mecánica se realiza en España. Para las electrificaciones de Cataluña y el País Vasco se adquieren locomotoras de las series 7000, 7100 y 7200; para la de Guadarrama, se opta por las 7400 y 7500. Las firmas españolas que participan en el proyecto son Euskalduna (7000 y 7100), Babcock & Wilcox (7200), Macosa (7400) y CAF (7500).

Ya en 1931 se construyó el prototipo 7301. Entró en servicio en 1932 también la zona del País Vasco llegando como las anteriores hasta Burgos. Aunque su aspecto exterior era semejante a las precedentes, se diferencia en que dispone de doce motores tractores accionándolos un eje motor cada uno. Además es la locomotora eléctrica más pesada habida nunca en Renfe así como la de mayor longitud: 25.000 milímetros entre topes. Su potencia era de 2300 kw., con frenos de vacío y eléctrico igual que sus hermanas mayores. La longitud de la caja era de 25.000 milímetros. (Esta locomotora, reparada en la sexta zona, se encuentra actualmente en el Museo del Ferrocarril de Madrid-Delicias).

Dentro de esta primera generación de locomotoras eléctricas se encuentra nuestra 7201 que está representada en el andén de llegadas del Museo del Ferrocarril de Madrid con un modelo aretesanal en escala 1:10, de casi tres metros de de longitud. La máquina original forma parte de estas legendarias locomotoras eléctricas que la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España adjudicó en 1927 a la Sociedad Española de Electricidad Brown Boveri y a Babcock & Wilcox. Las doce unidades que componen la serie (272-001 a 012, en Renfe) se empezaron a recibir a finales de 1928 y se les asigna el depósito de Irún, donde se ocupan de reemplazr a las locomotoras de vapor de los trenes más importantes, entre otros el «Costa Vasca», el «Surexpreso» o el «Iberia Expreso». En el argot ferroviario se las conoce como ‘cocodrilo’ (2CoCo2).

Con una longitud entre los topes de 24.000 milímetros y una caja de 22.800 milímetros, estas enormes locomotoras tenían una potencia continua de 2.760 CV y unihoraria de 3240 CV. Entran dentro de la denominación de “locomotoras de velocidad” por ser unas de las máquinas eléctricas más potentes de Europa, con una velocidad máxima de 110 kilómetros por hora. No era raro verlas circular a 75 kilómetros por horas arrastrando trenes de 400 toneladas en rampas de once milésimas.

Todas estas ‘sietemiles’ tienen seis motores de tracción. Las 7200 y las 7500 tienen una transmisión elástica Buchli y constituyen la primera aplicación en España de los motores totalmente suspendidos, sistema que posteriormente se usaría ampliamente en la tracción eléctrica española, pero no en la diesel eléctrica. La locomotora que nos oscupa está provista de caja articulada sobre cuatro bogies. Los dos centrales con tres ejes motores cada uno y los dos extremos portadores, bajo sendos imponentes capots que facilitan la inscripción en curva y mejoran la estabilidad en velocidades elevadas. La librea original en la Compañía del Norte es de azul oscuro con estrecha banda roja.

La potencia continua de esta ‘cocodrilo’es de 2760 CV y unihoraria de 3240 CV, suministrada por sus seis motores de tracción que ataca cada uno de ellos a su eje correspondiente. Como ya se ha mencionado, esto la convertía en una de las locomotoras eléctricas más potentes de Europa. Con un peso de 145 toneladas, la caja se apoya sobre dos grandes carretones, que alojan cada uno tres ejes motores y un bogie de guiado. El diámetro de las ruedas motoras es de 1,560 metros.

No hay mucha documentación sobre estas ‘sietemiles’, pero hay algunas que apartecen en momentos muy significativos de la historia española. Antes de ser entregada a Norte, la 7203 se muestra en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, donde aparece junto con la 7119 y la Montaña 4601. También se hace ‘famosa’ la 7209. Esta locomotora encabeza el tren que traslada en octubre de 1940 al general Franco a su entrevista en Hendaya con Adolf Hitler. La ‘montaña’ 4601 de Norte ha cubierto el viaje entre Madrid y Miranda.

La aparición de las locomotoras bitensión –aptas para corrientes continuas de 1.500 o 3.000 voltios- y el traslado hacia el norte de las series 7400 y 7500, fue desplazando progresivamente a las 7200 de muchos servicios, dándose de baja las últimas 7200 el 30 de julio de 1976.

La pieza de modelismo de la locomotora 7201 sorprende por su imponente tamaño y el nivel de detalle en algunos de sus elementos. Está realizada principalmente en chapa metálica, aunque de pequeñas piezas, como los aisladores o los capots, son de madera. Su pintura verde responde al color unificado de la mayoría de las locomotoras eléctricas que pasaron a Renfe a partir de 1941. Mantiene, sin embargo, la rotulación y placas de numeración propia de Norte, así como sus topes redondeados.

Se desconoce la fecha de fabricación del modelo, pero a través de documentación gráfica y hemerográfica se sabe que su cuidada factura es obra de la casa Brown&Boveri en España. Fue expuesta en octubre de 1942 en la II Feria Nacional de Muestras de Zaragoza y en la exposición del Centenario del Ferrocarril en España celebrada en Barcelona en 1948. Unos meses después participó en la Primera Exposición de Trenes en Miniatura, inaugurada el 7 de mayo de 1949 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 1967 pasó a formar parte de la colección del primitivo Museo del Ferrocarril de la calle San Cosme y San Damián de Madrid, desde donde en 1984 se trasladó al actual Museo del Ferrocarril de Madrid en Delicias.


(‘Cocodrilo 7209’. Despedida de los expedicionarios de la División Azul. Museo Vasco del Ferrocarril)

(Fuente Justo Arenillas Melendo, en «La tracción de los ferrocarriles españoles». Vía Libre y Fundación de los Ferrocarriles Españoles)

París-Burdeos, menos tiempo, más deuda

La nueva línea de tren de alta velocidad París-Burdeos que se pone en servicio comercial a partir de este domingo, al igual que la París-Rennes, supondrá una significativa reducción del tiempo de trayecto pero va a suponer pérdidas operativas para la compañía ferroviaria SNCF. Los nuevos tramos de 555 kilómetros de tren de alta velocidada para conectar París con Bretaña y con Burdeos y el suroeste de Francia permitirán atraer a cuatro millones de viajeros suplementarios al año, según la operadora gala. De esos cuatro millones, 1,5 millones serán pasajeros que antes utilizaban el avión, destaca el presidente de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SCNF), Guillaume Pepy.

La Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) destaca en un dosier de prensa que espera conseguir 2,6 millones de viajeros suplementarios al año entre París y Burdeos gracias al TAV, que pondrá esas dos ciudades a dos horas y cuatro minutos, en lugar de las tres horas y cuarto hasta ahora, con una oferta de 35.000 plazas diarias. En el caso del París-Rennes, serán 1,4 millones de clientes más cada ejercicio, con una hora y 25 minutos de viaje, 40 minutos menos que en la actualidad, y una oferta de 30.000 plazas diarias.

Las nuevas infraestructuras han supuesto una inversión de 13.000 millones de euros y la compañía ferroviaria va a incrementar de media en 10 euros el precio del billete en el trayecto París-Burdeos y en 6 euros el de París-Rennes. El problema es que la construcción de los 302 kilómetros necesarios para completar la línea París-Burdeos han representado una inversión de 7.800 millones de euros (además de 1.200 para obras e infraestructuras anexas). Para financiarla, se creó una concesionaria, el consorcio Lisea, cuyo capital se reparten la compañía Vinci y la entidad financiera estatal Caisse des Dépôts et Consignations, que recibirá peajes por el paso de cada convoy. Sobre la base de los trenes que la SNCF -forzada por diversas administraciones- se ha tenido que comprometer a poner en servicio, deberá abonar a Lisea peajes de 250 millones de euros, lo que ha llevado a la compañía ferroviaria estatal a anotar en su presupuesto para 2017 unas pérdidas operativas de 90 millones de euros sólo en el segundo semestre de este año

Este próximo 2 de julio miles de viajeros podrán desplazarse ya entre Burdeos y París en alguno de los 33,5 trayectos de ida y vuelta previstos. La nueva línea pondrá París a 2 horas y 4 minutos de Burdeos (en lugar de las 3 horas y 14 minutos actuales); a 4 horas y 9 minutos de Toulouse (frente a 5 horas 25 minutos ahora), gracias a unos trenes que circularán a una velocidad máxima de 320 kilómetros por hora.

Paea España, uno de los aspectos más urgentes será la adecuación al nuevo escenario ferroviario de la estación de Hendaya, a la que ahora llegarán no sólo las líneas procedentes de municipios franceses sino también la línea de EuskoTren, conocida popularmente como Topo. Esteo comunica Lasarte-San Sebastián y Hendaya y cuya terminal está conectada a la de SNCF de alta velocidad francés: 700.000 pasajeros viajaron entre Hendaya y San Sebastián en 2016.

Francia tiene alrededor de 2.000 kilómetros de alta velocidad que empezaron a construirse a comienzos de los años ochenta, para una población de 65 millones. El primer AVE español (Madrid-Sevilla) se estrenó en 1992, pero la frenética expansión del tren rápido en los últimos 25 años ha dejado una red de 3.100 kilómetros para 46 millones de habitantes. El segundo país del mundo después de China.

Hendaya de nuevo barrera para la SNCF

A partir del 1 de julio solo pasará un convoy de Francia a Irun y lo hará sobre las 20.00 horas cuando ya no hay enlaces para ningún tren de largo recorrido. Se verán especialmente afectados los viajeros del Surexpreso de Lisboa que llega hasta la demarcación francesa y que allí enlazan con el TGV hacia París. Sin embargo, en sentido sur los trenes de Alta velocidad de la SNCF acaban su recorrido en Hendaya y los viajeros deberán ir por otros medios a Irún. Si la CP no lo remedia, esto hará el servicio hacia Lisboa más incómodo para los pasajeros con destino hacia la capital lusa. Renfe asegura que nada puede hacer al respecto.

La prolongación de la Alta Velocidad hasta Burdeos va a provocar algunos cambios para la relación Norte-Sur en plena campaña de verano. A partir del 2 de julio los servicios Inoui comenzarán a ofrecerse en la línea París-Burdeos, inmediatamente después en los enlaces París-Lyon y París-Lille, para ir extendiéndose progresivamente en un plazo de treinta meses a toda la red francesa, de manera que ya a finales de año un tercio de los viajeros de alta velocidad en Francia lo sean de Inoui. Esta nueva relación popiciará que solo entre en Irun procedende de Francia un tren de lunes a jueves (20.46 horas); un tren los viernes (19.46); dos trenes los sábados (13.54 y 17.43); y un tren los domingos (22.43 horas)

Los clientes del TGV tienen dos opciones nítidamente distintas: Ouigo, el servicio de bajo coste creado en 2013 y que en 2020 tendrá un 25% del mercado e Inoui, hasta ahora la oferta convencional del TGV que se enriquece con mayor volumen de servicios digitales y conectividad, un mayor nivel de confort y mayores facilidades de reserva y actividades a bordo. La compañía quiere atraer a 15 millones de pasajeros adicionales en su TGV 2020. Para ello, se está llevando a cabo un importante proyecto de modernización de sus servicios. El despliegue de nuevos trenes será gradual a lo largo de dos años.

La SNCF invertirá 2,5 mil millones de euros en 2020, incluyendo los nuevos trenes TGV Oceane (1,5 mil millones de euros), la renovación de ramas existentes, puertas muelle de embarque para liberar tiempo para el jefe de tren que ya no tendrá que controlar a los pasajeros, la formación del personal y los nuevos servicios digitales, incluyendo el wifi a bordo.

Pero esta política comercial también se ve contestada en Francia, donde un numeroso grupo de personas protesta por la supresión de los servicios nocturnos, como el ‘Paloma azul’ de la línea Hendaya-París. Esta ruta será suprimida de forma permanente en julio, con la apertura del tren de alta velocidad París-Burdeos. Como otros trenes nocturnos, la frecuencia del ‘Paloma azul’ se ha reducido; circulan solo los fines de semana y durante las vacaciones escolares. Pero ahora se plantea su desaparición.

La nueva polìtica de la SNCF preocupa en ambos extremos de la frontera, donde se teme además que se acabe definitvamente con los servicios del Surexpreso portugués, cuyos orígenes se remontan a 1880, cuando era posible realizar el trayecto entre París y Madrid con trasbordo en Irún entre coches de Wagon-Lits. La rama francesa desapareció en el año 2000, después de convivir con los TGV Atlantique entre París e Irún durante 10 años. El Surexpreso sufrió una paulatina reducción de su composición hasta que, desde el 1 de marzo de 2010, el servicio pasó a ser efectuado con material Talgo IV. A tal efecto, CP alquiló a Renfe Operadora dos composiciones idénticas a las del Trenhotel “Lusitania Exprés”, que circulan entre Lisboa y Madrid. Cada rama dispone de 146 plazas, repartidas entre un coche-cama de gran clase, dos coches-cama Turista, dos coches-cama Preferente y dos coches de plazas sentadas. ¿Será 2017 el último año de servicio?

(Imagen Viajes ferroviarios de ayer, hoy y mañana)

El tren doblegó hace 150 años la barrera de los Pirineos y abrió la puerta hacia Europa

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“Ya no hay Pirineos. Ya no hay Alpes tampoco. España, Francia e Italia, los tres grandes pueblos latinos, se dan la mano a través de las cordilleras de montes que los dividían”. Gustavo Adolfo Bécquer, el más célebre de nuestros escritores románticos, celebra de esta forma la llegada del ferrocarril hasta tierras francesas por el puente transfronterizo de Irun-Hendaya. La festividad de la Virgen es la fecha elegida (15 de agosto de 1864) para este acontecimiento histórico. San Sebastián, la ciudad donde se concentran los fastos.

Una treintena de periodistas -en su mayor parte directores de los medios más importantes del país- acuden en en el tren regio camino de la inauguración de la línea Madrid-Hendaya y las fiestas que se organizan ese 15 de agosto. Los responsables de ‘La Época’ y ‘El Contemporáneo’, que lideran el ‘ránking’ de difusión periodístico, van en la expedición que la compañía Caminos de Hierro del Norte de España ha organizado para “este acto solemne preparado por la ciencia y el trabajo”, como glosan en algunas de sus columnas los cronistas. Destaca sobre todos Gustavo Adolfo Bécquer, la pluma periodística más sobresaliente que viaja en la gira que encabeza el rey Francisco de Asís, primo y esposo de Isabel II.

Y en todos los medios se repite machaconamente la misma idea. Acuden a la capital donostiarra como testigos de la culminación de “la obra más gigantesca que hasta el presente ha sido acometida en materia de ferrocarriles”. No en vano, el tren puede cruzar (por fin) de un país a otro, saltando la barrera de los Pirineos, hasta entonces obstáculo impenetrable y parapeto natural entre España y Francia. “Ojalá pudiésemos destruir todas las barreras elevadas entre las naciones, como quedan destruidas hoy las de los Pirineos, que por su salvaje grandiosidad parecían desafiar para siempre el poder del hombre. Hasta ahora la frase de Luis XIV había quedado en estado de profecía. Hoy se ha realizado y el nieto de aquel gran rey es a quien ha sido reservado consagrarla”. Isaac Pereire, uno de los hermanos de la saga del Credit Mobilier, entidad financiera estrechamente vinculada a un grupo de capitalistas franceses que impulsan el proyecto ferroviario, pronuncia un grandilocuente discurso ante los reyes.

Los Pereire, una saga de banqueros franceses, son los grandes beneficiados de este proyecto. No solo porque consiguen prolongar la línea férrea que nace en Madrid y continuarla hasta París -también son propietarios de la red que desde la frontera alcanza la capital francessa- sino porque consiguen adelante a sus competidores, la familia Rothschild. El capital de esta casa de origen judeo-alemán financia la otra gran línea española MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) que compite con Norte por la supremacía ferroviaria y que también busca la salida hacia Francia, aunque la conexión se plantea por el valle pirenaico de los Alduides, una lenguade terreno que penetra en Navarra, que tiene a un lado el Baztán y al otro Roncesvalles y el Quinto Real. Saben que, al final, deberán pasar por el embudo de los Pereire, pero esperan, al menos, ganar la partida española. Claramente perdieron.

La batalla de los Pirineos acaba en San Sebastián, que festeja con grandes fastos la construcción del puente transfronterizo Irun-Hendaya. Un puente de 132 metros y cinco arcos de veinte metros de luz, de mampostería y adovelados, y muros de apoyo de sillería. Destaca la barandilla metálica, adornada con los escudos de armas y las iniciales ‘IN’ esculpidas en las pilas centrales, que corresponden a Isabel II y Napoleón III, soberanos de España y Francia. En un principio, los trenes del sur se dirigen hasta Hendaya y los del norte hasta Irun. En virtud del convenio entre empresas ferroviarias, los convoyes de viajeros llegan hasta el otro país y regresan de vacío al suyo. Es de doble vía: una de 1.435 milímetros de ancho y otra de 1.668.

Pocos acontecimientos son de más trascendental importancia para el porvenir de España que la inauguración del Ferrocarril del Norte. Con el tiempo, la línea pasó a ser la más extensa del país, ampliada continuamente por la absorción y adquisiciones de otras compañías, siguiendo la política francesa de establecer grandes redes.

Ancho internacional para la conexión ferroviaria San Sebastián-Hendaya

Ancho internacional. ¿Corrección de un error histórico? Los Gobiernos central y vasco han llegado a un acuerdo para que en el futuro el corredor ferroviario Vitoria-San Sebastián y su conexión con Francia tenga ancho internacional, lo que permitirá la circulación de trenes entre ambos países sin necesidad de efectuar trasbordos en la frontera.

El viceconsejero vasco de Transportes, Ernesto Gasco, ha asegurado que el Ejecutivo de Vitoria ha logrado el compromiso del Ministerio de Fomento para la redacción de un estudio informativo que defina las características del nuevo ancho de vía en el eje Vitoria-San Sebastián-Hendaia, que podría estar concluido en un plazo aproximado de año y medio. Dicho estudio determinará el coste del proyecto y su plazo de ejecución. Asimismo, ha asegurado que la adopción de esta medida «será un motor para nuestra economía, pero también supone una apuesta fundamental para descongestionar de camiones nuestras carreteras».

El anuncio ha sido realizado en el acto de clausura de las II Jornadas ‘Metro Donostialdea en Marcha’, celebradas en el Palacio Miramar y en las que han tomado parte 150 profesionales de empresas constructoras, ingenierías, material ferroviario y consultoras, además del ámbito institucional.

Según Gasco, «este proyecto, que camina a velocidad de crucero, es el tren del Gobierno Vasco y es el tren que comunica no solo a Donostia y Guipúzcoa, sino a Euskadi. El Metro de Donostialdea cumple con los parámetros sociales de rentabilidad económica que exige la Unión Europea y, por lo tanto, es un proyecto que puede ser financiado por el Banco Europeo de Inversiones».

El viceconsejero de Transportes ha explicado que el Ejecutivo autónomico trabaja con la Diputación Foral en la constitución de la sociedad Metro de Donostialdea, a través de la Autoridad del Transporte en Guipúzcoa. «Es indispensable la implicación de la Diputación Foral en el 50% de la financiación, tal y como ocurre en Vizcaya. Si logramos este acuerdo seremos capaces de avanzar mucho más rápido», ha dicho.

Gasco ha recordado que hasta la fecha el Gobierno vasco ya ha invertido 50 millones de euros en el Metro de Donostialdea a través de las obras en ejecución (Loiola-Herrera, Fanderia-Oiartzun, Lasarte-Errekalde y Errekalde-Añorga) y de los proyectos que servirán para definir los nuevos trazados.

Asimismo, ha anunciado la próxima licitación del proyecto constructivo de la intermodal de Riberas de Loiola, el proyecto constructivo de la estación de Altza y también del tramo Lugaritz-Anoeta. También ha adelantado que a lo largo de 2011 se licitará la construcción de la nueva estación de Loiola.

Protesta en Hendaya contra el tren de alta velocidad

Siguen las protestas contra la alta velocidad. Iparralde es uno de los lugares donde mayores protestas se organizan en los últimos meses contra los nuevos proyectos ferroviarios. Entre 13.000 personas, según la Policía, y 20.000, según los organizadores, se manifestaron hoy en la localidad francesa de Hendaya y la fronteriza localidad española de Irún para protestar contra el proyecto de línea ferroviaria de alta velocidad que conecta Burdeos con España. La manifestación, que transcurrió sin incidentes, comenzó en la estación ferroviaria de Hendaya y llegó hasta el centro de la vecina Irún a través del puente que cruza el río Bidasoa, frontera natural entre España y Francia.

Convocada por colectivos abertzales y por ecologistas de Francia, España e Italia, la protesta se nutrió también de personas llegadas del departamento de las Landas, en contra de la otra línea de alta velocidad, con destino en Toulouse. Los manifestantes solicitaron a los Gobiernos francés y español «la detención inmediata de las obras y los proyectos del TAV (tren de alta velocidad) para acometer un verdadero debate público uniforme a escala europea sobre el modelo de transporte, de ordenación del territorio y de sociedad que subyacen a este desarrollo desenfrenado de líneas de TAV». Los convocantes adoptaron un texto común, bautizado «Carta de Hendaya», que pretenden sirva para federar a los diferentes movimientos europeos que se oponen a la construcción de líneas de alta velocidad.

En conferencia de prensa, al término de la marcha, anunciaron que el movimiento quiere apelar al Parlamento Europeo y a la Comisión Europea para que reflexione sobre «el absurdo y lo innecesario de las grandes infraestructuras» y para que se revise «a fondo la estrategia de la Unión Europea (UE) en cuanto a los transportes europeos». Un portavoz del Colectivo de Asociaciones de Defensa del Medioambiente en el País Vasco, Víctor Pachón, indicó que no hay «ninguna lógica ni coherencia» entre Francia y España en lo que concierne al proyecto de líneas de alta velocidad. «Debemos atacar lugares comunes, principalmente que la línea de alta velocidad es sinónimo de progreso», agregó. Aquellos que se oponen a los trenes de alta velocidad prefieren la optimización de las líneas ya existentes antes que la creación de nuevas infraestructuras.

Los trenes que Franco y Hitler llevaron a Hendaya

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Ríos de tinta han corrido sobre la famosa entrevista que Hitler y Franco mantuvieron en la estación de Hendaya en octubre de 1940. Analizada desde todos los puntos de vista es, sin duda alguna, uno de los acontecimientos históricos más relevantes que relaciona a España con la II Guerra Mundial. Sin entrar a valorar la oportunidad política del encuentro, sus resultados y consecuencias, quiero incidir en lo que es el sujeto preferente de este blog. Y es innegable que en esta secuencia histórica el ferrocarril alcanza su máximo protagonismo porque fue el escenario central de la entrevista entre los dos mandatarios.

No se trata de analizar el momento histórico y mucho menos de juzgarlo. Me atengo a los hechos sin necesidad de tener que valorar a los personajes que protagonizaron la secuencia. Pero, como digo, el papel que jugó el tren en este encuentro es fundamental: los hechos ocurren en una estación de ferrocarril y los dos sujetos acuden a la terminal ferroviaria en sendos trenes.
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