Un accidente de tren. Ese es el desencadenante de toda la acción en la última película de moda, ‘Super 8’, la cinta de J.J. Abrams que decidió producir Spielberg y que aspira a convertirse en un clásico del cine de entretenimiento. Y que se presenta, además, como un guiño a los ochenta; un homenaje al tipo de cine que fue impulsado por el productor del filme y, en gran medida patrocinado, por él.
El descarrilamiento de un tren, exageradamente cinematográfico, es, sin lugar a dudas, la secuencia más intensa y espectacular de ‘Super 8’. A partir de esa escena, con algo menos de 160 segundos de metraje, se precipita la acción del filme y comienza a señalar sin fuegos de artificio la presencia de un ser extraterrestre.
Presentada como un producto conjunto de Steven Spielberg y J. J. Abrams , la película (10 de Junio de 2011; en España 19 de Agosto de 2011) de Amblin Entertainment y Bad Robot Production (también producida por Steven Spielberg, Abrams y Bryan Burk), está protagonizada por Elle Fanning, Kyle Chandler, Ron Eldard, Noah Emmerich, Gabriel Basson, Joel Courtney, Ryan Lee, Zach Mills y Amanda Michalka. El film pretende recordar detalles de otros anteriores que nos remiten a ET, Los Goonies, Perdidos, Alias, Fringe y películas como Star Trek y Monstruoso.
La acción se desarrolla en un pequeño pueblo de Ohio en 1979. Un grupo de seis chavales graba una película de zombies en formato super 8. En una de las secuencias se adentran en una zona por donde pasa la vía del tren. En el convoy se transporta una buena parte del material que las Fuerzas Aéreas guardan en el Area 51 y que han decidio trasladar. De improviso una furgoneta se adentra en las vías y choca contra la locomotora que descarrila violentamente y con ella casi todos los vagones del tren donde se almacena una gran cantidad de explosivos. El convoy queda completamente destrozado y sus restos esparcidos. Pero entre los destrozados trozos del convoy se vislumbra una presencia amenazadora que nada tiene que ver con el ferrocarril y que los militares pretenden ocultar.
Aunque cinematográficamente exagerada, la escena del accidente ferroviario es de lo más impactente de este film que aspira a ser uno de los más taquilleros de este año. Y un español, concretamente el asturiano Carlos Fueyo, es el diseñador de la famosa escena del choque del tren. Una recreación que el director de la película alabó conscientemente de que era una de las secuencias más importantes de su película. (puede ver la secuencia completa)
“Mi labor consistía en hacer que se viera real. Tú tienes el modelo en tres dimensiones, sin ningún tipo de pintura. Entonces hay que ir pintando todas las gelatinas, todo el metal, todos los detalles… Hay que hacer un set de texturas. El trabajo era hacer que los carriles y los vagones se vieran muy bien, se vieran como si fueran reales. Hacer también un sistema de luz para que se viera de noche y también un escenario de hierba, de raíles del tren y un par de árboles.» Carlos Fueyo en una entrevista reciente)
La secuencia del tren se grabó un año antes del estreno de la cinta. «Desde la concepción inicial hasta la entrega final se llevó a cabo en cuatro semanas», dijo Kim Libreri, uno de los supervisores de efectos visuales en ‘Super 8’.
Los especialistas de efectos visuales, que recrearon los trenes que las Fuerzas Aéreas utilizaban en la década de los setenta, tuvieron que ver un montón de secuencias de accidentes de la vida real para tratar de que la escena fuera de lo más creíble. Cierto que es casi imposible que un choque entre una furgoneta y una locomotora acabe con consecuencias tan graves, pero una película de este tipo se puede permitir la licencia.
En el rancho de Firestone cerca de Los Ángeles, el equipo de producción recreó el césped para simular la hierba verde de Ohio y construyón una estación de trenes y un trazado vías. El rodaje se realizó en dos etapas: en primer lugar, Abrams filmó a los niños en la plataforma del tren con una pantalla de chroma, para más tarde hacer el montaje con la aparición de un tren silbante que recorre las vías a toda marcha como ocurre en la vida real.
Después se organizó el choque de la furgoneta con el tren, el trepidante y espectacular descarrilamiento y la explosión y voladura de los vagones en cientos de pedazos metálicos. El equipo de producción utilizó viejos vagones metálicos de mercancías que una potente máquina se encargó de cortar, rebañar, aplastar y destruir para hacer más verosímil la carrera de los niños, en una huida despavorida sorteando múltiples trozos de hierro y escombros de metal que dificultan la fuga.
Steve Riley, supervisor de efectos especiales, utilizó un ariete tipo trineo de unos 500 kilos de peso al que le dieron forma de testero de tren. “Utilizamos un trineo remolcado por la sala mediante una grúa de cuatro toneladas para crear el efecto visual”, explica. “Al chocar, teníamos preparada una secuencia de explosiones que se sucedían para crear la clase de restos que lanzaría realmente un accidente de tren. Utilizamos unos 850 gramos de pólvora negra y unos 150 metros de mecha de grano cien, lo cual es un potente explosivo. Actúa muy rápidamente, así que produce un gran estruendo y cuando explota es muy intenso”. Y la verdad es que, pese a lo exagerado de la acción, los casi 160 segundos que dura esta escena son realmente intensos.
La mayoría de las bases que posee en Estados Unidos la Fuerza Aérea disponía en aquel momento de ferrocarril y trenes propios; y algunas todavía lo tienen y hacen uso del servicio de convoys para sus transportes especiales. Gran parte del tráfico consiste en el traslado de combustible para los aviones de las bases, aunque también los depósitos de mantenimiento aéreo reciben las piezas más grandes por ferrocarril. Igualmente las armas más pesadas viajan por ferrocarril, desde la misma fábrica de municiones a los depósitos de almacenamiento.
Si bien en ningún momento se llega a ver con nitidez la locomotora que arrastra el convoy militar, es probable que ésta sea una Baldwin S12, si bien la USAF solía utilizar también máquinas 44Tonner, EMD y SW8, entre otras. Dentro de las Fuerzas Aéreas la s-12 tuvo varias numeraciones, aunque unas de las más conocidas fueron la USAF 1864, 1841 y 1842.
La Baldwin S-12 fue una versión mejorada de su predecesora, la S-8, aunque ambos modelos fueron construidos al mismo tiempo. Similares en tamaño y mecánica, con excepción de mayor potencia, este modelo construido durante la década de 1950 se vendió relativamente bien, especialmente en industrias y pequeños ferrocarriles. Aunque que la locomotora tenía algunas debilidades, su fiabilidad y capacidad de arrastre le proporcionaba salir airosa en comparación a a otras de su misma clase. Hoy en día, la S-12 es una de los mejores locomotoras diesel de Baldwin preservadas, al menos, en siete museos o líneas turísticas privadas y en ocho más propiedad de Shortline Líneas SMS. Una unidad, que se convirtió de un Baldwin DS-4-4-1000, está actualmente en servicio en el ferrocarril de Whitewater Valley.