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Bruselas da un contundente varapalo a la investigación del accidente de Angrois

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Varapalo europeo al Gobierno español. El informe de la Agencia Ferroviaria Europea, encargado por la Comisión Europea, sobre el accidente de tren de Angrois -en el que fallecieron 80 personas y hubo más de un centenar de heridos- concluye que la investigación realizada en España por la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) no fue independiente y que en ella no se abordaron «elementos clave». El informe critica que la investigación de la CIAF «se concentre en la causa directa, un error humano» -el del maquinista del tren- pero «no responde a preguntas esenciales sobre las causas raíz del accidente».

Bruselas ha hecho público el informe sobre el accidente en una reunión con representantes de las víctimas y con el BNG. En este documento se relatan a lo largo de diferentes puntos «las debilidades» que la Agencia Ferroviaria Europea identifica en la actuación de la CIAF. Entre ellas, reprocha que se centre únicamente en la causa directa del siniestro, «un error humano», pero no ahonde en las «causas fundamentales y subyacentes» del siniestro, ocurrido en Santiago en julio de 2013, y en «elementos clave» relacionados con la línea y el propio tren que pudieron influir. La ERA aconseja además la apertura de una investigación «que cumpla los requerimientos de independencia y aborde las irregularidades identificadas»

La Agencia Ferroviaria Europea (ERA) cree que la composición de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) «no aseguró la independencia de la investigación» del accidente del Alvia en Angrois (España) en 2013, según su informe. La ERA subraya en sus conclusiones no cumplió con los requerimientos de independencia que establece la directiva comunitaria y que «la obligación de investigar accidentes no se ha cumplido adecuadamente». En concreto, el documento dice que hay «preguntas sin responder» sobre la inclusión en la investigación de Renfe, Adif e Ineco.

Tras conocer el veredicto de la Agencia Ferroviaria, el presidente de la asociación de víctimas, Jesús Domínguez, pidió la dimisión de la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, porque «hay claramente un incumplimiento de la directiva de seguridad europea» en la investigación del accidente. El líder de la asociación criticó a Pastor por «haber mentido a los familiares» de las víctimas del accidente durante una reunión.

Domínguez declaró que el informe es «demoledor» y que «tira por tierra todo lo que ha dicho el Ministerio de Fomento». «Hemos tenido que venir hasta Europa porque España nos ha negado la verdad, la justicia y la transparencia«, lamentó la vocal de la asociación Teresa Gómez, quien también instó a Ana Pastor a dimitir. Gómez criticó que Renfe y Adif «actuaron como juez y parte» en la investigación del accidente.

La eurodiputada y portavoz del Bloque Nacionalista Gallego en Europa, Ana María Miranda, expuso que el informe «cuestiona la investigación errónea que ha hecho la CIAF» y que, tras este veredicto, «hay responsabilidades políticas» que deben ser depuradas.

El dictamen de la ERA se produce poco más de un mes después de que la Comisión Europea (CE) cerrara el expediente que abrió a España tras el accidente del Alvia por la independencia de la CIAF, al considerar que ya se cumplían los requisitos que estipula la legislación comunitaria. La propia CE dijo antes de que el informe saliera a la luz (apoyó que no se hiciera público) que las conclusiones de la Agencia Ferroviaria Europea no estaban vinculadas al accidente en sí mismo y que su propósito era «alimentar un procedimiento de infracción anterior al accidente», según el portavoz comunitario de Transporte, Jakub Adamowicz.

Fuentes de la Agencia Ferroviaria Europea aseguran que se trata de un informe interno que se realizó a partir de una petición de la CE. El siniestro del tren de Alta Velocidad Ourense-Santiago-A Coruña, que descarriló el 24 de julio de 2013 a la altura de la localidad de Angrois, cerca de Santiago de Compostela, causó 81 víctimas mortales y fue el accidente ferroviario más grave de la historia reciente de España.

El accidente del metro de Valencia era «previsible y evitable» y el «túnel no era seguro»

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La comisión de investigación de Les Corts sobre el accidente de metro de Valencia ha concluido que la Línea 1 de Metrovalencia no era segura y señala como responsables políticos del siniestro al expresident de la Generalitat, Francisco Camps y al exconseller Juan Cotino, entre otros. Así figura en el documento de 296 páginas sobre el siniestro que costó la vida a 43 personas que han presentado este viernes los grupos parlamentarios del PSPV, Compromís, Ciudadanos y Podemos, mientras que el PP ha anunciado que presentará un voto particular y que ve «una barbaridad» pedir responsabilidades políticas ahora.

La primera conclusión es que el accidente «era previsible y evitable» pues el túnel de la línea 1 «no era seguro», justo lo contrario de lo que concluyó la anterior comisión de investigación, que, según añaden, estuvo controlada por el PP y FGV para impedir que se impusiera cualquier versión distinta a la oficial.

«Las causas del accidente fueron múltiples«, remarcan los citados grupos, pero todas ellas tuvieron su origen «en la falta de inversión y la mala gestión de FGV, especialmente en materia de seguridad en la circulación», que se hizo descansar «en el factor humano». En concreto, se cita la incompleta instalación del sistema de frenado FAP, por la falta de instalación y reprogramación de balizas el punto del accidente; la obsolescencia de los trenes que cubrían la Línea 1; el desgaste y escasez de material rodante, y el deficitario mantenimiento de la vía en ese punto.

Otras de las 44 conclusiones alcanzadas apuntan a una gestión política «negligente, interesadamente apresurada y opaca» del accidente del 3 de julio de 2006, y a una manipulación informativa por parte de Radiotelevisión Valenciana (RTVV) que ofreció «información sesgada» y se sometió a los intereses del PP.

El documento señala como responsables políticos, además de a Camps y Cotino, al exvicepresidente Víctor Campos, al ex director general de Transportes Vicente Dómine y al exportavoz del PP en Les Corts Serafín Castellano. En el ámbito de la empresa pública Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) se apunta a varios exdirectivos, entre ellos la exgerente Marisa Gracia, mientras que en RTVV responsabilizan al entonces director general, Pedro García, y al director de Informativos de Canal 9 en el momento del siniestro, Lluís Motes.

Destacan que esa falta de financiación en este transporte público «contrasta con las grandes inversiones que ese mismo año anunciaba el Gobierno valenciano» en cuestiones como la Copa del América, el Aeropuerto de Castellón o Mundo Ilusión, entre otros asuntos.

Entre las conclusiones se señala también la falta de interés del Consell y de FGV por esclarecer las causas del accidente y «el menosprecio» al que los gobiernos del PP han sometido a la Asociación de Víctimas del Metro 3 de julio (AVMJ) en estos diez años.

El documento también recoge una serie de recomendaciones, como elaborar una ley de seguridad sobre el transporte ferroviario, crear un organismo independiente que vele por la seguridad en el transporte, y revisar y mejorar los protocolos de actuación en grandes accidentes y mecanismos de coordinación, entre otras.

El PP ha considerado «una barbaridad» pedir responsabilidades políticas del accidente diez años después del siniestro, y ha anunciado que presentará un voto particular a las conclusiones elaboradas. El diputado popular Alfredo Castelló, portavoz de este grupo en la comisión de investigación, ha acusado al resto de partidos de ejercer de «tribunal de excepción» y ha considerado que el único sentido de la comisión es manifestar las cosas que se hicieron bien y las que se hicieron mal, y como reparación moral a las víctimas.

La Asociación de Víctimas, por su parte, se ha mostrado contenta con las conclusiones, pero sobre todo con el trabajo «serio» y «exhaustivo» realizado por la comisión en estos meses, y ha valorado que se planteen recomendaciones para que «no vuelva a suceder» un accidente de esta magnitud.

El dictamen presentado este viernes se debatirá en la comisión del próximo 5 de julio y se prevé que pueda aprobarse definitivamente en el último pleno ordinario de Les Corts Valencianes, previsto para los días 13 y 14 de julio.

Se reabre la instrucción del Alvia; el juez debe comprobar si Adif evaluó el «peligro» en la curva

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Varapalo a la instrucción del ‘caso Alvia’. La Audiencia Provincial de A Coruña ordena reabrir la instrucción que investiga las causas del accidente del tren Alvia que provocó la muerte de 80 pasajeros y más de un centenar de heridos el 24 de julio de 2013 en el barrio compostelano de Angrois. La sala estima los recursos de apelación interpuestos por varias de las partes en contra de la decisión del juez, Andrés Lago, que el pasado octubre cerró la investigación judicial con el maquinista Francisco Garzón como único imputado. Cuando instruía la causa Luis Aláez, que imputó a la responsables de Adif hasta en dos ocasiones, la Audiencia levantó las imputaciones.

Tras deliberar sobre una causa que suma más de 25.000 folios, los magistrados piden determinar «si ha existido y era normativa y técnicamente necesaria una evaluación integral del riesgo de la línea 082 -de Ourense a Santiago- que tuviera en cuenta la situación de peligro concretamente existente en la curva donde se produjo el accidente«. La Audiencia ordena ratificar el informe que elaboró el ingeniero de telecomunicaciones holandés Frans Heijnen, designado como perito por parte de QBE, la aseguradora de Renfe. También se debe revisar el documento que elaboró el catedrático Enrique Castillo Ron a petición de un perito judicial.

Pese a los reproches de las partes durante la instrucción, Lago tomó declaración únicamente a los tres peritos nombrados judicialmente: el ingeniero industrial José Manuel Lamela, el ingeniero de caminos Juan Carlos Carballeira y el ingeniero de telecomunicaciones César Mariñas. La Audiencia estima necesario «que se lleven a cabo las demás diligencias que se consideren necesarias para determinar» si hubo esa «evaluación integral del riesgo», y también reclama «la corrección de las evaluaciones de riesgo realizadas en los informes de Castillo y Heijnen y la determinación del nivel de riesgo resultante en la curva y su aceptabilidad técnica».

Tras analizar las demandas de nuevas diligencias -que incluían declaraciones de diferentes responsables relacionados con el caso-, los magistrados las desestiman, al ver, por ejemplo, «inocua a efectos del accidente» alguna cuestión como la desconexión del sistema de control de velocidades ‘ERTMS’ embarcado en el convoy.

En el auto se ve «ausencia de indicios de relevancia penal» en aspectos denunciados por los afectados y la defensa del maquinista que tienen que ver con la señalización, el balizamiento, la velocidad del vuelco, el peso del tren, la ubicación de la transición de ‘ERTMS’ al sistema ‘Asfa’, la supuesta existencia de delitos contra la seguridad de los trabajadores y de publicidad engañosa y de estafa, entre otros.

Con todo, la Audiencia admite, en el apartado referido a las exigencias relativas a la homologación del modelo ‘S730’, que «ciertamente hay base normativa para discutir que la decisión haya sido técnicamente correcta y para sostener que el tren debería contar con tal condición interoperable al circular por una línea de alta velocidad de nueva creación», pero concluye que este aspecto, como otros, es «insuficiente desde la perspectiva del derecho penal».

La clave de la reapertura para por la evaluación de riesgos. La Audiencia Provincial de A Coruña estima que «resulta indiciariamente» que la reducción del riesgo «no era impracticable, como de hecho se llevó a cabo eficazmente después del accidente, sin instalar el sistema ‘ERTMS». El auto constata que «existe un deber normativo de realización de una correcta valoración de riesgo» y asume las críticas del perito de QBE y del profesor a la metodología de Adif para hacer la evaluación. Este último consideró el procedimiento del administrador ferroviario «demasiado general y poco preciso» y advirtió de que «solo sirve para detectar riesgos pero no para evaluarlos debidamente».

Los magistrados hablan de una evaluación «fragmentaria» y hecha por «las empresas contratistas de cada elemento o conjunto de elementos suministrados e instalados». Observan también indicios en los avisos del peritaje de la compañía que asegura a la operadora ferroviaria acerca de que «la transferencia de la mitigación del riesgo no se ha gestionado» como exige la norma correspondiente. Este es, precisamente, otro de los puntos que acuerdan esclarecer: «la corrección de la exportación de riesgos al maquinista o Renfe en los términos en que fue efectuada».

El auto precisa que es necesario aclarar «si es cierto que, como se alude por el informe de Heijnen, existía un consenso técnico entre los expertos sobre la necesidad de protección de las transiciones significativas de velocidad mediante sistemas de control continuo o puntual». También se insta al juez Andrés Lago a examinar «otros aspectos relacionables causalmente con el accidente en el caso de aportarse alegaciones o datos nuevos relativos a otras materias que justificaran incidir en líneas de averiguación ya intentadas o en la apertura de otras nuevas».

AVM3J lamenta que Camps y Cotino «no hayan hecho examen de conciencia sobre su gestión»

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La Asociación de Víctimas de Metro del Accidente 3 de Julio (AVM3J), Rosa Garrote, cree «defraudante» que expresidente de la Generalitat Francisco Camps y el exconseller y expresidente de las Corts Juan Cotino «no hayan sido capaces de hacer examen de conciencia» durante su comparecencia de este lunes en la comisión de investigación de las Corts Valencianes. «No esperábamos otra cosa que mantuvieran su versión», dice Rosa Garrote que, no obstante, admite que están «satisfechos» de que «por lo menos» Cotino y Camps hayan tenido que «dar las explicaciones que llevamos diez años pidiendo».

Garrote admite que, «en cierto modo, ha sido defraudante y frustrante que diez años después no hayan sido capaces de hacer un examen de conciencia para tener la humanidad necesaria para darnos ese reconfortamiento que necesitábamos para pasar pagina». «Necesitábamos que reconocieran que su gestión no fue la correcta y que las cosas no se habían hecho bien, pero no han sido capaces y lo asumimos», asegura Garrote quien asegura que las víctimas permanecerán con «la mano tendida» por si en algún momento «quieren reconocer que no lo hicieron bien». La intervención de Camps y Cotino en la comisión del Parlamento valenciano en la que se investiga el accidente de metro del 3 de julio de 2006, en el que fallecieron 43 personas y otras 47 resultaron heridas, apenas si aportó novedades.

Este colectivo dice que lo que «más nos ha molestado» de Cotino y Camps es que dijeran que habían estado siempre al lado de las víctimas cuando «su comportamiento demuestra que su única preocupación era salir indemnes de este accidente y que no les señalaran ninguna responsabilidad».

Garrote lamenta que el expresidente del Consell haya manifestado que «si algo se ha hecho mal pide perdón» porque, a su juicio, «eso no es pedir perdón por las gestiones realizadas». «Nosotros el perdón que esperábamos era que reconociera que no se había hecho una investigación y que no nos había atendido», subraya. De igual modo, reprueba las disculpas de Cotino porque son «más de lo mismo» que las de Camps. «No nos sirven. Lo que queremos es que reconozcan que las cosas se han hecho mal», insiste la portavoz de este colectivo.

La AVM3J critica la forma en que se atendió a las víctimas, con ofrecimientos de trabajos y sin crear una verdadera oficina de atención. «No nos parece ético y legal atender así a las víctimas de una tragedia porque eso no nos da derecho a pasar por encima de ningún ciudadano. Nosotros demandábamos una oficina de atención continuada que informara de los derechos que se tienen sobre ayudas o tramites», recalcan.

La expresidenta de la asociación, Beatriz Garrote califica de «muy decepcionante» que «sigan defendiendo lo indefendible. «Hablan de que en todo momento estaban al lado de las víctimas y de que pusieron todos los medios a su alcance, pero ni nos recibió Camps ni hubo oficina de atención a las víctimas», se queja. A su juicio, lo que «está claro» es que hubo «una gestión caciquil» en la que «no hubo transparencia y a día de hoy sigue sin haber una investigación interna en Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana sobre el accidente».

También lamenta que Camps y Cotino no hayan pedido perdón con sinceridad. «No es que las víctimas entendamos o no entendamos, es que la gestión de un gobierno tiene que ser objetiva, igualitaria y pública y la gestión fue totalmente deshonesta, parcial y caciquil y se necesitan unas disculpas claras y objetivas por su parte», recalca Beatriz Garrote. «Resulta doloros» ver cómo «se vuelve a desperdiciar una oportunidad» porque «no han hecho el más mínimo examen de autocrítica«, reprocha.

El servicio de prevención de FGV no investigó al accidente del metro de Valencia de 2006

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«Nos dijeron que no hiciéramos nada porque se iba a crear una comisión que iba a depender de la asesoría jurídica que iba a ser la responsable de investigar los accidentes». El técnico de prevención de riesgos en Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) José María Herrera asegura que el servicio de prevención no investigó el accidente del metro de 2006 en el que fallecieron 43 personas -dos de ellos trabajadores de la empresa- y otras 47 resultaron heridas. Tampoco el registrado en 2005 entre Paiporta y Picanya que dejó una treintena de heridos. «Como técnicos de prevención estamos para asesorar a la empresa; si ella cree que no es necesario que le asesoremos, no podemos hacer otra cosa«; iba a depender de la asesoría jurídica que sería la responsable de investigar los accidentes», explica Herrera en la comisión de investigación de las Corts que investiga el accidente de 2006.

Este técnico de FGV cree que si se cumple el reglamento de circulación, se pueden evitar accidentes, aunque «todo influye, desde el reglamento hasta el estado de las vías», añade. José María Herrera, que también fue maquinista de vehículos de infraestructuras y delegado de UGT, destaca que «ni como delegado ni como maquinista, detecté en ningún momento ninguna peligrosidad de la curva» entre las estaciones de Plaza de España y Jesús. También ha dicho que cuando él circulaba no había ningún bache. No obstante, destaca que con los vehículos que él trabajaba «si en la curva hubiera excedido de velocidad también habría descarrilado«. «Íbamos con bastante precaución», asegura.

Preguntado sobre el posible estrés de los maquinistas por tener que cumplir los horarios, Herrera indica que, en algún caso, algún conductor puede haber recibido una llamada desde el puesto de mando en la que se le inquiere por el retraso de un tren; pero no le llegan quejas de los trabajadores al respecto. José María Herrera añade que «si se hace una buena prevención, vamos a anticiparnos a que ocurran los hechos»; por eso defiende la «prevención activa». También considera que «poner medidas cuando ya se ha producido el accidente» supone que «no se está haciendo bien la prevención; algo falla en la empresa», sostiene.

También ha intervenido otra trabajadora de FGV, Marta Rocafull, que coincide con Herrera en que el servicio de prevención no investigó el accidente. Licenciada en Psicología, Rocafull, que en el momento del accidente era técnica superior de prevención de riesgos laborales, explica que se encargaba de la selección de personal, tanto en Alicante como en Valencia, e indica que con ella se implantaron las pruebas psicotécnicas. Hasta entonces no se realizaban. Rocafull lleva más de un año de baja en la empresa.

«Por la ley de prevención, tenemos la obligación de investigar todos los accidentes; pero no sé por qué no nos dijeron que investigáramos éste», explica la psicóloga de FGV. «Si no nos lo ordenan, nosotros no podemos tomar esa decisión por libre», asegura tajante.

Las diputada del PSPV Ana Barceló y de Compromís Isaura Navarro mantienen que en los años 2005, 2006 y 2007 no hubo planes de prevención de riesgos en FGV, según recoge una auditoría . «Yo en los años 2005, 2006 y 2007 no he dejado de trabajar, ni mis compañeros tampoco», es la respuesta de Rocafull, quien ha dicho desconocer por qué la auditoría establece esto. Durante su intervención, reconoce haber recibido «presiones» para aprobar a algún trabajador, pero asegura que nunca las aceptó. Mantiene, sin embargo, que hay personas en la empresa que no han superado las pruebas. También explica que propuso una periodicidad para las revisiones en función de la edad del maquinista y los accidentes o incidentes que habían tenido, pero «no me hicieron caso». No obstante, señala que posteriormente sí se estableció este requisito.

El índice de accidentes pasa del 2,2 por millón de kilómetros al 0,2 en tres décadas y media

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El subdirector de innovación y desarrollo tecnológico en la empresa pública Adif, Andrés Cortabitarte, señala que, actualmente, el índice de accidentes en la red ferroviaria española es de 0,2 por millón de kilómetros, por lo que es «prácticamente igual que en aviación». El directivo de Adif, que ha comparecido este lunes en la comisión de investigación de las Corts que trata de poner luz sobre el accidente de metro de Valencia del 3 de julio de 2006 que dejó 43 heridos y 47 heridos, explica que en el año 1981 había un índice de accidentes -contabilizados como tales todos aquellos en los que una rueda del convoy se sale de la vía-, que «sobrepasaba con creces el 2 y pico por millón de kilómetros«, mientras que actualmente es del 0,2.

Según el último informe de la Agencia Europea del Ferrocarril, el número de pasajeros muertos en accidentes ferroviarios es muy bajo cada año. Es importante tener en cuenta que un solo accidente – o incluso una sola víctima – puede tener un gran impacto cuando se comparan países o el número anual de pasajeros muertos por cada mil millones de pasajeros por kilómetros. Bulgaria registra la proporción más alta en 2014 (1,18 pasajeros muertos por cada mil millones de pasajeros-kilómetros) por delante de Hungría (0,39). En los demás países estudiados se constata una relación en virtud del 0,30 en 2014. Para una gran mayoría de los países, este indicador mejoró o se mantuvo constante entre 2013 y 2014. Sólo Bulgaria y República Checa mostraron este aumento de la relación en 2014 en comparación con 2013. (puedes ver el informe completo si pinchas aquí)

Cortabitarte puntualiza que en 1980 hubo 1.174 accidentes de todo tipo en la red de Adif, mientras que en 2015 fueron 24. «¿En el año 81 éramos unos cafres?», se pregunta; a lo que él mismo responde: «No, pero la técnica evoluciona, aprendemos de esa técnica y año tras año vamos reduciendo los accidentes».

Andrés Cortabitarte, que la próxima semana volverá a comparecer en la misma comisión de las Corts en calidad de perito en el momento del accidente, destaca que «todos los accidentes a posteriori son evitables», porque «de todos los accidentes aprendemos». Respecto a si una baliza en la curva donde se produjo el siniestro lo hubiera evitado, indica que «si tenemos mucho azúcar en un café será más dulce» y, del mismo modo, «si tenemos más elementos de seguridad en un sitio, tendremos menos accidentes«.

En esta línea, señala que la «solución» que se impuso en septiembre de 2006 fue «poner más balizas». No obstante, hace hincapié en que por la curva entre las estaciones Plaza de España y Jesús de la Línea 1 de Metrovalencia habían pasado «dos millones de trenes sin ningún tipo de incidencia«, por lo que «no era previsible» un accidente. «No me cabe en la cabeza que si un accidente es evitable alguien no ponga los métodos para evitarlo», apostilla.

Según el técnico de Adif, «con una baliza, produciendo una infraestructura y a 40 kilómetros por hora habríamos evitado el accidente 100%», pero insiste en que «bajo ningún concepto era previsible«. Además, dice que una baliza «puede fallar», aunque «la casuística de fallos es baja». A su juicio, «la seguridad total sí que existe, pero sería superlativamente cara» y supondría «no tener nada en movimiento», por lo que en el caso de los transportes «la seguridad total es imposible», y «no habría contribuyentes para pagarla». «Hay que buscar el compromiso entre lo que queremos gastar y lo que podemos gastar», ha manifestado.

Cortabirate explica que el Asfa «replica en cabina las señales», de forma que «es una ayuda a la conducción; mitiga una parte del fallo humano», mientras que el FAP -sistema de seguridad que existía en la Línea 1 en el momento del siniestro- «no solamente hace eso, sino que permite un control continuo de acuerdo con las indicaciones de las señales».

Preguntado por los diputados por la seguridad del sistema FAP, señala que «claro que es mejorable», pero indica que «en aquella época se consideró que la capacidad de las balizas instaladas era la adecuada». También ha destacado que el FAP «era uno de los sistemas más novedosos y evolucionados«.

Camps y otros miembros de su gobierno declararán en mayo sobre el accidente de Metrovalencia

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El expresident de la Generalitat Valenciana Francisco Camps comparecerá el 16 de mayo en la comisión de investigación de Les Corts sobre el accidente de Metrovalencia del 3 julio de 2006, en el que murieron 43 personas, según el nuevo calendario elaborado por el Parlamento. Este calendario, que publica el Boletín Oficial de Les Corts, cambia las fechas de las reuniones de la comisión, que desde marzo pasan de los viernes a los lunes. Ese mismo día de mayo deben comparecer, además de Camps, los exconsellers Juan Cotino y Mario Flores y el exvicepresidente del Gobierno valenciano Víctor Campos. Antes de esa fecha intervendrán en la comisión responsables de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), Adif, Bomberos de Valencia, Urgencias médicas, Instituto Anatómico Forense y Policía Científica.

El 9 de mayo comparecerán el exsubdelegado del Gobierno Luis Felipe Martínez y la exsecretaria autonómica de Comunicación Nuria Romeral. El 23 de mayo intervendrán miembros de la Asociación de Víctimas del Metro del 3 de Julio, y el 30 de mayo, el ex director general de Radiotelevisión Valenciana Pedro García y los exdirectivos Lola Johnson y Lluís Motes. Las dos últimas sesiones de comparecencias ante la comisión de investigación, el 6 y el 13 de junio, están reservadas para extrabajadores de Radiotelevisión Valenciana y para trabajadores de Ferrocarrils de la Generalitat.

La comisión de investigación ha mantenido hasta ahora seis encuentros para determinar lo sucedido el 3 de julio de 2006. El nuevo rumbo que se ha dado a la comisión se nota hasta el mínomo detalle y las informaciones que avanzan los comparecientes. Sin ir más lejos, el que fuera jefe del taller Valencia Sud durante el accidente de 2006, Luis Miguel Domingo, ha revelado que borró la ‘caja negra’ registradora de eventos del tren siniestrado de acuerdo a un «protocolo» que aprendió en «un curso de formación impartido hace 17 años (1989) por la empresa proveedora». Sin embargo, insiste en que «no pasó nada raro» en su lectura en la madrugada posterior al suceso y que él estuvo «en segundo plano» junto a Policía Judicial y varios representantes de Ferrocarrils de la Generalitat (FGV) como la exgerente Marisa Grande.

Durante su intervención ha estado acompañado por el asesor Honrado Asensio. El exresponsable de la caja negra explica destaca que se entregó «de inmediato» a un policía nacional, y posteriormente a la Policía Judicial, y que leerla en otro sitio «hubiera requerido más tiempo y material específico«.

Inquirido por su relación con la empresa de comunicación HM Sanchis, el exjefe del taller -que declaró como testigo en 2014 en la causa judicial del accidente- ha explicado que estuvo presente en las dos reuniones del 24 y 25 de julio de 2006 para «decidir quién iba a comparecer» en la comisión de ese año, a la que facilitó «muchísima documentación», y que fue su «única participación» con la consultora. De hecho, ha resaltado que a su responsable, Jorge Feo, lo confundió «con un trabajador de las Corts».

En cuanto al libro de averías, del que ha asegurado que participó «en la creación cuando la compañía pasó a llamarse FGV», ha destacado que la Policía Judicial «no lo encontró un mes después del accidente» cuando visitó el taller donde se alojaba el convoy siniestrado. Ha detallado que se incluían tres hojas: una blanca que permanece en el libro, una amarilla que pasa al jefe de maquinistas y una azul que va al taller.

Miguel Domingo apunta que «en FGV están circulando trenes de viajeros con 50 años de antigüedad» y que, según él, «pueden hacerlo porque han sido sometidos a actualizaciones«, en sus parabrisas o en el aire acondicionado. No obstante, ha matizado que «el mantenimiento no ayuda a mejorar su fiabilidad» y que «por mucho que se revisen, llega un momento que empiezan a fallar«. Insiste en que «las modificaciones eran necesarias para seguir trabajando con las unidades» y que «no hubo relajación porque el informe pericial dice claramente que se hicieron todas las revisiones que tocaban». Según su testimonio, «los cristales no fueron causa ni consecuencia del accidente y se arrancaron por el arrastre sobre la vía».

Los investigadores mantienen varias hipótesis sobre el choque de dos trenes en Baviera

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La policía alemana intenta determinar si el accidente de trenes que causó 10 muertos fue provocado por un «error humano», como asegura la Prensa del país, o por un problema técnico. «Respecto a la causa exacta (del choque frontal entre los dos trenes), por el momento no podemos hacer ninguna declaración, las investigaciones sólo han hecho que empezar», declara un portavoz policial

«Los funcionarios responsables de la investigación siguen todas las hipótesis (…) a través del análisis de las cajas negras, el interrogatorio de los testigos y del responsable de tráfico ferroviario. Habrá un informe pero, por el momento, no podemos decir nada, la investigación continúa», precisa Vera Moosmayer, portavoz del ministerio de Transportes. El ministro Alexander Dobrindt había evocado el día antes como pistas un «problema técnico o (un error) humano».

La vía férrea sobre la que circulaban los dos trenes Meridian, marca de la compañía bávara BOB, estaba en principio protegida por el sistema PZB 90, que obliga a frenar a los trenes para evitar choques. Pero según el grupo de prensa regional RND el sistema de cambio de agujas automático había sido «desactivado» manualmente. Al parecer, tal y como sostiene RND, se trataba de dejar que un «tren con retraso», el primero implicado en el accidente, empezara a circular en un tramo de la vía. Pero antes de que llegara al punto donde los raíles se separan de nuevo, el puesto de control dejó pasar el segundo tren en dirección opuesta.

El choque se produjo el martes por la mañana hacia las 07.00 horas (06.00 GMT) en la línea entre Rosenheim y Holzkirchen, a unos 60 kilómetros al sureste de Múnich, capital de Baviera. La policía indicó el miércoles que no había ningún desaparecido y mantuvo el balance de diez muertos. El accidente causó además 17 heridos graves y 63 leves.

Las dos unidades chocaron a la altura de una curva, se empotraron y varios coches volcaron al descarrilar uno de los trenes Meridian, operados por la compañía privada de ferrocarriles Bayerische Oberlandbahn. En el lugar del accidente trabajan equipos ya con maquinaria pesada para retirar los restos de los trenes, tarea que llevará varios días al tratarse de una zona de difícil acceso. Se trata del peor accidente en los últimos cinco años en Alemania y el más grave registrado en Baviera desde 1975.

Un testigo implica a un revisor en la muerte de los tres grafiteros arrollados por un tren

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Vuelco en la investigación. Un testigo asegura que los tres jóvenes arrollados el lunes por un tren en la estaciòn portuguesa de Águas Santas en Maia huían de un revisor que les lanzaba espuma de un extintor para evitar que pintaran un convoy. La Policía lusa ha pedido al testigo que declare en comisaría y el ministerio público ha abierto una investigación más profunda, con la implicación del revisor del tren, el testimonio de los pasajeros y de los dos grafiteros que huyeron, también españoles.

Según relata a la cadena de televisión RTP uno de los pasajeros que viajaba en el tren interceptado por los grafiteros, varios jóvenes trataban de impedir que el convoy cerrara las puertas, mientras otros tres chicos intentaban realizar las pintadas en el exterior del vehículo. «El revisor entró en la cabina, cogió un extintor y lanzó la espuma contra los jóvenes», asegura el testigo quien asegura que los grafiteros lanzaron piedras al revisor. Al parecer, el empleado del ferrocarril lanzó espuma sobre los grafiteros que, para esquivarla, pasaron a la otra vía, en donde en ese momento cruzaba un tren interregional a 120 kilómetros por hora, ya que no tenía parada en la localidad de Maia.

La policía portuguesa ha identificado enon la colaboración de la española a los tres jóvenes muertos, aunque no ha revelado sus nombres. El portugués era conocido como ‘Nord’ y formaba parte de un conocido grupo grafitero denominado ‘Hip Hop de Matosinhos’. Tenía 19 años y era un habitual en esta actividad callejera. El mundo del street art homenajea al joven en las redes sociales, entre ellos Vhils, el grafitero portugués más universal, que comenzó haciendo lo mismo en los trenes de Lisboa.Los dos españoles fallecidos tenían entre 18 y 20 años.

Según ‘Diario de Noticias’, que cita fuentes policiales, los jóvenes participaban en una práctica conocida internacionalmente por ‘backjump’. El reto, que a menudo se filma para ser publicado en Internet, se practica habitualmente desde hace unos años y consistes en acciones «relámpago» para pintar composiciones ferroviarias mientras se detienen en la estación para recoger y dejar pasajeros.

Datos de la empresa ferroviaria CP aseguran que en 2010 fueron pintados 40.000 metros cuadrados de vagones, la mayoría en los peajes interurbanos de Lisboa y Oporto, muy cerca del lugar donde se produjo el fatal accidente.

(Imagen facebook Alexandre Farto)

¿Qué pasó en el tren de Filadelfia antes de que descarrilara el pasado martes?

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¿Hay algo misterioso en el accidente de Filadelfia? ¿Qué significado tiene la marca circular aparecida en la locomotora? ¿Pudo alguien provocar el descarrilamiento? ¿Por qué el maquinista circulaba al doble de la velocidad permitida? Demasiadas preguntas para las pocas respuestas que hay de momento. Incógnitas que intentará resolver el FBI, alque la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos pide una investigación exhaustiva.

Las primeras investigaciones determinan que el tren que descarriló el martes en Filadelfia, con un saldo de ocho muertos y más de 200 heridos, sufrió antes el impacto de un objeto. El portavoz de la NTSB, Robert Sumwalt, explicó que se ha hallado la marca circular de un impacto en la parte izquierda del parabrisas de la cabina de la locomotora, por lo que se pidió al FBI que la analice.

Sumwalt indicó que una empleada de la empresa ferroviaria que viajaba en el tren oyó una comunicación por radio entre el conductor y otro operario en la que el primero le decía que el tren había recibido el impacto de un objeto. Los investigadores de la NTSB entrevistaron al conductor del tren, Brandon Bostian, quien fue «extremadamente cooperativo», pero incapaz de dar ninguna respuesta sobre el accidente, ya que, según su abogado, sufrió una conmoción cerebral y no es capaz de recordar nada de lo ocurrido.

Un vídeo que han examinado los expertos de la NTSB muestra que, apenas un minuto antes del accidente, el tren iba a más de 112 kilómetros por hora y continuaba acelerando. El tren llegó a ir a más de 160 kilómetros por hora, en un tramo en el que la velocidad máxima permitida es de 80 kilómetros por hora y que no cuenta con sistemas de frenado automático. Lo que los investigadores tratan de averiguar ahora es si el maquinista aceleró el tren de forma intencionada.

Además de los ocho muertos, más de 200 personas resultaron heridas a causa del accidente del tren, en el que viajaban un total de 238 personas y cinco miembros de la tripulación desde Washington a Nueva York.

Este accidente ferroviario es el más grave sucedido en Estados Unidos en lo que va de año, seguido por el ocurrido en Valhalla, al norte de Nueva York, el pasado 3 de febrero en el que perdieron la vida siete personas y doce resultaron heridas.

En 1943, un tren de pasajeros en el que viajaban muchos militares que estaban de permiso descarriló en la misma zona en la que tuvo lugar este accidente, y murieron 79 personas y más de un centenar resultaron heridas.