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Ceuta ultima la reforma de su estación

La Ciudad Autónoma da los últimos pasos para poner en uso la centenaria estación de ferrocarril, cuyas obras de rehabilitación comenzaron hace doce años y todavía no han terminado tras múltiples vicisitudes de todo tipo. Con un presupuesto base de licitación sin impuestos de 838.166 euros (929.983 con IPSI), los trabajos incluyen “las instalaciones diversas de climatización, iluminación, colocación de ascensor, ventilación, señalización, etcétera”, que no estaban incluidas de acuerdo con las necesidades actuales en el proyecto elaborado en 2004 y que fue financiado por el Programa 1% Cultural conveniado con el Ministerio de Fomento.

El proyecto original preveía destinar el inmueble a biblioteca; pero a lo largo de los años se decidió redirigirlo a salas de lectura para el vecindario de la barriada y a oficinas de la Fundación Premio Convivencia con un aula de taller. Para este cambio se ha redactado un nuevo proyecto para cumplir los requerimientos de estas nuevas necesidades culturales, que irán ubicadas, respectivamente, en la planta baja y la superior. La primera tiene 736,40 metros cuadrados de superficie y la segunda, 325,6. Los revestimientos, carpinterías, solados y alicatados están ya realizados, por lo que únicamente faltan por definir los falsos techos que se consideran en el proyecto de instalaciones, que también contempla la instalación de elevación de un ascensor, la iluminación, la climatización, ventilación, señalización y el cableado.

El concurso establece un plazo de ejecución de las obras de nueve meses (a contar desde la formalización del contrato) y el de presentación de ofertas estará abierto hasta el 5 de enero. El precio que oferten las licitadoras será el único criterio que se tendrá en cuenta para la adjudicación de las obras. Un posible empate se resolvería revisando el mayor porcentaje de trabajadores con discapacidad o en situación de exclusión social contratado en la plantilla de cada empresa y, a continuación, una tasa más baja de contratos temporales.

La adjudicataria del proyecto sacado a concurso dispondrá de 9 meses para ejecutar el trabajo salvo si “por causa de fuerza mayor o independiente de su voluntad” no pudiese comenzar las obras, o tuviese que suspenderlas, o no le fuera posible terminarlas en los plazos prefijados. En ese caso podría disfrutar de una prórroga para el cumplimiento de la contrata “previo informe favorable del técnico”. Para ello, estará obligada a exponer por escrito “la causa que impide la ejecución o la marcha de los trabajos y el retraso que por ello se originaría en los plazos acordados, razonando debidamente la prórroga que por dicha causa solicita”.

La estación de Ceuta fue la cabecera de la antigua línea férrea con Tetuán inaugurada en 1918 y extinguida en los años cincuenta. Tiene “un estilo historicista, ecléctico”, y “si bien no se encuentra formalmente declarada como Bien de Interés Cultural (BIC), sí está incluida en la Zona 1 de máxima protección en las Normas Urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ceuta vigente y es “un edificio de interés arquitectónico e histórico”. La antigua estación era de estilo árabe tetuaní, con cuatro torres a modo de alminares. Disponía de una amplia superficie de terrenos anexos que se extendían desde los Jardines de la Argentina hasta los actuales pabellones de la Junta de Obras del Puerto. Se construyó en dos años y contaba con almacenes de explotación y talleres de la línea, así como muelles destinados al embarque de vehículos, mercancías y ganado, con sus correspondientes rampas al efecto.

En 1958 se cerró la línea y los automotores retornaron a la península salvo la locomotora C-1, que fue adjudicada en subasta a la Administración local para que fuese colocada en un lugar público como homenaje y para la que se ha habilitado un espacio singular junto al inmueble. Las dimensiones de dicho hangar han sido el último obstáculo al que se ha agarrado la Ciudad para justificar la demora en concluir el proyecto.

La calle opinará sobre la estación de Almería

La Mesa del Ferrocarril de Almería quiere sacar el debate a la calle y que los almerienses opinen sobre el uso que debe darse a la antigua estación de tren de la capital una vez finalizada su rehabilitación, una opción que surgió hace cuatro años cuando este colectivo organizó una jornada específica para debatir sobre el futuro de este emblemático espacio. Ahora han creado la campaña ‘¿Y tú que opinas sobre el uso de nuestra Estación del Ferrocarril?’ que se difundirá a partir del próximo lunes a través de redes sociales y en las 216 organizaciones e instituciones que forman parte de la Mesa y que incluye ocho preguntas. «Nuestra idea es que sea la Sociedad Civil almeriense participe a lo largo de los próximos 30 días, sobre su futuro una vez acabe totalmente el proceso de rehabilitación», explican durante un encuentro con los medios de comunicación.

Una vez que finalice el plazo evaluarán todos los cuestionarios recibidos y harán públicos los resultados del sondeo que, además, serán entregados tanto a la presidenta de Adif como al alcalde de Almería. Para la plataforma, el uso ferroviario de la estación histórica de Almería «debe ser su ubicación actual» dado que, a su juicio, tiene numerosas ventajas, entre ellas, ser la mejor puerta de entrada a la ciudad, facilitar la conexión con transporte interurbano y urbano gracias a su proximidad con Estación Intermodal, incluso, con el transporte marítimo con un autobús lanzadera que conecte con el Puerto de Almería. Desde la Mesa del Ferrocarril, aseguraron, observan «tensiones» sobre la posible cesión al Ayuntamiento por parte de Adif. No obstante, esperan «que haya un acuerdo razonable para ambas partes y que con lo resultados de la encuesta, pongan el oído del pensar de la sociedad civil».

Además de ahondar en la campaña, la Mesa del Ferrocarril abordar distintos asuntos, entre ellos, algunos de los temas recurrentes para la plataforma ciudadana, que busca una mejora en las conexiones ferroviarias de la provincia de Almería. En las últimas semanas, explicaron, han mantenido encuentros con los partidos políticos que tienen representación tanto el Parlamento de Andalucía como en las Cortes Generales con el fin de recabar apoyos para una debatir y aprobar una propuesta de resolución redactada por la Mesa para la recuperación del Eje Transversal Ferroviario de Andalucía. La Mesa tiene el «convencimiento de que el sistema ferroviario es decisivo para la integración y vertebración del territorio andaluz» y considera que «ha llegado el momento de aprovechar una pequeña parte de los 140.000 millones que vendrán de Europa para terminar de ejecutar esta obra, que permitirá en un futuro que Almería esté conectada con Huelva sin transbordos».

Otro de los aspectos abordados es la puesta en marcha de un tren para la Comarca del Bajo Andarax. Una iniciativa sobre la que se elaboró un estudio informativo hace ya cinco años y que, tras solicitar un informe a la Consejería de Fomento sobre su viabilidad, «esta durmiendo en un cajón de la Dirección General de Movilidad» desde 2018. Tras conocer el estudio, han comprobado «con satisfacción que el proyecto es viable y vendrá a aportar soluciones de movilidad» a vecinos de la comarca del Bajo Andarax pero también de la capital. De las dos alternativas que se contemplan, la Mesa apuesta por la que recoge una inversión de 12 millones de euros para crear hasta 10 Estaciones-apeaderos en Almería y Santa Fe, de los cuales 4 estarían en la capital (Estadio de fútbol a la altura de La Goleta, Puche, Torrecárdenas y Villa Inés).

La Mesa del Ferrocarril recibió «con alegría» los 600 millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado para la alta velocidad. «Pero después de estudiar concienzudamente las partidas, vemos con preocupación que se han olvidado de la conexión entre Almería y Granada en plataforma de ancho internacional», criticaron y reclamaron «incluir una partida que permita la redacción del proyecto, más el estudio de impacto medio ambiental» tras quedar «obsoleto» el de 2012.

Más obras en la histórica estación de Almería

Adif inicia la segunda fase de la rehabilitación de la estación histórica del ferrocarril de Almería, trabajos que cuentan con plazo de ejecución de tres meses y un importe de 516.326,54 euros (IVA incluido), que viene a sumarse a la inversión de 1.725.867,26 euros (IVA incluido) destinada a las obras de la primera fase. Esta segunda fase de obras responde a la aprobación de un nuevo proyecto a través de la empresa Tragsa, cuyo objeto es acometer la consolidación estructural de la fachada norte y finalizar la restauración de la marquesina del andén principal.

Para llevar a cabo las obras de reparación de los daños de la estructura y poder frenar la patología existente, se deberán utilizar diversos elementos y el roblonado correspondiente, utilizando técnicas idénticas a las de origen. Además, se repararán los daños en pilares y vigas riostras. Las obras del proyecto constructivo de rehabilitación de fachadas, cubiertas y vestíbulo de la estación histórica de Almería fueron encomendadas a la empresa Tragsa por importe de 1.725.867,26 euros (IVA incluido).

Los trabajos en esta histórica infraestrutura comenzaron el 24 de enero de 2018, para intervenir tanto en el edificio de viajeros como en la marquesina de andenes. Durante esa fase de las obras se procedió a la restauración de las fachadas, incluyendo carpinterías de madera y cerrajerías, rehabilitación de las cortinas vidriadas, reparación de cubiertas, sistemas de evacuación de aguas, restauración y puesta en valor del interior del vestíbulo.

Cuando estas actuaciones presentaban un «notable grado de avance» por encima del 80% de ejecución, se detectaron fallos estructurales de calado en el edificio de viajeros que impedían el avance de las obras, de tal forma que fueron suspendidas en diciembre de 2019, para redactar un nuevo proyecto que incluyese la reparación de estas patologías, localizadas cuando se descubrió la estructura metálica del módulo central. Tras la inspección visual se encargaron ensayos de espesor de las chapas que conforman la estructura roblonada, obteniendo resultados desfavorables, que requerían de intervenciones no contempladas en la obra inicial y que ahora se recogen en esta segunda fase.

Cuando finalicen las obras se habrá conseguido la completa rehabilitación de esta singular edificación, mediante la reparación, limpieza y conservación del edificio. Este conjunto de obras realizadas por Adif son las más importantes realizadas desde que el arquitecto francés Laurent Farge, uno de los técnicos más habituales de la compañía, decide construir (1893-1895) un inmueble que, con su lenguaje ecléctico, combina elementos de la arquitectura industrial con otros de estilo clásico e historicista. Sin duda alguna, es una de las obras más notables de la arquitectura ferroviaria andaluza.

El edificio de viajeros representa el orgullo de una sociedad anónima que abandera su estación como símbolo de modernidad de finales del XIX en el que por fin contemplar la llegada de este novedoso transporte conocido por ‘ferro-carril’. Reflejo de ello es la aportación de la compañía francesa ‘Compagnie de Fives-Lille’ en 1892, que diseña el cuerpo central de estructura de hierro y amplias cristaleras de vidrio en el que destaca el carácter representativo y moderno del edificio cuyas proporciones arquitectónicas, así como la combinación del hierro y de los ladrillos decorativos, recuerdan mucho los hermosos modelos admirados en Francia en la Exposición Universal de 1889 y cuyo arco monumental dota a esta estación de un sello digno de la importancia del camino de hierro de Linares a Almería.

Estaciones singulares: Burgos

El ferrocarril llega el 25 de noviembre de 1860 por primera vez a Burgos, ciudad que junto a Miranda de Ebro se configura como clave en el tráfico ferroviario en España. El trazado originario atraviesa el borde del disperso arrabal que se configura alrededor de la plazuela de Vega, al final del Puente de Santa María, y deja el viejo hospital o convento de Santa Clara al otro lado de las vías. En ese primer viaje, viajan los administradores de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, entre ellos Isaac Pereire, con el ingeniero jefe de la división de Valladolid, a quienes reciben y felicitan («por el favor hecho a la ciudad y a toda Castilla») diversos altos cargos de la ciudad, como el alcalde o el gobernador, y un inmenso gentío (unas quince mil personas, según crónicas de la época).

Burgos es una ciudad situada en el corredor Norte del transporte peninsular, vinculada tanto a la carretera como al ferrocarril. Aunque no se trata en absoluto de un nudo ferroviario y a pesar de depender prácticamente de una única línea, la ciudad utiliza de forma relevante el ferrocarril, algo que está en cierto modo garantizado por tratarse de una línea perteneciente al sistema ferroviario básico, inicialmente de la compañía Norte (en el trazado de la línea Imperial de Madrid a Irun) y posteriormente de de Renfe.

La estación se dispone al final de un paseo y determina tanto la progresiva urbanización de la orilla meridional del Arlanzón como la compleción de los espacios vacíos. El edificio de viajeros ya se concibe originalmente con ‘carácter provisional’, aunque se mantiene durante 40 años, hasta que Norte decide la construcción de un nuevo inmueble, y respeta los criterios de funcionalidad y economía vigentes en la construcción de las primeras estaciones. La compañía encarga el diseño de la obra del nuevo edificio al ingeniero de caminos franco-español Enrique Grasset y Echevarría.

El edificio de viajeros es el centro neurálgico de la estación, y acoge tanto la dirección como la gestión de la circulación y todo lo relativo al movimiento de viajeros. En su día se la denomina como “Estación definitiva” (1901-1906) porque sustituye al inmueble provisional de 1860. Guarda una estrecha relación en términos de concepto y estilo con otras construcciones de la época, como por ejemplo la de Valladolid o la de Medina del Campo, de los años 1890. Todas ellas se proyectan por los técnicos de la propia Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, bajo la dirección del ingeniero de vía y obras Enrique Grasset y Echevarría. Ello va a resultar fundamental para describir la uniformidad del lenguaje que va a caracterizar a las estaciones de la compañía de capital francés. Una cuestión que resulta especialmente crítica para autores como Ángel Ganivet, que al respecto de esta homogenidad solía comentar «como si se tratara de uniforme de niños de un hospicio». Los comentarios del escritor granadino a quien muchos consideran el precursor de la generación del 98, tienen ciertos fundamentos, puesto que la mayoría de las estaciones de Norte en la línea Madrid-Irún siguen un patrón común y están formadas por tres partes diferenciadas: pabellón central con vestíbulo, venta de billetes y algunas oficinas; un cuerpo lateral izquierdo, con salas de espera y estafeta de Correos; y un cuerpo lateral derecho, con sala de equipajes, cantina y algunos despachos de maquinistas, vigilantes o personal.

Con una superficie en planta de 2.347 metros cuadrados, la estación de Burgos es un edificio alargado (92,5 m), paralelo a las vías, en su inicio desarrollado en dos alturas y compuesto por tres volúmenes: un pabellón o cuerpo central (entrada principal) y dos cuerpos laterales rematados por pabellones. Originalmente el edificio tiene adosado por el lado de las vías una gran marquesina de hierro, chapa y cristal, que cubre dos andenes, y por el lado del patio de viajeros dispone de dos marquesinas que permiten el paso entre los pabellones. Las tres marquesinas se desmontan en los años cincuenta y se sustituyen por otras de hormigón en cada andén. Durante toda su existencia y a pesar de varias intervenciones en los más de cien años que está en servicio, el vestíbulo público siempre ocupa el cuerpo central, tal como se concibe en la época de su edificación y como se ha mantenido en el tiempo, por tradición y funcionalidad.

Piedra y ladrillo, cubierta de teja plana negra (teja vidriada negra según otros autores), planchas galvanizadas y onduladas y cristales estriados son elementos esenciales en el edificio de Grasset con el que Norte pretende obsequiar a la ciudad castellana, para lo que no duda en incorporar lo último de la ‘nouvelle vague’ parisina. De Francia también se importa el sistema Polonceau para la cubierta del edificio a base de cuchillos articulados apoyados sobre columnas de hierro fundido y que remata sus faldones o carenas con paneles de vidrio. Dispone de una fachada con importante presencia de elementos clásicos como arcos de medio punto con destacadas claves, abundantes molduras de traza clásica como antesala de la cubierta, así como pilastras. Abunda la presencia de piedra natural que, sobre el zócalo de acabado tosco en este caso, se dispone a modo de fajas que incluyen cada uno de los huecos de planta baja. También aparece el nombre de la compañía grabado sobre la piedra.

El reparto original de los usos requiere que el andén principal sirva de distribuidor, algo que intervenciones ejecutadas a lo largo del siglo XX tienden a cambiar, en la idea de que sea el vestíbulo el que esté ligado interiormente con el resto del edificio. Como en la estación de Palencia, también aquí se reviste el ladrillo rojo con pintura de igual color. Igualmente se ejecuta la fábrica con igual presencia de llagas y tendeles acanalados, pero de inferior anchura a la existente en las juntas de la fábrica de la estación palentina. La estación deja de prestar servicios ferroviarios el 14 de diciembre de 2008, fecha en que se desvía la circulación al norte —a la nueva variante ferroviaria—, y se inaugura la nueva estación de Burgos-Rosa de Lima. El Plan General incluye en su Catálogo al edificio de viajeros (“Antigua Estación de Ferrocarril”), con protección estructural, y un estudio del Colegio de Arquitectos de Burgos (2012), encargado por el Instituto Municipal de Cultura y Turismo del Ayuntamiento, propone una intervención conjunta del edificio de viajeros con su entorno, es decir, el antiguo patio de viajeros y los jardines adyacentes.

La intervención planteada en el edificio de viajeros busca recuperar la esencia del mismo, adaptando la construcción al nuevo uso previsto reinterpretando en profundidad la concepción espacial del conjunto, así como la relación física y visual entre las partes que lo caracterizan como pieza arquitectónica. El proyecto plantea albergar usos dotacionales de recreo y ocio destinados fundamentalmente al público infantil y juvenil. La intervención se extiende, por un lado, a la plaza de la Estación –antiguo Patio de Viajeros- y peatonalizar dicho espacio y transformarlo en una zona de relación y, por otro, al ámbito que ocupan las vías del tren, transformado ahora en bulevar.

Para contextualizar e integrar el edificio en el bulevar se construye una pérgola que se adapta a las trazas de éste al tiempo que hace de transición entre la escala de la edificación y el espacio libre ajardinado y recupera el recuerdo de la gran marquesina desaparecida de hierro y vidrio que protegía las vías y los andenes. Esta pérgola, además de servir de apoyo al espacio de cafetería, diluye el límite del edificio prolongándose hacia la zona arbolada del oeste. El edificio se estructura a partir de un eje lineal y se divide en las distintas áreas solicitadas en el programa. En el ala este, la zona infantil; en el ala oeste el espacio de restauración; en el espacio de acceso, al nivel de la antigua entreplanta, la administración; en la primera planta, el área juvenil, uniendo las tres torres por medio de pasarelas con sendas escaleras en los extremos. En el cuerpo central se construye el núcleo de comunicaciones verticales y servicios, permitiendo el uso parcial de las distintas áreas del edificio sin necesidad de duplicar los elementos de comunicación o aseos, a la vez que posibilita la concentración de las instalaciones.

En el acceso al edificio desde el patio de viajeros se recupera el espacio original con la disposición de sendas marquesinas que penetran en el interior del mismo, haciendo las veces de cortavientos. Esta operación define el acceso y la geometría original reinterpretando dicho elemento. En el interior se seccionan los muros de carga en la planta baja para conseguir un espacio fluido y continuidad visual entre los distintos cuerpos. Al mismo tiempo, se elimina completamente el forjado de la entreplanta, ejecutado con poca fortuna a mediados del siglo XX, fragmentando la altura original de la planta baja. Esta cota se recupera únicamente de forma parcial en el acceso, tras cruzar un umbral con la altura original de la Estación, con lo que se consigue una compresión del espacio previa al acceso a los cuerpos laterales.

Para soportar los nuevos forjados y las cubiertas de las naves se generan unos pórticos estructurales cuyo ritmo viene pautado por los macizos de los muros. Los espacios superiores de las torres se comunican mediante pasarelas que apoyan en los muros de carga de éstas y cuelgan de los pórticos de la estructura de las cubiertas de los cruceros, al tiempo que en las torres se descubre la estructura original de cubierta que estaba oculta. Se sustituye la totalidad de las cubiertas recuperando las pendientes originales y las tejas cerámicas negras. Se eliminan la totalidad de los revestimientos interiores existentes, dejando al descubierto las fábricas, tanto de piedra como de ladrillo. Esta operación, necesaria para la rehabilitación de los muros, permite diferenciar claramente las partes existentes del edificio de las nuevas. Las distintas operaciones que se realizan en el edificio (estructura, instalaciones, disposición de nuevos elementos) tienen, entre otras, la función de posibilitar espacios y compartimentaciones flexibles, capaces de evolucionar en el tiempo de forma sencilla.

(Imagen Archivo Municipal de Burgos. Fuentes. Luis Santos y José Luis Lalana, en «La antigua estación de Burgos y el precario papel del patrimonio en los proyectos urbanos y arquitectónicos» Contell Martínez Arquitectos, http://contell-martinez.com/rehabilitacion-de-la-antigua-estacion-de-ferrocarril-de-burgos. Luis Santos y Ganges, en «Ferrocarril y forma urbana. Los casos de Burgos, Palencia y Valladolid». Aurora María Martínez Corral, en «Estación de ferrocarriles de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte en Valencia. Génesis. De la idea al proyecto. De los materiales a la construcción»)

Restauración de la rotonda de Monforte

El Museo do Ferrocarril de Galicia (Muferga) continúa con los trabajos de rehabilitación de su rotonda ferroviaria, unas antiguas instalaciones de los depósitos de tracción de vapor de Monforte que constan de una nave semicircular, con un diseño característico de la arquitectura industrial de comienzos del siglo XX y de una playa de cuarenta vías enlazadas por un puente giratorio, con el que era posible invertir la marcha de las locomotoras.

Las labores, que se iniciaron a principios del mes de abril, son muy complicadas. En la actualidad, las tareas se centran en la instalación eléctrica y, sobre todo, en la restauración de los fosos bajo ejes motrices de locomotoras. Estos cuentan con tres gatos hidráulicos que llevan más de 40 años fuera de uso. Una vez que se encuentren de nuevo en servicio se convertirán en el único elemento mecánico de estas características de España en funcionamiento. Se procederá también a la renovación de la vía del foso para que circule por ella el nuevo carro transbordador de ejes.

Desde la gerencia de la fundación que dirige el museo señala que se trata de un proyecto «complicado y duro, toda vez que es una obra que se ejecuta por administración». En el proyecto interviene personal propio y trabajadores subvencionados por la Diputación Provincial de Lugo a través del programa Tecendo Emprego.

Hay labores que ya han finalizado, como la aplicación de un enfoscado con una capa de mortero para revestir las bóvedas de los techos que presentaban ladrillo visto. Los techos pasaron, primero, por el proceso de chorreo de arena para retirar las gruesas capas de hollín acumulado, producto de más 80 años de humos procedentes de las locomotoras de vapor que se reparaban en sus fosos.

Hace cuatro años, más de un centenar de instituciones y entidades culturales de diecinueve países participaron en el Año Europeo del Patrimonio Industrial. La conmemoración contó con el respaldo del Consejo de Europa e incluyó la edición de un catálogo internacional dedicado a este tipo de bienes históricos. Fue cuando la rotonda ferroviaria de Monforte pasó a estar representada en esta publicación y destacada por su alto valor.

Hartos de las obras en la Estación de Ceuta

Los vecinos de la barriada de la Estación del Ferrocarril de Ceuta están hartos. Se sienten cansados de una obra que, dicen, no avanza y cuyo proyecto ha sido variado de forma radical respecto del inicial. La antigua infraestructura ferroviaria es una más de las obras que no cumplen plazos ni atienden las necesidades reales de los vecinos.

“Es esa actitud del Gobierno, que supedita los plazos de las obras y su finalización a sus propios intereses. Las obras empiezan no cuando surge la necesidad sino a conveniencia del gobierno, que exige el cumplimiento de los plazos cuando le interesa y cuando no, pues se alargan y eternizan”, denuncia Javier Varga, diputado de Ciudadanos.

Las críticas al plan de obras no son las únicas. También denuncian la situación en que se encuentra la estación, a la que se ha bautizado como “la obra del Escorial”. “Ya se discute no solo la finalización sino también la finalidad, qué va a ir allí; lleva 15 o 20 años siendo una molestia para los vecinos”, explican los vecinos. Varga ha denunciado que proyectos como el de la Estación parecen hechos más bien para “complicar la vida” del vecindario y no para solucionar problemas, después de haberles privado de zonas de aparcamiento o de disponer un carril bici carente de sentido. “Llevan más de año y medio de obra y aun queda por hacer más de la mitad, los vecinos están cansados”, ha expuesto.

La barriada Estación de Ferrocarril debe su nombre a un antiguo y ambicioso proyecto que uniría Ceuta con varias ciudades marroquíes hasta llegar a Ciudad del Cabo. Finalmente, el recorrido se redujo hasta Tetuán. Fue levantada entre 1916 y 1918 por el constructor y contratista José Mª. Escriña para la Compañía Española de Colonización, concesionaria de la construcción y explotación del Ferrocarril Ceuta-Tetuán. Todo el proyecto se encargó a una comisión formada por el ingeniero de caminos Rafael de la Escosura, el militar Miguel Manella y José Roda, que lo era de la primera división de ferrocarriles, encargándose luego el ingeniero Wilfredo Delclós de la construcción.

El edificio se planteó en un regionalismo tetuani, con tres cuerpos, patios centrales, cuatro torrecillas que imitaban alminares y andenes cubiertos en forma de galerías de arcos que evitaban el acoplamiento de la marquesina. La simplicidad exterior se hace más elegante medíante el juego de colores entre los planos encalados, y los planos y tejadillos de cerámica de color verde brillante. Inaugurada el 10 de mayo de 1918 por el Infante Carlos de Borbón dos Sicilias y el Alto Comisario de España en Marruecos, Francisco Gómez Jordana, se instalaron en ella los almacenes de explotación, talleres y la residencia del jefe de estación. Se completaba la construcción con hangares y depósitos de agua del mismo estilo. Hasta que en 1958 se cerró para siempre con la línea.

Después de más de una década de fallidos intentos para conseguir rehabilitar la centenaria estación (uno de sus últimos destinos era convertirse en biblioteca), se desconoce si finalmente será este el definitivo. La Ciudad tramitó el pasado mayo un proyecto complementario para, con un presupuesto de un millón y medio de euros, terminar su rehabilitación. Sin embargo, esa partida se vio finalmente mermada y se quedó en algo más de 600.00 euros. Las obras, sin embargo, se interrumpen constantemente.

El Museo del Ferrocarril catalán reabre sus puertas

El Museo del Ferrocarril de Cataluña vuelve a abrir sus puertas, tras concluir la primera fase de los trabajos de rehabilitación y mejora de las instalaciones patrimoniales, desarrollados durante los últimos dos meses, y que se han centrado fundamentalmente en mejorar los servicios dedicados a los visitantes. La rehabilitación se ha realizado con una subvención del 1,5% cultural, otorgada por el Ministerio de Fomento, y forman parte de un proyecto integral para transformar las diferentes edificaciones del antiguo Depósito de locomotoras de vapor de Vilanova en un Museo del siglo XXI dedicado al mundo de los trenes. El director del proyecto es José Ramón Pastor (Adif), el arquitecto es Jordi Roig y la constructora responsable de la obra es ACSA-Sorigué.

El principal cambio de esta primera etapa es la nueva recepción para visitantes, situada en el antiguo edificio del economato de Renfe, construcción de los años setenta que, cuando se inauguró la colección ferroviaria en 1990, se constituyó como espacio de recepción y de servicios generales del Museo. Con las intervenciones desarrolladas en la fachada principal se ha querido configurar una imagen urbana más visible y actual del Museo, a través de una gran celosía frontal de estilo mediterráneo que actúa como lienzo de acero y gran porche de acogida a los visitantes. También se ha actuado en la fachada lateral, para identificar el Museo desde la estación de Vilanova. Otra de las actuaciones destacadas, ha sido la creación de un gran espacio de recepción y distribución en la planta baja del edificio, acorde a los requerimientos actuales. También se ha construido un nuevo bloque anexo de aseos en la zona de unión de la histórica Nave del Puente-Grúa con la edificación de acogida del Museo.

El Parque de la Vall de Núria, obsequio de FGC con motivo del 75 aniversario del Cremallera de Núria, y la zona de picnic han cambiado de ubicación para crear un nuevo ámbito de ocio entre los históricos Depósitos de agua y el Espacio de Mercancías.

Las obras continuarán hasta el otoño con la rehabilitación y recuperación de la gran Nave de 1881 y la construcción de una nueva edificación que albergará una gran maqueta, así como con diferentes intervenciones que darán cohesión a todo el conjunto patrimonial.

Tras el proceso de rehabilitación de las instalaciones, se implantará una museografía sugerente en los nuevos espacios recuperados; aumentará el ámbito educativo del Museo; la colección tendrá una mayor accesibilidad, y se cubrirán los vehículos que se exponen en el exterior de la Rotonda. Las diferentes intervenciones incrementarán las áreas expositivas de cinco a ocho y la superficie pública en más de 1.700 metros cuadrados.

Los espacios públicos del futuro Museo serán: Planta baja del Edificio de Servicios, gran nave del XIX, nave anexa de nueva construcción, nave del Puente-Grúa, rotonda, espacio Mercancías, zona de infraestructuras ferroviarias y nueva vía de contorno, por donde circularán vehículos. Todas las actuaciones están encaminadas a convertir el Museo del Ferrocarril de Cataluña en un equipamiento al servicio de la comunidad para divulgar los valores y los beneficios del ferrocarril. Para compartir y celebrar la reapertura del Museo, durante el mes de febrero todos los visitantes podrán disfrutar de con un precio especial de 4€. Más información: www.museudelferrocarril.org

El Museo del Ferrocarril de Cataluña, gestionado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, está ubicado en uno de los pocos depósitos de locomotoras de vapor de finales del siglo XIX que hoy se conserva. En la colección que custodia, compuesta por más de sesenta vehículos, destacan 28 locomotoras de vapor, pero también coches de viajeros, máquinas diésel o eléctricas y otros vehículos curiosos.

Adif acometerá en breve tareas de rehabilitación y consolidación ornamental en la estación de Almería

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Al rescate de la estación de Almería. El comité de dirección del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha anunciado una inversión de 250.000 euros para abordar la primera fase de la rehabilitación de la fachada y el vestíbulo de la antigua estación de ferrocarril de la capital almeriense, ubicada junto a la estación Intermodal y que en las últimas semanas ha sido objeto de otras obras de análisis y correcciones urgentes, preventivas y correctoras para asegurar varios elementos constructivos del edificio. El alcance de estos trabajos incluye actuaciones de rehabilitación de la balaustrada de la cubierta y elementos ornamentales que coronan el edificio, así como la rehabilitación integral de la marquesina principal de entrada al inmueble.

La estación «es uno de los edificios de uso ferroviario más bonitos de todo el país» por sus características arquitectónicas, de forma que es «parte de una de las pocas muestras de arquitectura historicista y uno de los elementos singulares con los que cuenta la provincia de Almería». Comenzó a construirse en 1890 y fue finalizada en 1893, de modo que su actividad comenzó un año más tarde con la entrada en funcionamiento de la línea Guadix-Almería.

El anuncio realizado por Adif tras la decisión de su comité de dirección, se traducirá en las próximas semanas bien en una concesión directa, o en una licitación que permita acometer esta obra que, de forma global, estará divida al menos en dos fases, según han añadido fuentes del Administrador.

Las actuaciones puntuales de rehabilitación a llevar a cabo contemplan tareas de recuperación y consolidación ornamental durante un periodo de entre tres o cuatro meses. No obstante, las mismas fuentes han señalado que previamente deberá finalizar la actuación de urgencia desarrollada por la empresa Jarquil Global bajo una inversión de 8.000 euros, ya que la misma compañía emitirá un informe que permita conocer el punto de partida de los nuevos trabajos. Así, la obra de urgencia tiene prevista su finalización a finales de este mes.

Los nuevos trabajos comprenderán también la eliminación de aquellas intervenciones en esos elementos que hayan podido enmascarar el diseño original de la estación y su percepción como monumento, de modo que se procurará poner en relieve los valores formales e históricos de la estación.

La realización por fases de las intervenciones necesarias para la recuperación de la estación histórica de Almería tiene como objetivo la adecuación de dichas intervenciones a las necesidades del proyecto en cada momento. No obstante, si algún elemento precisara de intervenciones anticipadas en la fachada o cubierta, se intervendrá sobre el mismo con carácter prioritario, según ha puntualizado Adif.

La Mesa en Defensa del Ferrocarril y el Colegio de Arquitectos celebra estos días unas jornadas sobre la antigua estación del ferrocarril. Este martes, en el salón del Circulo Mercantil, se hablará sobre la «pérdida de identidad en el marco de la coyuntura del transporte ferroviario de la provincia de Almería». Las jornadas servirán también para «denunciar la desidia» de las administraciones públicas, que «después de 31 años» desde que se iniciara el expediente para declarar el inmueble bien de interés cultural, «la antigua estación del ferrocarril se encuentra aún sin catalogar«.

Este foro tiene como objetivo “generar debate y opinión sobre los posibles usos que en un futuro pueda tener la antigua estación del ferrocarril». Por ello, espera que los ponentes de las jornadas permitan sacar conclusiones «de cara a la inminente rehabilitación de la estación que, por parte de Adif se quiere llevar a cabo»

La estación de Toledo vuelve a los trabajos de rehabilitación, ahora en la cubierta y primera planta

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Hay joyas que con el tiempo, y el uso, sufren un desgaste considerable. Se hace necesario un proceso de limpieza y acondicionamieno. La estación de Toledo, uno de las grandes piezas del patrimonio ferroviario español, se someterá a una serie de obras de reparación y rehabilitación en su cubierta en los próximos meses. Adif ha adjudicado por un importe de 293.630 euros los trabajos a la empresa Gestión y Ejecución de Obra Civil.

El edificio, de estilo neomudéjar declarado Bien de Interés Cultural (BIC), presenta varios problemas en su cubierta y en la primera planta. Las obras prevén la sustitución de tejas, canalones y bajantes y la creación de una nueva red enterrada de aguas pluviales. También es preciso acondicionar la tabiquería, los falsos techos, las carpinterías y los pavimentos. Los trabajosse completarán con la reparación de las carpinterías exteriores de la torre, la sustitución de los cristales rotos y la limpienza de los suelos.

De estilo neomudéjar, la estación de Toledo es ejemplo del rico legado patrimonial de la arquitectura ferroviaria española. El actual edificio comenzó a construirse el 4 de marzo de 1914 y entró en servicio en 1917, sustituyendo a uno anterior de 1857. Declarada BIC con la categoría de Monumento en 1991 e integrada en el Patrimonio Histórico Español, la estación ferroviaria de Toledo es obra del arquitecto Narciso Clavería, marqués de Manila, que redactó un proyecto cercano a los dos millones de pesetas para la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA).

Su planta se desarrolla sobre una superficie de 12.600 metros cuadrados y sus elementos constructivos fueron el ladrillo, la piedra, el hierro y el cemento. El edificio fue reformado en el año 2005, con motivo de la puesta en servicio de la línea de alta velocidad Madrid-Toledo.

El francés M. Hourdillée asumió la construcción de este magnífico y espectacular edificio, que costó la friolera de un millón de pesetas de la época (hoy en día serían cerca de 500 millones de euros), donde se combinan artesonados, yeserías y zócalos del ceramista toledano Angel Pedraza; cerrajería, lámparas y apliques del maestro forjador Julio Pascual Martínez; el diseño de Narciso Clavería, que consigue aunar funcionalidad y estética; y la dirección y vigilancia de las obras del ingeniero de caminos y director adjunto de la compañía, Ramón Peironcely.

Representante de la tendencia historicista de la época, concibe una hermosa arquitectura neomudéjar, llena de matices tanto cromáticos como materiales, sin dejar de ser funcional y moderna. El edificio se compone de un pabellón central flanqueado por dos alas laterales de menor altura, en uno de cuyos extremos se levanta la torre del reloj, elemento arquitectónico reservado hasta entonces a iglesias y ayuntamientos, símbolo del auge y la importancia que estas edificaciones adquirieron dentro de las ciudades.

El conjunto se completa con otras edificaciones menores, como el muelle de la pescadería, en las que se prolongan los arcos de herradura polilobulados y entrecruzados, los frisos de ladrillo, las almenas escalonadas, las armaduras de carpintería, los alicatados y las celosías. Sin duda alguna es una de las doce estaciones más significativas del patrimonio ferroviario español.

La empresa guipuzcoana CAF cierra septiembre con un beneficio de 50,2 millones después de impuestos

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Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) ha cerrado el tercer trimestre del año con un beneficio después de impuestos de 50,2 millones de euros y una cartera de pedidos de 4.655,6 millones, el 77 % de los cuales corresponden a proyectos en el mercado internacional. El importe neto de la cifra de negocios a 30 de septiembre de 2014 fue de 1.057,1 millones de euros, inferior al dato de cierre del tercer trimestre del año 2013, que fue de 1.113,8 millones.

El margen Ebitda se situó a finales del pasado septiembre en 124,9 millones de euros, mientras que el beneficio del ejercicio antes del impuesto de sociedades alcanzó los 63,6 millones de euros y los 50,2 después de este gravamen.

Entre los contratos adjudicados recientemente destaca el proyecto de suministro de 120 trenes para el operador público holandés NS, una de las mayores empresas del sector del ferrocarril de Europa, con un contrato superior a los 500 millones, y cuyo importe no se encuentra incluido en el volumen de cartera dado a conocer ahora. Otros contratos relevantes son los conseguido para suministrar coches para Caledonian Sleepers (Escocia) y Monterrey (México), cuyas adjudicaciones fueron publicadas hace unos meses y que tampoco se encuentran incluidos en la cartera de pedidos

La compañía guipuzcoana desarrolla actualmente proyectos en un gran número de países, entre los que cabe destacar, el suministro de unidades de cercanías para Sao Paulo y Belo Horizonte (Brasil), Bari (Italia), Auckland (Nueva Zelanda), así como trenes para la empresa Amtrak en Estados Unidos, además de para Cerdeña y Arabia Saudi.

CAF suministra también tranvías para las ciudades de Estocolmo, Houston, Besançon, Cincinnati, Kansas City, Friburgo, Boston, Budapest, Tallín y Kaoshiung (Taiwán), y unidades de metro para Roma, Bucarest, Sao Paulo, Medellín, Estambul, Helsinki y Santiago de Chile.

la empresa guipuzcoana CAF firmó el pasado mes de agosto un acuerdo para la rehabilitación de 35 trenes de dos coches de la línea D del metro de Lyon, que se une a los que recientemente ha desarrollado la empresa en Francia, donde ha suministrado tranvías para Nantes y Besançon. Además, dispone de una adjudicación para la rehabilitación de 40 locomotoras eléctricas de los Ferrocarriles Italianos, Trenitalia, que incluye la primera instalación de equipos eléctricos de CAF P&A en locomotoras en Europa.