¡Qué manía han cogido con el tren! Se declaran artistas y que el arte no tiene precio. Pero lo que hacen, es puro gamberrismo. Los trenes ya tienen su pintura y no necesitan más adornos. Dicho lo cual, tampoco me importaría que, para alguna unidad urbana, los fabricantes pudieran utilizar las habilidades de los graffiteros y sacaran de fábrica algún modelo diseñado civilizadamente. Pero me temo que ni unos ni otros se muestran interesados.
La cuestión es que, este tipo de ataques se producen con demasiada asiduidad. Y no hay fronteras para su ejerdcicio. Se mueven por todo el territorio nacional, sin importarles las consecuencias de su arte. Es un desafío más para ellos.
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