No hay dinero. La crisis aprieta. Y de qué forma. Por primera vez en 27 años, el ‘Tren de le Fresa’ no va a acudir a su cita con las vías en esta temporada. Al menos, eso es lo que parece. La falta de financiación ha puesto en peligro el concurso de este clásico convoy de Aranjuez. Salvo que se pongan de acuerdo las cuatro instituciones que lo patrocinan (Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Aranjuez, Patrimonio Nacional y la Fundación de Ferrocarriles) y decidan aprovechar, al menos, parte de la campaña de 2011. Aunque la empresa, a estas alturas, parece difícil.
Aun renqueante, durante 26 años ha acudido puntual a su cita de mayo. Estas últimas temporadas ha tenido que recurrir a las asociaciones de amigos del ferrocarril para que algunas de sus joyas de vapor hicieran más apetecible el traslado desde Madrid a Aranjuez. Las viejas pero encomiables locomotoras de Delicias siguen esperando una reparación (tampoco hay fondos). Porque solo el vapor es capaz de atraer a los aficionados a este corto, pero alucinante trayecto. Así que la Mikado 141-F-2413 de Delicias, su gemela de Monforte 141F-2111 ‘Galicia’ o ‘La Garrafeta’ y la ‘Baldwin’ de a Guadix (el pasado año) han sido el polo atractivo de este peculiar servicio turísco, el más antiguo y conocido de este país.
«La situación económica actual también afecta, como todo el mundo puede entender», explica el director del Museo del Ferrocarril, Miguel Muñoz, quien asegura que la dirección de la Fundación ha decidido suspender la campaña porque el déficit que tiene «no se puede asumir».
No obstante, representantes de los patronos acuden hoy a una reunión para estudiar si aún es posible mantener la campaña de 2011 con parte de las circulaciones. Normalmente, en cada temporada el ‘Tren de la Fresa’ completaba el recorrido entre Madrid y Aranjuez unos veinte días. La propuesta que se lleva mañana a la mesa de negociación es dejarla en diez. “Quizá salga solo los domingos”, plantea Muñoz que recuerda que en la temporada pasada el convoy recibió unos 6.000 viajeros (unos 300 de media por cada circulación). El director del Museo se muestra optimista y confía aún y en salir a las vías. Sería una pena que desapareciera», ha reconocido Muñoz.
Muñoz explica que el coste del servicio es «muy alto» porque el material del convoy es único en su género e irremplazable. Cuatro coches ‘costa’, construidos para los servicios de cercanías de la Compañía MZA entre 1914 y 1930, y dos furgones de los años sesenta, que pertenecen a la serie J 400.000, forman parte de este convoy presente desde hace 26 temporadas.
Desde las asociaciones de los amigos del ferrocarril ya han expresado su malestar por esta decisión y apuntan que la suspensión del servicio «es la única medida que se ha adoptado para aligerar el presupuesto económico, sin atender otras posibles soluciones». «Esta decisión no ha gustado a ninguno de los colectivos relacionados con el ferrocarril ni, en general, a los consumidores, ya que la ocupación media siempre ha sido superior al 90% en sus 26 años de funcionamiento», explican desde las asociaciones.
El ‘Tren de la Fresa’, más allá de los aspectos «puramente económicos, ha adquirido una indiscutible función social por ser ya un símbolo de la Comunidad de Madrid y de nuestro país que, por un lado, transmite la memoria entre generaciones de un modo de transporte ya desaparecido; y, por otro, representa una singular forma de ocio y cultura de la comunidad madrileña». «Para muchas personas, su suspensión significa una ruptura difícilmente comprensible y aceptable por la sociedad madrileña», añaden.
El ‘Tren de la Fresa’ recrea el viaje que en 1851 dio origen a la segunda línea férrea de la Península ibérica (el 10 de noviembre de 1837 se había inaugurado el ferrocarril entre Güines y La Habana, en Cuba que por aquel entonces todavía era española, y ya se habían apagado los ecos del Barcelona-Mataró de 1848). Además del transporte de viajeros, muchos de ellos pertenecientes a la corte real (según cuenta la leyenda, llegaba hasta la misma puerta de la residencia real y los últimos metros de carril eran de plata), el ferrocarril llevaba hasta los mercados de Madrid los productos de la huerta, sobre todo espárragos y fresas, de donde toma finalmente su nombre.
El proyecto de este tren se debe al Marqués de Pontejos que, bajo el patrocinio del Marqués de Salamanca, fue finalmente inaugurado por la reina Isabel II. La propia monarca cedió gustosamente terrenos de su propiedad, al oeste del Palacio Real, para la entrada del ferrocarril en Aranjuez. Para llevar a cabo la línea, se tuvieron que salvar diversos accidentes geográficos, con la construcción de sendos puentes sobre los ríos Jarama y Tajo. La importancia estratégica de la línea era elevada, pues suponía el primer paso del ferrocarril desde Madrid a Andalucía y Levante.
Se construyó una estación término, hoy desaparecida, frente a la fachada occidental del Palacio Real de Aranjuez, a la que se añadiría años después otra estación al sudoeste del casco antiguo de la ciudad, en la que paraban los trenes destino a Cuenca, tras la prolongación de la línea a esta ciudad en 1883. Ambas fueron sustituidas por otra estación, construida en 1923, y que actualmente sigue en uso. Hasta la creación de Renfe en 1941, dicha estación pertenecía a la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA), como muestran los mosaicos decorativos existentes en su vestíbulo.
El Proyecto del ‘Tren de la Fresa’ surgió por iniciativa del Ayuntamiento de Aranjuez, que con motivo de las Fiestas de la Primavera del año 1984 quiso organizar un acto especial para conmemorarlo. Por otra parte, ese mismo año se cumplían 133 años de la inauguración de la línea Madrid-Aranjuez y el Museo del Ferrocarril abría sus puertas en la nueva sede de la antigua estación de Delicias, donde ya era posible la exhibición de material ferroviario en sus vías.
Con tal motivo, las instituciones del Ayuntamiento de Aranjuez, Renfe y el Museo del Ferrocarril se pusieron en contacto y, entre las tres, se materializó el ‘Tren de la Fresa’. ¿Se salvarán los escollos y se evitará este chasco final?
(Imagen Chema Barroso)