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Ceuta ultima la reforma de su estación

La Ciudad Autónoma da los últimos pasos para poner en uso la centenaria estación de ferrocarril, cuyas obras de rehabilitación comenzaron hace doce años y todavía no han terminado tras múltiples vicisitudes de todo tipo. Con un presupuesto base de licitación sin impuestos de 838.166 euros (929.983 con IPSI), los trabajos incluyen “las instalaciones diversas de climatización, iluminación, colocación de ascensor, ventilación, señalización, etcétera”, que no estaban incluidas de acuerdo con las necesidades actuales en el proyecto elaborado en 2004 y que fue financiado por el Programa 1% Cultural conveniado con el Ministerio de Fomento.

El proyecto original preveía destinar el inmueble a biblioteca; pero a lo largo de los años se decidió redirigirlo a salas de lectura para el vecindario de la barriada y a oficinas de la Fundación Premio Convivencia con un aula de taller. Para este cambio se ha redactado un nuevo proyecto para cumplir los requerimientos de estas nuevas necesidades culturales, que irán ubicadas, respectivamente, en la planta baja y la superior. La primera tiene 736,40 metros cuadrados de superficie y la segunda, 325,6. Los revestimientos, carpinterías, solados y alicatados están ya realizados, por lo que únicamente faltan por definir los falsos techos que se consideran en el proyecto de instalaciones, que también contempla la instalación de elevación de un ascensor, la iluminación, la climatización, ventilación, señalización y el cableado.

El concurso establece un plazo de ejecución de las obras de nueve meses (a contar desde la formalización del contrato) y el de presentación de ofertas estará abierto hasta el 5 de enero. El precio que oferten las licitadoras será el único criterio que se tendrá en cuenta para la adjudicación de las obras. Un posible empate se resolvería revisando el mayor porcentaje de trabajadores con discapacidad o en situación de exclusión social contratado en la plantilla de cada empresa y, a continuación, una tasa más baja de contratos temporales.

La adjudicataria del proyecto sacado a concurso dispondrá de 9 meses para ejecutar el trabajo salvo si “por causa de fuerza mayor o independiente de su voluntad” no pudiese comenzar las obras, o tuviese que suspenderlas, o no le fuera posible terminarlas en los plazos prefijados. En ese caso podría disfrutar de una prórroga para el cumplimiento de la contrata “previo informe favorable del técnico”. Para ello, estará obligada a exponer por escrito “la causa que impide la ejecución o la marcha de los trabajos y el retraso que por ello se originaría en los plazos acordados, razonando debidamente la prórroga que por dicha causa solicita”.

La estación de Ceuta fue la cabecera de la antigua línea férrea con Tetuán inaugurada en 1918 y extinguida en los años cincuenta. Tiene “un estilo historicista, ecléctico”, y “si bien no se encuentra formalmente declarada como Bien de Interés Cultural (BIC), sí está incluida en la Zona 1 de máxima protección en las Normas Urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ceuta vigente y es “un edificio de interés arquitectónico e histórico”. La antigua estación era de estilo árabe tetuaní, con cuatro torres a modo de alminares. Disponía de una amplia superficie de terrenos anexos que se extendían desde los Jardines de la Argentina hasta los actuales pabellones de la Junta de Obras del Puerto. Se construyó en dos años y contaba con almacenes de explotación y talleres de la línea, así como muelles destinados al embarque de vehículos, mercancías y ganado, con sus correspondientes rampas al efecto.

En 1958 se cerró la línea y los automotores retornaron a la península salvo la locomotora C-1, que fue adjudicada en subasta a la Administración local para que fuese colocada en un lugar público como homenaje y para la que se ha habilitado un espacio singular junto al inmueble. Las dimensiones de dicho hangar han sido el último obstáculo al que se ha agarrado la Ciudad para justificar la demora en concluir el proyecto.

Estaciones singulares: Ceuta

Las obras de rehabilitación de la antigua estación de Ceuta devuelven la infraestructura al primer plano de la actualidad, con motivo de las Jornadas de Arquitectura celebradas hace unos meses que centran su objetivo en el análisis del futuro de la vieja terminal ferroviaria situada en la barriada del mismo nombre. Una obra con más de una década de problemas y obstáculos que encara ahora su recta final. Solo resta instalar la estructura metálica que, a modo de hangar, da cobijo a la vieja locomotora que recuerda una infraestructura clave durante décadas para la distribución y el transporte de viajeros desde la ciudad autónoma hasta Tetuán, que hasta 1956 eran una misma provincia, hasta la independencia del país.

El arquitecto municipal y director de la obra, Javier Arnaiz Seco, se encarga de guiar a una veintena de personas que se interesan por conocer el devenir de las obras de rehabilitación, y remodelación, de este espacio. Entre ellos el consejero de Cultura, Carlos Rontomé y el director del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) y de la Biblioteca Pública del Estado, José Antonio Alarcón. “La estación tenía una función de traslado de viajeros en ferrocarril que unía esta estación con la de Tetuán. Era un edificio eminentemente militar, aunque había civiles”, explica el técnico.

Los operarios trabajan a destajo para terminar, lo antes posible, la restauración de la antigua pieza fundamental en el enclave urbanístico de la ciudad, y que da más dinamismo a la barriada. Arnaiz adelanta algunas de las claves de la nueva vida de este lugar: “En principio el proyecto era para hacer una biblioteca, pero como ya existe una, se cambió en varias funciones. Se ha pensado en traer aquí las oficinas de la Fundación Premio Convivencia, una sala de lectura para la barriada y un pequeño museo que explique todo el mecanismo ferroviario de la estación”.

El esqueleto de uno de los trenes de aquella época se puede ver en la parte trasera del edificio, donde se pretende ubicar el museo dedicado a exponer el desarrollo del ferrocarril en la ciudad autónoma. Desde aquí, los trenes salían en dirección a otros territorios del protectorado español en Marruecos. Una función que cumplía, explica Arnaiz, gracias a su cercanía con el puerto. “En Tetuán, por ejemplo, que es tres veces más grande, se construyó consumiendo terreno agrícola. En Ceuta no tenemos ese problema. Por eso es una estación pegada al mar. Es un primer relleno y está en primera línea de playa. El puerto fue haciendo más espacios, pero quedó encajonada entre los espacios portuarios y la carretera de Benítez a Benzú”, desgrana Arnaiz.

La línea férrea, aprobada en 1913 por el Ministerio de la Guerra, entra en servicio el 18 de mayo de 1918 según proyecta la Compañía Española de Colonización, sociedad constituida en Madrid en 1915, pero que tiene su domicilio en Tetuán. El objeto social es e l transporte de mercancías y pasajeros, hasta que en 1951 se suprime el tránsito ordinario de estos. A la inauguración oficial el 17 de marzo de 1918 asiste, en representación del rey Alfonso XIII, el infante Carlos de Borbón al que acompaña el Alto Comisario Gómez Jordana y el alcalde Joaquín García de la Torre. Bendice la nueva infraestructura, de la que es director Cándido Cerdeira Fernández, el obispo de Gallípoli, el padre Betanzos. La esperanza española es que la plaza se convierta en la entrada natural para viajeros y mercancías, y crear una línea que una Ceuta con Fez, la capital marroquí en la época. Pero la visión fragmentaria de quienes desarrollan el proyecto, lleva a que sólo se acometa la primera parte, entre Ceuta y Tetuán, de poco más de 40 kilómetros.

La línea parte del muelle de Ceuta, y sale de la ciudad pegada a la costa, sin más complicación que unas cuantas obras de fábrica para salvar cauces y el túnel de Rincón, cuyas rampas de acceso limitan a posteriori la explotación de este ferrocarril para el tráfico de mercancías. El trazado no es el más adecuado, pero la rapidez con la que se construye evita pensar en una explotación futura; solo responde al interés estratégico y en una mejor defensa de la línea frente a los ataques de las cabilas. Así, la línea Ceuta- Tetuán queda inaugurada en 1918, con un modesto tráfico generado por sus ocho estaciones: Tetuán, Malalien, Rincón de Malik, Negro, Dar Riffien, Castillejos, Miramar, Ceuta y Muelle. Las dos estaciones terminales cuentan con sendos edificios de estilo neomorisco, con arcos de herradura y blancas torres con decorados de azulejos verdes.

Mientras que el Protectorado francés en Marruecos llega a tener 1.786 kilómetros de vía férrea, de los que 700 están electrificados, en la zona zona española, apenas si llegan a 350 kilómetros de vía férrea. Además de la línea de Tánger a Alcazarquivir, que pertenece al trayecto con destino a Fez, existen otros a Larache (puerto), a la citada Alcazarquivir y Melilla a San Juan de las Minas (con estaciones en Hipódromo, Atalayón, Nador y Segangan), cuya principal misión es facilitar la explotación de los yacimientos de hierro. Hasta que en 1927 se libra la última batalla de la llamada campaña de pacificación, en la zona de Beni Aros-Beni Ider, el trayecto desde Ceuta a Tetuán está sujeto a peligros constantes. Cada día se monta un servicio de protección a lo largo de casi toda la línea, a cargo de las guarniciones diseminadas por el camino de 41 kilómetros, pero aún así, los ataques sn moneda corriente. El tren cuenta con un vagón delante y otro detrás, en los que se emplazan sendas secciones de ametralladoras con sus auxiliares. Emparedados entre aquellos, van los coches de primera, segunda y tercera clase, todos protegidos por soldados de diferentes cuerpos que, constantemente, recomiendan a los viajeros, sin demasiado éxito, que cierren las ventanillas. En muchas ocasiones, los pasajeros deben sentarse en el suelo para no convertirse en blanco de los francotiradores.

Desde el principio, el ferrocarril se explota con locomotoras de vapor, ocho en los primeros años, y coches de madera. Su estado nunca llega al óptimo para la explotación de la línea, habida cuenta de que son construidas todavía bajo la escasez causada por la Primera Guerra Mundial. Hay momentos en que las ocho vaporosas están casi simultáneamente en el taller de reparación. Hasta 1940 no se amplía el parque de locomotoras, pero con máquinas provenientes del clausurado ferrocarril de Batel a Tistutín.

La estación ceutí se levanta entre 1916 y 1918 por el constructor y contratista José María Escriña, según diseño del ingeniero Julio Rodríguez Roda, para la Compañía Española de Colonización, concesionaria de la construcción y explotación del Ferrocarril Ceuta-Tetuán. Todo el proyecto se encarga a una comisión formada por el ingeniero de caminos Rafael de la Escosura, el militar Miguel Manella y José Roda, de la primera División de Ferrocarriles, aunque se encarga luego de la construcción el ingeniero Wilfredo Delclós.

El edificio de viajeros, de estilo neo árabe (árabe tetuaní), cuenta con cuatro elegantes torres, a modo de alminares; está considerada como parte de la arquitectura historicista. Dispone de una amplia superficie de terrenos anexos que se extienden desde los Jardines de la Argentina hasta los actuales pabellones de la Junta de Obras del Puerto. Se construye en dos años y cuenta con almacenes de explotación y talleres de la línea, así como muelles destinados al embarque de vehículos, mercancías y ganado, con sus correspondientes rampas al efecto. En el interior, sus patios centrales, sirven de intercomunicación entre las distintas dependencias y servicios, mientras que los andenes cubiertos en forma de galería de arcos árabes, imprimen un sello de originalidad al edificio.

«Un estilo regional que rompe por su clasicismo con la simplificación de esquemas más o menos tradicionales que desembocan en planos más extensos y relajados. Sus patios centrales, que han permanecido hasta la actual restauración a cielo abierto, intercomunicaban las distintas dependencias y servicios, mientras que los andenes, cubiertos en forma de galería de arcos árabes, venían a imprimir cierta originalidad al edificio evitando que hubiera que adaptarle la clásica marquesina, que hubiera roto por completo la armonía arquitectónica del conjunto«, explican los técnicos municipales en un documento oficial redactado hace escasos años. De interés histórico y arquitectónico, si bien no está declarada como Bien de Interés Cultural, goza de la máxima protección en las normas urbanísticas del PGOU, en el nivel 1 de la misma.

La estación ceutí es la hermana “coqueta” de su homóloga marroquí de Tetuán, diseñada por el mismo ingeniero. “La de Ceuta es más pequeña que la de Tetuán, aunque es casi la misma arquitectura. Lo que cambia con la de Tetuán es que tiene dos cuerpo a los dos lados, pero el cuerpo central es casi idéntico. Las dos estaciones tenían la misma arquitectura. Pero la de Tetuán era la mayor, porque al inicio del proyecto querían que sirviese de línea con Ceuta pero también con Chefchaouen, y en última instancia, que uniese Tetuán con Tánger y Fez. Al final no salió este proyecto”, explica la profesora de la Escuela Nacional de Arquitectura de Tetuán, Saloua Ater. Gracias a años de trabajos de restauración y rehabilitación. la antigua terminal marroquí es hoy el Museo de Arte Contemporáneo. La estación se mantiene hasta 1958, pero «con la independencia murió, cayó en el olvido y poco a poco la fueron regentando vagabundos e incluso se construyó en su interior una pequeña mezquita«, explica Bouabid Bouzaid, director del museo. La fachada del edificio aparece en varias ocasiones en la ya famosa serie televisiva «El tiempo entre Costuras», basada en la también exitosa novela homónima de María Dueñas.

Algo parecido ocurre con la estación ceutí que pasa más de medio siglo de olvido total, Una vez que el último inquilino abandona las viejas dependencias ferroviarias, de inmediato se arrancan de cuajo puertas, ventanas y toda clase de materiales, y el inmueble se convierte en un nido de maleantes, yonquis e indocumentados que terminan por arrasar definitivamente el edificio. Mientras la institución municipal prosigue con su tradicional insensibilidad, desde Madrid parecen abrirse ciertas esperanzas en 1995. “La estación va a ser restaurada, se va a redactar previamente el correspondiente proyecto que contempla también la rehabilitación de la locomotora”.

Desde esa fecha, se suceden los proyectos para reconvertir la antigua estación y devolverla a la vida pública de la ciudad. en 1995 se anuncia la construcción de 442 nuevas viviendas, aunque finalmente no se rehabilita. Cuatro años después, el Ministerio de Educación y Cultura asegura que va a dar 200 millones de pesetas para la restauración de la estación. En 2003, la empresa madrileña Aranguren & Gallegos SL gana el concurso del proyecto de rehabilitación que propone su conversión en biblioteca, aunque las obras no concluyen por desacuerdos entre ayuntamiento y la empresa adjudicataria. Por fin, este año, se consigue la rehabilitación de la mano del arquitecto Javier Arnaiz Seco; pero el debate sobre sus posibles usos sigue abierto. La Locomotora número 1 Ceuta, testigo de todo lo acontecido y que pervive al paso de los años, espera también su restauración.

(Fuentes. José Manuel Vidal Pérez, en «Los ferrocarriles en los Protectorados y Colonias españolas en Africa. Marruecos, Guinea Ecuatorial e Ifni. El cruce del Estrecho de Gibraltar». Reportajes de Ricardo Lacasa en el Faro de Ceuta. Vía Libre»)

Luces para la antigua estación de Ceuta

Las obras de rehabilitación de la antigua estación de Ceuta devuelven la infraestructura al primer plano de la actualidad, con motivo de las Jornadas de Arquitectura que centra su objetivo en el análisis del futuro de la vieja terminal ferroviaria situada en la barriada del mismo nombre. Una obra con más de una década de problemas y obstáculos que encara ahora su recta final. Solo resta instalar la estructura metálica que, a modo de hangar, dará cobijo a la vieja locomotora que recuerda una infraestructura clave durante décadas para la distribución y el transporte de viajeros desde la ciudad autónoma hasta Tetuán, que hasta 1956 eran una misma provincia, hasta la independencia del país.

El arquitecto municipal y director de la obra, Javier Arnaiz Seco, se encargó de guiar a una veintena de personas que se interesaron por conocer el devenir de las obras de rehabilitación, y remodelación, de este espacio. Entre ellos el consejero de Cultura, Carlos Rontomé y el director del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) y de la Biblioteca Pública del Estado, José Antonio Alarcón. “La estación tenía una función de traslado de viajeros en ferrocarril que unía esta estación con la de Tetuán. Era un edificio eminentemente militar, aunque había civiles”, explicaba el técnico.

Los operarios trabajan a destajo para terminar, lo antes posible, la restauración de la que fue una pieza fundamental en el enclave urbanístico de la ciudad, y que dará más dinamismo a la barriada. Arnaiz ha adelantado algunas de las claves de la nueva vida de este lugar: “En principio el proyecto era para hacer una biblioteca, pero como ya existe una, se pensó en varias funciones. Se ha pensado en traer aquí las oficinas de la Fundación Premio Convivencia, una sala de lectura para la barriada y un pequeño museo que explique todo el mecanismo ferroviario de la estación”.

El esqueleto de uno de los trenes de aquella época se puede ver en la parte trasera del edificio, donde estará el museo dedicado a exponer el desarrollodel ferrocarril en la ciudada autónoma. Desde aquí, los trenes salían en dirección a otros territorios del protectorado español en Marruecos. Una función que cumplía, explica Arnaiz, gracias a su cercanía con el puerto. “En Tetuán, por ejemplo, que es tres veces más grande, se construyó consumiendo terreno agrícola. En Ceuta no tenemos ese problema. Por eso es una estación pegada al mar. Es un primer relleno y está en primera línea de playa. El puerto fue haciendo más espacios, pero quedó encajonada entre los espacios portuarios y la carretera de Benítez a Benzú”, ha desgranado Arnaiz.

La antigua estación era de estilo árabe tetuaní, con cuatro torres a modo de alminares. Disponía de una amplia superficie de terrenos anexos que se extendían desde los Jardines de la Argentina hasta los actuales pabellones de la Junta de Obras del Puerto. Se construyó en dos años y contaba con almacenes de explotación y talleres de la línea, así como muelles destinados al embarque de vehículos, mercancías y ganado, con sus correspondientes rampas al efecto. En el interior, sus patios centrales, servían de intercomunicación entre las distintas dependencias y servicios, mientras que los andenes cubiertos en forma de galería de arcos árabes, imprimían un sello de originalidad al edificio.

Fue levantada entre 1916 y 1918 por el constructor y contratista José Mª. Escriña para la Compañía Española de Colonización, concesionaria de la construcción y explotación del Ferrocarril Ceuta-Tetuán. Todo el proyecto se encargó a una comisión formada por el ingeniero de caminos Rafael de la Escosura, el militar Miguel Manella y José Roda, que lo era de la primera división de ferrocarriles, encargándose luego el ingeniero Wilfredo Delclós de la construcción.

La hermana “coqueta”, como la ha calificado el arquitecto, de la estación de la ciudad marroquí, fue diseñada por el mismo ingeniero que ideó la de Tetuán. Desde la ciudad marroquí, la también arquitecta y profesora de la Escuela Nacional de Arquitectura de Tetuán, Saloua Ater, ha acudido junto a los curiosos. Fue la encargada de impartir otra conferencia dedicada a desvelar las claves de la terminal de Tetuán.

“La de Ceuta es más pequeña que la de Tetuán, aunque es casi la misma arquitectura. Lo que cambia con la de Tetuán es que tiene dos cuerpo a los dos lados, pero el cuerpo central es casi idéntico. Las dos estaciones tenían la misma arquitectura. Pero la de Tetuán era la mayor, porque al inicio del proyecto querían que sirviese de línea con Ceuta pero también con Chefchaouen, y en última instancia, que uniese Tetuán con Tánger y Fez. Al final no salió este proyecto”, ha explicado Ater.

Hartos de las obras en la Estación de Ceuta

Los vecinos de la barriada de la Estación del Ferrocarril de Ceuta están hartos. Se sienten cansados de una obra que, dicen, no avanza y cuyo proyecto ha sido variado de forma radical respecto del inicial. La antigua infraestructura ferroviaria es una más de las obras que no cumplen plazos ni atienden las necesidades reales de los vecinos.

“Es esa actitud del Gobierno, que supedita los plazos de las obras y su finalización a sus propios intereses. Las obras empiezan no cuando surge la necesidad sino a conveniencia del gobierno, que exige el cumplimiento de los plazos cuando le interesa y cuando no, pues se alargan y eternizan”, denuncia Javier Varga, diputado de Ciudadanos.

Las críticas al plan de obras no son las únicas. También denuncian la situación en que se encuentra la estación, a la que se ha bautizado como “la obra del Escorial”. “Ya se discute no solo la finalización sino también la finalidad, qué va a ir allí; lleva 15 o 20 años siendo una molestia para los vecinos”, explican los vecinos. Varga ha denunciado que proyectos como el de la Estación parecen hechos más bien para “complicar la vida” del vecindario y no para solucionar problemas, después de haberles privado de zonas de aparcamiento o de disponer un carril bici carente de sentido. “Llevan más de año y medio de obra y aun queda por hacer más de la mitad, los vecinos están cansados”, ha expuesto.

La barriada Estación de Ferrocarril debe su nombre a un antiguo y ambicioso proyecto que uniría Ceuta con varias ciudades marroquíes hasta llegar a Ciudad del Cabo. Finalmente, el recorrido se redujo hasta Tetuán. Fue levantada entre 1916 y 1918 por el constructor y contratista José Mª. Escriña para la Compañía Española de Colonización, concesionaria de la construcción y explotación del Ferrocarril Ceuta-Tetuán. Todo el proyecto se encargó a una comisión formada por el ingeniero de caminos Rafael de la Escosura, el militar Miguel Manella y José Roda, que lo era de la primera división de ferrocarriles, encargándose luego el ingeniero Wilfredo Delclós de la construcción.

El edificio se planteó en un regionalismo tetuani, con tres cuerpos, patios centrales, cuatro torrecillas que imitaban alminares y andenes cubiertos en forma de galerías de arcos que evitaban el acoplamiento de la marquesina. La simplicidad exterior se hace más elegante medíante el juego de colores entre los planos encalados, y los planos y tejadillos de cerámica de color verde brillante. Inaugurada el 10 de mayo de 1918 por el Infante Carlos de Borbón dos Sicilias y el Alto Comisario de España en Marruecos, Francisco Gómez Jordana, se instalaron en ella los almacenes de explotación, talleres y la residencia del jefe de estación. Se completaba la construcción con hangares y depósitos de agua del mismo estilo. Hasta que en 1958 se cerró para siempre con la línea.

Después de más de una década de fallidos intentos para conseguir rehabilitar la centenaria estación (uno de sus últimos destinos era convertirse en biblioteca), se desconoce si finalmente será este el definitivo. La Ciudad tramitó el pasado mayo un proyecto complementario para, con un presupuesto de un millón y medio de euros, terminar su rehabilitación. Sin embargo, esa partida se vio finalmente mermada y se quedó en algo más de 600.00 euros. Las obras, sin embargo, se interrumpen constantemente.

Ceuta ‘recupera’ su centenaria estación

estacion-de-ceuta-hacia-1925

Las obras de restauración de la antigua estación de ferrocarril se reanudarán en noviembre. El portavoz del Gobierno, Jacob Hachuel, anunciaba hace unos días que la empresa Dragados, encargada de la ejecución de las obras en la antigua estación de ferrocarril, firmará el próximo 3 de noviembre el acta de reinicio de los trabajos. Es probable que la empresa no agote el plazo de 30 días para proceder a la reanudación efectiva de las obras, puesto que ya ha desplazado a Ceuta el material para poder comenzar.

El Gobierno quiere que este equipamiento, una vez completada la restauración, cofinanciada por el Ministerio de Fomento a través del 1,5% Cultural, sea la sede de la Fundación Premio Convivencia, de la Consejería de Educación y Cultura. Además, el espacio se destinará a la habilitación de salas polifuncionales, salas de estudios y otros usos culturales que revertirán en beneficio del entorno, según señala el portavoz del Ejecutivo.

La estación es la cabecera de la antigua línea de ferrocarril que unía Ceuta con Tetuán inaugurada en 1918 y extinguida en los años 50. Se trata de un estilo historicista, ecléctico, si bien la estación del ferrocarril no se encuentra formalmente declarada como Bien de Interés Cultural sí se encuentra incluida en la Zona 1 de máxima protección en las Normas Urbanisticas del Plan general de Ordenación Urbana de Ceuta y es un edificio de interés arquitectónico e histórico.

La actuación plantea la restauración y rehabilitación del edificio para uso sociocultural conservando sus características arquitectónicas exteriores e interiores y colocando en el antiguo andén una de las primitivas máquinas utilizadas en la línea de ferrocarril hoy desaparecida.

La antigua estación era de estilo árabe tetuaní, con cuatro torres a modo de alminares. Disponía de una amplia superficie de terrenos anexos que se extendían desde los Jardines de la Argentina hasta los actuales pabellones de la Junta de Obras del Puerto. Se construyó en dos años y contaba con almacenes de explotación y talleres de la línea, así como muelles destinados al embarque de vehículos, mercancías y ganado, con sus correspondientes rampas al efecto. En el interior, sus patios centrales, servían de intercomunicación entre las distintas dependencias y servicios, mientras que los andenes cubiertos en forma de galería de arcos árabes, imprimían un sello de originalidad al edificio.

La línea fue utilizada sobre todo para el transporte de tropas y material militar durante la Guerra de Marruecos. Tuvo sus años de máximo esplendor entre 1920 y 1926. El final de la guerra en 1927 y la mejora de la carretera que unía Ceuta con Tetuán, además de la antigüedad del material ferroviario y la falta de repuestos de las locomotoras de carbón, harían perder importancia al ferrocarril, a pesar de la incorporación años después de catorce locomotoras de la línea Batel-Tistin, todas ellas en mal estado.

Recuperó actividad en la década de los 40 debido a la escasez de carburantes para vehículos. En 1942 el promedio de viajeros transportados al día era de 2.000 y el de mercancías de 4.000 toneladas. Pero en 1951 se suspendió el transporte de viajeros, quedando reducido el servicio exclusivamente a mercancías. Con la llega de dos modernas y lujosas locomotoras ‘mandiesel’, en 1995 se reanudó de nuevo el servicio de pasajeros con Tetuán, enlazando con el trasbordador, lo que permitía recoger y dejar a los viajeros a pie de pasarela. Hasta que en 1958 se cerró para siempre con la línea. Los automotores retornaron a la península, quedando aquí inmovilizados los viejos convoyes de madera y varias máquinas, hasta que 15 años después fueron subastados como chatarra.

Solo se salvó la locomotora C-1 ‘Ceuta’, la misma que circuló con el convoy inaugural el 20 de Mayo de 1918. Está máquina es de fabricación alemana. Se trata de una de las tres máquinas Tender, tipo 1-3-1, con tres ejes acoplados, frenos de vacío y dinamo para producir alumbrado eléctrico, con un peso de 60 toneladas. La C-1 Ceuta fue adjudicada en la subasta al Ayuntamiento para que fuese colocada en lugar público como homenaje.

(Imagen Spanish Railway)