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Nueva protesta del movimiento ‘Yo no pago’ en el metro de Madrid que se salda con cinco detenidos

Varias decenas de personas que participan esta tarde en la protesta del colectivo ‘Yo No Pago de Madrid’ se colaron en la estación de metro de Tirso de Molina y la Policía detuvo a cinco activistas. Primero lo intentaron en Sol, a las 19.15, lo que fue impedido por las Fuerzas de Seguridad, que había desplegado en la zona un fuerte dispositivo con una veintena de furgones de la Unidad de Intervención Policial (UIP).

Tras el fracaso en Sol, los manifestantes (que al principio fueron medio centenar y después unos 200) se dirigieron a Ópera, pero cambiaron el rumbo y fueron a Callao y desde allí a Lavapiés, seguidos de cerca por los ‘antidisturbios’. Al llegar a la estación de metro de Tirso de Molina, donde no había presencia policial, medio centenar de personas se coló al grito de «Yo no pago ni su crisis ni su deuda», «que pague Urdangarin«, «que pague Botella«, y animaron a los usuarios a no pagar. Se montaron en un tren y salieron en la Gran Vía, desde donde se dirigieron a Sol por Montera y a mitad de la calle fueron cercados por los «antidisturbios». Tras varias carreras, identificaciones y amagos de cargas los manifestantes se dispersaron.

Durante la protesta, la Policía detuvo hasta las 21.20 a cinco personas acusadas de resistencia y desobediencia a la autoridad. Los arrestados fueron conducidos a la Brigada Provincial de Información, en Moratalaz.

La acción fue convocada a través de las redes sociales por el movimiento ‘Yo No Pago’ en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Bilbao, como una repetición de la protesta del 15 de enero, en la que unas treinta personas se colaron en la estación de metro de Callao y tres personas fueron detenidas.

El movimiento ‘Yo No Pago’ nació en diciembre de 2011 inspirado en un movimiento semejante, ‘Den Pliróno’, surgido en Grecia a raíz de la subida del precio del transporte público.

(Imagen la trastienda)

El paso del ‘tren castor’ desata las protestas de los colectivos ecologistas alemanes en su viaje al depósito de Gorleben

El polémico ‘tren castor’ con residuos radiactivos procedente de Francia entró ayer en territorio alemán por la localidad de Saarbrücken (oeste), de camino al depósito temporal de Gorleben, en el norte de Alemania. El tren, que transporta 2.500 toneladas de residuos radiactivos, discurre fuertemente escoltado por la Policía, que ha movilizado a un total de 20.000 efectivos, ante la previsión de protestas, manifestaciones y cortes de vía a cargo de activistas antinucleares.

La noche del jueves, el tren fue detenido en territorio francés. Las autoridades de Francia dijeron que la detención era temporal y tenía como propósito garantizar la seguridad en la ruta hasta la planta de almacenaje. Los manifestantes franceses desmintieron la información oficial y aseguraron que el parón del ‘castor’ se debió a las protestas de los ecologistas.

Las fuerzas de seguridad alemanas confirmaron que el transporte, que partió el jueves de la planta de procesamiento de residuos de Valognes (norte de Francia), cruzó la frontera a las 09.05 GMT sin incidentes. Sin embargo, durante la tarde de ayer se produjeron ya en territorio alemán los primeros incidentes relacionados con el paso del ‘castor’, cuando la Policía empleó cañones de agua contra unos 800 manifestantes en la localidad de Metzingen (sur de Alemania).

Desde hace años, el viaje de este convoy radiactivo ha generado grandes protestas del colectivo antinuclear alemán, con recurrentes manifestaciones en contra de la energía atómica y sucesivos bloqueos en las vías en su trayecto al depósito de Gorleben. Pero durante este año las protestas han sido tan concurridas como no lo habían sido hace décadas.

El fuerte rechazo popular fue una de las razones que empujaron ‘el cambio’ de la política energética del gobierno de Angela Merkel y el abandono de la energía nuclear, que fue aprobado en junio pasado.

En Gorleben, según datos de la iniciativa popular Burgerinitiative (BI) de Luchow-Dannenberg, miles de personas habrían llegado a las localidades cercanas al depósito con la intención de bloquear el paso del transporte. Los manifestantes tienen, al parecer, el apoyo de la población ya que según encuestas publicadas por el canal de televisión ZDF, el 60% de los ciudadanos opinó que es ‘justa’ la protesta, aunque 27 por ciento consideró apropiado bloquear las vías y las carreteras.


Grupos violentos organizados cortan el paso de los trenes y tranvías para pintarlos con sprays

Violencia y violentos. Cada vez más y muy radicales. Con el arte como coartada, irrumpen en recintos cerrados y vigilados y con total impunidad se dedican a pintar los trenes. Incluso se organizan en bandas y, en algunos casos, llegan a asaltar trenes en plena marcha y con viajeros a bordo (ocho casos en dos años, en el TRAM y Renfe). La Policía habla, incluso, de que llegan a bloquear el paso de los convoyes colocando barricadas en las vías. Y uno de los asaltantes inmortaliza toda la acción grabándola en vídeo que luego cuelga en Internet como muestra de su nuevo trofeo.

Levante es una de sus zonas preferidas. El responsable de la Unidad de Atención e Imagen Urbana de la Policía Local de Alicante, Francisco Tortosa, señala que los servicios más perjudicados por los daños ocasionados con las pintadas han sido, precisamente, los convoyes del TRAM y de Renfe. En el último año se ha denunciado el deterioro de 27 trenes tan solo en la ciudad de Alicante, con daños por valor de 215.000 euros. «La limpieza de un solo tren puede costar ente 3.000 y 5.000 euros», explica Tortosa.

La mayor parte de las acciones de este tipo tienen como escenario las cocheras de los trenes y tranvías, pero «están proliferando nuevas prácticas más violentas y de riesgo». Existen grupos de grafiteros que preparan ataques a trenes y tranvías en marcha, con viajeros dentro, que detienen por medio de barricadas o fuerzan con palanquetas. «Una vez detenido el convoy, algunos de ellos se quedan vigilando con palos, piedras y otras armas mientras otros pintan en pocos minutos el tren, mientras el maquinista trata de quitar la barricada», explicó Tortosa. Estas actuaciones preocupan especialmente a los agentes porque pueden llegar a causar riesgos de descarrilamiento de trenes y de electrocución», indica el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Seva.

El último incidente se produjo hace tres semanas, cuando un grupo colocó una barricada metálica en la vía que podría haber provocado la electrocución de los grafiteros o del maquinista que se encontraba allí. «Estaba tocando la catenaria y era un día de lluvia, menos mal que el maquinista se dio cuenta y llamó para que la retirasen especialistas», apuntó Tortosa.

Hace ya unos meses otro grupo de menores procedente de Madrid paró un tranvía cuando atravesaba una zona de Benidorm, en una agresión que quedó grabada en un vídeo de seguridad. Si el conductor del tranvía no hubiese visto la barricada, podría haber colisionado con ella y se podrían haber producido daños personales entre los pasajeros.

En Almería, tres grafiteros alicantinos apedrearon a una limpiadora del tren al ver que usaba el teléfono móvil, intuyendo que llamaba a los servicios de emergencias al verse sorprendidos mientras pintaban varios vagones.

Se han producido ocho ataques de este tipo en la ciudad. Normalmente estos incidentes se producen en zonas inaccesibles a la Policía Local y apartadas para evitar su detención. La unidad policial también denunció daños en las marquesinas de las paradas del transporte público por grafitis en su modalidad de ácido sobre el cristal, técnica utilizada también en distintos escaparates de negocios privados y que es muy costosa de limpiar.

Ante el aumento de las denuncias recibidas y la gravedad de los hechos, ha sido necesario establecer mecanismos de coordinación con el Cuerpo Nacional de Policía, con la que se ha colaborado para la detención de 14 grafiteros por los correspondientes delitos de daños, quienes pasaron a disposición judicial. Esta colaboración con la Policía Nacional ha sido muy estrecha en los temas relacionados con los trenes, y con la Guardia Civil en lo que respecta al TRAM.

También se han coordinado actuaciones con las policías locales de Valencia, Murcia, Gerona, Rubí (Barcelona), Fuenlabrada (Madrid), y en Alicante con las de Monóvar, San Vicente del Raspeig, San Juan, Santa Pola y Benidorm. Y con peritos del Tribunal Superior de Justicia de Castilla -León y Cataluña.

(Imagen CME)

Helicópteros de la Policía supervisan la red de SNCF para luchar contra el robo de cables

El precio del cobre se ha disparado. Desde principios de mes ha superado la barrera histórica de los 10.000 dólares por tonelada (7.500 euros) en la bolsa de metales de Londres. La consecuencia: lo hace más apetecible para los ladrones de este metal que se ceban en las líneas de ferrocarril de medio mundo. El pasado año se duplicaron los delitos contabilizados un año antes. Sólo en 2010 y en la región de París, la operadora francesa ha cifrado las pérdidas en tres millones de euros, donde se registraron setenta delitos de este tipo.

Esto ha llevado a la SNCF y a la Policía gala a firmar un acuerdo por el que las fuerzas de seguridad redoblarán sus esfuerzos y proporcionarán los medios adecuados para vigilar las carreteras y las infraestructuras ferroviarias. La Gendarmería pondrá en acción a 3.600 brigadas para que controlen los 30.000 kilómetros de vías que existen en el país, donde hasta ahora los ladrones campan a sus anchas.

La Policía se compromete con este operativo, además, a la vigilancia especial con sus helicópteros. En concreto dispondrá de los aparatos especiales la vigilancia EC-135 que llevan una cámara de gran alcance. Durante el día, pueden leer una matrícula a 1.000 metros e identificar un rostro a 500 metros. Por la noche, distingue cualquier tipo de vehículo desde 700 metros de distancia.

El robo de cobre supuso el pasado año 350.000 minutos perdidos por los retrasos de los trenes. Hace unos días, el tráfico en el norte de los trenes de alta velocidad Thalys, que cubren el servicio entre Francia y los países del Benelux, se vio alterado debido a un robo de gran cantidad de cables y fibras ópticas, en las cercanías de París.

Un robo de cables sume en el caos el metro de Londres

Confusión y desconcierto en el transporte de Londres. Lo que podía ser una anécdota comienza a causar serios quebraderos de cabeza a las autoridades británicas. Miles de usuarios del metro londinense sufrieron ayer una jornada de caos y retrasos debido al robo de cables de cobre. El suceso se produjo la noche anterior en la ‘Central Line’ (Línea central), una de las más concurridas de la capital británica.

Como consecuencia de los daños causados por el robo, el tráfico en varios tramos de esta línea quedó suspendido en la zona oeste de la ciudad durante parte la mañana, según informa el diario local ‘Evening Standard’.

El número de robos de cables en la red nacional de ferrocarriles británica ha aumentado de manera drástica en los últimos cuatro años, coincidiendo con el incremento del precio del cobre, señala el periódico. Paul Crowther, el responsable adjunto de la Policía del Transporte del Reino Unido, describió el problema como «uno de los mayores retos» a los que se enfrentan los gestores del transporte público «después del terrorismo».

Hasta la fecha, la mayoría de los robos de cobre habían tenido lugar fuera de Londres, pero la Policía teme que la actividad de los ladrones en el centro de la capital se incremente en los próximos meses.

Además de los ya habituales robos de grandes bobinas almacenadas en depósitos, los ladrones comenzaron ya hace tiempo a «arriesgar su vida» para hacerse con el cobre de los cables que recorren las vías de ferrocarril , explica el rotativo.

«Hemos advertido en repetidas ocasiones de que los recortes de personal y, sobre todo, de las patrullas nocturnas, comprometería la seguridad en el metro y lo convertiría en un escenario perfecto para la delincuencia», ha señalado Bob Crow, representante del sindicato RMT (Unión Nacional de Ferrocarriles, en sus siglas en inglés).

El héroe del metro

«Tengo que sacarlo». El agente de la Policía Nacional que el viernes sacó a un hombre de las vías del metro madrileño, antes de que pudiera ser arrollado por un convoy, asegura que en la academia no enseñan a reaccionar de ese modo: «no piensas en nada, fue instintivo». Ángel, que hace dos meses juró su cargo de Policía, estaba libre de servicio e iba con su novia a hacer unas compras navideñas cuando las voces de otros usuarios del metro le advirtieron de que un hombre había caído a las vías.

Fue en la estación Puerta del Ángel donde la víctima cayó a las vías por causas desconocidas después de trastabillar, según se ve en un vídeo con imágenes de Metro de Madrid que ha empezado a dar la vuelta al mundo. El agente, de treinta años, ha declarado que no se lo pensó dos veces cuando vio al hombre caído en la vía sin apariencia de poder levantarse: «corrí desde el fondo del anden, me quité la cazadora y salté. Vi venir de frente al tren y le arrastré justo a tiempo».

Todo ello en décimas de segundo, porque el convoy se aproximaba y, pese a las voces y gestos de otros usuarios del anden, no tuvo tiempo de detenerse y hubiera arrollado al hombre caído. Ángel no perdió de vista la otra parte de la vía, para asegurarse de que no llegara otro convoy por el lado opuesto y, con la ayuda de los viajeros que estaban en el anden, izó al hombre caído antes de subir él mismo. El agente admite que no ha sido consciente del alcance de su gesto hasta que no ha visto las imágenes.

«Tengo que sacarlo», era lo único que pensaba este agente que ha hecho sus prácticas en el distrito centro de la capital y que agrega que se metió en la Policía con la intención de «servir a los ciudadanos». No obstante, nunca hubiera sospechado que se vería en una situación como la vivida ayer en el metro madrileño y, aunque en la academia les enseñan protocolos de actuación, la respuesta es instintiva.

Ángel reconoce con una sonrisa que ayer se le estropeó el día libre, pero que valió la pena, y rechaza con modestia el calificativo de «héroe» antes de señalar que cuando subió al anden y comprobó que tanto él como el hombre caído estaban bien exclamó: «uff», con alivio. La persona que cayó a las vías es un ciudadano español de 41 años que resultó herido leve, según la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Grafitis en los AVE, el tranvía y los trenes de cercanías de Barcelona

De nuevo ocupan portadas y minutos en los informativos de televisión. Aparecer en los medios informativos es parte de su objetivo; el otro que su ‘obra’ se vea en el máximo de lugares posibles. Como si de una competición se tratara, y en el fondo lo es, culminan sus grafitos sobre los tranvías, en un tren de cercanías o sobre un AVE. Tres soportes para difundir su obra y alcanzar notoriedad en ese submundo donde cobra un valor incalculable dejar su firma en cualquiera de esos vehículos. La cuestión es que esos ataques incívicos han provocado daños superiores a los 55.000 euros.

Una investigación de los Mossos d’Esquadra ha concluido que, al menos, diez menores de edad, de entre 14 y 17 años, ha sido identificados e imputados en un delito contra el patrimonio. Los investigadores, con la colaboración de las partes perjudicadas –Renfe y la Autoridad del Transporte Metropolitano– junto con la unidad de Policía de proximidad de El Prat, iniciaron la identificación de los supuestos grafiteros y sus pintadas, a partir de denuncias anteriores por hechos similares y otras investigaciones ya en curso. El estudio de los diferentes grafitis ha permitido acabar con la imputación de los diez menores. Aunque no se descarta que haya más identificaciones en las próximas semanas.

Los diez imputados han protagonizado las pintadas en los tres medios de transporte citados. Según fuentes próximas a la investigación, se trata de diferentes grupos de amigos entre los que hay vecinos de l’Hospitalet, Barcelona, Castelldefels, Vilanova i la Geltrú y El Prat, que actuaban principalmente de noche y en festivo. Aunque cada uno iba por su lado, podían haber llegado, incluso, alguna vez a coincidir todos.

Y es que las zonas donde concentraban sus ataques eran prácticamente las mismas: las cocheras del Trambaix en Sant Joan Despí y las estaciones de tren de l’Hospitalet, Martorell, alguna de Barcelona y El Prat. En esta última estación, también era donde realizaban sus pintadas en el AVE, origen de la investigación.

Las pintadas aparecidas sobre los trenes de alta velocidad fueron las que alertaron a la Unidad de Investigación de El Prat por el peligro que las mismas implicaban: el acceso hasta los convoyes supone atravesar el trayecto habitual del AVE y su paso por el túnel, con el consiguiente peligro de succión para quienes estén junto al convoy.

(Fuente e imagen La Vanguardia)