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El Museo del Ferrocarril de Aragón, más cerca

Aragón ha dado un paso definitivo para la puesta en marcha del futuro Museo del Ferrocarril, que tendrá tres sedes, en las localidades de Canfranc, Zaragoza y Caminreal-Fuentes Claras, y que contará al menos con 99 vehículos históricos que narrarán la historia del viaje en tren a lo largo del siglo XX. Con la firma de este martes, se dan pasos firmes para el nuevo centro, que incluye un protocolo de colaboración entre la DGA y Azaft; un convenio de colaboración entre la DGA y la Fundación de Ferrocarriles Españoles y una adenda al contrato que ya suscribió en octubre la DGA con la Fundación y a la que se une la Azaft. La firma de estos documentos se ha llevado a cabo en el coche ministerial, datado en 1955, que forma parte del ‘tren azul’, con salón, cocina, baño y estancias, que ha sido restaurado gracias al empeño de la Azaft.

El consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro; el director gerente de la Fundación de Ferrocarriles Españoles, José Carlos Domínguez y el presidente de Azaft, Carlos Abadías, han firmado los tres documentos de colaboración que servirán para avanzar en el asesoramiento para el diseño de futuro Museo del Ferrocarril de Aragón y en la cesión, cuidado, puesta en valor y gestión del material ferroviario histórico que constituirá el contenido expositivo. Con el acto de este martes, se integra en este proyecto la Azaft, que se encargará de la preservación y conservación del material hasta la constitución de las sedes del futuro Museo del Ferrocarril de Aragón “teniendo en cuenta que Azaft dispone de la experiencia acreditada suficiente en la realización de esta labor, a partir de ahora se regulan las condiciones de colaboración para la gestión del material histórico ferroviario”. Sobre este contrato, Soro ha recordado que el Gobierno de Aragón y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, firmaron un contrato de cesión y depósito temporal de 59 vehículos históricos ferroviarios para su integración en el futuro Museo del Ferrocarril de Aragón.

Soro ha agradecido la colaboración y ha señalado que “cuando quieres tener éxito en un proyecto, lo mejor es rodearte de los mejores, de los que más conocimiento y experiencia tienen en esta materia” y ha explicado que “y más si tienen la pasión por este tema que llevan décadas demostrando”. José Luis Soro ha destacado que “comenzamos a andar para el diseño de un discurso expositivo y del contenido completo en cada una de las tres sedes” en las que se ubicarán 99 piezas ferroviarias. A partir de ahora, la Azaft también será el interlocutor con la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y otros organismos de gestión ferroviaria. Una vez se defina la fórmula organizacional que se vaya a utilizar para la implantación y ejecución del proyecto del futuro Museo del Ferrocarril de Aragón, el Gobierno de Aragón ofertará a la Fundación y la Azaft que se integren en los órganos de gestión de la misma en la fórmula que considere dentro del proyecto.

El director gerente de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, José Carlos Domínguez Curiel, ha querido destacar que «hoy damos continuidad al acuerdo firmado el pasado 23 de octubre, por el que se reguló la cesión de vehículos históricos de la colección de la Fundación para la creación del Museo del Ferrocarril de Aragón, proyecto que como saben bien, contempla la habilitación de tres sedes museísticas -Canfranc, Zaragoza y Caminreal- y al que se incorporaron inicialmente 59 vehículos históricos ferroviarios, que junto a los vehículos de Azaft permiten que la colección del futuro museo cuente ya con casi un centenar de elementos expositivos. Gracias a este nuevo acuerdo que firmamos hoy se completa una nueva etapa colaborativa de gran relevancia en el ámbito de la preservación y la conservación de la historia y el patrimonio ferroviario, que tendrá su materialización en territorio aragonés, fruto de la sensibilidad del Gobierno de Aragón por la recuperación y puesta en valor del legado ferroviario que nos ocupa, con el objetivo principal para la defensa de la cultura y el patrimonio del ferrocarril, y para su puesta a disposición de la ciudadanía, beneficiaria final de la influencia económica y social del ferrocarril en el territorio”.

Carlos Abadías, por su parte, ha señalado que el protocolo que se ha firmado hoy recoge que la Azaft aportará al Museo del Ferrocarril de Aragón un total de 40 vehículos que conformarán el contenido museístico en las tres sedes. “El tren azul es la primera realidad de ese museo del ferrocarril, el museo no solo tendrá las tres sedes, sino que con este tren museo podrá llegar a cualquier estación esa historia de ferrocarril”. También aportará la colección de enseres y archivos reunidos en sus 35 años de existencia y, al mismo tiempo, podrá usar el material ferroviario también para acciones de divulgación, puesta en circulación de manera puntual de material ferroviario con fines culturales o turísticos.

El Museo del Ferrocarril de Aragón contará con tres sedes que estarán ubicadas en Caminreal – Fuentesclaras, donde ya se está trabajando en el edificio de la antigua estación y donde se contempla una nave con dos vías y capacidad para 14 vehículos; en Canfranc, donde se usará la antigua rotonda de locomotoras, el cuarto de agentes anexo y unas vías colocadas en las cercanías; y en Zaragoza, en un espacio todavía por determinar.

La Azaft tiene entre sus fines el desarrollo de la afición a los ferrocarriles y tranvías y divulgar los conocimientos e innovaciones necesarios para su construcción, restauración y funcionamiento de los mismos. La colaboración se extenderá también para las futuras rehabilitaciones de coches ferroviarios que no se encuentran en buen estado. Durante todos estos años, Azaft ha logrado reunir hasta 99 vehículos históricos muchos de los cuales están declarados como Bienes Catalogados del Patrimonio Cultural Aragonés.

Canfranc, listo para abrir en febrero

Si no hay más contratiempos, la nueva estación de Canfranc será inaugurada en febrero. El nuevo edificio, situado sobre un antiguo hangar de 1.000 metros cuadrados, sustituirá al inmueble histórico del primer tercio del siglo XX, que se convertirá en un hotel de cinco estrellas en 2022, aunque su vestíbulo será el paso de entrada hacia el ferrocarril. El proyecto contempla incluir tres andenes para trenes de pasajeros. Al lado del paseo de los Melancólicos habrá otros dos andenes para los convoyes de mercancías de hasta 200 metros de largo. Los pasajeros pueden usar en la nueva estación un paso subterráneo.

La nueva estación es la antesala para la anhelada reapertura de la línea ferroviaria internacional Pau-Canfranc-Zaragoza, prevista para 2025, según las previsiones que se contemplan en el estudio realizado por Ineco para el Mecanismo Conectar Europa (MEC), que lleva por título ‘Superando las conexiones perdidas entre Francia y España: estudios para la rehabilitación de la sección ferroviaria transfronteriza Pau-Zaragoza’. Tal y como se manifiesta en el documento, para lograr la reapertura es necesario reconstruir los 25 kilómetros entre Bedous y el túnel del Somport, en la parte francesa, y rehabilitar los 104 kilómetros entre Huesca y Canfranc en el lado español.

El nuevo edificio, que se ha levantado según las directrices del arquitecto aragonés Joaquín Magrazo, está prácticamente concluido, y los responsables del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias realizan durante estos días obras y actuaciones complementarias, entre las que se incluyen las teleomunicaciones y las antenas. También Cetren, un organismo designado por la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, ultima también unas pruebas definitivas sobre la interoperatividad de la estación. Los resultados son clave para la autorización de la puesta en marcha del nuevo edificio de Canfranc.

«Está previsto que la UTE entregue la obra al Gobierno de Aragón para celebrar su inauguración, pero es necesario también la conformidad de Adif sobre la estación, la nueva playa de vías y la línea ferroviaria», detalla el arquitecto Joaquín Magrazo, que dirige el proyecto del estudio Ingennus. «Es una caja de vidrio con un techo antiguo de lo que era un hangar», describe orgulloso del resultado. «Hemos transformado una construcción de finales del siglo XIX en una del siglo XXI, respetando la esencia del edificio pero sin alterar su imagen ferroviaria», agrega el arquitecto alcañizan, según informaba recientemente Ramón J. Campo en el Heraldo de Aragón. El proyecto ya ha tenido en cuenta la próxima liberalización del ferrocarril en España, lo que podría favorecer la presencia de más de un operador en la línea internacional que una Aragón con Nueva Aquitania.

El nuevo edificio está ya electrificado y digitalizado. Los billetes se podrán adquirir a través de una máquina de venta y también se mantendrá una oficina para adquirirlos a las compañías ferroviarias que alli operen. Además, tendrá con una zona de servicios climatizada. La apertura de la nueva estación supone también la desaparición de la antigua playa de vías y su sustitución por una zona de 200.000 metros cuadrados de superficie que ya están empezando a urbanizarla con calles, jardines y plazas.

Nuevos pasos para el Museo de Aragón

59 vehículos históricos ferroviarios, a los que se prevé incorporar otros activos que tiene AZAFT en propiedad o custodia para llagar a un total de 95, formarán parte del futuro Museo del Ferrocarril de Aragón para su exposicónn, preservación y puesta en valor, cuyo proyecto contempla la habilitación de sedes en las tres provincias de la comunidad: concretamente en Canfranc, Zaragoza y Caminreal. El departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda ha firmado un acuerdo para la cesión de uso y depósito temporal de vehículos históricos de la colección de la Fundación para la creación del Museo, para el que aún no se vislumbra una fecha en el horizonte.

Este acuerdo cuenta con la firma del consejero José Luis Soro, y el director gerente de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, José Carlos Domínguez Curiel, y afecta a un volumen importante del patrimonio ferroviario de la colección de la Fundacón de Ferrocarriles. La firma del acuerdo incluye la suscripción de un protocolo de adhesión por parte del Gobierno de Aragón al Programa de Puesta en Valor del Patrimonio Histórico Cultural Ferroviario, que gestiona la FFE, lo que permitirá¡, que el Gobierno de Aragón pueda solicitar la cesión a la Fundación de diverso material histórico con destino al proyecto del Museo del Ferrocarril de Aragón. Mediante estos acuerdos se inicia una nueva etapa colaborativa que tiene mucha importancia en el ámbito de la preservación y la conservación de la historia y el patrimonio ferroviario, que tendrá su materialización en territorio aragonés y que es fruto de la voluntad de colaboración de las instituciones firmantes, del esfuerzo asociativo y del trabajo de todas las partes implicadas.

En lo que concierne a Canfranc, la idea es contar la relación transfronteriza entre la región aragonesa y la de Aquitania, para lo que se plantea no solo un museo de vehículos, sino de personas, «de los trabajadores que hicieron posible esa conexión internacional, de la relación de mercancías, de traspaso de gente y el nudo tan importante que fue Canfranc en la Segunda Guerra Mundial», explicaba hace unas semanas Carlos Abadías, de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (Azaft).

En la estación de ferrocarril de Caminreal, proyectada por Luis Gutiérrez Soto, inaugurada en 1933 y declarada Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés, está previsto exhibir una serie de vehículos históricos y locomotoras, como un elemento de reivindicación del corredor Cantábrico-Mediterráneo además del eje Sagunto-Canfranc. La planta baja acogerá parte de las dependencias del Museo, mientras que en un edificio de nueva planta próximo, pensado como un contenedor, se expondrán hasta 14 coches y locomotoras de época. Este edificio consiste básicamente en una nave diáfana para albergar el material ferroviario antiguo y una zona de recepción y acogida más dos zonas expositivas de algo más de 100 metros cuadrados. Además dispondrá de una sala de audiovisuales y de una zona de contemplación y descanso.

Para el de Zaragoza, Azaft pretende que muestre la evolución de la sociedad y las migraciones a partir del ferrocarril. Se utilizarán las máquinas, coches y vagones de la colección de la asociación, y se explicará cómo eran los viajes en tren en los años 20, 30 o 50. La creación del museo de Casetas cuenta, además con el apoyo de Adif y el Ayuntamiento de la capital aragonesa.

(Imagen Carlos Abadías. Azaft)

Canfranc puede estrenar estación en octubre

Tan pronto como la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria lo certifique y autorice, la nueva estación de ferrocarril de Canfranc podría entrar en funcionamiento el próximo octubre y el tráfico ferroviario circulará por la nueva playa de vías. Los trabajos de urbanización de esta explanada, que tienen un coste de 6 millones y ejecutará la UTE conformada por Acciona y Avintia, se prolongarán durante 12 meses e incluyen las obras de saneamiento y de instalación de suministros y la creación de un vial que, a modo de anillo, rodeará el edificio antiguo y servirá para acceder a la nueva estación de viajeros y la nueva playa de vías.

En la actualidad se están ultimando los trabajos de rehabilitación en el exterior de la Estación Internacional y el siguiente paso importante será el momento en el que la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria dé la autorización para que el tráfico ferroviario circule por la nueva playa de vías y se ponga en marcha la nueva estación de viajeros, lo que confía que pueda ser en octubre. En ese momento, se podrá comenzar a trabajar en la explanada frente a la puerta principal de la Estación Internacional y el paso subterráneo por el que se accede al vestíbulo de la misma dejará de usarse como acceso, según explicado el consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro durante la visita que ha girado a la estación internacional.

En la explanada de Canfranc se encuentran 51 vehículos de los que 24 formarán parte del futuro Museo del Ferrocarril que se instalará en el depósito de locomotoras; 5 de ellos se han reubicado cerca del nuevo Centro de Acogida de Peregrinos del Camino de Santiago. El resto, se traslada a otras ubicaciones fuera de la estación internacional. A principios de agosto se trasladaron por la vía 12 vagones, que ya se encuentran en las instalaciones de Adif en Plaza. Esta semana se moverán otros 5 vagones por carretera. En su visita, Soro recuerda que Canfranc Estación nace como consecuencia de la construcción de esta infraestructura y tiene que seguir siendo «un espacio ferroviario» que, por un lado, por el uso ferroviario propio de la estación y, por otro lado, porque se va a recuperar y reubicar los elementos ferroviarios existentes para que sean memoria viva del pasado y del futuro de esta población.

La nueva playa de vías está finalizada, la de mercancías hace un par de años que está en funcionamiento y la nueva estación está “prácticamente terminada”, explica José Luis Soro. Ahora los trabajos incluyen las obras de saneamiento y de instalación de suministros, la creación de un vial que, a modo de anillo, rodeará el edificio antiguo y servirá para acceder a la nueva estación de viajeros y la nueva playa de vías. Además, se prevé la creación de un vial peatonal que permitirá acceder a la nueva estación atravesando la zona de las vías actuales y el vestíbulo antiguo. En el proyecto de urbanización se incluyen zonas verdes, zonas de aparcamiento y zona de juegos infantiles.

Gracias a todas las obras que se están desarrollando, “Canfranc se va a transformar completamente”, asegura el alcalde Fernando Sánchez. La explanada tiene más de 20 hectáreas y 14 van a quedar desafectadas del uso ferroviario, “es como si fuera un nuevo Canfranc”. La urbanización “es una parte del desarrollo del Plan Parcial”. Los edificios ya existentes contarán con usos terciarios y se construirán 133 viviendas, además de viales, muchas zonas verdes, plazas. “Y se va a hacer un esfuerzo importante para que haya elementos ferroviarios repartidos por todo el entorno de la estación: vagones y otros que se están recuperando”, subraya Sánchez. La idea “es que no pierda esa esencia ferroviaria que es el origen de Canfranc Estación, que no existía, existía Canfranc Pueblo y su creación fue exclusivamente para albergar este edificio y el uso ferroviario y es lo que nunca hemos querido que se pierda, y es lo que va a ver la gente cuando venga”, añade Sánchez.

Tras la construcción de la nueva playa de vías, la nueva estación de pasajeros y la rehabilitación del edificio histórico, a punto de culminarse, llegará la rehabilitación interior de éste para la construcción del hotel. La recuperación de los diferentes hangares para uso terciario y viviendas “llevará su tiempo”, ya que como ha recordado, “el desarrollo de un Plan Parcial tarda entre 15 y 20 años aproximadamente”. Fernando Sánchez ha anunciado también que Francia también tendrá presencia en la explanada, con algún proyecto que por el momento no se ha dado a conocer.

“Llevamos años trabajando en coordinación con los gobiernos de España y Francia, de Aragón y Aquitania con el apoyo financiero de la Unión Europea para ir avanzando también en el diseño de la futura línea de Canfranc”, indica. Los estudios técnicos están muy avanzados, por lo que ahora se trata de dar un paso político, con una nueva reunión del cuatripartito “que valide esos proyectos, ese diseño de Canfranc y podamos seguir trabajando buscando financiación europea, que nos permita la ansiada conexión internacional interrumpida en 1970”. Esa reunión cuatripartita se anunció para este mes de septiembre en la visita el pasado mes de julio del ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana José Luis Ábalos a Canfranc, pero por el momento, no se sabe nada.

La Azaft mueve vehículos para el museo aragonés

Canfranc, Caminreal y Zaragoza son las tres sedes del futuro museo ferroviario de Aragón, según los planes que diseña la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía (Azaft) que en estos últimos días ha traslado varios de sus vehículos a dependencias de la estación pirenaica. El museo pretende restaurar, conservar y, sobre todo, mostrar su legado, según precisa Carlos Abadías quien celebra que el Gobierno aragonés dé luz verde a este proyecto tan esperado. Con 56 trenes en Casetas, en unos terrenos que Adif cedió a finales de 2018 al Ayuntamiento de Zaragoza, y otros tantos en Canfranc, la asociaciónl sueña con hacer realidad este viejo sueño de compartida para su colección que también incluye Caminreal (Teruel), donde se expondrían alrededor de una quincena de vehículos.

«Es una forman de utilizar el patrimonio histórico para un uso turístico, servirse de los trenes como un reclamo turístico», explica el presidente de este organismo Carlos Abadías, que durante estos días organiza el movimiento en Canfranc de una parte de la colección de coches de viajeros, en su mayoría, que conserva la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (Azaft) desde los años 90 del pasado. Aunque es en el barrio de Casetas, donde guardan la mayoría de las piezas en una nave de 7.319 metros cuadrados junto a la estación. «Son trenes –la mayoría coches de viajeros de entre 1900 y 1970– que han viajado por todo el mundo y tienen una calidad y un prestigio increíbles», añade Abadías.

El proyecto para que este conjunto de vehículos (que forman parte del patrimonio histórico ferroviario) se integre en el futuro Museo Aragonés del Ferrocarril toma impulso con el traslado de 17 coches que no estarán en Canfranc, una de las sedes cuya ubicación se proyecta en el antiguo depósito de locomotoras de la estación internacional. Desde hace unas semanas, 12 coches se han transportado por vía y otros cinco se llevarán el próximo mes por carretera desde Canfranc. Los 17 vehículos permanecerán en la Estación de Zaragoza Plaza, donde se guardarán provisionalmente para protegerlos de los vándalos. Esta operación se lleva a cabo con la colaboración del Gobierno de Aragón, Adif y la UTE Acciona Avintia. Entre los vehículos trasladados a Zaragoza Plaza y los que la asociación tiene en Casetas, se seleccionará los que finalmente formarán parte del museo en Caminreal.

«Después de casi 30 años en Canfranc están respondiendo muy bien y estamos muy emocionados y muy contentos», comenta el presidente de Azaft, Carlos Abadías, desde el primer tren que llevó varios de estos coches. «Según la planificación del futuro museo, lo que estamos haciendo ahora es repartir la colección entre las tres sedes. En Canfranc ya hemos dejado la parte que integrará su espacio museístico», explica Abadías.Entre los trenes que ya han viajado de Canfranc a Zaragoza se encuentran los vehículos de la Compañía Internacional de Coches Cama, la que regentaba el Orient Express. «También tenemos alguno de la serie 5.000, que eran los del Canfranero, de los que ya hay suficientes representantes en la selección que ha quedado en Canfranc».

Los cinco coches que se transportarán por carretera son, principalmente, de caja de madera y los más antiguos. «Entre ellos hay uno de tercera de balconcillos que es una joya. Ha estado casi 31 años guardado en una nave y ahora se podrá ver a la luz del día. Es de principios del siglo XX, absolutamente espectacular», comenta ilusionado Abadías, quien subraya que «transportarlos por carretera es tan complicado como trasladarlos por ferrocarril, porque son vehículos que llevan más de tres décadas parados en la estación de Canfranc y la verdad es que la logística ha sido complicada en ambos casos».

«Por eso tenemos que agradecer toda la colaboración que nos ha brindado tanto Acciona/Avintia, la UTE que está realizando la obra, como Adif, Alsa y sobre todo el Gobierno de Aragón, con su implicación con el patrimonio ferroviario y la del consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, por su sensibilidad con esta colección, declarada bien inventariado del patrimonio cultural aragonés», comenta.

Aunque todavía no hay una fecha en el horizonte para la apertura del futuro museo, en opinión del presidente de Azaft «ahora el Gobierno de Aragón está dando los pasos más claros con este proyecto. Por fin se empieza a ver un poquito de luz al final de ese túnel, de esa batalla en la que desde hace 30 años llevamos intentando que esto ocurra. Estamos más cerca de que sea una realidad para que todo el mundo pueda disfrutarlo, porque nuestro placer es conservar estos vehículos para que todo el mundo pueda verlos y disfrutarlos».

Desde el Gobierno de Aragón se busca financiación europea para el proyecto, tras el fracaso pasado para construirlo junto a la hoy estación de Delicias de la capital aragonesa. El plan de Zaragoza Alta Velocidad de principios del siglo XXI, en el que se invirtieron unos cinco millones de euros, quedó en nada. «Nosotros tenemos el contenido del museo, tan solo queremos que los trenes se puedan ver y visitar, es un rico patrimonio industrial que no podemos perder. Tenemos el material para la exposición, pero no un continente donde poder enseñarlo», afirma Adrián Baquero, miembro de la asociación.

En las últimas cuatro décadas, la asociación ha rescatado de la chatarra a casi un centenar de vehículos históricos, aparcados la mayoría en cuatro vías de 250 metros cada una en Casetas. Algunos de ellos han sido recuperados y se encuentran en un estado de conservación impecable. Como el coche de autoridades, «el Falcon de los años 60 en España», con un diseño inspirado en los vagones de la Compañía Internacional de Coches Cama (fundada en 1872), gestora de los trenes europeos del Orient Express. El coche se conserva aún forrado de madera por dentro, con una larga mesa y butacas en su estancia principal, que «en más de una ocasión ha aparecido en el Nodo en alguno de los viajes de Franco o de algún ministro o alta autoridad de la época», recuerda Abadías. El coche cuenta, además, con camas y servicio, incluido un orinal inclinado bajo el lavabo, para que al abrir el grifo el agua permitiera su limpieza.

La Azaft mantiene, además, en estado de marcha algunas joyas del vapor, como la ‘Baldwin I’, que cede en 1986 Endesa desde Andorra; también presume de disponer de la ‘130 Aragón’, fabricada en EE. UU. en 1920; la Jung 242T ‘Escatrón’ y las eléctricas Renfe 1005 (1927) y la inglesa 7702 (1952). Un grupo de 280 voluntarios, entre los que se juntan algunos ferroviarios y otros que no, participan de las actividades de la asociación, entre las que estaca el ‘Tren Azul’, con el que realizan salidas a otros puntos de interés ferroviario.

(Imagen viaducto de Cenarbe, cortesía de Carlos Abadias)

Estaciones singulares: Canfranc

Casi aislada y perdida en la inmensidad del paisaje pirenaico, pegada a la inmensa mole que separa España de Francia, la estación de Canfranc parece un palacio de cuento, mucho más aún cuando la nieve disfraza de blanco la cubierta de pizarra de la terminal. Aunque proyectada a finales del siglo XIX, la obra sólo puede iniciarse en los años veinte, tras el acuerdo de los dos países y las respectivas compañías de trenes, según los planos del ingeniero alicantino Ramírez de Dampierre. Pero a su muerte, el proyecto queda en manos de Obras y Construcciones Hormaeche, una constructora bilbaína, propiedad de Domingo Hormaeche, que en aquellos primeros años de siglo ya es un claro referente en la construcción de infraestructuras ferroviarias.

El elegante edificio pirenaico, entre modernista y artdecó, aparece como por arte de magia en medio de la nada, sorprendiendo al viandante que nunca se espera encontrar tamañana construcción en los duros parajes pirenaicos. La muralla infranqueable (Labordeta define y canta «polvo, niebla, viento y sol, y al Norte los Pirineos») deja al descubierto una gran obra de arte (hoy en un pleno proceso de rehabilitación ttras años de semiabandono), una verdadera exageración para la vista y una proeza harto elogiada en cientos de escritos. De ahí lo de bilbainada, adjetivo que la Real Academia de la Lengua no reconoce, pero que en el acervo popular viene a significar una hombrada de la que se habla con excesivo énfasis.

La construcción del ferrocarril de Canfranc no deja de ser una gesta que, con interrupciones y retrasos, se alarga durante 75 años. Dimes y diretes entre políticos de España y Francia impeden una y otra vez abordar el proyecto. Una vez que las máquinas logran horadar la mole pirenaica y abrir un túnel (Somport) para comunicar a los habitantes de los dos países, la estación se hace carne. “Es un esplendoroso edificio bañado de diversas influencias arquitectónicas que se concibe como gran escaparate de España ante los visitantes extranjeros”, reza en su leyenda el Ayuntamiento local. No hay lugar para la duda. De un gran valor iconográfico, es la obra más representativa de un ambicioso proyecto ferroviario en el que, además, de la obligada mano local exige el concurso y la leva de cientos de trabajadores vizcaínos. Vista desde el exterior, y sin el sufrimiento que causa el aislamiento de aquellas tierras, la espera merece la pena.

Las compañías Midi Francés y Norte de España presentan el proyecto de la estación internacional entre 1909-1910, aunque no se empieza a construir hasta 1915, cuando ambos lados quedan comunicados a través del túnel de Somport; y no se finaliza hasta 1925. Desde el punto de vista arquitectónico, consta de un edificio principal (241 metros de longitud), varios muelles para trasbordo de mercancías, y el depósito de máquinas. En su construcción se utilizan diferentes materiales como el cristal, el hormigón armado y el hierro, habituales en la arquitectura industrial de la época. El edificio está formado por siete piezas totalmente independientes que se conforman a partir del edificio central de viajeros que, con su llamativa cúpula, marca el eje del conjunto.

Ramírez Dampierre, que pacientemente espera durante varios lustros el permiso de obra, no va a ver culminado su proyecto inmortal. Su prematura muerte en mitad de los trabajos provoca la entrada en escena de los gestores de Obras y Construcciones Hormaeche. Y su primera decisión es decisiva para la durabilidad del edificio (aunque técnicamente sea peor que el plan original). Consiguen que el Ministerio de la Guerra, de quien dependen los permisos de ingeniería, les autorice a introducir el hormigón armado para la construcción de los cuerpos que solo están dibujados en el plano. La autorización llega con un curioso argumento para su concesión. “En caso de demolición, los escombros ocuparán menos espacio”.

El complejo ferroviario es durante muchos años el más monumental del país, aunque la leyenda le sitúa ya por entonces como la segunda estación de ferrocarril más grande de Europa, solo superada por la de Leipzig. Otra de las exageraciones que convierten en axioma lo que no pasa de ser un mero bulo (en lenguaje moderno, una ‘fake news’). Un verdadero palacio con tejados de pizarra, escaleras de mármol y apliques artdecó. Su construcción exige diez años de obras y obliga a modelar la ladera del monte con muros de contención y 2,5 millones de árboles, en su mayoría pinos silvestres, para frenar la erosión y evitar así el riesgo de derrumbes y avalanchas de nieve. Sus cifras resultan mareantes: 245 metros de longitud, 300 ventanas, 150 puertas…

“Las estaciones fueron el gran acontecimiento del siglo XIX, como ahora lo son los aeropuertos. Apenas existían modelos. Y son los ingenieros quienes tienen que trabajar sobre estos edificios por primera vez, pues a ellos se les encomienda su construccion; y tenían que hacer arquitectura”. José Manuel Pérez Latorre, arquitecto aragonés que trabaja en un proyecto de remodelación de Canfranc y estudia durante tres años la documentación de la obra, sostiene la valentía de la firma vasca para cambiar el proyecto original.

El mérito de tan magna obra tiene nombre y apellido. El proyecto sale de la mano de Ramírez Dampierre, pero la ejecución es obra indiscutible de la bilbaína empresa Obras y Construcciones, que en el primer tercio de siglo se convierte en algo similar a lo que hoy en día sería Ferrovial, OHL, FCC, Acciona o ACS. Dicen que todas las comparaciones son odiosas, pero el propietario de la constructora esa, por ejemplo, un equivalente al Florentino Pérez de nuestros días, Esther Koplovich, Villar Mir, José Manuel Entrecanales o Rafael del Pino. Elijan el personaje. Sin embargo, Domingo Hormaeche es un perfecto desconocido; tanto fuera como en su propia tierra. Aunque juega un papel casi trascendental en la construccción civil de los años veinte y treinta. Su empresa se adjudica los trabajos más importantes de infraestructura ferroviaria, en especial, las obras de los metropolitanos de Madrid y Barcelona.

Vinculado a Bilbao desde su laboriosa adolescencia, Domingo Hormaeche nace en 1880 Lezama (Bizkaia) donde sus padres responden del cuidado de las fincas de una de las oligárquicas familias de Neguri, los Lezama-Leguizamón. “Pero a él el campo no le decía nada y prefirió acompañar a uno de sus tíos que tenía un taller de albañilería y se dedicaba a los trabajos de construcción poco después de cumplir los 12 años”, evoca Javier Elorza, biznieto de este emprendedor empresario. El rastro de su negocio apenas está documentado, salvo por las austeras referencias del BOE en la adjudicación de contratos y obras de variada configuración y en algunos crípticos párrafos de la Revista de Obras Públicas. Poco más.

Ni tan siquiera su familia conserva papeles de la época de este empresario autodidacta que, con el sueldo que gana con su tío en unas obras en Castro Urdiales, contrata a un profesor particular para mejorar su escasa formación académica. Al tiempo, prosigue con su aprendizaje como cantero en la capilla del cementerio de Derio y trajina en la construcción del palacio de la Diputación Foral de Bizkaia, donde está a punto de perder la vida, al resbalar en un tablón desde el que se accede al vecino edificio de Arbieto.

Con los conocimientos adquiridos junto a su tío, Domingo Hormaeche acaba en 1917 por fundar su propia empresa (Obras y Construcciones) con un capital social ligeramente superior a los dos millones de pesetas de la época. Y los encargos no paran de lloverle. Sólo en la capital vízcaina, la firma Hormaeche se encarga de la cimentación de las obras del Hotel Carlton, el Depósito Franco, el ensanche de muelles en Uribitarte y Campo Volantín, al igual que la ampliación del encauzamiento de la ría o el chalé de los Mac-Mahón. Sin embargo, es en la década de los 30 cuando se conforma su sociedad con el gran arquitecto Manuel Galíndez, que fructifica de forma significativa. El edificio de Aurora Polar, el de La Equitativa y, sobre todo, la ‘Casa Hormaeche’ (sita en Alameda de Urquijo con Padre Lojendio) son sus mejores aportaciones al patrimonio cultural de la capital vizvaína. Esta última edificación marca un antes y un después en la construccion de edificios, donde se combina por primera vez las viviendas con los espacios dedicados a oficinas.

La relación de Hormaeche con el acaudalado mundo de Neguri es también muy reveladora. Los patricios de las familias oligárquicas vascas llegan hasta la sociedad del empresario vizcaíno y forman parte de su accionariado. En sólo una década, es habitual toparse en puestos claves de la firma con los nombres de Luis Beraza, Venancio Echevarría Carega, Francisco Horn y Areilza, Miguel Eskoriaza y Echave, Guillermo Ibáñez, Cándido Ostolaza, Juan Uranga, Santiago Inneraity o Valentín Ruiz Senen. La excelente relación que mantiene con los linajes de Neguri acaba por abrirle la puerta a decenas de concursos de obras por toda España. Obras y Construcciones Hormaeche participa de forma activa en los trabajos del ferrocarril y minas de Burgos y el adoquinado de la ciudad castellana; el Puerto de Orio; la estación de Canfranc y su foso de locomotoras: los cuarteles de Jaca y San Sebastián y el puente de Santa Catalina de la capital donostiarra; la Azucarera Leopoldo en Miranda; el Laboratorio Central de Sanidad Militar; el Hospital Militar de Carabanchel; el Muelle Delicias en Sevilla; la albañilería de la Casa de la Prensa de Madrid; varias de las oficinas de la Compañía Telefónica Nacional de España; firmes de carreteras de varias provincias; el Directo ferrovario Burgos-Madrid o el pantano de Alarzón. Éstas están al menos documentadas; pero hay más.

Pero es la Línea 1 del metro de Madrid, que el rey Alfonso XIII inaugura el 17 de octubre de 1919, la que quizá le catapulta a otros contratos. La empresa de Hormaeche construye el trayecto Cuatro Caminos-Sol, con 8 estaciones y 3,48 kilómetros de recorrido. El monarca le saluda efusivamente durante la ceremonia de apertura y él comete el error de tratarle de usted. Y su gran fracaso, el metropolitano de Barcelona. Una huelga salvaje y el conflicto con los trabajadores en 1924 provoca la ruptura del contrato y que la CNT le declare “enemigo de los obreros”.

Quién sabe si a raíz de este incidente, el empresario vizcaíno cambia de estrategia y decide apostar por el diálogo y el pacto con los sindicatos y mantener largas conversaciones con Indalecio Prieto para evitar los conflictos laborales. “Mientras otras empresas sufren el boicot de los trabajadores, Hormaeche sigue haciéndose con los mejores contratos del país”, asegura su biznieto Javier Elorza. La muerte le sorprende en octubre de 1934. Su empresa sigue adelante, aunque su hijo Antonio, un ingeniero de la misma promoción que Pilar Careaga, marca ciertas distancias con la firma, como su padre le había pedido. Y la guerra acaba por borrar, casi de un plumazo, el esplendor del negocio, otrora bollante (en 1929 los activos eran de 27 millones de pesetas). Las tropas republicanas acaban casi por destruir su patrimonio, y los vencedores sospechan de la desafección de la familia al régimen, y acaban por incautarse parte de la casa familiar, salvo la que ocupa su viuda. La suerte de la empresa Hormaeche no es sino el reflejo de lo que la contienda civil acaba por deshacer en la sociedad española. Nuestro Miguel Unamuno define con certeza y rotundidas este episodio que marca la vida y el devenir de millones de personas. “Entre los unos y los otros —o mejor los hunos y los hotros (sic)— están ensangrentando, desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo a España”.

El gran edificio de pasajeros sobresale por su tamaño y su tejado curvo de pizarra a cuatro aguas. Destaca la forma peraltada de la cubierta central sobre el gran vestíbulo, donde se emplazan las taquillas y el puesto de cambio de moneda; y las de los cuerpos extremos, donde se encuentran las oficinas de ambas operadoras, el puesto aduanero de ambos países, comisaría de Policía, correos, telégrafo público, cantina, restaurante y un hotel internacional. Todos los habitáculos tienen letreros bilingües. Dispone también de playas de vías de ancho europeo a un lado (1435 milímetros) y español al otro (1668 milimetros). Un auténtico alarde técnico y arquitectónico, varado en el tiempo y el olvido como los viejos buques tras singladuras kilométricas cuando esperan abandonados el desguace. Varios muelles para trasbordo de mercancías y el depósito de máquinas completan el complejo. En su construcción se utilizan materiales como el cristal, el hormigón armado y el hierro, habituales en la arquitectura industrial de la época. Marca el eje del conjunto una llamativa cúpula que corona el edicio central.

La frialdad de las paredes, ahora desprovistas del artesonado que adornaba y enriquecía la terminal internacional, mantiene, sin embargo, el magnetismo que atraía a los viajeros hacia las salas de espera, ensimismados en la pura contemplación de este diamante tallado con esmero que ni el tiempo logra destruir. Ahora vacía y sin los elementos que la hacían viva, parece más bien un sarcófago rescatado de las profundidas del averno. Todo lo que ha perdido, puede volverse a recuperar; sólo es cuestión de dinero. En 2007 se realizan obras para consolidar la estructura y cubierta del edificio. Más adelante se restaura el vestíbulo, pero queda todo lo demás. Trabajos sobre fachadas, marquesinas, andadores perimetrales y todo el interior para usos hoteleros y hosteleros, marcan el nuevo proyecto de rehabilitación. El plan pretende convetir el viejo edficio en un espacio para usos de ocio, restauración y albergará un hotel de unas 100 habitaciones. El vestíbulo continuará siendo de uso público. La UTE que realiza los trabajos es la concesionaria de la explotación de este inmueble durante 69 años, aunque sigue perteneciendo al Gobierno de Aragón, que lo explotará a través de arrendamiento.

De forma paralela se continúan con los trabajos en la explanada exterior. Las obras para trasladar los usos ferroviarios al fondo de la explanada de Arañones comenzaron en 2018. La playa de vías para mercancías está terminada y siguen las obras de las destinadas a viajeros, y es que el objetivo sigue siendo la reapertura de la línea ferroviaria internacional. Desde 1970, el paso ferroviario de España a Francia por Canfranc permanece cerrado. La falta de mantenimiento provoca el deterioro de las instalaciones y, el 27 de marzo de ese año, el accidente de un tren francés de mercancías causa el hundimiento del puente de l’Estanguet, en el valle de Aspe, lo que aprovecha la SNCF (la operadora francesa) para suspender el tráfico internacional. Desde entonces, el servicio de viajeros se presta con autobús entre Olorón y Canfranc. ¿Es posible por fin recuperar la estación y abrir la vía hacia Francia?

El ministro de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana, José Luis Abalos, tiene previsto acudir este sábado a Canfranc; por primera vez llega a la localidad oscense para conocer la estación. El ministro podrá ver el avance de las obras, que tiene prácticamente concluida la nueva estación ferroviaria de 1.000 metros cuadrados en un antiguo hangar de trasbordo y la rehabilitación del edificio histórico de hormigón que está muy adelantada (los nuevos cristales y la recuperación del exterior casi acacaba), facilita la llegada del ministro a la localidad del Pirineo. Este encuentro histórico puede servir al consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, para detallar al ministro José Luis Ábalos cómo va el cronograma previsto para la estación de Canfranc, presupuestado en 27 millones en un plazo de cuatro años desde que se puso en marcha en junio de 2018, y se detalle la puesta en marcha de la actuación del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agencia en la línea ferroviaria de Huesca-Canfranc para la que quedan 70 millones presupuestados como gasto plurianual del anterior Gobierno del PP, que nunca se llegaron a gastar.

(El cuerpo de este texto forma parte de un reportaje publicado por mí en la web de El Correo de Bilbao el 31 de enero de 2013)

(Fuentes. Ezequiel Usón Guardiola, en «La estación internacional de Canfranc». Santiago Parra, Bernard Barrére, Jean Brenot, Alberto Sabio y J. Manuel Pérez Latorre, en «Canfranc, el mito». Ramón J. Campo, en «La estación espía». Santiago Parra de Más, en «El ferrocarril del Canfranc». Elaboración propia sobre Domingo Hormaeche y artículos periodísticos varios).

Canfranc con el punto de mira en Suiza

Aragón ha puesto los ojos en Suiza para dar soluciones al Canfranero en un futuro próximo. El director general de Transportes de Aragón, Gregorio Briz, junto a representantes del gobierno de la Región de Nueva Aquitania han viajado al país helvético a conocer el funcionamiento de la línea de montaña que discurre entre Chur y Tirano, plenamente operativa, y construida en la misma época que la línea internacional de Canfranc.

La línea transpirenaica suiza, operada por la empresa Rhätische Bahn y reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, se encuentra «a pleno rendimiento tanto en el aspecto turístico como en el aspecto del transporte de mercancías”, según precisa el Gobierno de Aragón. Entre otros convoyes, allí es posible acceder al Bernina Express, uno de los trenes panorámicos más conocidos de Suiza, y recorrer parajes de ensueño durante las 4 horas que dura esta ruta, cuyas tres cuartas partes han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Son famosos los viaductos de Brusio, una maravilla arquitectónica, y el espectacular de Landwasser, que se alza entre dos túneles sobre un desfiladero a más de 230 metros de altura. Esta ruta tiene 55 túneles y unos 190 puentes, que salvan las montañas alpinas, para llegar a Chur, la ciudad más antigua de los Alpes.

En esta visita, realizada esta semana, también participaron representantes de la Fundación Transpirenaica, encargada de parte de la gestión de las solicitudes de ayudas y de los fondos europeos para la reapertura de la línea internacional aragonesa. Para Gregorio Briz, la visita a esta infraestructura ha servido para conocer «un modelo de éxito del que podemos aprender para el desarrollo del tren transpirenaico en Aragón» y saber «cómo funciona y cuáles son los principales atractivos”.

Salvando las diferencias, el parecido en algunos aspectos con esta vía de ferrocarril montañoso, construido entre 1889 y 1914, plantea expectativas de futuro para la línea Zaragoza-Pau. Con 312 kilómetros de longitud, tiene 55 túneles entre los que se encuentra el túnel internacional de Canfranc, y un total de 257 estructuras entre las que destacan los puentes sobre el río Ebro y la N-IIa y el puente del Estanguet en el lado francés. En 1864 se puso en marcha el tramo entre Zaragoza–Huesca y en 1922 el de Jaca-Canfranc mientras que el tramo francés, entre Olorón–Bedous, se estrenó en 1914. La obra del túnel de Canfranc comenzó en 1908.

En el lado francés se han ido recuperando tramos durante los últimos años y restan solo un puñado de kilómetros -que son los técnicamente más complicados- para reabrir al tráfico el último tramo que resta pendiente y que llega hasta el túnel. En el lado español se está a la espera tanto de confirmar un calendario de obras para la modernización de la línea férrea que llega hasta Canfranc, como para cerrar un acuerdo bilateral con Francia que permita financiar la recuperación del túnel ferroviario que atraviesa el Pirineo. Para ello también se está intentando contar con aportación económica de la UE. El modelo suizo puede funcionar, por tanto, a este lado de los Pirineos.

Canfranc recibe más fondos europeos

La línea internacional de Canfranc recibirá, de nuevo, fondos europeos para apoyar las acciones impulsadas para la reapertura. Se recibirán un total de 2.854.400 euros, un 31,89% del presupuesto, destinados a la preparación de los estudios requeridos para poder empezar los trabajos para la reapertura del túnel ferroviario de Somport y para la financiación de los trabajos que se están realizando en la estación de Canfranc, relativos a la nueva playa de vías y la estación de viajeros.

El dossier presentado a la convocatoria del Mecanismo Conectar Europa recoge siete acciones con un presupuesto total de 8,9 millones de euros, entre las que destacan los estudios necesarios para la apertura del túnel ferroviario internacional de Somport y la financiación de parte de las obras de la nueva playa de vías que se está construyendo en la explanada internacional de Canfranc. También la financiación de parte de las obras para la construcción de la nueva estación de viajeros en Canfranc, informa el Departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón en una nota de prensa.

El consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, explica que la aceptación del proyecto «es una alegría porque demuestra que en Europa se tiene en cuenta la reapertura de la línea internacional» y que «seguimos dando pasos firmes para que sea una realidad en esta legislatura». Soro recuerda que se ha vuelto a repetir la fórmula de candidatura conjunta con Francia «para que en Europa se entienda que este proyecto es internacional y básico para el desarrollo de Aragón y Nueva Aquitania«.

En esta ocasión, el dossier recoge la voluntad del Ministerio de Fomento de España, del Ministerio de Transición Ecológica y Solidaridad Francés, del Gobierno de Aragón y de la Región Nouvelle-Aquitania. En la evaluación del proyecto, se ha destacado la importancia de esta infraestructura para la conexión entre Francia y España y se ha puesto en valor la coherencia entre los objetivos y las necesidades.

El Departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, a través de la Fundación Transpirenaica, ha sido el encargado de presentar la candidatura para la reapertura de la línea internacional de Canfranc a la convocatoria de Fondos Europeos del Mecanismo Conectar Europa 2019 (Connecting Europe Facility 2014-2020). La propuesta recoge un total de siete acciones bajo el título ‘Superando las conexiones pérdidas entre Francia y España: Sección ferroviaria transfronteriza Pau-Zaragoza. Reapertura del Túnel Ferroviario de Somport’. Este documento confirma la voluntad conjunta de todas las partes implicadas en el proyecto para la reapertura de la línea internacional y reafirma la continuidad de este «esfuerzo común» que ya se materializó en la acción conjunta presentada en el Marco del Mecanismo Conectar Europa 2016 y que se está desarrollando en la actualidad, han apuntado desde el Gobierno de Aragón. Han añadido que, una vez más, «hemos ido a Europa de forma conjunta dejando claro que esta conexión es importante para las redes de comunicación y transporte europeas«.

Las siete acciones concretas del proyecto presentado son la gestión del proyecto y coordinación; la comunicación y difusión para promover el proyecto; y el estudio de impacto medioambiental de la reapertura del túnel y tramitación del procedimiento administrativo de evaluación ambiental. La cuarta y quinta acción son los estudios sobre la situación actual de la obra civil del túnel e infraestructura ferroviaria y los relativos a las actuaciones necesarias en el túnel y diseño sobre la gestión y explotación del mismo. La sexta acción es la financiación complementaria para la realización de la nueva playa de vías en la explanada de la Estación Internacional de Canfranc y la séptima la financiación complementaria para la construcción de la nueva estación de viajeros en Canfranc. En estos momentos, se están desarrollando las acciones incluidas en la anterior convocatoria MCE con la que se financian los estudios de convergencia, entre otras medidas, para posibilitar la reapertura de la línea internacional.

Somport elimina el escudo franquista

Canfranc ya ha retirado el último escudo franquista que quedaba en el entorno ferroviario oscense. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) eliminó el símbolo que se encontraba en la boca del túnel de Somport que se instaló en 1940. Se trata del segundo distintivo de la época franquista que se suprime en Canfranc, después de que el Gobierno de Aragón retirara hace dos años el emblema que se ubicaba en el vestíbulo de estación internacional. En ese caso, se sustituyó por una reproducción en escayola del original de la instalación, de la época de Alfonso XIII.

Tras la Guerra Civil se modificó el escudo del lado español de la galería. El emblema franquista sustiuyó al monárquico que se había colocado para la inauguración de la línea internacional el 18 de julio de 1928, durante el reinado de Alfonso XIII. En la boca española del túnel ferroviario, permanecen los dos leones que aparecían a cada lado, que ya existían en el original. La idea es volver a colocar el de Alfonso XIII, aunque de momento, el emblema quedará así en este histórico túnel.

El Ministerio de Fomento solicitó a Patrimonio permiso para desmontar este escudo, y tras el informe favorable realizado por los técnicos, se ha procedido a su desmontaje. Este cambio de los símbolos en la estación de Canfranc fue una iniciativa que defendió primero el Gobierno de Aragón y se la trasladó hace meses a los responsables de la dirección general de Patrimonio del Adif. El Ministerio de Fomento se mostró también partidario de aplicar la Ley de Memoria Histórica con esta modificación del escudo de la línea ferroviaria internacional, en plenas obras en la explanada.

El consejero en funciones José Luis Soro, ha apuntado que desde el departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda “celebramos esta acción llevada a cabo por Adif y que ya se solicitó hace meses”. En este sentido recuerda que “ya se logró la retirada del escudo franquista ubicado en el vestíbulo de la Estación Internacional de Canfranc, cuya rehabilitación gestiona Suelo y Vivienda de Aragón”. Desde el Gobierno de Aragón “se está haciendo un importante esfuerzo por la recuperación de la explanada internacional de Canfranc y por la reapertura de la línea de conexión y se entiende que, dentro de este trabajo, es preciso también que se eliminen los símbolos franquistas que son posteriores al impulso de esta infraestructura que, además, representa valores totalmente contrarios a lo que supuso el franquismo”.

El informe presentado por Suelo y Vivienda a la Comisión de Patrimonio de Huesca ya precisó que «el escudo que se colocó en el vestíbulo habría de ser similar, si no igual, al que existía en la embocadura del túnel, colocado entre 1915 y 1922, y que también fue sustituido por el régimen de Franco, del que sí se disponen de fotografías, y que se corresponde con una de las versiones del escudo oficial de Alfonso XIII«. Eso facilitó la decisión favorable por Patrimonio sobre la modificación, la colocación del nuevo en septiembre de 2017 y el depósito del retirado en el Museo Provincial de Huesca.

El alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez también ha celebrado la aplicación de esta medida de la Ley de Memoria Histórica y ha recordado que el pleno del Ayuntamiento ya lo solicitó “hace tiempo”. “Estoy contento, porque ese escudo no tenía que estar ahí”. Respecto a la restitución del emblema de Alfonso XIII, ha asegurado que de momento no se sabe cuándo se volverá a instalar.

El túnel pretendía comunicar ambos lados de la frontera entre España y Francia por los Pirineos y dar servicio al ferrocarril entre Jaca y Canfranc, donde se construyó la Estación Internacional. Comenzó a construirse en el año 1908 en su vertiente española y fue culminado en 1914. Sin embargo, hasta el año 1928 no se puso en marcha el ferrocarril iniciado tras un acuerdo de las compañías del Norte de España y el Midi francés. La perforación de la mitad de la infraestructura costó a España nueve millones de las antiguas pesetas de la época, pero el coste del lado francés superó esta cifra. Tiene una longitud total de 7.875 metros, de los cuales 3.805 fueron excavados por España. La anchura del túnel en los arranques de la bóveda es de 5,20 metros y la altura de 3,10 metros en los estribos.

Desde que en 1970 se hundiera el puente de l´Estanguet y la SNCF decidiera no reestablecer la línea, el paso internacional quedó cortado. La estación perdió toda la actividad que tenía y con el paso del tiempo fue abandonada a su suerte. Actualmente, sirve de galería de evacuación del túnel carretero, que tiene un trazado esencialmente paralelo al ferroviario. Las vías permanecen enterradas bajo una capa de tierra y asfalto

Canfranc, por fin, en obras

La estación de Canfranc volverá a recobrar su esplendor. Los trabajos han comenzado para convertir algunos de los hangares ya existentes en la nueva estación de pasajeros. Las obras cobran ritmo de forma que para el otoño de 2020 esté ya concluida y se complete la playa de vías con las líneas de viajeros. Y de nuevo los visitantes acudirán a este complejo histórico, auténtico Escorial de los Pirineos. La rehabilitación de la estación costará 12,5 millones.

Antes del 24 de abril van a solicitar a la Unión Europea la posibilidad de que se financie unos estudios sobre el túnel internacional; ya se están preparando las solicitudes. El pasado 13 de marzo se firmó el acta de replanteo. Se ha limpiado y desbrozado el terreno, se han levantado las vías antiguas y, «lo más importante, que ya hemos ejecutado el desmontaje de las placas de fibrocemento que estaban en la cubierta», explica el consejero aragonés José Luis Soro.

El primer edificio que veremos rehabilitado es el de la cochera francesa que será punto clave para los peregrinos que recorren el Camino de Santiago, que será un centro de acogida e interpretación de la ruta jacobea. Son 400.000 euros y ya está adjudicada y en marcha. En junio «estará terminado y será el primer edificio que habremos conseguido rehabilitar en Canfranc», señala Soro. En cuanto al edificio histórico, las obras han comenzado con la retirada de una pequeña parte de las marquesinas exteriores. Lo convertirán en un hotel con unas 100 habitaciones y espacios de convenciones y hostelería. El vestíbulo seguirá siendo de uso público.

En una visita reciente, la presidenta del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Isabel Pardo de Vera, resaltaba el buen ritmo de los trabajos y adelantaba la posibilidad de una futura colaboración para desarrollar el Museo del Ferrocarril que se proyecta en el antiguo depósito de locomotoras. Además de esta infraestructura se puede aprovechar una placa giratoria adjunta, los talleres, el edificio que albergaba a los mecánicos (y, después de abandonado el depósito, al club de montaña de Renfe) y una serie de vías en topera.

Hace un tiempo la Coordinadora para la reapertura del ferrocarril Canfranc-Olorón (Crefco) proponía esta idea y aseguraba que allí podrían exhibirse, totalmente a cubierto, diez vehículos ferroviarios (locomotoras, automotores o coches), uno en cada una de las vías a las que se accede desde la placa giratoria. Varias de esas vías disponen de fosos que permitirían ver las piezas desde abajo (rodajes, bogies, sistemas de frenado, de generación de electricidad para alumbrado, etc.) y todas disponen de espacio suficiente a los lados para instalar plataformas desde las que los visitantes podrían ver el interior de los vehículos. Además de estas diez, las dos vías del taller, más largas que el resto, permitirían estacionar otras tantas pequeñas composiciones compuestas por dos o tres vehículos.

Aragón, junto con la región de Aquitania y los gestores de infraestructuras francés y español, trabajan para que en la próxima convocatoria Conecta-Europa se pida financiación para la adecuación del túnel, que quedó fuera en la pasada convocatoria. De cara a la reapertura se ha solicitado una convocatoria del cuatripartito para respaldar esa solicitud y validar los citados nueve informes.