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Joyas de Delicias: Pacific 231-2006

La celebración de la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929 provocó un importante incremento del tráfico ferroviario entre Cádiz y Sevilla, lo que motivó a la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces a iniciar un proceso de modernización de su parque motor, especialmente con la adquisición de locomotoras destinadas al transporte de viajeros. Andaluces fijó su mirada en los talleres bilbaínos de Babcock & Wilcox (B&W) a quien encargó diez locomotoras de tipo ‘Pacific’, que por el gran diámetro de sus ruedas motrices (1,90 metros) eran capaces de desarrollar grandes velocidades. La entrega de estas locomotoras se demoró; llegarían a sus manos una vez finalizada la gran Exposición Iberoamericana.

El 9 de mayo de 1929 el rey Alfonso XIII inauguró en Sevilla la Exposición Iberoamericana con el fin de dar una muestra de hermanamiento España, Hispanoamérica, Estados Unidos, Portugal y Brasil. En el recinto se construyeron 117 edificios, de los cuales solo se conservan en la actualidad 25, entre los que destacan, la Plaza de España (sede central de la muestra), el hotel que lleva el nombre del bisabuelo del actual monarca, la sede municipal de Parques y Jardines (pabellón de Marruecos) y el Museo Arqueológico (pabellón de Bellas Artes). La actuación urbanística supuso una transformación urbanística de enorme calado en la ciudad andaluza. Los trabajos, bajo la dirección del arquitecto sevillano Aníbal González, comenzaron en 1910. Al final, el terreno ocupado por el evento fue de 1.343.200 metros cuadrados(como tres ciudades del Vaticano juntas).

No parace causual que el pedido de las locomotoras se realizara a la factoría vizcaína. Aunque su principal cliente fue Norte, no desdeñó la construcción de locomotoras para otras empresas. B&W se instala en España con un objetivo claro e inmediato de fabricar material ferroviario, sin que ello significase exclusividad, muy al contrario al caso de La Maquinista Terrestres y Marítima de Barcelona que incorpora esta nueva actividad a las otras muchas que ya desarrollaba. En el campo ferroviario, la participación de la catalana no se limitó a la fabricación de locomotoras, sino que tuvo una especial relevancia en la construcción de diversas infraestructuras tanto para estaciones como para puentes. La firma vizcaína surge en el momento propicio, con un mercado que sigue demandando el producto y en una coyuntura, económica y política, muy favorable para la nacionalización de la fabricación de este tipo de material. Como en el caso de la Maquinista, son los años de 1927 a 1929 cuando las unidades producidas fueron mayores, produciéndose después una más que notable desaceleración fruto de las incertidumbres de los años treinta. Euskalduna (Bilbao), La Naval (Sestao) y Devis (luego Macosa, Valencia) iban a completar la nómina de fabricantes de locomotoras.

Babcock & Wilcox tiene su origen en el intento fallido en 1917 de unificar los parques de locomotoras de M.Z.A. y Norte. La firma apoyada por los hermanos Pereire se intentó sumar al acuerdo suscrito por MZA y la MTM en dicho año para fabricar amplias series de locomotoras con el objetivo básico de reducir su coste unitario. Pero las necesidades de las dos grandes compañías se mostraron opuestas. La empresa de los Rotschild buscaba unidades mixtas capaces de adaptarse al remolque de trenes de viajeros y de mercancías en perfiles tan irregulares como los hispanos. Pero Norte consideraba que el tipo 400 ya respondía a esta exigencia en sus líneas. Antes del casamiento, llegó el divorcio. MZA recurrió a La Maquinista y Norte decidió apoyar la creación de una nueva factoría. Con un capital social de 20 millones de pesetas (……) se crea B&W en Bilbao en 1918. Sus instalaciones, ubicadas en Galindo, estaban distribuidas a lo largo de 19 naves, disponiendo de un departamento específicamente dedicado a la construcción de locomotoras de vapor. En un primer momento mostró su interés por diversificar sus productos -calderas, grúas, estructuras tubulares, etc.-, pero pronto centró buena parte de su actividad en la construcción de locomotoras.

Los primeros productos que salieron de la factoría de Galindo fueron tubos de acero. Su contacto con el ferrocarril lo tuvo a través de la reparación de locomotoras, aunque muy pronto, en 1922, Norte le encargó la construcción de 51 máquinas. Un año después hacía entrega de la primera unidad y desde ese momento y hasta el comienzo de la guerra construyó en total 291 locomotoras. B&W tiene el honor de haber sido la pionera en la construcción de unidades eléctricas, por más que sólo fabricase sus componentes mecánicos y que el número de unidades producidas (17 hasta 1936), no fuese muy elevado, aunque lo cierto es que la demanda tampoco exigía más.

Tras la Guerra Civil, las dos compañías se vieron favorecidas casi por igual por los pedidos de Renfe. La catalana y la vasca se repartieron buena parte del mercado, de forma que la La Maquinista construyó un total de 230 unidades, frente a las 217 de B&W. Las otras dos empresas que participaron en estos años lo hicieron con menor entidad: Euskalduna 159 unidades y Macosa 139. Todas ellas, además, colaboraron intensamente en el programa de reparación de locomotoras dañadas durante el conflicto bélico. En 1961 salió de la factoría Badcock & Wilcox de Bilbao la última locomotra de vapor realizada en España. Desde 1884 los distintos fabricantes nacionales habían construido un total de 1.763 máquinas de estas características, cifra muy exigua comparada con las decenas de miles que construyeron los grandes fabricantes europeos.

A partir de 1910, y hasta principios de los años 30, la traccion vapor vivió su periodo de mayor auge al mantener el ferrocarril su primacía en el transoporte. Se pone en servicio en España una serie de locomotoras que marcaron el esplendor de la tracción, sin bien posteriormente serían superadas en sus caracteristicas por otros modelos de mayor potencia y velocidad, pero en una situación claramente defensiva respecto a la espansión del transporte por carretera. Es en esta época cuando se poduce el encargo de Andaluces al constructor vasco de las ‘Pacific’, con disposición de ejes 231, que reunía las condiciones necesarias para el servicio comercial de viajeros ya que permitía desarrollar altas velocidades. Auque en realidad solo resultaban aptas realmente para la linea de Sevilla-Cádiz, con un perfil prácticamente llano.

Andaluces tenía sus oficinas en el Palacio de la Tinta,​ en Málaga, si bien su sede social se encontraba en Madrid. La firma nace a partir de la unión de pequeñas empresas ferroviarias que existían en Andalucía, aprovechando la crisis económica que había tenido lugar en los últimos años del reinado de Isabel II. Fundada el 30 de mayo de 1877, creció rápidamente hasta convertirse en la tercera compañía ferroviaria en España, tras las poderosas Norte y MZA. Mantuvo la mayor parte de las líneas ferroviarias en la región andaluza, aunque también gestionaba una pequeña línea que unía Murcia y Alicante. Mantuvo una próspera existencia hasta finales de la década de 1920, cuando entró en una profunda crisis. Este declive terminaría en 1936 con su incautación por parte del Estado. Tras la Guerra Civil, en 1941 su red se incorporaría a Renfe.

Las diez locomotoras entregadas por B&W (dada la urgencia de la entrega, adquirió los planos a la firma alemana Maffei) fueron numeradas 3301-3310 (rematriculadas en Renfe como 231-2001/231-2010) y suministradas en 1930. Al parecer, el Gobierno quería implantar trenes de lujo entre Cádiz y Sevilla para transportar a los visitantes de la Exposición Iberoamericana de 1929 que llegarían por mar, así como también otro convoy de este tipo entre Sevilla y Granada. De hecho para conformar esos trenes se adquirió un conjunto de seis coches «pullman» a Metropolitan Carriage de Gran Bretaña. Tal y como se ha señalado, la empresa resultó imposible porque la firma vasca se retrasó con la entrega.

Como corresponde a los diseños alemanes, eran máquinas muy airosas. Con una potencia de 1800 CV, y con ruedas de diámetro de 1,90 metros (posteriormente las tendrían también las Confederación), el esfuerzo de tracción era de 9.768 kilos, aunque no podían sobrepasar en ningún caso la velocidad de itinerario de 75 kilómetros por horas, velocidad que incluso tras la Guerra Civil fue rebajada a 70. Asignadas primero al depósito de Utrera pasaron posteriormente al de Sevilla. En cualquier caso tres de ellas -2006, 2007 y 2008- estaban ya en 1963 en el de Miranda para hacer trenes entre Castejón y Zaragoza, un terreno adecuado a sus características.Fueron dadas de bajaa entre 1966 y 1968. Eliminada la tracción vapor (1975), se procedió al desguace de las locomotoras, excepción hecha con la 231-2006 que fue vendida a la sociedad Endesa, para prestar servicio en su ferrocarril minero de Andorra a Escatrón. Allí fue designada “231 Cabeza Gorda”. Renfe la volvió a recuperar y la entregó a la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Restaurada para la colección del Museo del Ferrocarril de Madrid, se le añadieron dos placas: una con la inscripción “Andaluces 3301” (en realidad se trata de la 3306) y otra plancha con el detalle del constructor B&W.

(Fuente Francisco Cayón «¡Que fabriquen ellos! La fabricación de locomotoras de vapor en España, ¿Una ocasión perdida para la industria?». Justo Arenillas «La tracción en los ferrocarriles españoles». Angel Rivera, blog «Trenes y tiempos»))

Joyas de Delicias: locomotora 120-0201

La construcción de esta elegante máquina tuvo lugar en el año 1877 por los afamados talleres de Sharp Stewart & Co., de Manchester (Gran Bretaña). La Compañía de los Ferrocarriles de Tarragona a Barcelona y Francia (T.B.F.) le encargó seis locomotoras, que numeraría la serie como 23-28. La que nos ocupa, en concreto, sería la primera de su serie, es decir, la número 23. Estaban destinadas a remolcar largos y rápidos trenes de viajeros que unían Barcelona con la frontera francesa en Portbou (Girona) ya que el gran diámetro de sus ruedas motrices (1,670 metros) las hacía muy aptas para servicios de velocidad. Inicialmente, las locomotoras de esta serie estuvieron dotadas de ténder remolcado.

A principios del siglo XX su potencia no cubría ya el aumento constante del tonelaje de las composiciones. La T.B.F. volvió a encargar a Sharp cuatro más del mismo tipo, pero con mayores ruedas motrices (1,711 metros) y mayor superficie de parrilla. Posteriormente se amplió el pedido, y de esta forma, en 1891, se disponía de 16 locomotoras de este tipo, que constituyeron la serie 39-54 de aquel ferrocarril. Al pasar la empresa catalana a manos de la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y a Alicante (MZA), las seis primeras locomotoras formaron la serie como 176-181. En 1901, MZA acometió su transformación, suprimiéndoles el ténder y convirtiéndolas en locomotoras-ténder. A la antigua locomotora número 23 le correspondió ahora el 176. Una vez transformadas, y dada la versatilidad que les otorgaba su nueva característica de máquinas-ténder, fueron profusamente utilizadas en los servicios de cercanías prestados entre Barcelona y las localidades costeras del litoral catalán. Era muy normal verlas durante décadas al frente de composiciones de cuatro o más coches de cuatro ejes. También llegaron a la red madrileña.

Las otras diceiséis máquina recibieron los números 151 a 166 y siguieron remolcando sus mejores trenes hasta la llegada de las Compound, momento en que se trasladaron a Andalucía para remolcar los expresos 91 y 92 de Sevilla y Córdoba. El buen resultado de estas máquinas hizo que en 1895 M.Z.A., que iniciaba la gestión del T.B.F., ampliase la serie con dos locomotoras encargadas esta vez a La Maquinista Terrestre y Marítima, donde llevarían los números de fábrica 9 y 1032. M.Z.A. las matriculó como 149 y 150.

Tanto unas como otras eran muy buenas locomotoras. De imagen típicamente inglesa con cilindros interiores, en las primeras, la potencia era de 630 CV; el timbre de 10 kg/cm2; y el esfuerzo de tracción de 4.952 kilogramos. En las segundas, el timbre era ligeramente superior (10,5 Kg/cm2). También lo era su potencia (634 CV), así como su esfuerzo de tracción que alcanzaba los 5.200 Kilogramos. Al contrario de las escocesas, cuyo ténder era de cuatro ruedas, las de éstas tenían seis, algo que las dotaba de más capacidad y, por tanto, de mayor autonomía. Con los años, estas máquinas fueron desperdigadas por varios puntos de la geografía española, acabando sus días algunas de ellas efectuando maniobras en Madrid-Atocha y Sevilla. La 120-0202 en particular lo hizo a finales de la década de 1960 en los Talleres Generales de Atocha.

De las inglesas llegarían once ejemplares a Renfe, numeradas 120-2101 a 2111, mientras que las dos españolas recibieron los guarismos 120-2121 a 2122 y ambas quedaron destinadas muchos años en Madrid-Atocha, donde se las conoció por el sobrenombre de «las catalanas». Ambas se desguazaron antes de 1961, sin que lamentablemente ninguna se conservara para el Museo del Ferrocarril a pesar de su valor histórico. Parece que la 176 se convirtió en la 201 y la 178 en la 202. La «nueva» 201 fue enviada a Ciudad Real donde estuvo trabajando hasta su retiro en 1966 quedando preservada para el Museo del Ferrocarril. Otras tres ( 178, 179 y 180) marcharon a Sevilla encargándose de maniobras y trenes obreros. La 204 fue trasladada en algún momento indeterminado a Almería donde fue empleada como alternador en los talleres de Renfe hasta su desguace en 1965. También en ese año desaparece la 203, señala Ángel Rivera en su magnífico blog Trenes y Tiempos.

Todo el peso del transporte terrestre de la postguerra recayó sobre el ferrocarril, mermado por el desgaste de la contienda. Aaunque se aprobaron planes de adquisición de nuevas locomotoras, las que se podían fabricar con mucho retraso sobre esos proyectos, no podían cubrir la demanda. El grueso del parque de tracción vapor de los primeros años de Renfe estaba lógicamente formado por las locomotoras procedentes de las antiguas compañías cuyos modelos más modernos eran –en el Norte- las famosas locomotoras ‘Montaña’, serie 4600; en M.Z.A., la máquina puntera era la 1.700, de las mismas características, pero de simple expansión en lugar del sistema ‘“Compound’ de las citadas anteriormente.

El parque de locomotoras de vapor alcanzó su mayor auge en 1954 en el que prestaban servicio 3.449 locomotoras. A partir de dicho año el número de locomotoras de vapor empezó a disminuir. El plan de modernización, iniciado en 1964, puso el acento especialmente en la dieselización y electrificación, lo que redujo de forma masiva el sistema de tracción vapor. A partir de 1968 queda suprimida la tracción vapor con carbón. Quedaban en servicio 684 locomotoras fuelizadas de las que sólo se mantenían activas 308 y había 11 de vapor-carbón que solo utilizaban para el rodaje de películas. La tracción vapor en Madrid había sido suprimida años antes, así en el depósito de la estación de Príncipe Pío desapareció a primeros de los años cincuenta del siglo XX; en el depósito de Atocha fue en 1968 y en la reserva de Delicias, dependiente del depósito de Atocha, también en 1968. En los siguientes siete años continuó la reducción del parque de locomotoras de vapor. Los cuatro últimos depósitos que prestaron servicio fueron los de Soria, Castejón, Salamanca y Ciudad Real.

En 1966 la 120-0201 (ex-M.Z.A. 176), fue apartada para el futuro Museo Ferroviario. En la actualidad, se preserva en Delicias. La 120-0202 (ex-M.Z.A. 178), sirvió de modelo para la reproducción a escala H0 que efectuó Electrotrén y que se popularizó entre los aficionados, y se preservó en un pedestal en el campus de la Universidad Autónoma de Madrid, en su sede de Cantoblanco. A mediados de 2011, la 120-0202 fue trasladada a los talleres de Lérida de la Associación para la Reconstrucción y Puesta en Servicio de Material Ferroviario Histórico (ARMF) para su restauración.

El Centro de Estudios Históricos del Ferrocarril Español (CEHFE), que contibuyó a su recuperación, utilizó la 202 como locomotora titular del primer viaje de su tren histórico que se realizaría el 29 de junio de 2013 entre Madrid-Chamartín y Alcalá de Henares. Pero un proceso penal sobre esta institución de carácter privado provocó de nuevo el traslado de esta máquina a la sede ilerdense de la ASRMF, donde se supone que permanece en la actualidad.

(Fuente Ángel Rivera, autor del blor Trenes y Tiempos. Vía Libre. Fernando Fernández Sanz. Pere Comas)

Joyas de Delicias: La Pucheta

Pucheta es el nombre de una estación del ferrocarril de Triano; se encuentra en el punto kilométrico 10,5 de la línea férrea de ancho ibérico que une Barakaldo con Muskiz. Parte este arte trazado dio sus primeros pasos en 1865 de la mano de la Diputación de Bizkaia y se proyectó con clara vocación industrial. Curiosamente utiliza una trocha de ancho ibérico y no métrica, como es normal en este tipo de líneas. Durante su primer cuarto de siglo, sus carriles sirvieron de soporte exclusivo para los trenes de mineral de hierro que bajaban del monte Triano, con destino a los cargaderos sobre el río Nervión donde se embarcaba hacia los principales centros industriales europeos. Algo que cambió en 1889 cuando la línea se enlazó en Barakaldo con el trazado Portugalete-Bilbao empezando desde ese momento a transportar viajeros.​ Hoy el B.P.T. está integrado en la línea C-2 de cercanías de Renfe.

Esta línea contribuye a la revolución industrial y al desarrollo de la siderurgia moderna. Se abre al servicio público el 16 de abril de 1865, prácticamente en monopolio hasta 1876, en vísperas de la tercera Guerra Carlista. Terminado el conflito bélico se inaugura el ferrocarril de Galdames y se ponen en explotación otras dos líneas importantes: la de la Orconera y la de la Franco-Belga. Con la conclusión del ferrocarril de El Regato y la ampliación del ferrocarril de Triano (alcanza los 12,876 kilómetros) se completa la red ferroviaria principal de la zona minera de las Encartaciones.

El ferrocarril de Triano no era una línea menor; sino todo lo contrario. Se llegaban a formar trenes que, con un promedio de doce vagones y a unos 20 kilómetros por hora, transportaban anualmente 205.000 toneladas de mineral. Entre 1865 y 1940 se calcula que llegó a transportar 52.923.833 toneladas, lo que le supuso a la Diputación de Bizkaia un beneficio neto de 44 millones de pesetas.

Una de las locomotoras del parque móvil del ferrocarril de Triano, se bautiza con el nombre de Pucheta. Es la única de la línea que opera con rodaje 1-3-0-ST (saddle tank, tanque en albarda). «Nunca hubo en la vía española de ancho ibérico una locomotora tanque con este rodaje», asegura Ángel Rivera (autor del magnífico blog Trenes y Tiempos). La fabrica Sharp, Stewart & Co. Ltd., de Mnchester, en 1887. Llega a la localidad vizcaína con el número de fábrica 3405 y allí recibe el 13 de la compañía minera (numeración que aún puede verse en la parte posterior de su cabina). Con 37,5 toneladas de peso, tiene una potencia de 486 caballos y un esfuerzo de tracción de 6.527 kilogramos, que es bastante superior a los 5.360 de las 030 mayoritarias en la compañía. Es la máquina más potente del Triano hasta 1910, cuando se adquieren dos máquinas del rodaje 0-4-0.

Su característica principal es su depósito de agua, que cubre la caldera a modo de caparazón, recibiendo también la denominación de “tanque de albarda”. El agua era ligeramente precalentada por la caldera, lo que reducía la pérdida de presión que se producía cuando se inyectaba agua fría. Sin embargo, en ocasiones, si el agua se calentaba demasiado los inyectores perdían eficiencia y podían fallar. Además, si bien este tipo de tanque proporcionaba un mayor suministro de agua a la máquina (3,5m3 de capacidad), limitaba el tamaño de la caldera. Por otro lado, el centro de gravedad de la locomotora es más alto y la visión del maquinista más limitada, por lo que se debía reducir la velocidad para una conducción segura. Tenía una carbonera en la parte posterior de la cabina con capacidad para 1.700 kilogramos.

Cuando en 1941 el Ferrocarril de Triano pasó a Renfe recibió el número 130-0201. La locomotora quedó destinada al depósito de Miranda de Ebro (Burgos), para hacerlo después al de Olabeaga (Bilbao). Durante bastantes años se la vio realizando maniobras en la estación de Bilbao-Abando, hasta que en 1966 fue dada de baja definitivamente. La máquina del Triano fue apartada a la reserva de Ollargan. La recuperan en 1972 con motivo del XIX Congreso de la Unión Europea de Modelistas Ferroviarios y Amigos del Ferrocarril (MOROP). Las antiguas instalaciones abandonadas del depósito de Villanueva sirvieron de escenario para realizar una amplia exposición de locomotoras de vapor, pues el recinto disponía de una fabulosa rotonda con 12 vías cubiertas, un puente giratorio y una serie de depósitos de agua. Años después (1990) estas antiguas dependencias ferroviarias albergan el Museo del Ferrocarril de Catalunya.

Allí lucía sobre el capitel de su chimenea una cubierta de escape de humo, colocada para evitar problemas en la circulación de líneas electrificadas. Finalizada la muestra, se trasladó a Logroño y posteriormente, en 1977, a los extintos depósitos de Príncipe Pío (Madrid). Desde allí, llega en 1981 al Museo del Ferrocarril de Madrid para formar parte de la colección permanente, siendo incluida en la incoación de expediente de declaración de bien de interés cultural en 1996.

Las singulares características de la red ferroviaria se reflejaron también en su parque de locomotoras de vapor. Ningún otro país de Europa tuvo tal cantidad de modelos de distintos fabricantes y las mantuvo en servicio durante tanto tiempo. En los años 50 y 60 del pasado siglo, junto a las modernas máquinas adquiridas por la propia Renfe, que se encontraban entre las más potentes de Europa, prestaban servicio otras centenarias, cuya heterogeneidad convertía el parque de tracción de Renfe en un auténtico museo del ferrocarril en activo, para delicias de los aficionados de todo el mundo, pero con la consiguiente repercusión negativa en las cuentas de explotación.

El parque de locomotoras de vapor alcanzó su mayor auge en el año 1954 en el que prestaban servicio 3.449 locomotoras. A partir de dicho año el número de locomotoras de vapor empezó a disminuir. El plan de modernización, iniciado en 1964, puso el acento especialmente en la dieselización y electrificación, lo que redujo de forma masiva el sistema de tracción vapor. A partir de 1968 queda suprimida la tracción vapor con carbón. Quedaban en servicio 684 locomotoras fuelizadas de las que sólo se mantenían activas 308 y había 11 de vapor-carbón que solo utilizaban para el rodaje de películas. En los siguientes siete años continuó la reducción del parque de locomotoras de vapor. Los cuatro últimos depósitos que prestaron servicio fueron los de Soria, Castejón, Salamanca y Ciudad Real.

(Fuente FFE, Vía Libre, Angel Rivera y Oscar Ramos)

Joyas de Delicias: El Alagón

Una de las locomotoras más singulares del Museo del Ferrocarril de Madrid lleva el nombre del afluente más largo del río Tajo: Alagón. Es, además, la locomotora más antigua de Delicias. Salió de fábrica con rodaje 1-2-0 para el arrastre de trenes de viajeros o mixtos y acabó su vida comercial con la disposición 0-3-0, más propia de mercancias, que presenta en la actualidad. No hay constancia de su nombre cuando comenzó su vida activa en España. Probablemente sería bautizada con algún nombre de estación o ciudad, como el resto de sus compañeras (101-169). Pero cuando se cambió su rojade fue bautizada con el nombre del río español Alagón, que nace en Frades de la Sierra (Salamanca) y desemboca por la derecha a la altura de Alcántara (Cáceres).

La gran cantidad de compañías ferroviariaŝ existentes en las primeras décadas de vida del ferrocarril españok, favoreció notablemente la diversidad de locomotoras. Así ha sido posible ver máquinas francesas, inglesas, belgas, alemanas, americanas, japonesas, etc. La consecuencia es una gran variedad del parque motor que dificulta su mantenimiento y explotación. La dureza de los perfiles españoles obligó a las compañías a adquirir, desde fechas muy tempranas, locomotoras de tres y cuatro ejes acoplados, sin ejes libres, para conseguir que todo el peso fuera adherente y permitir desarrollar elevados esfuerzos tractores. Así aparecieron gran cantidad y variedad de locomotoras 030 y 040, muy características de los ferrocarriles españoles.

Las locomotoras de tres ejes acoplados, cilindros interiores y hogar en porte falso se introdujeron por primera vez en 1845 por el ferrocarril de París a Orleans. Recibieron por su potencia de arrastre, entonces inusitada, el nombre de mamut y como servían tanto para trenes de viajeros como de mercancías, se extendió rápidamente su uso. MZA las adoptó a partir de 1857, constituyendo varias series. Las que llegaron en parte a Renfe pertenecen a la srie 246-265 (al principio numeradas 79 a 98) construida por E.B. Wilson y 266 a 285 (antiguas 99 a 118) por Kitson. Faltaban trece que ya habían sido desguazadas por MZA. Una de ellas, la 246 (Renfe 030-2013) fue la primera locomotora que en España llegó a cumplir los cien años de servicio. Para celebrar este centenario fue restituida a su estado primitivo en los Talleres Generales de Atocha y expuesta al público con motivo de un acto conmemorativo organizado por la Asociación de Amigos del ferrocarril de Madrid.

La Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España encargó en 1861 un lote de doce locomotoras a la factoría francesa Oullins, cercana a Lyon, que se integrarían con otras 58 de diversos constructores en la serie 101-170. La actual Alagón recibió el número 169. Como se ha dicho anteriormente, eran locomotoras tipo 120 para el arrastre de trenes de viajeros o mixtos. Conviene recordar que los dos modelos de viajeros y mercancías se proyectaron con la mayor uniformidad posible de todos sus elementos con la posibilidad de transformarlas de un tipo a otro, según las necesidades de explotación, hasta el extremo que las 1-2-0 y las 0-3-0 compartían caldera, marquesina y distancia entre ejes, lo que permitía, llegado el extremo y no sin esfuerzo, transformar una locomotora de un tipo en el otro. Eso debió pasar con la ‘actual Alagón’ a la que Norte cambió el rodaje para incoporarla a su parque de mercancías. El hecho de compartir muchos elementos entre ellas permitía maximizar la estandarización de recambios y mantenimiento, reduciendo costes.

Los modelos de Norte se distinguían porque tanto las válvulas, como los mecanismos de distribución se hallaban en el exterior y, por tanto, eran fácilmente accesibles. Otra peculiaridad de la máquina, es su antigua caldera baja, sin domo de vapor. El regulador está dentro de un pequeño cajón dispuesto detrás de la chimenea, pero en pendientes fuertes ocasionaba averías por los frecuentes arrastres de agua hacia los cilindros. Además, destaca por contar con una enorme chimenea denominada “tubo de estufa”, que en su estado original llevaba un capitel que posteriormente fue suprimido, colocando en su lugar la actual visera y la tapa típica.

Otro de los cambios se produjo tras salir de fábrica, cuando se le incorporó una pequeña pantalla que, únicamente, servía para resguardar de las inclemencias atmosféricass a los aparatos de control de la caldera. Después se le añadió la presente marquesina con techo, a modo de cabina de conducción, que ofrecía cierto resguardo al maquinista y al fogonero. Colocando el hogar en voladizo se conseguía una base rígida pequeña que facilitaba la inscripción en curva, mientras que las dimensiones generosas de la caldera permitían una vaporización suficiente. En contrapartida, la estabilídad de la locomotora era menor a velocidades elevadas, pero como en España éstas no eran normales, este inconveniente no presentaba mucha importancia.

En 1873, Norte vendió a la Compañía de Medina del Campo a Salamanca esta locomotora, junto con otras nueve de ambos tipos, viajeros y mercancías. Cuando en 1877 se inaugura la pequeña línea de Medina a Salamanca, se le asignó el número 9 a la locomotora en cuestión. A lo largo de esos años se transformó de nuevo a tipo 120 y se la debió asignar el número 6. Sin embargo, en 1905, en los Talleres de Salamanca, -según figura en la placa colocada en su ténder-, volvió a transformarse su rodaje original al que ahora se puede ver de 0-3-0. Con esta modificación, se la bautizó como ‘El Alagón’”, siguiendo así con la tradición. Norte estableció la costumbre de dar nombre a todas sus locomotoras, de pueblos, habitualmente servidos por la compañía, para las de pasajeros y de ríos para las de mercancías. Esta costumbre se mantuvo vigente durante todo el siglo XIX hasta que con las nuevas series de locomotoras, entrado ya el siglo XX.

Cuando las locomotoras 030 del Medina-Salamanca fueron transferidas en 1928 a la recién creada Compañía del Oeste volvieron a cambiar su numeración. En esta ocasión les correspondieron los números 117 al 121; El Alagón fue inscrita con el 119. Apenas se vuelva a saber de esta locomotora, aunque es muy probable que fuera asignada al depósito de Delicias. Allí debía encontrarse cuando se creó Renfe (1941), que la matriculó como 030-2107. Fue la única que sobrevivió de las cinco del mismo tipo del Medina-Salamanca. Si bien otras locomotoras supervivientes de la antigua serie 300 (1300) de Norte se agruparon en la nueva serie 030-2128/2208, ‘El Alagón’ fue clasificada aparte, al mantener su antigua caldera original.

A principios de los 40, la locomotora participó en el rodaje de algunas películas como ‘El escándalo’ (1943, junto con ‘Raza’ y ‘El destino’, una de las películas más valoradas por la crítica del director José Luis Sáenz de Heredia) y ‘El Marqués de Salamanca’ (1948, dirigida por Edgar Nevillepor encargo de la Comisión Organizadora del I Centenario del Ferrocarril), si bien su ocupación fundamental siempre fue las maniobras o el arrastre de algunos trenes obreros o de cercanías (denominados antiguamente tranvías) en los alrededores de Madrid. Permaneció siempre en Delicias hasta su baja definitiva, probablemente en la década de los 60. Acabó en Cuenca, con el resto de material acumulado para el futuro museo. A principios de los 80 volvió a Delicias; fue acondicionada exteriormente y desde entonces se encuentra en el Museo del Ferrocarril de Madrid, como una de las pocas piezas cuya cabina se puede visitar.

(Fuente Vía Libre y Fernando Fernández Sanz)

Joyas de Delicias: Mikado 141-F-2416

La estación madrileña de Delicias está de aniversario. Este 30 de marzo se cumplían 140 años de su inauguración oficial, tal y como he venido reflejando estos días. Fue la primera estación monumental que tuvo la capital de España. La antigua terminal alberga hoy el Museo del Ferrocarril, cuyo objetivo es conservar, estudiar y difundir el patrimonio histórico y cultural ferroviario. Reúne, por tanto, una variedad de colecciones de carácter único y excepcional formada actualmente por más de 6.300 piezas que explican la historia del ferrocarril en España. Las locomotoras de vapor tienen un lugar sobresaliente. Y de entre todas destaca, la Mikado 141-F-2416. (Con esta pieza doy inicio a una serie que pretender mostrar las joyas más delicadas expuestas en Delicias).

Esta máquina corresponde a la tercera subserie de la tipología mikado, concretamente al lote de 217, que fueron producidas íntegramente en España. Posee un eje de guía, cuatro ejes motores y un eje trasero de apoyo (1-4-1). Ha sido un tipo de locomotora muy popular, especialmente en Norteamérica y Europa. Construida en la factoría Euskalduna de Bilbao en 1960, prestó servicio en Renfe durante quince años, hasta que en 1975 fue clausurado oficialmente el vapor en España. Se diferencia de las dos subseries anteriores por contar con chimenea de doble escape y por haber salido de fábrica ya fuelizada.

¿De dónde procede el nombre de Mikado? Precisamente estas locomotoras de ejes 1-4-1 se denominan así desde 1897, cuando la Nippon Railway realizó un importante pedido de locomotoras con esta disposición de ejes a Estados Unidos. En 1895, se había estrenado una ópera muy popular llamada «Mikado» (emperador en japonés), así que el término asociado a la cultura japonesa acabó calando en el acervo popular. Fueron utilizadas por Renfe entre 1953 y 1975, año en que se abandonó el uso de las locomotoras de vapor. Fue, junto con la Confederación y la Santa Fe, una de las más típicas en el paisaje ferroviario español. En 1917 y 1918, la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de Españaa ya recibió un grupo de locomotoras con rodaje 1-4-1 (4501 a 4555) (posteriarmente rematriculadas como 141-2001 a 2052).

En ancho ibérico, han llegado a circular 297 locomotoras Mikado con ténder separado. Dejando aparte las 55 locomotoras adquiridas por la Compañía del Norte, el resto (242), se adquirieron a partir de 1953, mediante uno de los mayores pedidos de locomotoras que Renfe haya hecho nunca. A principios de los aos 50 era urgente una renovación del parque ferroviario español, muy castigado por la guerra y la postguerra. Se firmó con el constructor británico North British Locomotive el suministro de 25 unidades y material para la fabricación en España de otras cien unidades más. Otras 117 se construirían en España con material ya español. Los cuatro constructores españoles contratados fueron Macosa, La Maquinista Terrestre y Marítima, Euskalduna y Babcock & Wilcox. Esas unidades se entregaron en años sucesivos, hasta la última entrega en 1961. La última locomotora de vapor en servicio comercial normal que oficialmente circuló en Renfe fue una Mikado, la 141F-2348, que fue apagada el 23 de junio de 1975 en la estación de Vicálvaro por el entonces príncipe de España, Juan Carlos de Borbón.

El Museo del Ferrocarril de Madrid cuenta con tres locomotoras de vapor tipo Mikado. La denominada 141F 2416 construida en 1960, fue seccionada por el equipo del museo con el fin de que el público comprendiera el funcionamiento de este tipo de locomotoras. Actualmente es una de las piezas emblemáticas del museo. La Mikado 141F 2413, construida en 1959, dejó de prestar servicio en 1973. En 1985 fue recuperada para su funcionamiento, realizando viajes conmemorativos y otros que combinan historia, cultura y turismo. Ahora se hace necesaria una reparación integral. Finalmente la locomotora Mikado 141F 2316, construida en 1957, se encuentra expuesta en el Museo de Madrid. Dejó de estar operativa en 1975.

También hay locomotoras de este tipo en otros museos españoles. Una de las más famosas es la denominada ‘Mikado Galicia’, estrella del Museo do Ferrocarril de Galicia, con sede en Monforte. La locomotora de vapor 141F-2111 fue durante varios años la máquina titular del ‘Tren de la Fresa’ entre Madrid y Aranjuez . Al ser uno de los modelos más comunes en España, muchas se encuentran en pedestales donde se colocaron años después de finalizar su uso. Un ejemplo es de la Mikado 141-2240, a la entrada del antiguo barrio ferroviario de Las Matas, en Las Rozas de Madrid.

La Mikado 141-F-2416 se mantuvo activa hasta 1984 en las minas de Andorra (Teruel). En ese mismo año pasó a formar parte de la colección del museo. Actualmente, cumple una importante labor didáctica, cuya finalidad es explicar visualmente tanto los mecanismos internos como el funcionamiento de una locomotora de vapor. Desde que el fogonero echa el combustible (carbón, madera o fuel) a la caldera y la quema del comburente produce el vapor. Ese vapor saldrá con suficiente presión cuando el maquinista apriete la palanca para comenzar la marcha; recorrerá toda la maquinaria interior hasta alcanzar los cilindros que harán mover los pistones de la locomotora:, y estos con su vaivén, harán accionar las bielas que provocarán el movimiento de las ruedas. Y se pone en marcha la mastodóntica máquina sin apenas esfuerzo.

Se hace muy difícil precisar con exactitud el número de locomotoras de vapor que han circulado en nuestro país, dado el largo período de tiempo de su vigencia y la falta de estadísticas de algunas compañías. Se calcula que aproximadamente unas 2.800 se suministran por fabricantes extranjeros; a estas hay que añadir unas 1.600 construidas por firmas españoles, todas ellas de vía ancha de 1,67 metros, conocida como vía normal española o vía Renfe. La primera locomotora construida totalmente en España sale de los talleres de La Maquinista Terrestre y Marítima el 4 de julio de 1884. La máquina, de vía métrica, está destinada a la línea tranviaria de Barcelona a San Andrés. Las primeras de vía normal española salen de la misma fábrica en 1888; son dos locomotoras destinadas al ferrocarril de Barcelona a Sarriá. La última máquina de vapor fabricada en España se entrega a Renfe el 18 de abríl de 1961. Se trata de una máquina ‘Garrat’ construida por la empresa Babcock & Wilcox en su factoría de Sestao, que recibe el número 282f-0430.

Menos de 400 vehículos de vapor se conservan en España, según el balance de Javier Fernández, custodio junto a Juanjo Olaizola, director del Museo Vasco del Ferrocarril, y otros profesionales de estas joyas ferroviarias. Casi el 40% del total está en manos de museos y entidades afines. Las locomotoras propiedad de particulares tienen también cierta relevancia; aparte de dos colecciones de gran tamaño, una en manos de un chatarrero español y otra de un coleccionista británico, en general las unidades se conservan en pequeños lotes o de forma individual. Otro grupo es el mantenido por las propias empresas que originalmente explotan las locomotoras. En general, la causa de su conservación es el ornato de instalaciones. Las unidades mantenidas directamente por asociaciones de amigos del ferrocarril son sólo catorce. El panorama es aterrador.

(Fuente FFE. Vía Libre. Imagen Barcex. Wikimedia Commons)

Prototipo autónomo de Alstom para mercancías

Un tren de carga sin conductor para el 2023. La factoría de Alstom de la localidad francesa de Belfort desarrolla la transformación de una locomotora para las pruebas del prototipo de tren de mercancías autónomo que desarrolla el consorcio formado por SNCF, Alstom, Altran, Apsys, Hitachi y Railenium. Durante un año, los miembros del consorcio han definido los sistemas informáticos, los equipos y los programas que soportarán el proyecto y ahora una locomotora BB 27 000 se está digitalizando completamente para realizar las pruebas de viabilidad de un tren autónomo.

Este proyecto dirigido por la SNCF dio un giro muy concreto en septiembre con la entrada en los talleres de Belfortain de Alstom de una locomotora para ser transformada. Alstom encabeza el consorcio de empresas creado a principios de 2018 y liderado por la SNCF y el Instituto de Investigación Tecnológica (IRT). Su misión es producir un prototipo de tren de carga para finales de 2020.

Durante los últimos meses, un equipo ha trabajado en la locomotora BB27000 para desarrollar el proyecto ATO Operación Automática de Trenes, que se traducirá como pilotaje automático de trenes) FRET Belfort. Las primeras operaciones consistieron en retirar partes de esta locomotora. «Retiramos los pesos de lastre, la cubierta del techo, dos bloques, antes de instalar un armario para alojar toda la electrónica», explica Yves-François Wolffhugel, director del proyecto. Esta primera etapa implicó «la configuración de la locomotora» y el precableado, que requirió «la adición de 600 cables«. «Este trabajo sobre la física del tren sólo representa entre el 20 y el 30% del proyecto», señala el director del plan futurista.

El equipo a cargo del proyecto -hasta 15 personas según sea necesario- continuará su trabajo durante tres años a razón de una etapa por trimestre. Las primeras pruebas dinámicas están programadas para estos días. «El objetivo es controlar la aceleración, la frenada y el movimiento automático. Luego se probarán diferentes versiones: encendido de la locomotora y seguir las instrucciones», explica Yves-François Wolffhugel. «Son pruebas de luz en distancias cortas y a baja velocidad. Se llevarán a cabo en la vía 51 de Belfort», añade Romuald Gicquel, jefe de obra de Alstom Belfort. Lo siguiente se llevará a cabo en un entorno normal, directamente en las vías de la SNCF.

Puertas abiertas al tren de Arganda

El Ayuntamiento de Arganda del Rey ha convocado para el 26 de octubre una jornada de puertas abiertas en el histórico Tren de Arganda, que invita a los usuarios a viajar en este ferrocarril de manera gratuita y trata de fomentar el turismo en el sureste de la Comunidad de Madrid. Este convoy inició el pasado 6 de octubre una nueva temporada de viajes en la que recorrerá el único tramo preservado del Antiguo Ferrocarril del Tajuña, a cargo de la asociación sin ánimo de lucro Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor Madrid (Cifvm).

En la jornada de puertas abiertas, organizada a través de la concejalía de Turismo de Arganda, se incluirá, además del propio viaje, una visita al museo del tren y la entrada al ‘paseo del arte’ ubicado en la estación del Puente de Arganda, donde hay reproducciones de cuadros históricos, según indica en una nota el Consistorio. Las salidas se realizarán desde la plaza de la Constitución en diferentes horarios a partir de las 9:30 horas, aunque es necesario reservar previamente. En las jornadas de puertas abiertas suelen participar más de 800 personas, que recorren cada trayecto en unos 35 minutos, a una velocidad media de 12 kilómetros por hora. En concreto, el vehículo realiza un recorrido de 3,3 kilómetros entre la antigua estación de La Poveda y el apeadero de El Campillo.

El Tren de Arganda está gestionado por la asociación sin ánimo de lucro Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor Madrid (CIFVM). El tren está formado por coches de madera, algunos ya centenarios: El AC-201 fabricado por Carde y Escoriaza en 1916 y los coches C-1 y C-2, reconstruidos por la Escuela Taller Román Aparicio de Arganda, a partir de antiguos chasis de vehículos ferroviarios. Adicionalmente se acostumbra a incorporar un vagón de ‘Jefe de Tren’ reconvertido en coche de pasajeros y procedente del ferrocarril Ponferrada-Villablino (PV). Este venerable tren circula entre la estación de Poveda (Arganda del Rey) y el apeadero de la Laguna del Campillo (Rivas Vaciamadrid) todos los domingos de las temporadas de primavera y otoño, con salidas a las 11.00, 12.00 y 13:00 horas.

En 1987, un grupo de aficionados al tren creó el Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor (CIFVM) para dar rienda suelta a sus hobbies ferroviarios, sobre todo, el modelismo tripulado de 5 pulgadas. Tres años más tarde, decidieron comprar la primera pieza de tamaño real, una máquina de vapor de ancho de vía métrica que iba a ser desguazada y que, una vez restaurada, recibiría el nombre de la localidad de adopción: ‘Arganda’.

Esta locomotora fue alojada en una nave industrial de Arganda del Rey muy próxima al trazado del antiguo Ferrocarril del Tajuña, la cual les fue cedida por el ayuntamiento de esta localidad madrileña. Inicialmente, los miembros del CIFVM, a la vez que empezaron la restauración de la locomotora, siguieron trabajando con sus trenes de 5 pulgadas pero, a medida que iban consiguiendo más vehículos de ‘escala real’, como dos cisternas del Ferrocarril del Tajuña o cuatro vagones dedicados al transporte de mercancías procedentes de los Ferrocarriles de la Generalitat Catalana, decidieron dedicarse en exclusiva a esta nueva tarea.

En noviembre de 1997 dejó de circular el último tren comercial del Ferrocarril del Tajuña en el tramo activo que quedaba (Alto de Morata-Vicálvaro) consiguiendo la asociación, en conversaciones con la cementera Portland-Valderrivas, propietaria del ferrocarril, como con la Comunidad Autónoma de Madrid, que no se desmantelase el pequeño tramo de 3,5 kilómetros por el que ahora circula el tren.

Después de varios años de reconstrucción de la línea y del material ferroviario, el 4 de mayo de 2005 se inaugura el Museo del Tren de Arganda y se pone en marcha la circulación ‘regular’ del conocido tren. A partir de entonces, el CIFVM se ha dedicado a la compra y restauración de material móvil, al mantenimiento del antiguo y también de la línea por donde circula o a la promoción de los viajes en el Tren de Arganda, volviendo a poner en uso el viejo soniquete de “… que pita más que anda”, dada la reducida velocidad a la que se realiza el viaje, lo que permite un completo disfrute del paisaje.

Exhibición de vapor en Azpeitia

Impresionante demostración en el Museo del Ferrocarril de Azpeitia para celebrar sus bodas de plata. Todas las locomotoras de vapor se han puesto en circulación: las joyas históricas del ferrocarril vasco ‘Aurrera’, ‘Portugal’, ‘Zugastieta’ y ‘Euzkadi’ que, en diferentes composiciones, recorrieron los cinco kilómetros escasos que separan la estación de Azpeitia de la de Lasao. La grúa de vapor ‘Grafton’, La Espinal y el tranvía histórico U-52 de Bilbao (de la línea Hospital-San Antón) también concentraron la atención del público.

Azpeitia es de obligada visita para todos los amantes del ferrocaril y constituye un auténtico santuario, donde se rinde culto al vapor. El muestrario ferroviario -con más de 75 vehículos de todo tipo: desde locomotoras de vapor, tranvías, trolebuses, automotores, coches y vagones de todas las clases hasta un camión de bomberos- se completa con conjuntos de uniformes, faroles, señales, placas de fabricación, etcétera. Durante la celebración del anivesario, el museo pone en circulación sus piezas más cotizadas: el automotor diésel-eléctrico Allan 301, de 1853 (Ferrocarriles portugueses); la locomotora de vapor ‘Portugal’, de 1913; la máquina de vapor ‘Zugastieta’, de 1888; y la gran estrella del parque, la locomotora de vapor ‘Aurrera’, de 1898, la principal estrella de las circulaciones de vapor.



Para esta solemne ocasión, el director del museo Juanjo Olaizola preparó distintas circulaciones con estas cuidadas máquinas que dan sentido a este especial museo situado en pleno valle del Urola. Una auténtica exhibición de vapor que, incluso, llevaron a circular varias composiciones acopladas (Euzkadi y Portugal en doble tracción; igual que Zugastieta y Aurrera y un tren de locomotoras para deleite de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (AZAFT) que decidió trasladar en su Tren Azul a varios de sus componentes hasta este rincón guipuzcoano. La Cofradía de la Putxera Ferroviaria de Balmaseda deleitó a los visitantes con una degustación cocinada en una docena de estos antiguos utensilios ferroviarios. Y todo bajo la atenta y elegante coordinación de Mercedes García y la desinteresada colaboración de los socios de BML (Eusko Tren Euskal Burnibidearen Museoaren lagunak).

El plato fuerte de la jornada se hizo esperar. Sobre las 14.30 se acoplaron cuatro locomororas de vapor (Euzkadi, Portugal, Zugaztieta y Aurrera) con la Alsthom (1965) que como una sola composición realizaron el recorrido de rigor para deleite de los aficionados que jalonaban el trayecto para inmortalizar el momento con sus cámaras de fotos y vídeos. Toda una exhibición y una muestra de la belleza de este tipo de maniobras que apenas se pueden ver en nuestro país.

En estas dos décadas y media, el Museo del Ferrocarril Vasco se ha convertido en uno de los mejores, y escasos, templos dedicados al ferrocarril del siglo XIX. O al menos al concepto que aún tenemos de esa época de nuestra historia: vehículos que se mueven por las vías gracias a la acción del vapor de agua. Y es ahí donde reside su riqueza y lo que le distingue de otros centros similares. !Y que siga!

Trápaga fabrica la propulsión para trenes checos

Bombardier Transportation se ha adjudicado un contrato para el suministro de 15 locomotoras Bombardier Traxx MS3 a RegioJet, el mayor operador ferroviario privado del centro de Europa, con sede en República Checa. Se trata del primer pedido de este tipo de locomotoras orientado al transporte de pasajeros. El contrato incluye la opción de incluir más unidades, así como la nueva herramienta online de Bombardier para la adquisición de componentes para los vehículos. Esta solución permite agilizar el proceso de adquisición de recambios, facilitando en gran medida las tareas de mantenimiento a los operadores.

La planta de Trápaga será responsable de la fabricación y la gestión del proyecto de los convertidores de tracción multisistema MS3, siendo en la actualidad el centro de excelencia para el desarrollo de convertidores de alta potencia de la plataforma de locomotoras Traxx de Bombardier, así como el centro de referencia para el suministro de este producto en todo el mundo.

Desde hace dos décadas, la factoría vizcaína de Bombardier, ubicada en Trápaga, diseña, gestiona y suministra sistemas de propulsión y tracción eléctrica para trenes que circulan por medio mundo. La fábrica en Vizcaya de la matriz canadiense es capaz de producir cualquier tipo de aplicación ferroviaria en todos los rangos de potencia: sistemas de tracción para vehículos destinados en líneas generales (locomotoras, trenes de alta velocidad, trenes de grandes recorridos, regionales y cercanías) y transporte urbano (metros, monorraíles, tranvías y trolebuses).

Hasta 2002 la facturación estaba dedicada 100% al mercado nacional, llevándose a cabo, en esa fecha, una transformación profunda de la fábrica, que incluye el rejuvenecimiento de plantilla, la modernización de los procesos e instalaciones, mejoras de calidad y productividad, así como una participación activa de sus ejecutivos en los centros globales de la multinacional. La factoría cuenta con una plantilla cercana a los 200 trabajadores, siendo el 50% de ellos empleados permanentes universitarios y otro 50% menores de 40 años. Trápaga es una de las seis factorías de Bombardier dedicadas a propulsión y control, así como una pieza clave en la red mundial de fabricación de la división Bombardier Transportation.

Entre las nuevas familias de convertidores cabe destacar los AC3, de 1 y 2 sistemas para corriente alterna, los DC3 para alimentación de corriente continua y los novedosos MS3, última generación de locomotoras multisistema.

La plataforma Bombardier Traxx 3 es la plataforma de locomotoras de cuatro ejes más moderna de Europa. Sus tres modelos (Traxx AC3, Traxx MS3 y Traxx DC3), ofrecen, además, la funcionalidad Last Mile, que les posibilita circular en los últimos tramos de vía donde no hay catenaria.

Con este contrato RegioJet persigue unificar su flota de trenes, beneficiándose de las fuertes sinergias que aporta una de las locomotoras multisistema más avanzadas del mercado, con más de 2.000 unidades que operan en 20 países y recorren una media de 300 millones de kilómetros al año.

Restauración de la rotonda de Monforte

El Museo do Ferrocarril de Galicia (Muferga) continúa con los trabajos de rehabilitación de su rotonda ferroviaria, unas antiguas instalaciones de los depósitos de tracción de vapor de Monforte que constan de una nave semicircular, con un diseño característico de la arquitectura industrial de comienzos del siglo XX y de una playa de cuarenta vías enlazadas por un puente giratorio, con el que era posible invertir la marcha de las locomotoras.

Las labores, que se iniciaron a principios del mes de abril, son muy complicadas. En la actualidad, las tareas se centran en la instalación eléctrica y, sobre todo, en la restauración de los fosos bajo ejes motrices de locomotoras. Estos cuentan con tres gatos hidráulicos que llevan más de 40 años fuera de uso. Una vez que se encuentren de nuevo en servicio se convertirán en el único elemento mecánico de estas características de España en funcionamiento. Se procederá también a la renovación de la vía del foso para que circule por ella el nuevo carro transbordador de ejes.

Desde la gerencia de la fundación que dirige el museo señala que se trata de un proyecto «complicado y duro, toda vez que es una obra que se ejecuta por administración». En el proyecto interviene personal propio y trabajadores subvencionados por la Diputación Provincial de Lugo a través del programa Tecendo Emprego.

Hay labores que ya han finalizado, como la aplicación de un enfoscado con una capa de mortero para revestir las bóvedas de los techos que presentaban ladrillo visto. Los techos pasaron, primero, por el proceso de chorreo de arena para retirar las gruesas capas de hollín acumulado, producto de más 80 años de humos procedentes de las locomotoras de vapor que se reparaban en sus fosos.

Hace cuatro años, más de un centenar de instituciones y entidades culturales de diecinueve países participaron en el Año Europeo del Patrimonio Industrial. La conmemoración contó con el respaldo del Consejo de Europa e incluyó la edición de un catálogo internacional dedicado a este tipo de bienes históricos. Fue cuando la rotonda ferroviaria de Monforte pasó a estar representada en esta publicación y destacada por su alto valor.