Si no hay más contratiempos, la nueva estación de Canfranc será inaugurada en febrero. El nuevo edificio, situado sobre un antiguo hangar de 1.000 metros cuadrados, sustituirá al inmueble histórico del primer tercio del siglo XX, que se convertirá en un hotel de cinco estrellas en 2022, aunque su vestíbulo será el paso de entrada hacia el ferrocarril. El proyecto contempla incluir tres andenes para trenes de pasajeros. Al lado del paseo de los Melancólicos habrá otros dos andenes para los convoyes de mercancías de hasta 200 metros de largo. Los pasajeros pueden usar en la nueva estación un paso subterráneo.
La nueva estación es la antesala para la anhelada reapertura de la línea ferroviaria internacional Pau-Canfranc-Zaragoza, prevista para 2025, según las previsiones que se contemplan en el estudio realizado por Ineco para el Mecanismo Conectar Europa (MEC), que lleva por título ‘Superando las conexiones perdidas entre Francia y España: estudios para la rehabilitación de la sección ferroviaria transfronteriza Pau-Zaragoza’. Tal y como se manifiesta en el documento, para lograr la reapertura es necesario reconstruir los 25 kilómetros entre Bedous y el túnel del Somport, en la parte francesa, y rehabilitar los 104 kilómetros entre Huesca y Canfranc en el lado español.
El nuevo edificio, que se ha levantado según las directrices del arquitecto aragonés Joaquín Magrazo, está prácticamente concluido, y los responsables del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias realizan durante estos días obras y actuaciones complementarias, entre las que se incluyen las teleomunicaciones y las antenas. También Cetren, un organismo designado por la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, ultima también unas pruebas definitivas sobre la interoperatividad de la estación. Los resultados son clave para la autorización de la puesta en marcha del nuevo edificio de Canfranc.
«Está previsto que la UTE entregue la obra al Gobierno de Aragón para celebrar su inauguración, pero es necesario también la conformidad de Adif sobre la estación, la nueva playa de vías y la línea ferroviaria», detalla el arquitecto Joaquín Magrazo, que dirige el proyecto del estudio Ingennus. «Es una caja de vidrio con un techo antiguo de lo que era un hangar», describe orgulloso del resultado. «Hemos transformado una construcción de finales del siglo XIX en una del siglo XXI, respetando la esencia del edificio pero sin alterar su imagen ferroviaria», agrega el arquitecto alcañizan, según informaba recientemente Ramón J. Campo en el Heraldo de Aragón. El proyecto ya ha tenido en cuenta la próxima liberalización del ferrocarril en España, lo que podría favorecer la presencia de más de un operador en la línea internacional que una Aragón con Nueva Aquitania.
El nuevo edificio está ya electrificado y digitalizado. Los billetes se podrán adquirir a través de una máquina de venta y también se mantendrá una oficina para adquirirlos a las compañías ferroviarias que alli operen. Además, tendrá con una zona de servicios climatizada. La apertura de la nueva estación supone también la desaparición de la antigua playa de vías y su sustitución por una zona de 200.000 metros cuadrados de superficie que ya están empezando a urbanizarla con calles, jardines y plazas.