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Oficios del tren: conductor o jefe de tren

La literatura existente destaca el importante papel de las grandes compañías ferroviarias del siglo XIX como generadoras de empleo. Sin embargo, desde el punto de vista de los mercados de trabajo, conviene no olvidar que la explotación de dichas empresas coexiste con otras muchas, infinitamente más humildes en todos los sentidos. Ciertamente, la evolución del empleo se triplica entre finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, aunque tan espectacular crecimiento no guarda semejanza con el resto de los sectores de la economía nacional. Quizá porque el ferrocarril concentra aspectos y condiciones inherentes al sector; aumento del tráfico ferroviario, expansión de la red de vía métrica y cambios en la legislación del trabajo, especialmente la incidencia en la implantación de la jornada de ocho horas.

Pese a todo, las grandes concesionarias, y también las pequeñas, se resisten a mejorar las retribuciones de sus asalariados (cuando no las disminuyen subdividiendo los empleos en varias categorías) con el argumento de que los empleados disfrutan de amplias ventajas: economato, billetes, licencias, pensiones, etc.). Por lo que aumentar su número supone multiplicar los coste fijos de personal, que en muchos casos y oficios se retribuyen con bajo nivel salarial, que deben superar con incrementos de la jornada por encima de lo estipulado y con duplicidad de funciones y tareas.

Dentro del mosaico de las profesiones ferroviarias se pueden distinguir tres tipos de agentes: personal facultativo y técnico en posesión de un título académico o profesional; personal subalterno fijo, examinado sobre aptitudes básicas (lectura, escritura y aritmética) y conocimientos específicos del puesto a ocupar; y personal obrero eventual, al que no se le exige ninguna formación, por lo que tampoco se le reconoce la identidad ferroviaria, representa la mano de obra barata y es utilizado como estrategia de contención de los presupuestos económicos. Los cargos que pueden envolver una responsabilidad personal ante los tribunales (jefe de estación, guardagujas, conductor, maquinista…) no pueden ser desempeñados más que por empleados, de plantilla o jornal, que deben, además, acreditar la apptitud necesariapara el desempeño del mismo y firmar el recibo del reglamento de señales.

Como se puede ver en textos anteriores, las empresas concesionarias se enfrentan a problemas nuevos, en su mayor parte, que precisan capacidades y soluciones organizativas inéditas, más aún cuando deben afrontar la complejidad de las operaciones y el volumen de empleo, así como la heterogeneidad y dispersión geográfica de las actividades. La organización empresarial impone la distribución del trabajo ferroviario de acuerdo con un conjunto de servicios específicos: Material y Tracción, Vías y Obras, Explotación, Comercial, Tráfico… Las empresas deben dotarse del potencial humano preciso, competente y fiable, y lo consiguen con la contratación de equipos cada vez más numerosos de directivos asalariados especializados que, a diferencia de épocas anteriores y de otras actividades empresariales menos complejas, tienen escasa conexión con la propiedad.

El área de ‘Explotación’ se encuentra dispersa sobre el territorio y se distribuye en torno al recorrido de las líneas. Comprende las tres divisiones principales (Tracción y Material, Explotación y Vía y Obras) y aglutina las dos terceras partes del empleo de las compañías. Esta diferenciación espacial implica, también, una división ocupacional. Dentro de esa categoría se constituye una actividad que engloba todas aquellas funciones que se realizan en el tren, entendiendo a este último como una realidad compleja que supone y asegura el transporte de los viajeros entre estaciones. Así pues comprende empleos laborales bien distintos como los de maquinista, fogonero, interventor, conductor o jefe de tren, guardafrenos y mozo de tren. Salvo los tres primeros, las tareas que desarrollan los agentes ferroviarios adscritos a este servicio son de dos tipos; por un lado, quizá la de mayor relevancia, el accionamiento manual del freno de los convoyes que no están provistos de frenado automático, accionado desde la locomotora, coche o furgón dotado de dispositivos al efecto; y por otro, las de orden puramente comercial, los que ejercen, fuera de las estaciones, la máxima autoridad en el tren: conductores (que no maquinistas, cuidado) o jefes de tren. Esta figura responde de la marcha del convoy, así como de la conducción de mercancías, equipajes, pliegos, cajas de recaudación y carteras de servicio a a su cargo.

La jefatura se produce únicamente en la vía durante el recorrido del viaje, pero no durante las paradas establecidas, donde la autoridad recae en el jefe de estación. Para diferenciar ambos papeles, este último daba la autorización de partir a los trenes, mientras que el primero advertía de la salida del convoy con el característico mensaje de «¡viajeros al tren!. Cuando se inicia el viaje, tienen plena potestad sobre las distintas actividades que se desarrollan en el tren para su óptimo funcionamiento, aunque con el tiempo se centran en la gestión de mercancías y equipajes.

Los conductores deben realizar un parte diario con las incidencias que se producen durante el viaje, así como completar la documentación de cada uno de los convoyes en los que se destaca la composición (descripción de coches de primera, segunda y tercera, y vagones con su carga), viajeros, ruta, paradas y demás datos relativos al viaje. Para realizar estas tareas, tienen a sus órdenes a los maquinistas y guardafrenos, y son los únicos responsables de los trenes en los intervalos entre estaciones. Viajan en su furgón, del que no pueden salir más que en los casos de «absoluta necesidad».

La formación de los trenes con viajeros responde a la lógica de las empresas y del Estado. Con la organización de los convoyes, se intenta proteger a quienes satisfacen billetes más elevados y resguarda menos a los pasajeros de segunda y tercera clase; y expone a mayores riesgos a los agentes de la compañía y del gobierno. En cabeza se coloca la máquina con su ténder y detrás el furgón del jefe del tren, con un lastre de al menos dos toneladas para, en caso de colisión, mitigar el choque. Después, en los trenes mixtos se sitúan algunos vagones de mercancías, con la misma idea de amortiguar un impacto, y a continuación los coches de viajeros. Siempre los de primera en el centro de la composición; los de segunda, delante, y detrás de la primera con el fin de protegerla y, por último, la tercera, a la cabeza y a la cola de los de segunda, para defender a los pasajeros más pudientes.

Los últimos puestos del convoy están reservados al vagón retrete y durante mucho tiempo, a la estafeta. Varios incendios en el material de correos, al entrar en los bastidores pavesas de las locomotoras, desaconsejan esta posición. El vagón de cola queda servido por un guardafrenos, tanto por la necesidad de detener el final de la composición, como por ser el punto de más fácil descarrilamiento y donde pueden producirse impactos por alcances en vía única. El vagón de cola porta tres señales luminosas; una en el centro del bastidor, con objeto de mostrar el término del tren; y dos faroles en los extremos superiores de la caja, para que el maquinista compruebe la integridad de la composición. Durante el día, un banderín rojo sustituye a las luces de la caja.

El conductor, que lleva la responsabilidad del tren una vez sale este de agujas de la estación, tiene entre sus cometidos el control del horario de la marcha del convoy. Por ello, la compañía MZA (y posiblemente otras), dota a estos agentes del reloj, como instrumento de su trabajo, que deben devolver al cesar en su servicio. Estos empleados viajan en mejores condiciones materiales que los guardafrenos, puesto que en vez de garitas viajan en un furgón, pero sufren como estos el desarraigo familiar. Como en el caso de los otros agentes del tren, deben esperar a que este acabe su recorrido para dar por terminado su trabajo, con jornadas que superan las doce horas y que, en otros servicios, llegan a las 16 horas. El sueldo es ligeramente superior al que cobran sus otros compañeros de fatigas; 6.000 reales para ellos y 5.000 para los guardafrenos (un jefe de estación llega a los 12.000 reales). En ocasiones, se les entrega alguna gratificación para compensarles por las largas estancias que pasan fuera de sus domicilios e incluso disponen de dietas por kilometraje superado.

También es posible contemplar su figura en algún pasaje literario, como en la obra ‘Doña Perfecta’ del insigne escritor Benito Pérez Galdós. «…En Villahorrenda estamos —repuso el conductor, cuya voz se confundía con el cacarear de las gallinas que en aquel momento eran subidas al furgón—. Se me había olvidado llamarle a usted, señor de Rey. Creo que ahí le esperan a usted con las caballerías».

La categoría desaparece con la constitución de Renfe (1941), aunque se mantiene la de jefe de tren, que pasa a hacerse cargo exclusivamente de la vigilancia de las mercancías y equipajes movilizados, de las tareas de carga y descarga y de maniobras durante el recorrido. También le corresponde ayudar al maquinista e interventor ante cualquier incidencia, e incluso sustituye a este último.

(Imagen Vía Libre. Fuentes. Emerenciana-Paz Juez, en «El mundo social de los ferrocarriles españoles de 1857 a 1917». Francisco de los Cobos Arteaga y Tomás Martínez Vara, en «Gran clase, tercera y trabajadores. Seguridad y clases en el ferrocarril español del siglo XIX». María de Luján Benito Barroso, en «Expansión ferroviaria en España en el siglo XIX. Entorno económico-social y modelo contable ferroviario: MZA (1875-1900». Esmeralda Ballesteros Doncel y Tomás Martínez Vara, en «Evolución del empleo en el sector ferroviario español, 1893-1935)

Oficios del tren: guardafrenos

El ferrocarril ordena la producción del transporte mediante la coordinación de distintos servicios, cada uno de los cuales aporta su especificidad a un complejo mecanismo técnico y humano. El primer requisito en el engranaje ferroviario lo constituyen las vías; de su construcción y mantenimiento se ocupa el servicio de Vía y Obras. Esta área es la más importante en los años de constitución de las compañías, y su actividad se dirige por los ingenieros civiles. En segundo lugar, se necesita contar con el material motor; la disponibilidad de los vehículos, locomotoras, máquinas de tracción, coches para viajeros y vagones para las mercancías, es competencia del servicio de Tracción y Material. Finalmente, cuando ya está determinada la infraestructura, el servicio general de la Explotación se ocupa de generar el transporte, organizando y coordinando la conducción y circulación de los trenes (Movimiento) y estableciendo las relaciones mercantiles con los clientes (Agencias comerciales). Este esquema se completa con las actividades relativas a las necesidades administrativas, estadísticas, y de control y seguridad.

La actividad ferroviaria determina que los trabajos administrativos se concentren casi en su totalidad en los llamados ‘servicios centrales’, también conocidos como oficinas. El área de la ‘explotación’, dispersa sobre el territorio en torno al recorrido de las líneas, comprende las tres divisiones principales: Tracción y Material, Explotación y Vía y Obras, y aglutina las dos terceras partes del empleo de las compañías. Esta diferenciación espacial implica, también, una división ocupacional. Los servicios centrales aglutinan básicamente la plantilla de los empleados que poseen el ‘saber experto’: ingenieros, técnicos y alto personal de administración, aunque entre ellos se encuentre un pequeño porcentaje de subalternos, mientras que la explotación ferroviaria concentra las ocupaciones características del funcionamiento de los trenes: maquinistas, fogoneros, jefes de estación, factores, guardagujas, asentadores, etc.

El trabajo ferroviario se rige por reglas y normas complejas (reglamentos reguladores, estatutos de personal, circulares y órdenes de servicio y de dirección), nacidas de las exigencias técnicas y de seguridad que impone la gestión de las redes ferroviarias. El reclutamiento de personal, la promoción y, en general, las reglas que definen la carrera burocrática se configuran sobre la base exclusiva del mérito y la capacidad, por lo que es imprescindible una formación profesional apropiada al cargo, sostienen los sociólogos especializados en el mundo ferroviario.

El servicio de Tracción constituye una actividad que engloba todas aquellas funciones que se realizan en el tren, entendiendo a este último como una realidad compleja que supone y asegura el transporte de los viajeros entre estaciones. Así pues comprende categorías laborales bien distintas como las de maquinista, fogonero, interventor, conductor o jefe de tren, guardafrenos y mozo de tren. Salvo los tres primeros, las tareas que desarrollan los agentes ferroviarios adscritos a este servicio son de dos tipos; por un lado, quizá la de mayor relevancia, el accionamiento manual del freno de los convoyes que no están provistos de frenado automático, accionado desde la locomotora, coche o furgón dotado de dispositivos al efecto, y por otro, las de orden puramente comercial, controlando las mercancías que transporta el tren y colaborando en las tareas de carga y descarga en las estaciones

Antes de que los trenes lleven instalados frenos automáticos, los dispositivos de aminoración y parada de la marcha están instalados en la locomotora o su ténder y en el vagón de cola; y, en ocasiones, en el furgón del jefe del tren y distribuidos en vagones o coches. El número y lugar están determinados por la cantidad de vehículos arrastrados, las pendientes de la línea y, por último, los viajeros reciben más frenado que las mercancías. Para bajar la velocidad, debe cerrarse el regulador de la locomotora y accionar su freno y, a su vez, los guardafrenos tienen que obedecer las órdenes de vapor del maquinista para girar los husillos y apretar unas zapatas de madera o fundición sobre las ruedas Este frenado es insatisfactorio. Limita la velocidad del tren, porque no puede sincronizarse la decisión del maquinista con la actividad de los guardafrenos y su uso frecuente desgasta llantas, zapatas y carriles. Sólo en los casos de emergencia, se recurre a un freno enérgico: el contravapor. Una maniobra muy peligrosa para los mecanismos de la máquna que, además, provoca la violenta retención del grupo motor, mientras el material remolcado, sin ser frenado, colisiona con el ténder.

Aplicar contravapor implica, en numerosas ocasiones, la rotura de enganches, bastidores y el astillado y descarrilamiento de los vehículos. Desde los primeros tiempos se busca un medio para detener de forma efectiva la totalidad del tren por una única persona. En 1860, se efectúan varios ensayos del freno automotor Castellví en la red de MZA y sus jefes de material y movimiento proponen adoptarlo en sus trenes. Como las pruebas son satisfactorias, la Dirección General de Obras Públicas recomienda su uso a todas las empresas ferroviarias y algo más tarde se auerda su obligatoriedad. Para retener a las máquinas serie 500 de mercancías en las pendientes del Guadarrama y los Pirineos, la compañía Norte utiliza un contravapor modificado con un tubo de inversión. Si resulta difícil su uso, adolecen de importantes fallas: complementación con los tradicionales de tornillo, no detienen todas las ruedas y, además, no se accionan por sí mismos ante la rotura de enganches y ejes o un descarrilamiento.

En los inicios del ferrocarril, una frecuente incidencia es la ruptura de los aparatos de tracción y la bajada sin control de material rodante. Con objeto de paliar sus efectos, en los países europeos se generaliza un sistema de campanas eléctricas en estaciones, casillas de guarda y pasos a nivel, que permite avisar del escape de vehículos y de otros aspectos de la explotación.. El sistema se rechaza enérgicamente en España. A juicio de las empresas, no funcionan en muchas situaciones e incluso son factibles de fallar por la dejadez de los trabajadores al confiarse en este elemento. En todo caso, las concesionarias españolas argumentan que en sus tráficos ofrecen una seguridad casi absoluta, mediante el bloqueo telegráfico y por el cumplimiento de sus trabajadores de los estrictos reglamentos de circulación en vía única.

Mientras se experimentan y desarrollan varios artilugios y sistemas (freno de aire comprimido Westinghouse y frenos de vacío del ingeniero Smith, modificado por Hardy), las concesionarias españolas mantienen, al menos en el caso de los ‘mercancías’ , los trenes con guardafrenos, cuya utilización resulta más barata (reciben sueldos entre 5.000 y 3.500 reales, por los 5.000 de los conductores y 16.000 de un jefe de estación ) y se compensa en causa de accidentes, antes que afrontar los costes de las mejoras en seguridad. Las disposiciones sobre los frenos tienen un impacto limitado.

Los frenos se instalan en expresos y correos, mientras que los mixtos, circulaciones mayoritarias en la red, prosiguen servidos de husillo y zapata y se ven confinados a una velocidad máxima de 49 kilómetros por hora. Las mejoras solo llegan al grupo de usuarios que satisface tarifas elevadas. El material de mercancías, tanto por el coste de su mejora, como por su infrecuente tránsito por otras redes no va a ser unificado. Además, la carencia de seguridad no causa inquietud: sólo afecta a los trabajadores del ferrocarril. sostienen Francisco de los Cobos Arteaga y Tomás Martínez Vara, de la Complutense de Madrid.

Mientras los conductores realizan su trabajo en los coches, los guardafrenos se ven recluidos en las garitas de algunos coches, a merced de las inclemencias del tiempo; soportan el frío del invierno (en pasos de montaña algunos de estos agentes llegan a morir congelados) y las altas temperaturas del verano. Ambos deben acompañar el tren en todo su recorrido cuando este invierten menos de 16 horas, pero se establecen turnos, de manera que, a continuación, tienen un descanso de igual duración; el término medio del descanso no debe ser menor de doce horas diarias. Cuando el tren invierte 16 horas o más, se arreglan los turnos de manera que ambos tengan una jornada que no exceda de 12 horas diarias. Aún resulta mucho peor el trabajo en trenes de carga, con recorridos que llegan a 28 o 30 horas. En ocasiones, superar la jornada laboral proporciona unos ingresos extra. Los guardafrenos no tienen en ruta otro cometido que el propio del cargo.

Estos agentes ferroviarios deben seguir las indicaciones que reciben de los maquinistas del vapor mediante el silbato de la locomotora. En función de las señales con el silbato, los guardafrenos aprietan o sueltan frenos. Dos silbidos cortos y seguidos significan «apretar los frenos»; un silbido breve, aflojar. Esto limita la longitud de los trenes, ya que la distancia entre el último coche y la locomotora pueda impedir que el guardafrenos escuche con claridad las señales y responder a ellas con la celeridad precisas. Además, oír el silbato es un verdadero problema en líneas con orografía difícil, con muchos túneles, trincheras, y en días de meteorología adversa. El trabajo resulta duro y arriesgado; embutidos en minúsculas garitas, aguantan temperaturas extremas en invierno y verano.

Como se refleja en líneas precedentes, están sujetos a las órdenes del jefe o conductor del tren, a quien reemplazan en caso necesario. Durante las paradas en las estaciones, suelen desempeñar otros servicios, como dar el nombre de las mismas, abrir y cerrar las portezuelas de los coches, vigilar y avisar sobre polizontes. Hasta la introducción del freno hidráulico, los vagones de mercancías solo pueden pararse a mano, a través de unas manivelas que maneja el personal autorizado. La maniobra no es sencilla y los accidentes, frecuentes. Para que a un tren se le pueda aplicar un porcentaje de freno adecuado a toda la masa remolcada, la forma más efectiva de hacerlo es aplicando el freno en todos sus vehículos. Cuando esto no es posible, se intercalan vehículos con freno. Una posibilidad realista es intercalar un vagón con garita por cada cinco vagones que no la tienen. La proporción es variable según el porcentaje de freno que la administración ferroviaria consideren como admisible para permitir la circulación del tren, aunque esto puede variar. El primer y último vehículo deben llevar freno.

(Imagen Vía Libre. Fuentes. Emerenciana-Paz y Gonzalo Juez, en «El mundo social de los ferrocarriles españoles de 1857 a 1917». Unidad de Negocio de Regionales, en «Los ferroviarios en la historia del ferrocarril. El caso de Renfe». Francisco de los Cobos Arteaga y Tomás Martínez Vara, en «Gran clase, tercera y trabajadores. Seguridad y clases en el ferrocarril español del siglo XIX»)

Bombardier asiste al monorraíl de Bangkok

Bombardier Transportation ha firmado un contrato con Bangkok Mass Transit System Public Co. Ltd. (BTSC) para realizar durante 20 años de los trabajos de mantenimiento del sistema Bombardier Innovia 300, que prestará servicio en las dos primeras líneas de monorraíl de Tailandia: las líneas rosa y amarilla de Bangkok. El contrato está valorado en, aproximadamente, 245 millones de euros.

Bombardier será responsable del mantenimiento de los trenes del monorraíl, compuestos por 288 coches, así como de todos los equipos de vía, además de encargarse del equipamiento de los talleres. En 2017, Bombardier firmó el contrato llave en mano para el mantenimiento de sus sistemas de monorraíl Innovia 300 para las líneas rosa y la amarilla de Bangkok.

Los vehículos Innovia APM 300 son similares a los que llevan operando desde el año 2005 en el aeropuerto de Madrid Barajas, conectando la T-4 con su terminal satélite. En 2016, el contrato fue renovado por otros 10 años más. «Nuestro objetivo es garantizar los más altos niveles de seguridad, rendimiento y confort de los pasajeros, aprovechando la experiencia de Bombardier «, dice Khun Keeree Kanjanapas, presidente de la junta directiva de BTSC.

Bombardier ha estado diseñando, construyendo, operando y manteniendo sistemas de transporte automatizados (automated people movers) para aeropuertos y ciudades de todo el mundo desde hace casi 50 años. Los vehículos Innovia APM 300 de Bombardier, que utilizan el sistema de control automático de trenes Bombardier Cityflo, representan la última generación de tecnología APM de transporte sin conductor.

Bombardier es uno de los pocos proveedores de soluciones de movilidad que entrega proyectos desde Tailandia para Tailandia, incluyendo sus soluciones de control ferroviario para las líneas de transporte público de Bangkok. Desde 1997, Bombardier continuó aumentando su equipo en Bangkok a más de 620 ingenieros y empleados altamente cualificados.

44 trenes sin conductor para Los Ángeles

El consorcio Linxs (Lax Integrated Express Solutions), del que Bombardier es miembro con un 10% de participación, ha formalizado un contrato con Los Angeles World Airports para diseñar, construir, financiar, operar y mantener un sistema automatizado de transporte de pasajeros (APM) en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. El contrato total está valorado en, aproximadamente, 4.900 millones de dólares estadounidenses, unos 4.154 millones de euros.

Linxs ha otorgado dos contratos a alianzas estratégicas: una para la parte de diseño y construcción y otra, para la parte de operaciones y mantenimiento. La alianza estratégica a cargo de la parte de diseño y construcción ha adjudicado un contrato a Bombardier valorado en aproximadamente $219 millones de dólares estadounidenses (187 millones de euros). Además, Bombardier tiene una participación del 55% en la alianza estratégica de operación y mantenimiento, a la que se le adjudicó un contrato valuado en $576 millones de dólares estadounidenses (490 millones de euros). El cierre financiero de este contrato de asociación público-privada se da después del anuncio hecho por Los Angeles World Airports el 15 de febrero, seleccionando a Linxs como el desarrollador recomendado y la firma del contrato en abril.

Bombardier será responsable del diseño y suministro de 44 trenes automáticos sin conductor Innovia APM 300, así como del desarrollo de los sistemas de señalización y sistemas de comunicación a bordo y en tierra, liderando una joint venture que proporcionará servicios de operación y mantenimiento, tanto para el sistema APM, como para las instalaciones relacionadas durante un período de 25 años, después de la finalización de la construcción. Los vehículos Innovia APM 300 son similares a los que llevan operando desde el año 2005 en el aeropuerto de Madrid Barajas, conectando la T-4 con su terminal satélite. En 2016, el contrato fue renovado por otros 10 años más.

«Estamos orgullosos de ser miembros del equipo de Linxs y asociarnos con el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles para brindar una nueva opción de movilidad al pública a los viajeros. Con este contrato, nueve de los diez aeropuertos más concurridos de los Estados Unidos han elegido la tecnología de Bombardier para sus sistemas de transporte automático. Estamos seguros de que entregaremos a Los Ángeles un sistema APM moderno y fiable, digno de un aeropuerto de primera clase mundial», explica Benoit Brossoit, presidente de Bombardier Transportation para Améica.

Bombardier ha estado diseñando, construyendo, operando y manteniendo sistemas de transporte automatizados (automated people movers) para aeropuertos y ciudades de todo el mundo desde hace casi 50 años. Los vehículos Innovia APM 300 de Bombardier, que utilizan el sistema de control automático de trenes Cityflo 650, representan la última generación de tecnología APM de transporte sin conductor.

El aeropuerto de Los Ángeles es el quinto aeropuerto más ocupado del mundo y el segundo más ocupado en los Estados Unidos. El nuevo APM es uno de los componentes del Programa de modernización de acceso terrestre del aeropuerto. El sistema se ejecutará en una vía elevada de dos carriles de 3,6 kilómetros, con seis estaciones, creando nuevas y permitirá conexiones entre las terminales del aeropuerto, su aparcamiento y la parada de tranvía. Se trata del primer sistema automatizado de transporte de personas adquirido a través de una Asociación Público-Privada en los Estados Unidos.

Bombardier fabrica trenes sin conductor para EEUU y China

El grupo canadiense Bombardier ha firmado dos nuevos contratos para desarrollar y suministrar sistemas ferroviarios automáticos y sin conductor a las ciudades de Denver (EE.UU.) y Wuhu (China) que suman 357 millones de euros, informa la compañía.

Bombardier Transportation ha firmado un contrato con el Aeropuerto Internacional de Denver (EE.UU.) que incluye los servicios de operación y mantenimiento del sistema automático de transporte de pasajeros sin conductor INNOVIA APM del aeropuerto. El contrato cubre un período de 7 años y está valorado en aproximadamente 128 millones de euros.

Precisamente el sistema driverless Bombardier INNOVIA APM 100 es el que está instalado en el tren automático de Bombardier (APM) que conecta la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas con su edificio satélite y cuyo desarrollo se llevó a cabo en coordinación entre el equipo de ingenieros de Madrid y el de Pittsburgh. Su gran ventaja es la flexibilidad y capacidad de adaptación, permitiendo ajustar su operación a las diferentes demandas existentes entre terminales.

El sistema INNOVIA APM 100, que también incluye la tecnología CITYFLO 550 de control automático de trenes, transporta cada año más de nueve millones de pasajeros entre la Terminal 4 y su satélite, recorriendo en dicho trazado más de dos kilómetros. El aeropuerto tiene un tráfico anual de pasajeros de aproximadamente 46 millones de personas. La calidad tecnológica, la ejecución de los proyectos y su funcionamiento ha dado lugar a que técnicos españoles de Bombardier participen en proyectos de los principales aeropuertos de todo el mundo, incluyendo Beijing y Guangzhou en China, así como Heathrow y Gatwick en el Reino Unido

Por su parte, CRRC Puzhen Bombardier Transportation Systems Limited (PBTS), joint venture entre Bombardier Transportation y la compañía china CRRC Corporation Limited (CRRC), obtuvo su primer contrato de monorraíl en China. El pedido incluye el suministro del sistema de transporte de pasajeros sin conductor BOMBARDIER INNOVIA Monorail 300, así como de 240 coches para la ciudad de Wuhu, de la provincia china de Anhui. El contrato está valorado en aproximadamente 229 millones de euros. Pensados para su inauguración en 2020, los nuevos 30,3 kilómetros de la Línea 1 y los 16.5 kilómetros de la Línea 2, conformarán las dos primeras líneas de monorraíl en Wuhu y formarán la red troncal de transporte ferroviario de la ciudad.

Bombardier Transportation es el proveedor líder mundial de sistemas de monorraíl totalmente automáticos y sin conductor. El sistema INNOVIA Monorail 300 es su última evolución en tecnología de monorraíl de capacidad media. La combinación del diseño ligero de la caja de cambios y otras tecnologías de sistema avanzadas, se traduce un ahorro sustancial de energía en comparación con otras tecnologías de monorraíl y metro. El INNOVIA Monorail 300 también ofrece una estética futurista, interiores espaciosos y una experiencia de viaje suave para los pasajeros. La operación completamente automatizada sin conductor también permite un servicio frecuente, seguro y fiable, atrayendo a un mayor número de pasajeros.

Bombardier ha suministrado sistemas completamente automáticos en aeropuertos y ciudades como Atlanta, Dallas/Fort Worth, Denver, Las Vegas, Miami, Newark, Nueva Jersey, Nueva York, Orlando, Pittsburgh, San Francisco, Tampa y Seattle en Estados Unidos, Kuala Lumpur en Malasia, Pekín en China, y Frankfurt, Londres, Madrid, y Roma en Europa. Bombardier Transportation tiene más de 40 años de experiencia en el diseño, fabricación, operación y mantenimiento de sistemas de transporte de pasajeros automáticos para aeropuertos y ciudades en América del Norte, Europa, Medio Oriente y Asia.

Pekín estrena su primer metro sin conductor

El metro de Pekín inaugura tres nuevas líneas, una de ellas sin conductor y otra con tecnología de levitación magnética (maglev), dentro de una nueva fase de expansión que aumenta la extensión de su red a 608 kilómetros. La línea sin conductor, que es también la primera de China, tiene una longitud de 16,6 kilómetros y permitirá unir varios distritos de las afueras de la ciudad con el suroeste de la red de metro, según explica la Comisión de Transportes de la capital. Diseñada enteramente por ingenieros chinos, tiene nueve estaciones y conecta las áreas de Yanshan y Fangshan.

Situada el la periferia suroccidental de Pekín, la nueva línea transportará a unos 70.000 pasajeros diarios. Los trenes sin conductor, que disponen de una capacidad para 960 pasajeros, circulan a una velocidad de hasta 80 kilómetros por hora, pero en cada convoy habrá un maquinista por si ocurre algún imprevisto. La cabina del conductor ha sido reemplazada por una tecnología inteligente para operaciones y mantenimiento.

La línea maglev S1 funciona a una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora, considerada baja-media para esta tecnología, y con sus 10,2 kilómetros conecta dos distritos del oeste con el resto de la ciudad. Además de su tecnología innovadora, este sistema es más barato que el metro tradicional, ya que al ser una infraestructura sobreelevada requiere importantes inversiones para la construcción de túneles, y además evita los descarrilamientos. Shanghái ya dispone desde 2004 de una línea ferroviaria de levitación magnética de baja velocidad entre las afueras de la ciudad y el aeropuerto internacional de Pudong.

Los trenes del tipo maglev no llevan ruedas sino que dependen de fuerzas electromagnéticas. Los coches están a un centímetro de las vías, lo que reduce considerablemente la fricción y ofrecen un paseo sin saltos abruptos. La Línea S1 es la primera línea de velocidad media-baja de Pekín, cuya máxima velocidad llega a los 100 kilómetros por hora. Vincula a los distritos occidentales de Mentougou y Shijingshan. Los pasajeros podrán recorrer la línea en su conjunto en menos de 20 minutos.

La tercera de las nuevas líneas inauguradas es un tranvía, de nueve kilómetros de trayecto, que lleva a algunos puntos de gran interés turístico del noroeste de la ciudad: el Palacio de Verano de los emperadores, el jardín botánico y las Colinas Fragantes. Corre principalmente a nivel de piso, pero eleva o va por el subsuelo según lo requieran las condiciones del terreno.

Las aperturas de estos nuevos servicios hacen que el metro de Pekín tenga 22 líneas con 608 kilómetros de red (el segundo del mundo después del de Shanghái). Actualmente se están construyendo nuevas líneas o extensiones de otras ya existentes con el objetivo de que la red tenga 999 kilómetros para 2021, lo que podría situarla como la más extensa del mundo superando a Shanghái. El metro de la capital china transportó 3.660 millones de viajeros en 2016, con una media de 9,998 millones de pasajeros diarios.

Viajar en el metro es una manera muy barata para un viaje en Pekín. El precio para el metro es de 2 yuanes para un viaje en una sola línea, excepto el Airport Express cuyo precio es de 25 yuanes. Los pasajeros también pueden pagar con tarjeta inteligente de transporte, que también cuesta 2 yuanes por viaje. Los boletos son emitidos sólo para el uso en el mismo día. El logotipo de metro de Beijing, que se encuentra en los puntos de acceso al metro, es un blanco «G» con una «B» en su interior sobre un fondo cuadrado de color azul.

Bombardier entrega al metro de Shangai el primer tren sin conductor de China

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Bombardier ha suministrado a China el primer tren de metro sin conductor que circulará en este país, que se destinará al suburbano de Shanghai, donde se pondrá en servicio este mismo año, según informa la multinacional canadiense. El tren forma parte de un pedido de un sistema de transporte automatizado que el metro de esta ciudad encargó instalar a la compañía en junio de 2015.

Este sistema entrará en servicio este año, en la tercera fase de la línea 8 del metro, y habilitará así 6,6 kilómetros de red equipados con instalaciones que permiten circular a trenes sin conductor. El tren que Bombardier ha suministrado para este red puede circular a una velocidad de hasta 80 kilómetros por hora y, según la empresa, cuenta con un «avanzado» sistema de propulsión que reduce su ruido y vibración.

Con estos contratos, además de aportar nuevos avances tecnológicos, la multinacional, que tiene presencia en España, refuerza su negocio en China. De hecho, ya ha suministrado más de 1.600 coches al metro de Shanghai.

Emparejado con el sistema Bombardier Cityflo 650 CBTC –una innovadora tecnología de control de trenes basada en la comunicación– el Innovia APM 300 aumenta la capacidad de la línea reduciendo con seguridad el tiempo y la distancia necesaria entre cada vehículo. Bombardier ya ha suministrado su tecnología Innovia APM 100 a China con un sistema en Beijing y otro en Guangzhou.

Bombardier, reconocida como la compañía extranjera de transporte ferroviario más exitosa en China, tiene una estrategia de colaboración a largo plazo con el metro de Shanghai. Hasta la fecha, Bombardier y sus jointventures han suministrado, o están en el proceso de suministrar, 1.608 coches de metro al metro de Shanghai, equipados con la propulsión Bombardier Mitrac y sistemas auxiliares; además de ser responsable del mantenimiento de la mayoría de ellos.

BombardierTransportation es un líder global en tecnología ferroviaria y ofrece la cartera más amplia de la industria. Cubre todo el espectro de soluciones ferroviarias, desde trenes hasta subsistemas y señalización. La compañía también ofrece sistemas de transporte completos, tecnología e-mobility y servicios de mantenimiento. Como motor de la innovación, BombardierTransportation abre continuamente nuevos caminos en movilidad sostenible. Proporciona soluciones integradas que generan beneficios sustanciales para los operadores, los pasajeros y el medio ambiente. Con sede en Berlín, Alemania, BombardierTransportation emplea a alrededor de 37.700 personas y sus productos y servicios operan en más de 60 países.

La imagen de un conductor del ‘shinkansen’ con los pies en el cristal de la cabina indigna a Japón

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Japón está indignado. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pero hay imágenes que suscitan miles de mensajes; sobre todo en las redes sociales. La foto en la que se ve a un conductor del ‘shinkanesen’ manejando el convoy con los pies en alto sobre los controles ha despertado duras críticas en las redes sociales niponas y ha llevado a la compañía operadora del servicio a castigar a su empleado.

La instantánea fue tomada el pasado 6 de septiembre y publicada el mismo día en la red social Twitter.Se trata de una toma frontal de la cabina de un ‘tren bala’, en la que se aprecian a través del cristal dos pies descalzos apoyados sobre los controles.

El convoy con origen en Tokio y destino final en Osaka (oeste del país) circulaba en ese momento por la prefectura oriental de Shizuoka, al sur de la capital nipona. La foto llegó a la compañía que opera la línea Tokkaido (Tokio-Osaka) de alta velocidad, que ha decidido «apartar» a su conductor, un varón de 29 años, de sus funciones, según un comunicado publicado, que tacha su actitud de «extremadamente inapropiada».

«Tenía los pies cansados y solo estuvo así durante diez segundos», es la disculpa que esgrimió el maquinista para justificar lo ocurrido durante su turno de trabajo. Un portavoz de la operadora japonesa se apresuró a decir que los 320 pasajeros que en ese momento viajaban en el convoy no corrieron ningún peligro. «Los ‘shinkansen’ están equipados con un sistema de control automático que gestiona la velocidad y la distancia entre los trenes», explicó el portavoz de la compañía. En un comunicado posterior, la operadora denomina el comportamiento de «extremadamente inadecuado» y promete una respuesta «contundente».

Las reacciones en Twitter, que convirtieron prácticamente en vuiral la imagen fueron especialmente virulentas. Algún usuario critió también la exposición de la imagen: «Me pregunto si era necesario exponer la foto en internet. La respuesta fue contundente: «Debe saber que es responsable de la vida de los pasajeros».

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El ‘Tramvia Blau’ vuelve al servicio este sábado, un mes después del accidente del convoy ‘número 7’

Todo dispuesto. El ‘Tramvia Blau’ de Barcelona volverá a funcionar el próximo sábado 22 de septiembre. Justo un mes después de que el convoy número 7 sufriera un accidente que causó heridas a quince viajeros; la mitad del pasaje. La investigación es concluyente: una maniobra «inadecuada» del conductor provocó el incidente; bloqueó los frenos en vez de activar el vertido de arena para detenerse.

Se reabre el servicio porque ya se han aclarado las circunstancias del siniestro, como destaca el primer teniente de alcalde, Joaquim Forn, quien asegura que ya se han adoptado las medidas correctoras necesarias. El conductor utilizó los sistemas de mando de forma «inadecuada» en un momento de máxima tensión, pero su conducta no fue “negligente”, explica el instructor del atestado, Joan Delort.

El accidente tuvo lugar el 22 de agosto en la Avenida Tibidabo, cuando el convoy número 7 del ‘Tramvia Blau’ patinó por la presencia de agua residual en las vías y el conductor, con trece años de experiencia, en vez de activar el preceptivo vertido de arena, se decantó por activar el sistema de alarma y a la vez el de freno, lo que bloqueó las ruedas. El convoy se deslizó unos 805 metros sin control, durante unos 90 segundos en los que embistió dos veces a un vehículo y a un autobús municipal, hasta que finalmente se frenó al chocar con un camión que estaba mal estacionado y que ocupaba parte de la vía. Tanto Forn como Delort han evitado desvelar las explicaciones que les ha dado el conductor, que está de baja, para justificar que no activara el vertido de arena, como sí hizo el tranvía que iba inmediatamente después del suyo y que no sufrió ningún incidente.

Hasta la inauguración del Trambaix, era la única línea de tranvía que se conservaba Barcelona (después de que en la mayor parte de la ciudad fueran sustituidos por autobuses durante las décadas de los 60 y 70). Tiene una función turística, por lo que no está integrado en el sistema de transportes municipal y tiene una tarifa especial. El tranvia número 7, data de 1901 pero fue totalmente remodelado en 2006. Ese año se instalaron nuevos sistemas de control y automatismos, además de la caja negra. Y entre otros mecanismos se dispuso un arenal para emergencias.

El ‘Tramvia Blau’ enlaza desde 1901 la actual plaza Kennedy con la estación situada en la plaza del doctor Andreu, al pie del funicular que sube hacia el parque de atracciones del Tibidabo. Este transporte público, que circula entre mansiones señoriales, conserva su rasgos originales, que le confieren una apariencia singular, entrañable. Son los turistas quienes copan durante los meses de verano sus asientos, dispuestos a cubrir el trayecto a un ritmo lento, cansino y despreocupado. Realiza un recorrido de 1.276 metros hacia el pie del funicular en constante ascensión rodeado de construcciones modernistas y novecentistas que dan paso a la naturaleza y a magníficas vistas de la ciudad.

El sábado se reinicia el servicio, pero con el horario de otoño-invierno, es decir que solo funcionará los fines de semana y los festivos. Los vehículos incoprorarán nuevos avisadores visuales o acústicos que informarán al conmductor en caso de bloqueo de las ruedas y tendrán un mando más visible para accionar el mecanismo de lanzamiento de arena. También habrá acciones formativas del personal.

(Imagen Salim Virji en wikimedia commons)