Exhibición de vapor en Azpeitia


Impresionante demostración en el Museo del Ferrocarril de Azpeitia para celebrar sus bodas de plata. Todas las locomotoras de vapor se han puesto en circulación: las joyas históricas del ferrocarril vasco ‘Aurrera’, ‘Portugal’, ‘Zugastieta’ y ‘Euzkadi’ que, en diferentes composiciones, recorrieron los cinco kilómetros escasos que separan la estación de Azpeitia de la de Lasao. La grúa de vapor ‘Grafton’, La Espinal y el tranvía histórico U-52 de Bilbao (de la línea Hospital-San Antón) también concentraron la atención del público.

Azpeitia es de obligada visita para todos los amantes del ferrocaril y constituye un auténtico santuario, donde se rinde culto al vapor. El muestrario ferroviario -con más de 75 vehículos de todo tipo: desde locomotoras de vapor, tranvías, trolebuses, automotores, coches y vagones de todas las clases hasta un camión de bomberos- se completa con conjuntos de uniformes, faroles, señales, placas de fabricación, etcétera. Durante la celebración del anivesario, el museo pone en circulación sus piezas más cotizadas: el automotor diésel-eléctrico Allan 301, de 1853 (Ferrocarriles portugueses); la locomotora de vapor ‘Portugal’, de 1913; la máquina de vapor ‘Zugastieta’, de 1888; y la gran estrella del parque, la locomotora de vapor ‘Aurrera’, de 1898, la principal estrella de las circulaciones de vapor.



Para esta solemne ocasión, el director del museo Juanjo Olaizola preparó distintas circulaciones con estas cuidadas máquinas que dan sentido a este especial museo situado en pleno valle del Urola. Una auténtica exhibición de vapor que, incluso, llevaron a circular varias composiciones acopladas (Euzkadi y Portugal en doble tracción; igual que Zugastieta y Aurrera y un tren de locomotoras para deleite de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (AZAFT) que decidió trasladar en su Tren Azul a varios de sus componentes hasta este rincón guipuzcoano. La Cofradía de la Putxera Ferroviaria de Balmaseda deleitó a los visitantes con una degustación cocinada en una docena de estos antiguos utensilios ferroviarios. Y todo bajo la atenta y elegante coordinación de Mercedes García y la desinteresada colaboración de los socios de BML (Eusko Tren Euskal Burnibidearen Museoaren lagunak).

El plato fuerte de la jornada se hizo esperar. Sobre las 14.30 se acoplaron cuatro locomororas de vapor (Euzkadi, Portugal, Zugaztieta y Aurrera) con la Alsthom (1965) que como una sola composición realizaron el recorrido de rigor para deleite de los aficionados que jalonaban el trayecto para inmortalizar el momento con sus cámaras de fotos y vídeos. Toda una exhibición y una muestra de la belleza de este tipo de maniobras que apenas se pueden ver en nuestro país.

En estas dos décadas y media, el Museo del Ferrocarril Vasco se ha convertido en uno de los mejores, y escasos, templos dedicados al ferrocarril del siglo XIX. O al menos al concepto que aún tenemos de esa época de nuestra historia: vehículos que se mueven por las vías gracias a la acción del vapor de agua. Y es ahí donde reside su riqueza y lo que le distingue de otros centros similares. !Y que siga!

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