La callejuela de Ngo 224 Le Duan es uno de los escanarios más populares para los turistas que visitan Hanoi. Por esta estrecho y concurrido pasaje circula vertiginosamente y a pocos centímetros de comercios y viviendas su famoso tren callejero. Todos los días, a las 15.30 y a las 19.30 horas, decenas de visitantes, sentados en minúsculos cafés junto a las vías, se preparan para obtener una de las imágenes más impactantes de la ciudad: un convoy ferroviario avanza imparable por las minúsculas y centenarias vías que apenas deja espacio para nada más en la calle. Pero esta imagen podría tener los días contados.
Las autoridades de la ciudad vietnamita han decidido cerrar los cafés en los que suelen apostarse los turistas tras un nuevo incidente con una visitante que, ajena al peligro, fotografiaba la escena, como es habitual entre quienes visitan Hanoi. Hartos de los problemas, la policía estableció barreras para evitar la intrusión de turistas en estas calles, inmortalizadas en las redes sociales donde los selfies son algo más que una moda pasajera. El conductor del tren explicó en el medio local VN Express, que tuvo que aplicar los frenos de emergencia para detener el convoy a pocos metros de una mujer que tomaba fotografías peligrosamente cerca de las vías durante el pasado fin de semana..
Las autoridades han prohibido a los visitantes acceder la famosa Hanoi Train Street y a la sección del ferrocarril que cruza el centro de la ciudad y recorre 1.200 metros por temor a un accidente. Y los cafés que han surgido en los últimos tiempos en esta zona del Hanoi Old Quarter deberán cerrar. «Aunque los cafés ferroviarios atraen a los turistas, están violando algunas regulaciones», dijo a los medios Ha Van Sieu, funcionario gubernamental de turismo. En el momento del paso de tren todo el mundo recoge sus pertenencias y se hace a un lado hasta que deja de pasar. Cuando el tren ya ha pasado la normalidad vuelve de nuevo a la calle.
Los propietarios de estos negocios se quejan de esta nueva regulación. «Nunca ha habido accidentes lamentablesí», decía a Reuters el responsable de uno de estos bares. «En comparación con la densidad del tráfico en otras partes de la ciudad, esto de aquí es mucho más seguro». Lo cierto es que hay más de 26.000 imágenes etiquetadas con el hashtag #trainstreet, 10.000 más si sumamos variantes como #trainstreethanoi o #hanoitrainstreet, un claro indicador de lo que se supone este tren para el turismo vietnamita.
Construido en 1902 bajo los gobernantes coloniales franceses, el ferrocarril que conduce a las provincias del norte de Vietnam lleva pasajeros y carga principalmente entre Hanoi y la ciudad oriental de Haiphong y las ciudades remotas de Lang Son y Lao Cai, en la frontera montañosa con China. Utiliza un anticuado trazado de vía estrecha francesa, tan antiguo que cuando el líder norcoreano Kim Jong Un visitó Hanoi en febrero para una cumbre con el presidente estadounidense Donald Trump, tuvo que detenerse en la frontera y continuar en automóvil.
En Hanoi, esa línea roza la parte trasera de las casas y las tiendas a medida que el convoy atraviesa el denso centro de la ciudad. Los vendedores pasean por las vías, venden aperitivos en brochetas, mientras que algunos visitantes se sientan en las vías del tren y se sumergen en el ambiente.
Vietnam es uno de los destinos turísticos emergentes del sudeste asiático. Con 1,5 millones de visitantes en 1998, la cifra se disparó a los 15,5 millones en 2018. Solo los nueve primeros meses de este año se contabilizaron 18,87 millones, lo que supone un incremento del 11%. Aunque el tren callejero se ha convertido en una de las principales atracciones, Haoni ofrece a los visitantes otros espectáculos que cautivan a quienes se acercan a la capital vietnamita, como el Lago Hien Kiew y el templo de la literatura.