Respeto al pasado. Respeto a la historia. El Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante (CTAA) ha pedido que se conserve el conjunto de instalaciones históricas de la estación de ferrocarril de la ciudad, y que ninguno de sus elementos desaparezca con las obras para la llegada del tren de alta velocidad. La entidad profesional señala que el complejo ferroviario de Alicante-Término constituye «uno de los mejores acontecimientos arquitectónicos en la evolución histórica» de la ciudad, al ser «símbolo de la llegada a Alicante de la primera línea de ferrocarril que unía el Mediterráneo con la capital de España». Al mismo tiempo, hace hincapié en la antigüedad de estos edificios.
La vetusta marquesina de la estación alicantina es la mas antigua de este tipo que sobrevive en España, aunque lamentablemente la fachada ha desaparecido, objeto de una desafortunada reforma en 1968 que arruinó la estética de este monumento único en nuetro país y que sustituyó el estilo clásico del siglo XIX por el ‘modernismo’ del cristal y el aluminio.
Los arquitectos se han pronunciado ahora contra el derribo de los tinglados de carga, dos edificios auxiliares de la estación que datan de 1858, al igual que la propia terminal. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha planteado su demolición, dentro de la remodelación prevista para la llegada de la alta velocidad. El Ayuntamiento y algunas entidades ciudadanas también han mostrado su contrariedad por losplanes del Adif. Ahora el CTAA aplaude ese compromiso y se muestra a favor de que se respete «el complejo ferroviario histórico de la Estación Alicante-Término, incluidos sus tinglados laterales y los enormes ficus del entorno».
El Colegio recuerda que la llegada del ferrocarril a Alicante supuso el inicio del «decisivo impulso al desarrollo turístico y económico de la provincia», y que a eso se suma «la singularidad de haberse convertido en la estación de ferrocarril conservada más antigua de España». En este sentido, se recuerda que todavía se mantiene «bastante inalterada» la edificación original de 1858, «bajo el recubrimiento de aplacado pétreo» colocado a lo largo del siglo XX.
Los arquitectos recuerdan que las estaciones de ferrocarril históricas son las «primeras manifestaciones de la revolución industrial y símbolo en la memoria colectiva de los transcendentales avances técnicos en construcción y medios de locomoción del siglo XIX». Estas terminales, añaden, aunque «obsoletas en muchas ocasiones», por su habitual ubicación central en los núcleos urbanos «pueden permitir su fácil reconversión en grandes espacios públicos».
Estos inmuebles «pueden recuperar su protagonismo y relevancia urbana de antaño para la vida colectiva, reconvirtiéndose en nuevas ágoras y plazas públicas del siglo XXI», citando el caso del jardín cubierto de la estación madrileña de Atocha. No obstante, en el caso de Alicante, los profesionales dejan claro que la estación mantiene su funcionalidad original como terminal ferroviaria, al insistir en que constituye «la primera y última imagen que llevan consigo los visitantes de nuestra tierra, y al tiempo pudiéndose convertir en un entorno urbano de gran calidad para el uso y disfrute ciudadano».
El ferrocarril llegó a Alicante en 1858 de la mano de la compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA), su puesta en servicio llevó a la ciudad a ser la sexta capital de provincia tras Barcelona, Madrid, Valencia, Tarragona y Albacete. Y a convertirse en la primera gran línea radial española, conectando la capital del país con el Mediterráneo y dotando al puerto y a la ciudad de una importancia comercial y estratégica desconocida hasta entonces.
La estación ha sufrido reformas menores y reversibles como un aplacado superficial que envuelve sus fachadas principal y sur, pero el edificio y su emplazamiento no han cambiado en los 150 años de vida de esta estación. Sólo se han perdido las columnas del acceso principal, eliminadas tras una intervención de modernización a finales de la década de 1960.
Es la estación más antigua conservada en su edificio original en las cabeceras de las grandes líneas. Junto con el conjunto de estaciones de MZA en la provincia de Alicante (La Encina, Villena, Sax, Elda-Petrer, Monóvar-Pinoso, Novelda-Aspe, Monforte del Cid, Agost y San Vicente del Raspeig) conforma el conjunto ferroviario de mayor antigüedad conservado íntegramente en España.
(Fuente La Información)