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El consorcio español ya ha tendido el 66% de la vía de Alta Velocidad entre La Meca y Medina

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Las constructoras del consorcio español que ejecuta el tren de Alta Velocidad entre La Meca y Medina han colocado ya vías sobre casi 300 kilómetros del trazado, lo que supone el 66% del total, y lograr esta cuota con un adelanto respecto a los plazos inicialmente establecidos en el contrato. Copasa y OHL, las dos constructoras del grupo, son las que han realizado estos trabajos de montaje de vía, a razón de 159 kilómetros la firma gallega y otros 140 kilómetros el grupo que preside y controla Juan Miguel Villar Mir.

La constructora que preside José Luis Suárez Gutiérrez asegura que la instalación de vía en todo el trayecto del ‘AVE del Desierto’ podría concluir en el verano de 2016 si el consorcio chino-saudí, el que se encarga de construir la plataforma sobre la que luego trabajan las empresas españolas, entrega el tramo que aún no han concluido antes de fin de año. Copasa asegura que «en un plazo de apenas un año» ha realizado el montaje de vía en un trazado de 159 kilómetros de vía doble, con lo que completó todo el tendido en la zona Norte del corredor, incluida la conexión a la estación de Medina.

OHL ha terminado la instalación de vías en los 100 kilómetros del área 4 del corredor y en otros 40 kilómetros del área 3. La constructora gallega trabaja en colocar las vías en una parte del área 1, la más próxima a la Meca, y último de los tramos asignados a esta empresa, mientras que OHL continúa trabajando para concluir el área 3, mientras está pendiente de recibir la plataforma para comenzar a trabajar también en el área 2. Copasa señala como «elementos determinantes» para la reducción y acortamiento de los plazos de ejecución las fábricas de canaleta, la planta de traviesas y el taller de soldadura que ha levantado en pleno desierto para suministrar componentes al proyecto. «Han garantizado el suministro directo y han hecho posible el despliegue de la vía bajo condiciones extremas«, asegura.

La «aceleración» de los trabajos de construcción del denominado ‘AVE del Desierto’ también se ha registrado en otros trabajos que realizan otras empresas que conforman el consorcio, según informa Copasa. La firma asegura que los avances en el proyecto están siendo «significativos» en las áreas de electrificación, en las instalaciones de seguridad, y en las de los sistemas de comunicaciones y señalización».

La coincidencia de la ejecución de varios trabajos en un mismo tramo y el trabajo simultáneo de varias empresas «ha exigido a las compañías un mayor esfuerzo de coordinación, especialmente en los últimos meses».

El proyecto del AVE a La Meca que en 2011 se adjudicó el consorcio de empresas españolas consiste en la construcción de la denominada ‘superestructura’ (las vías y los sistemas de comunicación, electrificación y seguridad) de esta línea de Alta Velocidad de 450 kilómetros de longitud, además de su posterior explotación. El contrato se adjudicó por 6.700 millones de euros. El consorcio está compuesto por las empresas públicas Ineco, Adif y Renfe, y las privadas Cobra (ACS), OHL, Indra, Consultrans, Copasa, Dimetronic, Imanthia, Inabensa y Talgo, además de las firmas saudíes Al Shoula y Al Rosan.

CAF concluye la primera unidad que usará el metro de Santiago de Chile en sus nuevas líneas

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CAF ya tiene lista la primera unidad del pedido de trenes para las nuevas líneas del metro de Santiago de Chile que se adjudicó en 2013. El contrato en el que actualmente trabaja abarca la construcción y suministro de 185 coches de metro y su mantenimiento durante veinte años. Estos vehículos prestarán servicio en dos nuevas líneas de la red de metro de la capital chilena.

CAF mostró la primera unidad del metro al ministro de Transportes y Telecomunicaciones de Chile, Andrés Gómez-Lobo, y el presidente del Metro de Santiago, Rodrigo Azcózar, durante la visita que ambos han realizado a la planta del fabricante de trenes de Beasain (Guipúzcoa).

El ministro chileno ha podido comprobar los avances tecnológicos incorporados en este proyecto, cuyas unidades dispondrán de un sistema de conducción automática y cumplirán los máximos estándares de calidad y seguridad.

El proyecto, adjudicado a finales de 2013, incluye el suministro de 185 coches, que operarán en la red de Metro de la capital de Chile, uno de los mayores hitos de infraestructura en ejecución a nivel nacional, que prevé que integre a más de un millón de potenciales usuarios a la red a través de 28 nuevas estaciones. El consorcio CAF-Thales firmó con Metro de Santiago el contrato para suministrar nuevas unidades de metro automáticas para las líneas 3 y 6 y supone uno de los mayores hitos de infraestructura en ejecución a nivel nacional.

El proyecto engloba, además del sistema de señalización, la fabricación y puesta en marcha de los coches con aire acondicionado, sistemas de información a pasajeros y cámaras de vigilancia entre otras innovaciones.

Las autoridades chilenas han estado acompañadas en su visita a CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles) por el consejero delegado de la firma vasca, Andrés Aizkorreta, y por el director general comercial, Josu Esnaola.

CAF ha tenido en los últimos años una importante presencia en Latinoamérica en países como Brasil, Colombia, México, Venezuela, Argentina y Chile. En concreto, en Chile, la compañía se adjudicó en los años 2007 y 2011 dos proyectos de suministro de unidades para el metro de la capital y su correspondiente mantenimiento que, con el actual, hace que el volumen de contratos en el país supere los 500 millones de euros, con un total de 473 coches de metro para la ciudad de Santiago.

Ferrovial diseña la Alta Velocidad de Texas con ‘clara ventaja’ para participar en su construcción

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Ferrovial realizará los trabajos ingeniería y diseño de la línea de Alta Velocidad que unirá las ciudades de Dallas y Houston (Texas-Estados Unidos), un contrato estimado en 130 millones de dólares (unos 115 millones de euros). El grupo que preside Rafael del Pino considera que la ejecución de estos trabajos previos otorga al grupo una «clara ventaja» para posteriormente optar a obras de construcción del corredor del TAV texano.

Ferrovial lidera el consorcio que ha sido seleccionado para realizar las labores de preconstrucción del futuro tren rápido por parte de la Texas Central Partners (TPC), la firma de iniciativa privada promotora del proyecto, que se encargará de su diseño, financiación, construcción, explotación y mantenimiento. La constructora indica que se trata de un ‘proyecto semilla’, esto es, un proyecto cuya realización final está condicionada al cierre de la financiación y a lograr los necesarios permisos de expropiaciones y medioambientales.

Ferrovial se encargará de realizar los trabajos de ingeniería y de diseño durante la etapa de desarrollo del proyecto de la Alta Velocidad. La compañía se ha hecho con el contrato a través de un consorcio que completa la firma Archer Western Construction, filial del centenario grupo constructor estadounidense Walsh.

Con el proyecto, además de dar un paso más en su internacionalización, Ferrovial refuerza la destacada presencia con que cuenta en Texas, donde recientemente inauguró una autopista, una vía al Norte de la ciudad de Dallas, que es la tercera que el grupo pone en servicio en este Estado y la cuarta en todo Estados Unidos.

Este contrato constituye un nuevo ‘hito’ en la exportación de la tecnología de Alta Velocidad española, tras la consecución del contrato del tren a La Meca por un consorcio de empresas públicas y privadas, y la adjudicación de un tramo en California a ACS. El proyecto del TAV Dallas-Houston contempla la ejecución de una línea de 386 kilómetros de longitud, con un presupuesto inversor de unos 10.000 millones de dólares (unos 8.800 millones de euros).

Por el momento, al hacerse con los trabajos de ‘preconstrucción’ de esta línea, Ferrovial entra en el mercado de la construcción de infraestructuras ferroviarias de Estados Unidos, donde ya tiene destacada presencia en construcción y explotación de autopistas, especialmente en el Estado de Texas.

Ferrovial y otras nueve constructoras españolas que figuran entre los más de treinta grupos internacionales que han manifestado al Estado de California su interés por acometer nuevas fases de su tren de Alta Velocidad, que unirá Los Angeles y San Francisco.

Texas Central Railway planea recaudar fondos privados para construir la línea y operar el sistema. La compañía iniciará pronto un estudio ambiental para identificar la mejor ruta y posibles paradas. Si bien, el proyecto contempla la posibilidad de estaciones a lo largo del camino, su número probablemente será mínimo, ya que frenan el tiempo de viaje en general.

Acciona construirá en Noruega dos túneles gemelos y consigue el mayor contrato ferroviario del país

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Globalización ferroviaria. Acciona se ha adjudicado la construcción de dos túneles gemelos para trenes de Alta Velocidad, que con sus 20 kilómetros de longitud serán además los más largos del país. Los túneles unirán Oslo y la ciudad de Ski, para formar así el eje central de un desarrollo ferroviario interurbano hacia el Sur de la capital noruega. La compañía española ha logrado este contrato nórdico a través de un consorcio que controla al 60% y que completa, con el 40% restante, la firma italiana Ghella.

Los túneles han sido diseñados para la circulación de trenes de Alta Velocidad, que podrán alcanzar una velocidad de 250 kilómetros por hora. Su construcción implicará el uso de cuatro tuneladoras que trabajarán simultáneamente. Dos de la máquinas perforarán en dirección hacia Oslo y las otras dos hacia el Sur. Los trabajos abarcarán la construcción de un área de rescate subterránea, de cavernas para el montaje de tuneladoras, túneles de rescate, un túnel de escape de 2,7 kilómetros y dos túneles de transporte de unos 400 millones de metros cada uno. Además, Acciona y su socio gestionarán todas las instalaciones ferroviarias anexas, salvo los sistemas de señalización.

El grupo que preside José Manuel Entrecanales consigue con esta obra el mayor contrato ferroviario de la historia de Noruega, un proyecto presupuestado en 1.000 millones de euros y con el que la compañía entra en este país nórdico. Con la consecución de este proyecto, Acciona da un paso más en su estrategia de internacionalización. Además, refuerza su cartera de obras, después de que a finales del pasado año lograra un ‘megaproyecto’ en Australia, el tren ligero en Sidney por unos 1.112 millones de euros.

La compañía asegura que antes de Semana Santa firmará el contrato con la Norwegian National Rail Administration, organismo dependiente del Ministerio de Transportes promotor de la obra, con el fin de iniciar los trabajos «inmediatamente después». El contrato es el de mayor entidad de los cuatro en los que Noruega ha dividido el denominado ‘Follo Line Project‘, el mayor proyecto ferroviario de la historia del país.

Por este encargo pujaron consorcios de grupos internacionales entre los que figuran otros dos de sello español, el formado por ACS, a través de Hochtief y Dragados, y el constituido por OHL con una firma coreana. Entre el resto de competidores se incluyen la firma local Skanska, en alianza con la austriaca Strabag, y la italiana Salini Impregilo.

El grupo logra el contrato después de que su filial de ingeniería fuera designada como la firma encargada de la redacción del proyecto constructivo y de la asistencia técnica de las obras.

Acciona consigue este ‘megaproyecto’ después de que durante 2014 lograra nuevas obras de construcción por un importe total de 2.534 millones de euros, el 82% de ellas fuera de España. De esta forma, a la conclusión del pasado ejercicio, la compañía presentaba una cartera de proyectos por ejecutar por valor de 5.693 millones, el 64% de ellos, en el exterior.

China volverá a pujar en el concurso del tren de alta velocidad que México ofertará en breve

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Si no quieres taza, taza y media. La Corporación de Construcción Ferroviaria de China (CRCC) cree muy probable su participación en la puja para adjudicarse el proyecto de una línea de tren de alta velocidad en México. El presidente Peña Nieto anuló en noviembre el contrato que había adjudicado el proyecto a la empresa China. La CRCC ha mostrado de nuevo su interés en el nuevo concurso que ha sacado el gobierno mexicano para construir una línea de alta velocidad entre México D.F. y Querétaro, que supondría una inversión de unos 3.760 millones de dólares (3.148 millones de dólares).

«Probablemente nos presentaremos y tendremos ventajas significativas sobre otros ofertantes en términos de tecnología, experiencia y precio», declaró un directivo del consorcio constructor ferroviario chino, Tiam Yun, al diario oficial ‘Global Times’. Según CRCC, la compañía china aún no ha recibido comunicación oficial de México, pero confía en participar en este nuevo proyecto una vez haya examinado en profundidad las nuevas condiciones para el proceso de adjudicación de la línea.

La Secretaría de Comunicaciones y Transporte de México anuncia que los términos preliminares del contrato se publicadrán el próximo día 14; serán similares a los del proceso inicial, al que sólo se presentó el proyecto de la CRCC, aunque las dudas que suscitó la adjudicación, aconsejaron repetir el proceso.

A finales de diciembre el responsable mexicano de la cartera, Gerardo Ruiz Esparza, explicó a una comisión legislativa que el proyecto se canceló por las críticas políticas y las «dudas e inquietudes que han surgido» en torno al proceso, a pesar de que desde el primer momento todo había discurrido de forma legal y transparente. Ruiz Esparza explica que, para lograr una «plena aceptación popular y libre de obstáculos», se decidió anular la adjudicación inicial y convocar una nueva licitación.

La situación y las alternativas existentes se trasladaron a las autoridades chinas que, aunque sorprendidas, «entendieron nuestras razones«, por lo que la CRCC aceptó la anulación del contrato sin solicitar el pago de gastos no recuperables. «No se ha pagado al consorcio (chino) ninguna compensación o cantidad alguna por cualquier otro concepto», aseguró tajante Ruiz Esparza.

Un consorcio formado por CRCC, la Compañía de Locomotoras y Material Rodante del Sur de China (CSR, uno de los grandes fabricantes mundiales de locomotoras y trenes eléctricos) y otras cuatro firmas mexicanas, se llevó el contrato inicial, al que no concurrió ningún otro grupo. «La anulación de la última licitación ha tenido un impacto negativo, ya que nuestros documentos han estado abiertos al público desde entonces», dijo Tian Yun, editor jefe de la Red de Información Macro-China, ligada a la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, el organismo de planificación económica del país comunista. Según Tian, Japón podría convertirse el principal rival para China en este proceso, ya que la depreciación del yen podría hacer más competitiva una posible oferta desde ese país.

Con todo, se espera que el Grupo Higa no participe esta vez en el consorcio con el que CRCC y CSR podrían presentarse en esta segunda oportunidad, mientras también bajaran presentarse el grupo francés Alstom y el canadiense Bombardier. Quizá también concurran las firmas españoles CAF y Talgo, aunque ningun a de las dos se ha pronunciado todavía. Es muy posible que hasta el término de la próxima semana no se conozcan las ofretas competidoras.

Dos empresas chinas y una española construyen una línea ferroviaria de 148 kilómetros en Bolivia

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Una empresa española y dos chinas construirán una línea férrea de 148 kilómetros en el centro de Bolivia, financiada por el Gobierno boliviano con un presupuesto de 250 millones de dólares. La construcción del ferrocarril fue dividida en tres tramos que fueron adjudicados a las chinas CAMC y China Railway y a Yapilo, liderado por la citada firma española de José Manuel Otero, a cargo de los puentes. El ferrocarril, que se conectará en Santa Cruz con otro que llega a las fronteras con Brasil y Argentina, permitirá exportar a esos mercados la producción de urea y amoniaco de la primera planta boliviana de petroquímica que se construye en Bulo Bulo. La planta de amoniaco y urea será entregada a fines de 2015. La vía férrea será una obra complementaria.

El empresario español José Manuel Otero, de la constructora Puentes y Calzadas, que participa en el proyecto en un consorcio denominado Yapilo, firmó uno de los contratos con el ministerio boliviano de Obras Públicas.

El presidente Evo Morales asistió a la suscripción del documento en un acto realizado en el pueblo de Montero, en el departamento de Santa Cruz, en el este del país, que es uno de los extremos del ferrocarril que conectará con la localidad de Bulo Bulo, en la región de Cochabamba. El gobernante explicó que la firma de los contratos con las empresas chinas se retrasará unos días a falta de la presentación de documentos bancarios.

El primer tramo tendrá un coste de 104 millones de dólares; el segundo, de 83 millones; y el tercero, que son los puentes, 47 millones de dólares, indicó el mandatario boliviano. El resto financiará la supervisión y la fiscalización de la obra que tiene un plazo de dos años para su entrega.

El empresario Otero explicó que su empresa acepta el desafío de ser contratada para una obra con un precio fijo, asumiendo el diseño, la construcción y la conservación de los puentes de la vía férrea y ratificó su compromiso de cumplir con los plazos establecidos.

Según Morales, en un futuro, la misma vía férrea será parte de un ferrocarril que unirá los puertos de los océanos Atlántico con los del Pacífico, un proyecto sobre el que el mandatario boliviano aseguró haber conversado con su colega brasileña, Dilma Rousseff.

Se prevé que el tren transportará la primera carga de producción, 3.500 toneladas métricas(TM) de urea y amoniaco de la planta de Bulo Bulo a los mercados internacionales, ahorrando tiempo y reduciendo los costes de transporte. La fiscalización de esta obra estará a cargo de la Unidad Técnica Ferroviaria en función de los tiempos previstos. “Qué bueno sería que sea una empresa (contratada) por tramo, porque la experiencia que tenemos cuando adjudicamos mucha distancia a una sola compañía es que se subcontratan y se presentan problemas”, resumió el presidente.

FCC logra un megacontrato de 6.000 millones de euros para construir el metro saudí de Riad

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Un consorcio que lidera FCC, la empresa de construcción y servicios ciudadanos controlada por Esther Koplowitz, ha logrado un supercontrato en Arabia Saudí. La empresa española (ha formado sociedad para este proyecto con la coreana Samsung, la francesa Alstom, la holandesa Strukton, Freyssinet Saudi Arabia, la españolal Typsa y la francesa Setec) ha obtenido la adjudicación de uno de los tres lotes para la construcción del metro de Riad (capital de Arabia Saudí) por un valor de 6.070 millones de euros. El plazo de ejecución es de cinco años. La bolsa aprobó la consecución del contrato internacional con una subida del 5,7%. El contrato no puede llegar en mejor momento para la compañía, que en marzo de este año puso en marcha un plan estratégico 2013-2015 con el que pretende reducir el endeudamiento y mejorar la rentabilidad.

La construcción del metro de Riad tiene un presupuesto global de 16.300 millones de euros; representa dos veces y media lo que va a costar el tren de alta veñocidad Medina-La Meca. La ciudad de Riad tiene en la actualidad 5,7 millones de habitantes y proyecta alcanzar los 8,3 millones en 2030. Cada día se producen 7,4 millones de desplazamientos, de los cuales sólo el 2% se realiza en transporte público, con lo que el metro permitirá reducir la congestión de tráfico.

El metro de Riad es el más grande del mundo en proyecto actualmente, con 176 kilómetros de longitud. El consorcio liderado por FCC construirá las líneas 4 (naranja), 5 (amarilla) y 6 (púrpura), con 25 estaciones (elevadas, de superficie, subterráneas e intercambiadores). Hará un total de 64,6 kilómetros de vías de metro, 29,8 kilómetros de viaductos, 26,6 kilómetros de vías subterráneas y 8,2 kilómetros de vías de superficie. Los trenes irán sin conductor, tendrán dos coches y serán suministrados por Alstom.

Las obras comenzarán en el primer trimestre de 2014. El proceso de adjudicación comenzó en julio pasado y se presentaron 37 consorcios. El proyecto del metro de Riad consta de tres lotes: además del de FCC, hay otro lote para la construcción de dos líneas que suman 63,3 kilómetros por un valor de 7.119 millones de euros, que ha sido adjudicado al consorcio liderado por la estadounidense Betchel; el grupo encabezado por la italiana Ansaldo se ha hecho con el contrato de otra línea del metro de 40,7 kilómetros de longitud y un presupuesto de 3.982 millones de euros, al cambio actual.

El vicepresidente y consejero delegado de FCC, Juan Béjar, crre que ha sido «determinante» para conseguir la licitación «la reputación internacional de las empresas españolas de infraestructuras y específicamente de FCC». Béjar destacó que este contrato se enmarca en la nueva estrategia internacional de la compañía en su área de construcción, «centrada en infraestructuras y países en los que mejor podemos poner en valor las capacidades de nuestra empresa». Una estrategia que incluye desinversiones y clarificar apuestas que no han resultado nada rentables. Alpine, la filial europea de construcción de FCC, presentó concurso voluntario de acreedores en junio con una deuda de 625 millones de euros por el «deterioro continuado en su situación operativa».

FCC quiere rebajar su deuda en en 2.700 millones hasta los 5.200 millones de euros en 2015 mediante la desinversión en activos no estratégicos por 2.200 millones. Y aumentar el ebitda hasta los 1.200 millones desde los 753 de 2012. Para ello se concentrará en los mercados internacionales más rentables (como Arabia Saudí) y en los negocios estratégicos (medioambiente, infraestructuras y gestión del agua).

(Fuente Colpisa)

Frialdad y desapego institucional ante el 150 aniversario de la llegada del tren a Bilbao

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Indiferencia, desinterés, apatía e indolencia. El 150 aniversario de la llegada del tren a Bilbao ha pasado inadvertido. Ni un solo acto institucional para recordar la efeméride, con todo lo que esta ciudad (y el territoro) le debe al ferrocarril, que contribuyó de forma notable a la proyección exterior y de sus organismos principales. El pago: ni el recuerdo.

Ni el Ayuntamiento ni la Diputación de Bizkaia han tenido un gesto hacia este aniversario que supuso el lanzamiento de la Villa y su proyección exterior a los mercados de la Meseta y del Ebro. El tren llegó a Bilbao el de 1 marzo de 1863 con la aquiescencia de las acaduladas familias bilbaínas, pero con la adhesión popular de los vecinos de Bizkaia (la Diputación tuvo un papel capital), hasta lograr reunir en pocas semanas 100 millones de reales, todo un dineral en la época, para poner en marcha el ‘camino de fierro’. El entusiamo que invadió a la muchedumbre que recibió el tren inaugural aquel día en Abando se ha desvanecido en la historia, hasta el punto de que nadie hoy recordará ese insigne día. Ni tan siquiera Renfe ni Adif han tenido un detalle para evocar tamaño acontecimiento.

Cierto es que la Universidad del País Vasco prepara unas jornadas para el último cuatrimestre del año en el que se recordará el evento con una serie de charlas y una exposición con imágenes y artilugios del ferrocarril. Pero no es suficiente. No para este medio de transporte que tanto ha hecho por este territorio que tanto le debe. Pendientes de la llegada de ‘Y’ vasca, que ni tan siquiera estará para el horinzonte de 2018, van dejando morir edificios y vehículos ferroviarios y renuncian a recordar el pasado con un museo acorde a esta tierra que parió el hierro de los raíles y las locomotoras más famosas salidas de sus fábricas recorrieron todas las vías españolas. Y así nos va.

Bilbao se enganchó a la vía algo más tarde que sus capitales vecinas. Los guipuzcoanos (y alaveses) le birlaron la conexión directa con Madrid. Los financieros e industriales vizcaínos no tuvieron más remedio que optar por la conexión hacia el Este, una vez que el Gobierno de Madrid aprobó el trazado entre la capital del Reino y la frontera francesa por Irún, que dejaba las tierras vizcaínas de lado. Miranda de Ebro acabaría por desplazar a Vitoria. La unión de fuerzas con los empesarios vitivinícolas de La Rioja propició la creación del ferrocarril Tudela-Bilbao.

El ferrocarril fue la mayor empresa hasta entonces constituida en el País Vasco y, en gran parte, fue financiada por el capital local. A diferencia del ‘Madrid-Irún’ gestionado por la Compañía de Caminos del Hierro del Norte de España, con la que se hizo imposible un acuerdo, el tren a Bilbao se financió fundamentalmente con capitales recabados en las comarcas afectadas. La suscripción pública de acciones y obligaciones tuvo un espectacular éxito. Sólo en Bizkaia se suscribieron rápidamente 65 millones de pesetas, «con una fe y entusiasmo que prueban cómo se ha desarrollado en el país entero el pensamiento de dar un gran impulso a la creación de vías férreas». Además de capitales riojanos y navarros, participaron vizcaínos residentes en Cuba, que hasta 1898 es tierra española, y, por supuesto, la Diputación.

El 1 de marzo de 1863 las radiantes locomotoras, recién compradas en Gran Bretaña, permanecen estacionadas y en posición de revista, al alcance de las miradas de los miles de curiosos que no quieren perderse la ceremonia. Aún no han recibido el bautismo, pero ya tienen nombres que exponen sin pudor en placas remachadas en la carrocería. ‘Vizcaya, ‘Rioja’, ‘Burgos’, ‘Alava’, ‘Bilbao’, ‘Logroño’, de la casa escocesa William Fairbairn y numeradas del 1 al 6, a las que se suman otras de la inglesa Beyer-Peacock, que reciben también apelativos de las distintas poblaciones por las que va a atravesar el nuevo tren. Hoy en día solo queda una máquina superviviente, ‘la Izarra’, que casi desapercibida se mantiene a duras penas, desguarnecida y con escasos cuidados, en el andén 1 de Abando.

“Se hizo luego un profundo silencio; pitó la máquina y enseguida partió camino de la ciudad de Orduña, llevando en sus vagones a los más destacados invitados. A lo largo de los cuarenta kilómetros de recorrido, los expedicionarios presenciaron la triunfal acogida que las gentes de todos los pueblos dispensaban al convoy. La llegada a Orduña puede calificarse de apoteósica; después la fiesta fue creciendo en volumen. Allí se celebró un gran banquete y al final se pronunciaron los rituales discursos, que en aquella ocasión fueron vibrantes, preñados de alegría y de emoción”. El delirio popular y los fastos se multiplicaron por cuatro cuando la locomotora regresó a la estación bilbaína. El relato de los periódicos bilbaínos no deja resquicio alguno. Fue todo un acontecimiento.

Lo cierto es que la línea aún no se había completado -la estación de Abando seguía inconclusa y al poco tiempo sufrió un incendio, por lo que hubo que reconstruirla-, y los trenes con pasajeros sólo subían hasta Orduña, si bien los de mercancías llegaban hasta Miranda. El 31 de agosto de ese mismo año acaban las obras y la línea se completa hasta el enlace con Castejón de Ebro. En total, tenía una longitud de 249 kilómetros, de los que 104 correspondían al trayecto Bilbao-Miranda. Las estaciones y apeaderos son en 1872, además de las cabeceras, Arrigoriaga, Miraballes, Areta, Llodio, Amurrio, Orduña, Lezama, Inoso, Izarra y Pobes en Alava y Bizkaia. Se cumplía así la invocación de los artífices de este proyecto. “Y que pronto veamos unidos los raíles del Nervión al Ebro,llevando riqueza y ventura a todas las provincias de España”.

Si quieres puedes leer el relato que he publicado en El Correo sobre esta misma historia.

(Imagen J. Laurent. Patrimonio histórico Ministerio de Cultura)

El constructor vizcaíno Domingo Hormaeche culminó la estación de Canfranc donde introdujo el hormigón armado

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La estación de Canfranc siempre acaba siendo noticia. Y su venta al Gobierno de Aragón provoca que salgan a la luz aspectos menos conocidos de esta bella construcción pirenaica. Con su traspaso al Ejecutivo autonómico se dio a conocer el coste de esta magnífica obra: 17.000 euros. El dato salía de la fina pluma de Ramón J. Campo, excelente periodista y autor de los libros de investigación sobre la terminal oscense y que acaba de presentar su tercer trabajo bibliográfico ‘Canfranc, el oro y los nazis’ (ha publicado además ‘El oro de Canfranc’, en 2002, y ‘La estación espía’, en 2006). Que Ramón J. Campo me perdone; pero el dato del coste no está actualizado, porque es una simple traslación a euros, sin tener en cuenta factores como las tasas de variación del IPC de todos los años transcurridos. En los años 20, el salario medio anual de un trabajador era de casi 2.000 pesetas; hoy en día es de 24.000 euros. El premio Gordo de la lotería de Navidad era de 1.200.000 pesetas; pero ese mismo premio valdría hoy más de 1.700.000 euros. Es decir, la equivalencia de un millon de pesetas de la éopoca sería hoy 1,5 millones de euros. Luego el coste actualizado de Canfranc sería del orden de los 3 millonesde euros.

El periodista aragonés publica además otro aspecto, al que apenas se había dado importancia, que salía a la luz en su información periodística: la conexión con Bilbao. El nexo con la capital vizcaína lo protagonizaba una empresa: Obras y Construcciones Hormaeche remató el edificio que el ingeniero Ramírez de Dampierre había dibujado, pero que no pudo concluir porque la muerte le alcanzó antes de ver culminado su gran sueño. La firma vasca no solo se enfrentó al magnífico proyecto, sino que se atrevió a modificarlo. Notificó su intención al Ministerio de la Guerra de construir la estructura de la estación internacional con hormigón armado. Desde las instancias oficiales se accedió a la pretensión de los contratistas con un peregrino, aunque contundente, argumento. “En caso de demolición, los escombros ocuparán menos espacio”.

¿Pero quién estaba detrás de la empresa constructora de Bilbao? Hasta ahora muy poco se había investigado sobre esta empresa precursora para la época que enfocó la construcción de Canfranc con cierta osadía. La mayor parte de las investigaciones se habían centrado en el proyecto original, como si la belleza del edificio evitara fijarse en otros aspectos menos importantes. Mucho se ha escrito sobre la terminal internacional que ha pasado por ser la segunda más grande de Europa (241 metros de longitud), tras la de Leipzig. Sin saber muy bien cómo hay asertos que pasan como artículos de fe y que se extienden como la verdad del Evangelio. A juicio de Juanjo Olaizola nada hay que sostenga tamaña afirmación “Hay otras muchas edificaciones ferroviarias en Europa que superan la magnitud de Canfranc”. Y qué más da; lo que el acervo popular da, no lo quita ni el Espasa.

Obras y Construcciones Hormaeche era la contrata bilbaína que en 1919 había culminado con éxito uno de los grandes proyectos de infraestructura del país: el metro de Madrid. Fue la primera línea de toda España, inaugurada por el rey Alfonso XIII, el 17 de octubre de 1919 con el trayecto Cuatro Caminos-Sol, con 8 estaciones y 3,48 km de recorrido. La línea partía de la Glorieta de Cuatro Caminos, y discurría bajo las calles de Santa Engracia, Luchana, Fuencarral y Montera, hasta la Puerta del Sol.

Y dos años después se enfrentaba a una obra que iba a traspasar las fronteras de nuestro país. Nada más y nada menos tenían en sus manos el futuro del elegante edificio pirenaico, entre modernista y art decó, con el que Francia y España pretendían saludar al mundo y abrirlo a los caminos del ferrocarril, superando la división entre los dos países por los Pirineos, una barrera descomunal e infranqueable hasta que los hombres y las máquinas acabaron por horadar para abrirse paso bajo esa inmensa mole que Labordeta cantó magistralmente: «polvo, niebla, viento y sol, y al Norte los Pirineos».

El mérito de tan magna obra tiene nombre y apellidos. El proyecto salió de la mano de Ramírez Dampierre, pero la ejecución es obra indiscutible de la bilbaína empresa Obras y Construcciones, que en el primer tercio de siglo se convirtió en algo similar a lo que hoy en día sería OHL, FCC o ACS. Todas las comparaciones son odiosas, pero el propietario de la constructora sería, por ejemplo, el Florentino Pérez de nuestros días, Villar Mir o José Manuel Entrecanales. Elijan el personaje. Nuestro hombre respondía al nombre de Domingo Hormaeche Bustinza, nacido en Lezama en 1880, pero que desarrolló su vida laboral más vinculado a Bilbao que a cualquier otra ciudad.

Sin embargo, Domingo Hormaeche es un perfecto desconocido incluso en la tierra que le vio nacer y de él no queda ni tan siquiera un vago recuerdo. Aunque jugó un papel casi trascendental en la construcción civil de los años veinte y treinta. El rastro de su negocio apenas está documentado, salvo por las austeras referencias del BOE en la adjudicación de contratos y obras de variada configuración y en algunos crípticos párrafos de la ‘Revista de Obras Públicas’. Poco más.

Quién sabe por qué un constructor de Bilbao consigue hacerse con los proyectos de obras pública más importantes de aquella época. Pero es revelador conocer el mundo que rodea a Domingo Hormaeche. Los patricios de las acaudaladas familias de Neguri llegan a figurar como accionistas de la empresa del constructor vizcaíno, un hombre forjado a sí mismo y autodidacta. En sólo una década, es habitual toparse en puestos claves de la firma con los nombres de Luis Beraza, Venancio Echevarría Carega, Francisco Horn y Areilza, Miguel Eskoriaza y Echave, Guillermo Ibáñez, Cándido Ostolaza, Juan Uranga, Santiago Innerarity y Valentín Ruiz Senen.

La excelente relación que mantiene con los linajes de Neguri acaba por abrirle la puerta a decenas de concursos de obras por toda España. Obras y Construcciones Hormaeche participa de forma activa en los trabajos del ferrocarril y minas de Burgos y el adoquinado de la ciudad castellana; el puerto de Orio; la estación de Canfranc y su foso de locomotoras: los cuarteles de Jaca y San Sebastián y el puente de Santa Catalina de la capital donostiarra; la Azucarera Leopoldo en Miranda; el Laboratorio Central de Sanidad Militar; el Hospital Militar de Carabanchel; el Muelle Delicias en Sevilla; la albañilería de la Casa de la Prensa de Madrid; varias de las oficinas de la Compañía Telefónica Nacional de España; firmes de carreteras de varias provincias; el Directo ferrovario Burgos-Madrid y el pantano de Alarzón. Estas están documentadas; pero hay más.

Hormaeche es un hombre sencillo, con pocas ganas de sobresalir, pero con un hambre voraz en los negocios. Sólo en la capital vizcaína, la firma Hormaeche se encarga de la cimentación de las obras del Hotel Carlton, el Depósito Franco, el ensanche de muelles en Uribitarte y Campo Volantín, la ampliación del encauzamiento de la ría y el chalé de los Mac-Mahón. Sin embargo, es en la década de los 30 cuando se conforma su sociedad con el gran arquitecto Manuel Galíndez, que fructifica de forma significativa. El edificio de Aurora Polar, el de La Equitativa y, sobre todo, la Casa Hormaeche (sita en Alameda de Urquijo con Padre Lojendio) son sus mejores aportaciones al patrimonio cultural de Bilbao. Esta última edificación marca un antes y un después en la construcción de edificios al combinar por primera vez las viviendas con los espacios dedicados a oficinas. Tan solo un dato, en 1929 los activos de la sociedad superaban los 27 millones de pesetas (la equivalencia a euros en estos momentos sería cercana a los 40 millones de euros).

La muerte le sorprende en octubre de 1934. Y con su fallecimiento, la guerra y el infortunio acaban por borrar cualquier rastro del empresario vizcaíno. Pero su nombre resurge al revolver los papeles dormidos de Canfranc en los archivos oficiales, a la espera de descubrir otros aspectos relacionados con su trabajo. Aunque ya nadie puede obviar que su participación fue decisiva para que esta gran obra de la ingeniería española tenga por delante un futuro ilusionante. Solo falta esperar que se hagan realidad los sueños que Aragón ha puesto en este paraje de su accidentada geografía y en el edificio tan singular que sorprende por su monumentalidad y belleza a los visitantes.

Podéis leer algo más completo que he publicado en El Correo bajo el título «Estación de Canfranc, historia de una bilbainada»

(Mi especial agredecimiento a Ramón J. Campo, Javier Elorza y José Manuel Pérez Latorre)

FCC construirá en Noruega un tramo de ferrocarril de 5,2 kilómetros y un túnel de 580 metros

FCC se ha adjudicado la construcción de un corredor ferroviario y de carreteras en Noruega por un importe de 170 millones de euros. Se trata del segundo gran contrato que la compañía que controla Esther Koplowitz, a través de su filial Alpine, logra en este país nórdico, con el que da un paso más es su estrategia en internacionalización.

El proyecto consiste en la construcción conjunta de un nuevo tramo de ferrocarril y de autopista al Norte de Oslo, a lo largo de la orilla oriental del lago Mjosa, el más grande del país. El corredor formará parte de la carretera europea E6, una de las conexiones principales que conecta los países escandinavos de Norte a Sur.

FCC, a través de Alpine, construirá una autopista de 6,4 kilómetros de longitud y cuatro carriles, y 5,2 kilómetros de línea ferroviaria. Los enlaces, que conectarán Langset y Brohaug, deberán estar listos en el horizonte de 2016.

La construcción de la autopista incluye la ejecución de dos túneles de 630 metros de longitud, y el ferrocarril, un túnel de 580 metros. El contrato se completa con la ejecución de un sendero de 8 kilómetros y una ruta para bicicletas, así como de un total de 8 kilómetros de carreteras locales.

Con esta obra, FCC refuerza su internacionalización, después de que en 2011 lograra por vez primera facturar más en el exterior que en el mercado doméstico, y avanza en su expansión por el Norte de Europa.

En la actualidad, FCC construye el puente de Kafjord, en la ciudad de Alta, en el Noroeste de Noruega por un importe de 14 millones de euros y, recientemente, la compañía ha finalizado un túnel carretero en el sur de Suecia y un túnel para la red de alcantarillado cerca de Goteborg cuyo presupuesto ascendía a 30 millones de euros.