
Renfe lanza una nueva campaña publicitaria para dar la bienvenida a Ouigo con un vídeo en el que pone en valor sus 80 años de experiencia en el país y recuerda a la competencia que «no se lo va a poner fácil». El operador público utiliza la popular serie ‘Juego de tronos’, que en esta campaña ha pasado a llamarse ‘Juego de trenes’, coincidiendo con la inauguración este viernes del primer servicio de Ouigo entre Madrid y Barcelona. «Querida competencia, desde Renfe tenemos algo que deciros: ahora que estáis aquí, esto se pone emocionante. Después de 80 años llevando a los nuestros, no podíamos estar mejor preparados. Que empiece el juego de trenes», y acaba diciendo «buena suerte» y ‘bienvenue’, en francés, en alusión a la propietaria de Ouigo, el operador público francés SNCF.
«La publicidad comparativa es una estrategia publicitaria que pretende resaltar las ventajas de nuestros servicios y compararlos con los que ofrece la competencia. En este caso, de momento, la tasa competitiva es que les sacamos 80 años de experiencia«, asegura el gerente de Publicidad de Renfe, Ricardo Inogés. «Hemos disfrutado mucho con este reto», añade Inogés, que cree que la entrada de la competencia «supondrá una excelente oportunidad para Renfe, porque solo con competidores se puede demostrar que somos los mejores«. Se trata de una campaña ideada por los creativos de Señora Rushmore, la nueva agencia publicitaria de Renfe. Las pasadas Navidades, la compañía ferroviaria española apostó por una campaña en la que felicitaba las fiestas pidiendo no viajar debido a las restricciones de movilidad por la pandemia de la Covid-19.
Mientras la directora general de Ouigo España, Hélène Valenzuela, saludaba al tren francés ‘low cost’ que da inicio a la liberalización del transporte ferroviario en España en un andén de la estación de Atocha antes de embarcarse en el viaje inaugural de Ouigo: «Llegó el día. Hoy por fin estamos celebrando el inicio de operaciones de nuestros trenes y que la liberalización es una realidad a pesar de la pandemia. Los primeros viajeros deberán esperar al lunes para se subirse al tren francés, en una de sus cinco frecuencias diarias. Dos de ellas tendrán parada en Zaragoza y una en Tarragona. Tanto Valenzuela como Christophe Fanichet, el presidente de SNCF Voyager, la división de transporte de la compañía pública francesa, han manifestado su compromiso a largo plazo con el país en un momento crucial que coincide, además, con el fin del estado de alarma y «la vuelta a la normalidad«.
La propuesta francesa es diferente a lo que se veía hasta ahora en las estaciones españolas. Trenes pintados con unos llamativos colores azul y rosa y con dos plantas. El interior se aleja del concepto ‘low cost’ de los aviones con asientos más espaciosos de lo que uno podría esperar. Habrá un vagón de cafetería, aunque con la pandemia todavía habrá que esperar para tener esta oferta en marcha. Todo ello con precios dinámicos que parten desde los 9 euros para los adultos y una tarifa plana de 5 euros para los niños entre 4 y 14 años. «Queremos popularizar la alta velocidad, queremos ser el medio de transporte para toda la familia, niños, mayores y mascotas», ha asegurado Valenzuela. Ese es el objetivo principal de la compañía, alcanzar a toda la familia, para cambiar los viajes dentro de España que se hacían en avión y, sobre todo, en coche, por el tren.
Todos los billetes son personalizables, con una tarifa base desde nueve euros que incluye equipaje de mano y equipaje de cabina, así como la opción de cambiar el titular del billete hasta el día previo al viaje. Además, se ofrece la posibilidad de agregar otros servicios a la carta, con un cargo adicional. Por 9 euros más por pasajero, la compañía ofrece ‘Ouigo Plus, un ‘pack’ que incluye numerosos servicios extras: elección de asiento, posibilidad de reservar una plaza XL, una pieza de equipaje adicional, y conexión a ‘OUIFun’, la plataforma de entretenimiento de la compañía.
Es curioso: una forma de funcionar que ya ha fracasado en todas partes se nos «vende» como la terapia que resucitará unos ferrocarriles que están agonizando después de décadas de sufrir unos errores de principio y de concepto que los han dejado a la intemperie.