Japón descubrió la alta velocidad en sus trenes antes que cualquier otro país del mundo. Desde la década de los sesenta, en el país nipón las distancias entre estaciones se acortaron sensiblemente con sus modernos y futuristas trenes de alta velocidad, el Shinkansen (tren bala). En los últimos años, sin embargo, la carrera por tener el sistema más veloz del mundo parecía encabezada por Francia. Quizá la crisis económica en la que se sumió Japón hace dos décadas, impidió el desarrollo de la alta velocidad. Hasta ahora.
Tokio planea dotarse de un trazado de levitación magnética para superar los 550 kilómetros por hora. Se han iniciado los trabajos para renovar su principal ruta de alta velocidad, que une la capital con las ciudades de Nagoya y Osaka. El ‘tren bala’ que ahora cubre ese trayecto dejará paso al maglev, el más más rápido de la tierra. Un tren que prácticamente vuela ya que circula suspendido en el aire por encima de la vía y es propulsado hacia adelante por medio de las fuerzas repulsivas y atractivas del magnetismo. De todas formas, habrá que esperar a 2025 para hacer posible este proyecto.
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