“Hombre, mira; por fin el tren llega a su hora. A las 21.00 tiene su entrada en la estación de Francia y ahí llega, a su hora” “¿Puntual? Efectivamente, llega a las 21.00 horas, pero del día siguiente. Hace 24 horas que debía haber arribado a Barcelona”. La conversación es una entre tantas que reflejan una de esas historias reales que vivieron los miles de andaluces que viajaron desde su tierra natal hasta Cataluña, a donde emigraron en busca de una nueva oportunidad. Y ese tren que utilizó la mayoría de emigrantes en la década de los cincuenta y sesenta, sobre todo, es conocido como ‘El Sevillano’
A escasos días de que se celebre el ‘Día de Andalucía’, el próximo 28 de febrero, una exposición en el Museu de la Immigració de Sant Adrià (Barcelona) recuerda las peripecias que pasaron millones de andaluces que se trasladaron en tren hacia una nueva tierra de esperanza. Ese tren, hoy desaparecido, permanecía en el recuerdo de los más veteranos que narraban con su voz las historias que vivieron en ese interminable viaje. Trenes nocturnos de dieciocho coches que tardaban hasta 17 horas en llegar a Barcelona. De la estación de Francia salían y llegaban varios convoys desde y hacia el sur. Hacia el norte recibían el nombre del ‘Catalán’. De bajada, y según fuera su destino, se conocían como el ‘Malagueño’, el ‘Granaíno’ y el ‘Sevillano’.
El Museu d’Història de la Immigració a Catalunya (MihC) permite hoy a los más jóvenes conocer los entresijos de esta historia de una España casi olvidada, salvo par aquellos que tuvieron que pasar el trance de dejar sus pueblos y emigrar a una tierra muy distinta en busca de una oportunidad. Hace poco más de un año el museo abría sus puertas a uno de aquellos vagones del tren, en concreto el BB-8000, donde en sus doce compartimentos se escenifica cómo se hacía el viaje en aquella época. Una parte de aquellos vagones acabaron en América; y otros en el desguace. El coche salvado del soplete fue cedido por Renfe, y rehabilitado por la empresa Totseriman, con el asesoramiento del Museo del Ferrocaril de Vilanova.
Esta es la historia de uno de aquellos trenes de asientos de madera, maletas de cartón, olor a fiambre, lleno de hombres solitarios o familias completas, donde se compartía la comida de las fiambreras, se alimentaba la esperanza y se forjaban grandes sueños, mientras se trataba de disipar los miedos hacia lo desconocido. Un tren tan lento que la gente saltaba a airearse, orinar y tomar un café en la cantina y que permitía subirse sin demasiada prisa cuando reemprendía su costosa marcha tras una larga parada en la estación. Con ventanas abiertas para mitigar el agobiante el calor y que acababa por inundar de humo los vagones y tiznaba los rostros de los cansados viajeros. Un tren lento, donde todos dormían sentados.
‘El Sevillano’ salía a las 19.00 horas y llegaba a mediodía. Eran 15 o 17 horas de trayecto, donde el cambio de locomotora en los cincuenta se hacía constante pues la red estaba electrificada solo hasta Tarragona, y que circulaba al tran-tran en aquella España donde los trenes aún eran de otra época. Aquellos trenes seguían la costa hasta Valencia, donde ya enfilaban hacia el interior vía Albacete.
‘El Sevillano’ no es el único tren que recuerda a la inimgración de aquella España. A su nombre deben unirse también ‘el Gallego , ‘el botejara o extremeño’, y otros con origen en Madrid que llevaron hacia Cataluña toda la emigración del centro de la península.
treneando 
El Sevillano o Colín, como le llamábamos en los años de la anteguerra, siendo mi padre Jefe de Tren en la estación de Espelúy, gozaba de mejor reputación que cuando fué utilizado como vehículo transportador de los desfavorecidos andaluces, que buscaban mejor vida en industrial Catalunya, in illo témpore su puntualidad era bien conocida, los coches eran de coler verde, metálicos, y con asientos de gutapercha, arrastrado por la máquina de vapor más elegante de los ferrocarriles españoles, la 1700 de Madrtia a Zaragoza y Alicante, su mala fama de un servicio largo e incómodo fué adquirido como consecuencia de nuestra terrible postguerra, el tiempo invertido en el trayectode Sevilla-Barcelona también era menor; buscaré en mi biblioteca alguno de los itinerarios de la época.
Un saludo
No viajé nunca en el Sevillano, pero sí hice muchos, muchísimos viajes en coches idénticos a esos, en recorridos de Bilbao a Madrid y viceversa, en mi época estudiantil. Al verlo me ha dado un pequeño ataque de melancolía…
Del foro de Railwaymania:
«En la guia general de ferrocarriles del año 1957 el «Sevillano», tenia su salida de Sevilla a las 16.30 y llegada a Barcelona a las 18.30 del día siguiente en sentido inverso salida de Barcelona a las 10.45 y llegada a Sevilla a las 13.15 con cohes cama, 1ª,2ªy3ª las estaciones eran Sevilla-P.A. Y Barcelona-Término»
Un saludo BLS (Agustín Moreno Marco)
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siempre me acordare de cuando mi madre le preguntó al hombre que vendia los billetes, que a que hora llegaba a sevilla y el hombre se echo a reir y le dijo: señora se sabe cuando sale pero no cuando llega.
Recuerdo que en el 1959 volviendo de Cataluña de unos Concursos de Formación Profesional que se celebraron en la Universidad de Tarragona, tardamos 35 horas en llegar a Córdoba y por supuesto durmiendo en los pasillos o en los porches. Un saludo
Si queréis ver y oír estas historias buscad en YouTube el Sevillano; carnaval 2011 , una comparsa sevillana de la Rinconada que pone voz a las penurias pasadas por los inmigrantes andaluces que iniciaban una nueva vida cargadas de esperanza , lo bordan en Cadiz con una puesta en escena digna de lo mejor del desaparecido maestro Berlanga
os invito a oir el repertorio de mi comparsa (el sevillano) carnaval 2011 http://www.youtube.com/watch?v=10F8XrYuLDc
espero que os guste¡¡actuacion completa en cadizbook.
http://www.cadizbook.es/carnavalbook_exclusivo
AQUI TENEIS EL ENLACE DE LA ACTUACION CONPLETA ( EL SEVILLANO)
SI AMIGO EL SEVILLANO, ESTA LLENOS DE SENTIMIENTOS Y REPRESENTA UN SIMBOLO PARA MILES DE PERSONAS.
Comentario de Barrionevo corria por nuestro caminos de hierro con la misms velocidad que el chiste. No lo fué, cuando en algunas compañias de teatro llevaban en su repertorios comentarios jocosos que, reflejaban las carencias y los retraso de nuestroo trenes:
Los viaje de la Renfe
solo tienen una pega
que se sabe cuando salen
Tristes tiempos que viajaban en los cohes de los trenes, las miserias de pueblos asolados por el hambre
pero nunca cuando llega
Comentario de Barrionevo corria por nuestro caminos de hierro con la misms velocidad que el chiste. No lo fué, cuando en algunas compañias de teatro llevaban en su repertorios comentarios jocosos que, reflejaban las carencias y los retraso de nuestroo trenes:
Los viaje de la Renfe
solo tienen una pega
que se sabe cuando salen
pero nunca cuando llegan
Tristes tiempos que viajaban en los coches de los trenes, las miserias de pueblos asolados por el hambre
pero nunca cuando llega
el sevillano conocido tambien como el catalan desde sevilla, parece que nadie se acuerda de esto
De subida ‘sevillano?; de bajada, ‘catalán’. Pero las connotaciones son distintas
Yo recuerdo el viaje en el tren gallego. Duraba tantas horas que al final hacías amistad con todos los del compartimento. Aquellos vagones eran incómodos y hacía un calor insufrible en verano pero eran viajes mucho más entrañables 😉
Yo viaje en el Sevillano dos veces, pero sólo de Chinchila a Barcelona, cuando cumplí el servicio militar. En una de las dos ocasiones en uno de los vagones de 3ª clase estaban cociendo sardinas a la parrilla en un fogón de carbón. El vagón lleno de humo y apestando. Suerte que el revisor era una buena persona y me dejó pasar a un vagón de 2ª clase y dormir en el maletero. Mi eterno agradecimiento.
En mi niñez allà por los años 30 veía pasar por Espeluy donde mi padre era Jefe de tren el célebre colin, posteriormente conocido como el sevillano, entonces era un tren rápido con un horario que cumplía fielmente, los coches que figuran por alguno de los foristas nada tienen que ver con los de aquel tiempo, que eran metálicos con asientos de madera y departamentos sin cerrar, los aportados por alguno de los intervinientes pertenecen a una gama que se compraron a Alemania cuando ya había desaparecido la lll clase entonces los asientos eran gutapercha, posteriormente cambiados por plexiglás.