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El tren postal de Londres

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Pocos conocen la historia, pero son aún muchos menos los que han podido presenciar la escena. Los testigos casi se pueden contar con los dedos de las manos. Surge de vez en cuando y aparece ante el gran público. Es, como los fantasmas, que emergen sin saber muy bien por qué y cómo en un momendo determinado. Pero a diferencia de los espectros, es muy real. Es un tren, con un gran papel, pero sin cometido hoy en día, que recorre de este a oeste el subsuelo londinense. Sin maquinista y sin pasajeros. Se trata del ‘MailRail’, que gestiona el Post Office, y que se mantiene parado, a la espera de conocer su futuro.

Ideado a principios del siglo anterior e inaugurado en 1927, el ‘MainRail’ se ha mantenido activo hasta 2003. De vez en cuando, resucita -es el escenario ideal para el cine; en el filme ‘Hudson Hawk’, Bruce Willis usa la línea para escapar del Vaticano escondido en unas sacas de correo- y vuelve a circular, bien para mantener la línea en activo o para alguna demostración cultural -el periodista de la BBC Brian Johnston viajó como un paquete postal para el programa ‘In Town Tonight’-. La línea era útil para e antiguo monopolio de correos británico, que transportaba cartas y paquetes entre sus principales oficinas. Oficialmente el ‘MailRail’ no está cerrado, pero le aguarda un incierto futuro.

Hay que remontarse hasta mitad del siglo XIX para comprender el nacimiento de este sistema de envío postal. En 1853 se construye un tubo de 225 metros que recorre el edificio principal del correo británico, por donde se envía por aspiración la mercancía de un extremo a otro. La idea, desarrollada por la Pneumatic Despatch Company, dio paso a un experimento en Battersea donde se construyó una línea de 410 metros. Otro túnel subterráneo permitía la circulaban, también por el sistema de aspiración, de pequeños vehículos que rodaban por una vía de unos 60 centímetros entre la estación de Euston y la vecina oficina de correos del distrito noroeste de la ciudad. Diversos problemas dieron al traste con el experimento ya que el ahorro de tiempo entre este sistema y el tradicional era exiguo. Tampoco sale adelante el plan de la London Despatch Company que 1895 utiliza propulsión eléctrica para los trenes. Los túneles acaban en manos del Post Office en 1921 que tiende allí sus cables telefónicos.

El crecimiento desmesurado de la ciudad y las complicaciones para el tránsito de vehículos obliga al Post Office a revisar sus planes y se inclina por construir una red subterránea de trenes eléctricos que atraviese Londres a 21 metros de profundidad. El proyecto toma forma en un túnel de 37 kilómetros de extensión y 2,75 metros de diámetro que une Paddington, en el oeste de la capital, con Whitechapel, en el este. La Gran Guerra obliga a parar las obras de electrificación. El túnel sirve, sin embargo, para proteger numerosas obras de arte de la Tate Gallery, la National Portrait Gallery, el Museo Británico y la Colección Wallace.

Los trabajos se reanudan en 1920 y en diciembre de 1927 se inaugura un primer tramo entre Paddington y la central de correos de Mount Pleasant, en la zona de Clerkenwell, al Este de Londres. Los trenes descarrilaban al principio con cierta facilidad, pero el sistema se mejora en la década de los 30 y empieza a funcionar con normalidad. La línea recorre siete estaciones, bajo las principales oficinas de correos.

Con este sistema se llegaron a transportar cuatro millones de cartas al día. Cada tren tardaba 26 minutos en recorrer los 37 kilómetros que separan Paddington de Whitechapel, incluyendo una parada de un minuto en cada unas de las estaciones del recorrido. Llegó a haber 50 trenes en funcionamiento, capaces de transportar cada uno 84 sacas de correos.

Durante la Segunda Guerra Mundial el servicio se redujo a 16 horas diarias. Poe la noche los túneles se utilizaban como refugio contra los bombardeos nazis. Solo se produjo un incidente grave:la estación de Mount Pleaseant se inundó cuando uno de los bombardeos alcanzó de lleno en 1943 la central de correos.

El Post Office nunca se decidió a llevar a cabo las ampliaciones previstas, la extensión del tendido por el Oeste hasta Willesden y dos nuevos ramales circulares: uno desde Mont Pleasant que tenía que pasar por King’s Cross, St Pancras y Euston y otro que arrancaba en New Ofxord Street y acababa en King Edward Street pasando por Waterloo, dos oficinas del sureste, London Bridge y Cannon Street, en la City. En 1987, renovó por completo el sistema y lo bautizó con el nombre con el que aún se le conoce. En 1993, todo el tendido se controlaba por ordenador. Pero la aparición del correo electrónico, que hizo entrar en pérdidas a todo el Post Office, acabó condenando a muerte al ‘MailRail’, que quedó fuera de servicio el 31 de mayo de 2003. El cine y la televisión lo devuelven de vez en cuando a la actualidad. Pero a buen seguro que, visto su pasado, merece un futuro mejor.

Un ejecutivo británico paga 567 euros por viajar sin billete en el tren y queda vetado en la City

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Un duro castigo. Multa y expulsión por viajar sin billete. Un ejecutivo británico que regularmente viajaba en tren sin pagar billete ha sido vetado de por vida del sector financiero del Reino Unido y debe abonar una multa de 567 euros. La decisión fue comunicada ayer por la Autoridad de Conducta Financiera (Financial Conduct Authority, FCA, por sus siglas en inglés).

Jonathan Burrows, que era el director de la gestora de fondos estadounidense Blackrock, «no está en condiciones» de seguir trabajando en ninguna compañía regulada por este organismo, explica en un comunicado la FCA, que critica duramente la conducta del financiero. «Burrows tenía un alto cargo dentro del sector de los servicios financieros. Su conducta no estuvo a la altura de los estándares que esperamos», manifestó la encargada de cumplimiento de la normativa y contra los delitos financieros de la FCA, Tracey McDermott.

«Las personas controladas (por el organismo FCA) deben actuar con honradez e integridad en todo momento y, cuando no lo hacen, tomaremos medidas», añadió la FCA, según publicaba ayer la BBC en su boletín de noticias.

En noviembre de 2013, Burrows fue detenido por un inspector a la salida de la estación de ferrocarril de Cannon Street en Londres y se descubrió que no había comprado el billete desde la localidad rural de Stonegate, en el sureste de Inglaterra. Borrows, que tomaba diariamente esa línea para trabajar en la capital, confesó a la Policía que había eludido varias veces la compra del billete, con un coste de 21,50 libras (27 euros).

En total, el financiero, que se ‘colaba’ en Stonegate gracias a la ausencia de barreras, se había ahorrado unas 42.550 libras (53.613 euros). Burrows ha devuelto ya esa cantidad y ha abonado además 450 libras (567 euros) en costes legales.

En un comunicado, el directivo calificó sus actos de «estúpidos» y pidió disculpas, al tiempo que lamentó la dureza del castigo. «Aunque respeto la decisión de la FCA, también la lamento, pues tengo a mis espaldas 20 años de carrera sin mácula en la City (centro financiero)», declaró.

Un cochecito de bebé cae a las vías del metro arrastrado por el aire que provocan los convoyes

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Pudo acabar en tragedia. Aunque ese ángel de la guarda que parece velar por los más pequeños evitó un desenlace fatal. Ocurrió el martes 26 de julio en el metro de Londres. ¿La culpa? Vamos a decir que fue un descuido y la corriente de aire que provocan los trenes en movimiento. Las imágenes del vídeo no dejan lugar para la duda. El peligro rondó en todo momento. Y quien no crea en milagros, que lo llame como quiera.

Una pareja pretendía viajar con sus hijos en el metro. El hombre dejó desatendido el carrito con su bebé para ayudar en el traslado de otro cochecito. El viento que provocan los convoys en el túnel chocó contra la sillita, la sacó del lugar e hizo que se precipitara a las vías, sin que nadie pudiera evitarlo. Por fortuna, la madre reaccinó a tiempo y, sin pensarlo dos veces, se lanzó a la vía para rescatar a su hijo. A los pocos segundos, un nuevo convoy entraba en la estación.

El incidente tuvo un final feliz, pero no cabe duda de que la reacción de la madre fue decisiva para salvar al crío. Las imágenes publicadas por la Policía de Transporte Británica demuestran el peligro que corrieron madre e hijo en las vías del suburbano. Aunque las imágenes se conocían desde el martes de la semana pasada, ha sido ahora cuando la policía decidido hacerlas públicas con el fin de conocer la identidad de los protagonistas. «El incidente fue aterrador. No solo el niño estuvo expuesto a un serio peligro, sino también la mujer que puso su vida en juego para sacar a su hijo de las vías», explicó el inspector jefe de Mark Lawrie. «Necesitamos con urgencia identificar a las personas involucradas para asegurarnos que el niño no resultó herido como consecuencia de la caída a las vías». El funcionario justifica la publicación de las imágenes en las televisiones para concienciar a todos de los peligros que pueden ocurrir en el suburbano, donde la atención debe ser constante.

Las obras en el proyecto londinense Thameslink permiten el hallazgo de unas pipas del siglo XVI

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Sorprendente hallazgo. Las excavaciones que se llevan a vano en Londres del proyecto ferroviario Thameslink siguen ocasionando algunos sobresaltos. Las obras han puesto al descubierto diversos objetos romanos y medievales, especialmente en el área de Southwark (sur de la capital), pero lo que realmente ha causado asombro ha sido el descubrimiento de unas pipas de fumador del siglo XVI. Los trabajos también han sacado a la luz maderas con cientos de años de antigüedad (se han datado como vigas de alguna construcción de los años 59 a 83) y un jarrón del siglo XIV.

Las pipas, hechas de arcilla, serían los primeros artilugios de este tipo utilizados en Reino Unido. Aunque usado desde hace miles de años, el tabaco fue conocido por los europeos tras el descubrimiento de América (1492) por Cristóbal Colón. El embajador francés en Portugal Jean Nicot popularizó su consumo en el continente europeo y su salto a las islas sería casi paralelo.

Los responsables de las obras han indicado que los objetos están siendo analizados por arqueólogos especializados en esa época aunque serán entregados al Museo de Londres. Los esfuerzos se centrabn ahora en identificar la proedencia del jarrón, Todo parece indicar que fue utilizado para servir cerveza en una casa de pueblo llamada Abbot of Waverley y ahora se expone en un pub cercano, el Wheatsheaf, en Southwark. Según la comisaria del Museo de Londres, Jackie Keily, se estima que el jarrón fue construido en la localidad de Cheam, al sur de Londres, entre 1350 y 1440.

El director de comunicaciones de la red ferroviaria Network Rail, Nicky Hughes, ha explicado que «el programa Thameslink, cuyo coste está estimado en 6,5 millones de libras (7,8 millones de euros o 10,8 millones de dólares), transformará el viaje en ferrocarril del norte al sur a través de Londres y facilitará más espacio y mejores conexiones». Con este proyecto, también se está modernizando la estación de London Bridge, una de las más antiguas de la ciudad, que tendrá más espacio y mejores instalaciones, añadió Hughes. El programa consiste en ampliar la capacidad de la actual línea de trenes de cercanías que une la ciudad de norte a sur. El proyecto Thameslink empezó a construirse en 2009; se ha fijado 2018 para su conclusión.

Thameslink pertenece a la red ferroviaria británica, mientras que otro proyecto actualmente en construcción es el llamado Crossrail, que es completamente nuevo y unirá el este y el oeste de la ciudad. Este último, no obstante, es subterráneo en la parte central de Londres y recorre la superficie en los límites de la ciudad.

El Crossrail cuya construcción empezó en 2009 y está previsto que concluya en el año 2017, también ha permitido hallar en los últimos años artefactos e incluso restos humanos.

(Imagen Network rail)

La huelga en el metro sumirá Londres en el caos

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No hubo acuerdo. Pese que las reuniones se mantuvieron casi hasta la hora límite, no hubo entendimiento. Los peores temores se harán realidad y Londres volverá a ser una ciudad caótica sin el metro, como ya lo fue en febrero, durante los paros que protagonizaron los trabajadores ante la amenaza de cierre de 260 oficinas de billetes el próximo año, lo que conlleva la pérdida de 950 puestos de trabajo. La huelga comenzó a las 21.30 horas de ayer tras el desencuentro final del Sindicato Nacional de Trabajadores de Ferrocarril, Marítimos y del Transporte (RMT) y Transport for London (TfL).

La empresa se queja amargamente. Asegura que la huelga es «improvisada» y «sin sentido». Los empleados se defienden y acusan a la dirección de provocar una «confrontación fatal». Los clientes sufrirán las consecuencias. Una huelga de 48 horas en el suburbano de Londres es una clara amenaza para la ciudad, que quedará sumida en el colpaso y el caos, con tres millones de personas en busca de otro sistema de transporte. A este número de clientes habituales habrá que sumar otra decena de miles que ocasionalemte usan el ‘Tube’. Entre ellos los espectadores que acudan el miércoles al estadio londinense de Stamford Bridge, donde se juega la semifinal de Champions entre el Chelsea y el Atlético de Madrid.

Además de este paro de 48 horas, el RMT ha convocado una segunda huelga para la próxima semana. Los peores temores se hacen presentes, porque este tipo de huelgas logran paralizar la capital británica, donde el metro es el principal medio de transporte. El ‘Tube’ da servicio a más de tres millones de pasajeros diariamente en sus 275 estaciones y sus 408 kilómetros de vías, lo que lo convierte en el tercero más extenso del mundo, después de los de Seúl (Korea) y Shanghái (China). La empresa pública Transport for London (TfL) gestiona el servicio, uno de los más caros del mundo, ya que un billete sencillo de zona 1 (el centro de una ciudad que se ha dividido en seis áreas) cuesta 4,70 libras (5,6 euros). Las tarifas suben alrededor de un 6% cada año. Tfl registran beneficios anuales de unos 1.981 millones de libras (2.377 millones de euros).

Pese a los beneficios, la empresa plantea el cierre de las taquillas y la eliminación de casi un millar de empleos fundamentales. Los sindicatos aseguran que los recortes se impulsan desde el Gobierno de David Cameron e implican al alcalde Boris Johnson como inspirador de estas medidas. «Los viajeros y empresas van a sufrir por las luchas intestinas entre los barones que se baten por liderar un sindicato en el que apenas un 30% de sus miembros apoyan la huelga», ha asegurado el alcalde.

Unos y otros se defienden y atacan las posiciones contrarias. El servicio de arbitraje Acas se ha puesto a disposición de las partes para volver en cualquier momento a la mesa de negociaciones. Pero el secretario general del RMT en funciones, Mick Cash, insiste en que lo «esencial» es mantener la promesa que se les hizo de revisar los recortes y los cierres en las estaciones. La empresa, sin embargo, sostiene que apenas el 3% de los billetes se venden en las ventanillas, y que casi todos los usuarios utilizan la tarjeta electrónica ‘Oyster, que cargan en las máquinas de las estaciones o de manera automática a su tarjeta de crédito. Pero todo el mundo asume que con esta huelga, el caos volverá a Londres.

Los trabajadores del metro de Londres convocan cinco días de huelga por el cierre de 260 oficinas

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Se consuma el cierre. El metro de Londres cerrará 260 oficinas de billetes el próximo año, lo que conlleva la pérdida de 950 puestos de trabajo. En protesta por este cierre, los trabajadores del suburbano londinense secundarán cinco días de huelga en las próximas semanas. Miembros del citado Sindicato Marítimo y de Transporte (RMT) celebrarán un primer paro de dos días a partir de las 20.00 GMT del lunes, 28 de abril y, de nuevo, a partir de esa misma hora el lunes, 5 de mayo, durante tres jornadas.

Los primeros dos días de acción industrial se celebrarán antes de un evento planeado en Londres en memoria del exsecretario general del RMT, Bob Crow, y del activista Tony Benn, fallecidos el pasado mes con apenas días de diferencia. El pasado febrero, la disputa por la clausura de esas oficinas ocasionó alteraciones en la capital británica cuando los trabajadores fueron a la huelga. Entonces, todas las líneas del metro, utilizadas a diario por tres millones de personas, se vieron afectadas por el paro de 48 horas, que provocó graves problemas de transporte en la ciudad, con más de ocho millones de habitantes. Una segunda huelga convocada para el pasado febrero fue finalmente desconvocada por los sindicatos para negociar con London Underground (LU).

Durante las protestas llevadas a cabo, el caos se desató en la capital. La protesta obligó a los londinenses a soportar largas filas para tomar el bus, mientras muchos otros optaron por ir al trabajo en bicicleta o en sus coches particulares. La huelga redujo en un 70% el servicio habitual del metro, según los sindicatos, aunque la empresa aseguró que mantuvo trenes en ocho de las once líneas que tiene el tendido del metro londinense.

La compañía pertendía cerrar todas las taquillas de la red con el argumento de que las tarjetas magnéticas que ahora hacen las veces de billete las han convertido en un servicio innecesario. Transport for London quiere ahorrarse así 950 empleos, lo que permitiría reducir los gastos en 50 millones de libras al año (60 millones de euros) y poner en el mercado como espacios comerciales las áreas ahora utilizadas para la venta de billetes.

El metro de Londres, el primero que se construyó en el mundo, registra en días laborables unos 3,5 millones de trayectos y su red conecta una urbe con una superficie de 1.600 kilómetros cuadrados, en la que viven unos 8 millones de personas. Los autobuses urbanos y los ferrocarriles interurbanos juegan también un papel muy importante en la estructura de transporte de la capital londinense.

La desconvocatoria de la huelga del metro alivia a Londres que espanta una nueva jornada caótica

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Alivio, aunque sea momentáneo. Los sindicatos desconvocaron ayer la huelga de 48 horas que tenían previsto secundar desde la noche del martes al miércoles los trabajadores del metro de Londres en protesta por el planeado cierre de las oficinas de venta de billetes. El Sindicato Marítimo y de Transporte (RMT) y la Asociación de Personal de Transporte Asalariado (TSSA) habían convocado para las 21.00 horas (GMT) del martes un segundo paro de 48 horas, tras el de la semana pasada, para protestar por el planeado cierre de 260 oficinas de billetes en 2015, lo que supondrá la pérdida de 950 puestos de trabajo.

Todas las líneas del metro de Londres, utilizadas a diario por tres millones de personas, se vieron afectadas la semana pasada por el paro de 48 horas, que provocó graves problemas de transporte en la capital británica, con más de ocho millones de habitantes. La protesta obligó a los londinenses a soportar largas filas para tomar el bus, mientras muchos otros optaron por ir al trabajo en bicicleta o en sus coches particulares. La huelga redujo en un 70% el servicio habitual del metro, según los sindicatos, aunque la empresa aseguró que mantuvo trenes en ocho de las once líneas que tiene el tendido del metro londinense. El caos se desató en la capital.

El secretario general del RMT, Bob Crow, asegura que la medida de suspender los nuevos paros se ha tomado después de que recibieran propuestas que detienen la aplicación de los planes de recortes y permiten abrir conversaciones con la empresa. «El RMT está dispuesto a discutir cualquier asunto con LU (la empresa London Underground) a través de la negociación y estoy contento de que ahora estemos donde debíamos haber estado al comienzo del proceso», puntualizó Crow.

La compañía pertendía cerrar todas las taquillas de la red con el argumento de que las tarjetas magnéticas que ahora hacen las veces de billete las han convertido en un servicio innecesario. Transport for London quiere ahorrarse así 950 empleos, lo que permitiría reducir los gastos en 50 millones de libras al año (60 millones de euros) y poner en el mercado como espacios comerciales las áreas ahora utilizadas para la venta de billetes.

El metro se cerró el martes a las nueve y media de la noche y no volvio a abrir hasta el viernes por la mañana, causando problemas no solo a los usuarios sino a muchos comercios que vieron reducida su actividad porque los londinenses evitan acudir al centro durante ese largo periodo. La huelga contaba con el apoyo de del Sindicato Marítimo y de Transporte (RMT) y de la Asociación de Personal de Transporte Asalariado (TSSA). Los sindicatos rechazan los planes de clausura anunciados por la compañía, pues supondría el despido de, al menos, 750 empleados, aunque piensan que llegaría a 950. Los líderes sindicales habían ofrecido anular la huelga si se suspendían los planes de cierre, una conquista que paracen haber logrado ahora.

La huelga ha tensionado a la clase política. Incluso obligó a intervenir al primer ministro, David Cameron. En su cuenta en Twitter, la calificó de»vergonzosa» y responsable del «sufrimiento a millones de londinenses». El alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, también calificó el paro de «inútil», y fue más allá al proponer un cambio legal que limite medidas semejantes. Los líderes sindicales de RMT y TSSA, Bob Crow y Manuel Cortes, respectivamente, criticaron al alcalde por negarse a entrevistarse con ellos para analizar el cierre de las oficinas.

El metro de Londres, el primero que se construyó en el mundo, registra en días laborables unos 3,5 millones de trayectos y su red conecta una urbe con una superficie de 1.600 kilómetros cuadrados, en la que viven unos 8 millones de personas. Los autobuses urbanos y los ferrocarriles interurbanos juegan también un papel muy importante en la estructura de transporte de la capital londinense.

Reino Unido se plantea vender su participación en Eurostar para reinvertir en infraestructuras del país

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¿Hay compradores para Eurostar? Reino Unido anunció el miércoles que está dispuesto a vender su parte del 40% en Eurostar, el tren que une Londres con París bajo el Canal de la Mancha y que rompió simbólicamente el aislamiento de las islas británicas hace 20 años. «Es uno de los activos que podrían venderse», dijo a Sky News el viceministro británico del Tesoro, Danny Alexander.

El gobierno británico espera conseguir cientos de millones de libras con la venta de su parte en Eurostar, que recientemente anunció un incremento de sus ingresos del 10% y de sus pasajeros del 5%. El dinero sería «reinvertido en las infraestructuras del país», dijo Alexander en Sky News, pero «aún no se tomó ninguna decisión» y la venta de Eurostar «no ocurriría necesariamente este año o el que viene», pero sí antes de 2020. Eurostar, que también une Londres con Bruselas, es propiedad de la compañía ferroviaria estatal francesa SNCF (55%), el Estado británico a través de la empresa pública London & Continental Railways (40%) y la ferroviaria belga SNCB (5%).

Danny Alexander desveló en el parlamento un plan nacional de infraestructuras que contemplará la privatización de activos financieros y sociales por un valor de 20.000 millones de libras (32.000 millones de dólares, 24.100 de euros) en los próximos seis años, entre los que podría estar la participación en Eurostar. El programa cita «la parte del gobierno en Eurostar» como uno de los activos potencialmente vendibles. Esta y otras privatizaciones ayudarían a financiar el nuevo plan que llevará al gobierno a invertir 375.000 millones de libras (613.000 millones de dólares, 451.000 de euros) hasta 2030.

El viceministro no quiso hablar de potenciales compradores –SNCF y/o SNCB o inversores privados–, pero dijo que el Estado debe desprenderse de aquellos activos «que estarían mejor gestionados por el sector privado». Contactada por la AFP, la SNCF no quiso hacer comentarios, ni tampoco Eurostar. Pero para el periodista y autor francés especialista en transportes Marc Fressoz, «Eurostar ha llegado a su madurez en el mercado. La compañía ha expulsado al avión de las rutas París-Londres y Bruselas-Londres». «Es el buen momento para vender» y «la SNCF, o la SNCB, o las dos, podrían sentir la tentación de aumentar su parte», estimó.

El anuncio del gobierno se produce cerca de veinte años después de que la ‘Dama de hierro’, la primera ministra británica Margaret Thatcher, y el presidente francés François Mitterand inauguraran el túnel bajo el Canal de la Mancha, el 6 de mayo de 1994, y de que el primer tren Eurostar lo recorriera, el 14 de noviembre de ese mismo año. Eurostar vive un momento crucial con la próxima llegada de la competencia al túnel del Canal de la Mancha.

La alemana Deutsche Bahn logró a mediados de junio la autorización para hacer circular sus trenes en el túnel. Los primeros deberían hacerlo en 2016 y unirán Londres a Francfort (vía Bruselas y Colonia) y a Amsterdam (vía Rotterdam).

Eurostar es el nombre comercial de los servicios ferroviarios de alta velocidad prestados por Eurostar Group y que comunican en 2 horas y 15 minutos la ciudad de Londres (Reino Unido) con París (Francia) y Bruselas (Bélgica) a través del túnel del Canal de la Mancha. Los trenes circulan a una velocidad de 300 kilómetros hora, excepto en el túnel que atraviesa el Canal de la Mancha, también conocido como Eurotúnel, donde lo hacen a 140 kilómetros a la hora. En realidad hay varios túneles para trenes de unos 50 kilómetros de largo, que se tardan en cruzar unos 20 minutos. Los convoyes, con unos 18 coches, salen y entran de las estaciones Paris du Nord y St. Pancras y hay unas catorce conexiones entre ambas capitales. A Bruselas llega a la Gare du Midi (también conocida como Brussels South o Zuidstation en flamenco) por la que pasan unos mil trenes diarios, internacionales y nacionales.

(Imagen Daniel Sparing en Wikimedia Commons)

Los Juegos Olímpicos de Londres incrementaron un 5% el tráfico en el metro de la capital británica

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Los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 ayudaron a incrementar en un 5% el tráfico en el metro de la capital británica, mientras que hubo una disminución del 20% en los retrasos de las líneas, según cifras oficiales. Un portavoz de la empresa pública Transport For London (TFL), que gestiona la red del metro, señaló que el evento olímpico hizo crecer el número de usuarios hasta situar la cifra en 1.200 millones de personas, un 5% más que en 2011.

Transport For London también desveló que se realizaron 125 millones de viajes en la línea de tren urbano Overground, lo que representó un incremento del 22% sobre los contabilizados en 2011, y agregó que en el DLR se registraron 100 millones de viajes, un aumento del 16,2% frente al año previo.

El alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, calificó 2012 de «un año increíble» para el transporte público en la capital británica al registrarse números «sin precedentes» de personas que usaron el metro y otros servicios de transporte, como las líneas de ferrocarriles urbanos Overground y DLR.

La llegada masiva de turistas a Londres para seguir las competiciones olímpicas disparó el incremento de pasajeros, que en el caso del DLR se tradujo en una subida del 65%. Al incremento de usuarios de este medio de transporte también contribuyeron los cientos de miles de empleados que trabajaron en los Juegos y los voluntarios, que participaron en el evento olímpico y que tenían abonos de transporte gratuitos sufragados con fondos públicos.

Los responsables de la empresa TFL divulgaron las cifras como parte de una campaña con la que pretenden proteger las ayudas que concede el Gobierno al transporte de cara a las próximas elecciones generales, previstas para 2015, ante los temores de que el Ejecutivo las pueda recortar.

El mensaje que envían al ministro británico de Finanzas, George Osborne, se centra en que el gasto en el transporte de Londres, más del doble que el de cualquier otra ciudad o región inglesa, termina siendo un motor esencial de crecimiento económico en este país.

El ‘Tube’ de Londres recupera la voz original del actor Laurence Oswald para su aviso ‘Mind the gap’

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‘Mind the gap, please’ (cuidado con el hueco, por favor). La voz metálica acompaña la llegada de las unidades del metro de Londres y advierte a los distraidos viajeros del potencial peligro de subir al tren. La sintonía es ahora un mensaje frío y distante, lejos de la grabación original que se hizo famosa en los años 60. Con el tiempo se ha convertido en un símbolo del transporte de Londres y en un elemento turístico más de la ciudad, y se ha extendido a los servicios de transporte suburbano de otras ciudades como Toronto, Hong Kong, Seattle o Nueva York.

El famoso ‘The Tube’ se ha transformado y modernizado en los últimos años, rompiendo con muchos de sus estereotipos acumulados a lo largo de su siglo y medio de vida. Si alguien de aquella época de mitad de siglo XIX regresara a la actualidad, apenas reconocería el transporte que revolucionó los usos y costumbres de la sociedad londineses, primero, y mundial, después. Sólo el logo del ‘underground’ parece inmutable al paso del tiempo.

Pero ahora, precisamente en el año que se cumple el siglo y medio, el metro de Londres recupera otro de sus ‘viejos’ y entrañables distintivos. Los responsables del metropolitano han accedido a ‘resucitar’ a Laurence Oswald después de conocer la enternecedora historia de su viuda. La señora Oswald solía acercarse a las estaciones del metro únicamente para escuchar la voz de su marido después de que este falleciera, a los 80 años, en julio de 2001. Originalmente, desde 1969, la voz del actor Laurence Oswald advertía los usuarios del metro que tuvieran cuidado de no meter alguno de los pies en el hueco que separa el coche del andén. Sin embargo, el progreso y la inserción de sistemas telemáticos acabaron por silenciar la voz del popular intérprete. La estación de Embankment, en la línea Northern Line, fue el último lugar en el que se escuchó el eco de su acento ‘british’, según relata ‘The Telegraph’.

«La viuda de Oswald Laurence se puso en contacto con el TfL [Transport of London] para ver si podía obtener una copia del ‘Mind the gap’ que su marido grabó hace más de 40 años», explicó un portavoz. «Nos conmovió mucho su historia, por lo que el personal localizó el registro y no sólo realizaron una copia del anuncio en un CD para que ella pudiera tenerla, sino que están trabajando para poder recuperarlo en la estación de Embankment», aseguró.

La mítica frase fue acuñada sobre 1968 para dar un aviso por megafonía ante la ineficacia de las advertencias de conductores y personal de las estaciones a los pasajeros. Como la memoria digital era costosa, Metro de Londres tuvo que elegir una frase corta y concisa, que además pudiese escribirse en las paredes y el suelo de los andenes. El equipo de sonido fue suministrado por AEG Telefunken. El ingeniero de sonido Peter Lodge, junto con un ingeniero escocés de Telefunken, registró las frases «mind the gap» y «stand clear of the doors please». Además de Oswald Laurence. También se puede escuchar en algunas paradas del metro la voz de la artista Emma Clarke o la de Tim Bentinck. Pero en la mayor parte de las estaciones suena la sintonía distante y fría.