Almodóvar, Berlanga, José María Forqué, José Luis Garci o Fernando León de Aranoa. Berlanga, Fernando Trueba, Agustín Díaz Yanes, Antonio Mercero, Pedro Lazaga, Eloy de la Iglesia, Jaime Chavarri, o Alvaro Fernández Armero. Podían perfectamente ser estaciones del metro de Madrid, pero de momento no aparecen en el suburbano. Todo se andará. Sin embargo, el suburbano sí aparece en algunas de las películas que llevan la firma de estos directores españoles. Determinada escena, cierto personaje e incluso algún convoy se incluyen en algunos de los filmes de los últimos 90 años del cine español.
Porque el metro de Madrid, que el próximo sábado cumple nueve décadas de vida, ha sido testigo de los cambios producidos en la sociedad española, desde que el rey Alfonso XIII inaugurara la primera línea del suburbano de la capital de España, tal que un 17 de octubre de 1919.
Gracita Morales sube apresurada de las escaleras de la boca del metro de ‘Venta’s, seguida de una multitud que casi la arrastra, en el magnífico film ‘Atraco a las tres’ (1962) de José María Forqué. Y Berlanga sitúa en la boca del metro en ‘Carabanchel’ la escena donde Nino Manfredi intenta devolverle a Pepe Isbert los útiles del oficio en ‘El Verdugo’ (1963). Mientras las paradas de ‘Sol’ y ‘Plaza de España’ aparecen en los títulos de crédito de ‘Un vampiro para dos’ (1965) de Pedro Lazaga que en cámara subjetiva llevan al espectador hacia las taquillas del suburbano para comprar el billete con el que poder montar en el transporte subterráneo, lleno de letreros publicitarios de ‘Heno de Pravia’ o ‘CocaCola’.
‘Tiovivo c.1959’ (2004) de José Luis Garci, donde se recrea una estación de metro de 1953 con Elsa Pataky de taquillera; el cortometraje ‘El Columpio’ (1993) de Alvaro Fernández Armero; ‘Báilame el Agua’ (Josecho San Mateo, 2000); ‘Las bicicletas son para el verano’ (Jaime Chavarri, 1983); ‘El Arte de Morir’ (Alvaro Fernández Armero, 2000) y ‘Sin noticias de Dios’ (2001), de Agustín Díaz Yanes tienen también como nexo común la aparición de elementos que forman parte del metro de la capital de España. Sin olvidar, bajo ninguna circunstancia, ‘La larga noche de los bastones blancos’ (Javier Elorrieta, 1977) donde la estación de ‘Goya’ se transforma en una pesadilla para Quique San Francisco y José María Rodero o a Pedro Almodóvar que presentó su segundo largometraje, ‘Laberinto de Pasiones’ (1982), con una Cecilia Roth que se sube en la estación de ‘Aluche’ y se maquilla en el interior de un vagón de la serie 300; y la inolvidable ‘La estanquera de Vallecas’ (1987) de Eloy de la Iglesia que también empleó la parada ‘Puente de Vallecas’, para situar a los dos pillos que van a hacerle la vida imposible a Emma Penella.
El metro de Madrid sirve a Fernando Trueba como escenario de su primera película ‘Opera Prima’ (1980), donde los protagonistas Oscar Ladoire y Paula Molina se reencuentran y Fernando León de Aranoa dejaba que sus ‘Princesas’, Candela Peña y Micaela Nevárez, y los tres amigos de ‘Barrio’, Javi, Manu y Rai (Críspulo Cabezas, Timy Benito y Eloy Yebra), dejaran testimonio de sus miserias, de sus sueños, de sus aspiraciones o de sus fracasos.
En definitiva, noventa años de cine, de recreación y de escenario, como elemento vivo y natural que muestra la transformación que ha sufrido el país y que el metro ha seguido casi en primera fila. Precisamente los noventa años de vida del suburbano de Madrid.
(Fuente Metro Madrid)