Un grupo de inversores ha presentado una oferta para comprar el Ferrocarril de Sóller por unos 25 millones de euros, con la intención de adquirir el cien por cien de sus acciones, mediante una propuesta que dirigen a todos los accionistas y que tiene como fecha límite el 6 de septiembre. La oferta de compra de este grupo anónimo tiene el objetivo de optimizar el tren de Sóller y modernizar su gestión, manteniendo su carácter histórico y su función actual, según indican fuentes de la consultora Goros a la que han confiado la gestión de esta propuesta.
La oferta es de 147 euros por acción, cifra que estiman que supondría el triple de su valor de mercado y «un importe equivalente al recibido durante 15 años en concepto de dividendo en los términos actuales». Según la consultora, la oferta está condicionada a que los inversores puedan adquirir más del 50% del capital, a la supresión de la restricción a la transmisión de acciones contenida en los estatutos actuales de la entidad y a la obtención de las autorizaciones administrativas pertinentes.
Dirigida a los alrededor de 200 accionistas del tradicional ferrocarril, la oferta la realiza un grupo de empresarios españoles vinculados a Mallorca que prefieren mantener el anonimato hasta que se pueda concretar la viabilidad de la operación. La intención de los inversores sería modernizar el ferrocarril con medidas como hacerlo accesible a personas con dificultades de movilidad, posibilitar la compra de billetes por internet así como el pago mediante tarjeta de crédito, implantar itinerarios culturales asociados al trayecto en tren y promover el uso del ferrocarril en temporada baja por parte de los mallorquines.
El Ferrocarril de Sóller une desde 1912 las ciudades de Palma y Sóller a través de 27 kilómetros de bellos paisajes y que conserva su carácter y estructura original a la perfección. Movido gracias a un automotor de tracción eléctrica, el tren de Sóller es el único de estas características que se encuentra actualmente en funcionamiento. A lo largo de su recorrido se desliza por trece túneles que atraviesan la Sierra de Tramuntana llegando en una hora a su destino final: Sóller, un pueblo que combina el encanto Mediterráneo con el aire cosmopolita de un puerto comercial abierto a Europa.
El 16 de abril de 1912, curiosamente el mismo día del hundimiento del Titanic, quedó inaugurada la línea ferroviaria que unía Sóller con la capital. El hombre clave en la creación del Ferrocarril de Sóller es, sin duda, Jeroni Estades i Llabrés, cofundador de la Compañía de Navegación Sollerense, parlamentario y sagaz hombre de negocios. Su visión de futuro le hizo apostar a principios de este siglo por el ferrocarril como medio de transporte entre Sóller y Palma de Mallorca, trayecto que hasta entonces sólo era posible por mar, y por la electricidad como fuente de energía del nuevo tren.
Luis Bobio fue el encargado de construir la línea de este particular ferrocarril, cuyas obras comenzaron en 1907, iniciándose de forma simultánea desde ambos extremos de la línea. El equipo de trabajo que empezó en Palma pudo contar con la ayuda de una pequeña locomotora llamada ‘María Luisa’; por su parte, los que partían de Sóller tuvieron que abrirse paso por la Sierra de Alfabía con mulas. Ambas brigadas se encontraron en un punto común en 1911 ante el asombro de los lugareños que no creían posible que ambos grupos se encontraran sin sufrir desviaciones en su trayectoria.