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Estaciones singulares: Zamora

El ferrocarril llega a Zamora en 1864 con la inauguración de la línea Medina del Campo-Zamora, siete años después de ser planificada como la conexión natural entre Madrid y Galicia. Dos años antes se crea con ese objetivo la Compañía de los Ferrocarriles de Medina del Campo a Zamora y Orense a Vigo (MZOV), pero debe suspender la extensión de la red por dificultades económicas. El 28 de mayo de 1864 llega el primer tren a la ciudad, procedente de Medina del Campo. Después con el plan de1887 para suplir una carencia de comunicaciones de la ciudad de Vigo se incluyó una línea que desde esta última conduzca a Orense y Monforte, donde enlaza con la de Palencia a La Coruña; y se abandona la solución de Orense a Zamora.

La estación original de esta línea consta de tres cuerpos realizados en ladrillo con amplias ventanas y marquesina metálica de tres alturas, que se adaptan a los tres cuerpos del edificio de viajeros (muy similar a la que aún puede verse en la localidad de Toro). También se dota de un depósito de locomotoras con puente giratorio de once vías y con edificios de cobijo de locomotoras, ya que es base de reserva de tracción. La compañía dispone de gran cantidad de muelles de carga, talleres de locomotoras y vagones y una extensa playa de vías con una gran red de pequeñas rotondas de vagones para poder desplazarlos por vías transversales, cuyos restos se pueden ver en la explana lateral de la actual estación. El edificio sufre diversas reformas a lo largo de su existencia; la más importante, la eliminación del muro frontal semicircular. Este trabajo se efectúa con la llegada del Ferrocarril Palazuelo-Astorga (1896) que, tras un acuerdo con MZOV, decide compartir estación. Además de la supresión del muro, se realizan varios vanos en la pared paralela a la fachada, pues las vías que se dirigen de Palazuelo a Astorga, pasan por el exterior de la marquesina.

Tras la inauguración de la nueva estación (1958), comienza la demolición de la anterior. La marquesina se desmonta y se lleva a Valladolid, donde se utiliza como techo en una nave y se aprovechan sus cerchas para el Taller de Material Móvil de la estación vallisoletana de-La Esperanza, como recoge Pedro Pintado en su libro sobre ‘El ferrocarril Valladolid-Ariza’. La idea de construir una nueva estación data de 1927, según el proyecto del ingeniero Marcelino Enríquez. Las obras sufren varias interrupciones hasta culminar con la inauguración del edificio, cerca de la década de los 60, ya bajo la gestión de Renfe y con la línea Medina del Campo a La Coruña operativa en su totalidad desde el año anterior. En la provincia, la entrada en funcionamiento del tramo Zamora-Puebla de Sanabria conlleva la construcción de un total de 16 estaciones y apeaderos, que constituyen un interesantísimo patrimonio arquitectónico de gran nivel constructivo y compositivo en estaciones como Carbajales de Alba, Losacio-San Martín de Tábara, Sarracín de Aliste, La Torre de Aliste y Puebla de Sanabria.

A finales de los años sesenta se concentra en Zamora una importante actividad centrada en la reparación de vagones y coches de viajeros. Algunos edificios de la estación se muestran insuficientes y es preciso derribar el taller de material móvil y otros inmuebles que sirven como almacenes para construir un nuevo taller de vagones y coches de viajeros, de tal forma que se pone en marcha el nuevo taller de material remolcado. El antiguo taller de material remolcado se transforma en nave auxiliar para albergar la fase de pintura además de los vestuarios del personal.

El diseño del nuevo edificio se inspira en el Palacio de Monterrey (Salamanca) y sigue un estilo neoplateresco, con una gran pureza de líneas. El estilo neoplateresco resurge con auténtica fuerza a raíz del desastre de 1898 y se adopta como el estilo nacional, alejado de la tradicional imagen folklórica y pintoresca que ofrece España en las exposiciones universales. En 1900 para la Exposición Universal celebrada en la capital francesa, José Urioste y Vegada realiza el pabellón español y retoma el modelo inspirado en Monterrey y en la Universidad de Alcalá de Henares. El éxito de esta exposición contribuye a que se emplee este estilo con gran profusión. En el primer tercio del siglo XX el neoplateresco se afianza como el estilo castellano por excelencia; no resulta extraño que por la proximidad de Salamanca se realice la estación de Zamora en este estilo historicista. El parón durante la Guerra Civil y la lentitud de las obras marcan su carácter tardío.

La fachada de 88 metros de larga está compuesta por un cuerpo central y dos laterales. El cuerpo central se remata en su parte alta por un pequeño frontón triangular con pináculos, que aloja el reloj y está flanqueado por los escudos de España y de la Ciudad de Zamora, y en la parte central, bajo el reloj, domina el escudo de Obras Públicas. Tras la gestión de esta infraestructuras está la IV Jefatura de Estudios y Construcción de Ferrocarriles, organismo dependiente de la Dirección General de Ferrocarriles, Tranvías y Transportes por Carretera del Ministerio de Obras Públicas. La fachada posee además una singular ornamentación, de la que se destacan los medallones tallados en cada uno de los tímpanos de las arcadas. Es sin duda una de las estaciones más bonitas de España. La fachada (con un curioso detalle de una caricatura de los Reyes Católicos) es toda una joya de arquitectura de inspiración renacentista, cuyas arcadas y antepechos calados recuerdan al estilo gótico tardío.

Los cuerpos laterales de la fachada se desarrollan en dos plantas, la principal formada por seis arcos de medio punto y la primera por idéntico número de ventanas. El cuerpo central se alza sobre tres arcos formando un pórtico que en la planta primera conforma una terraza, marcando la entrada al edificio. En la planta principal la fachada se retrasa, articulándose a partir de siete ventanas de medio punto coronadas por un piñón que aloja los citados escudos de España, Zamora y el de Obras Públicas, sobre los cuales se aloja un reloj rematado por un tímpano. Una sencilla balaustrada interrumpida por pináculos recorre el coronamiento de todo el conjunto. Proyectado conjuntamente por el ingeniero Antonio Salazar Martínez (estructura y distribución interior) y el arquitecto Enrique Crespo Álvarez (proyecta únicamente las fachadas), se concibe como un gran edificio para dar cabida a la actividad propia de un intenso tráfico ferroviario, que se organiza a partir de un gran vestíbulo, oficinas, salas de espera, enfermería, consigna, comedor y cantina en la planta baja, y un hotel en la principal. Marcelino Enríquez Parrondo sustituye al primero para rematar los trabajos.

La fachada del edificio de viajeros y su prolongación hacia el Oeste se abre urbanísticamente a la ciudad en una gran explanada acotada por una cerca de fábrica y rejería de notable calidad y composición. Por su parte, el edificio de viajeros se muestra hacia los andenes en una fachada sobria, mientras que la marquesina de hormigón se coloca posteriormente. El edificio de viajeros está catalogado como Bien de Interés Cultural. «Si este conjunto de edificios se alza como un hito en el proceso histórico de la configuración arquitectónica y urbana de la ciudad, esta razón es más que suficiente para su necesaria inclusión íntegra en el catálogo de elementos protegidos del PGOU Más aún, se hace urgente poner en valor estas arquitecturas ferroviarias de la única forma realmente efectiva: cuando estos edificios adquieren una utilidad a disposición del conjunto de la sociedad«, concluyen afael Ángel García Lozano y José Manuel Rodríguez Vidal.

Aunque el proyecto prevé una marquesina de 32 metros de luz, finalmente se desecha debido al elevado coste del metal. El edificio pasa por cuatro etapas de construcción. En un principio se adjudica a la Sociedad Ibérica de Construcciones, que se veo obligada a paralizar las obras debido al estallido de la Guerra Civil. Posteriormente, se continúan los trabajos a cargo de la Empresa Vías y Construcciones, que ejecuta en aquel momento el tramo de Zamora a Puebla de Sanabria. En la construcción trabaja también la firma de Rodolfo Lamas, para seguidamente hacerse cargo de su conclusión la Empresa Emilio Suárez, S.A. de Orense, cuyo arquitecto contratista de obras es Antonio Alés. Inmediatamente a la entrega, entran todas las instalaciones en funcionamiento, por lo que en momento alguno se celebra un acto de inauguración oficial de la estación, tal como sucede con el primitivo edificio.

Aunque con el paso de los años los servicios ferroviarios disminuyen paulatinamente, en una segunda etapa que coincide con la inauguración de la esperada línea a Galicia, se dota a Zamora con modernas e importantes instalaciones. Construida en un enclave ferroviario tan importante, necesita amplias y completas instalaciones, como haces de vías de longitud suficiente, talleres y otros servicios. La línea de la Ruta de la Plata genera un tráfico importante de viajeros y mercancías y la conclusión de la línea de Orense hace prever un incremento notable del tráfico ferroviario. Durante muchos años la empresa Saltos del Duero (Iberduero después y ahora Iberdrola) tiene un apartadero propio a continuación del embarcadero de ganado de la playa de vías. Antes de construirse la estación, Saltos del Duero ya dispone de un apartadero con su muelle, aproximadamente en la última ubicación del silo de cementos. Desde este muelle se distribuye principalmente el cemento y materiales para la construcción de los saltos hidroeléctricos.

Desde sus inicios, la estación sufre profundos cambios en cuanto a su distribución, instalaciones y dotaciones, En 2012, dan comienzo las obras de remodelación para su adaptación ante la futura llegada de la línea de Alta Velocidad. Las obras suponen el desmantelamiento de vías e instalaciones; dejan para el servicio ferroviario únicamente una vía provisional de paso con otra de estacionamiento. El tráfico de largo recorrido se centra principalmente en las conexiones con Madrid, Galicia y el Levante (solo los viernes en sentido descendente y domingo en sentido ascendente) exclusivamente con trenes Alvia. Los trenes de Media Distancia que alcanzan Puebla de Sanabria y Valladolid vía Medina del Campo, son los únicos con parada en la estación, con una frecuencia diaria. No existe ninguna conexión directa con el resto de capitales de Castilla y León (salvo Segovia, para la cual deben usarse trenes Alvia).

(Fuentes. Rafael Ángel García Lozano y José Manuel Rodríguez Vidal, en «Proyecto de Patrimonio Industrial. El patrimonio ferroviario en Zamora». Asociación Ferroviaria Zamorana. Natividad González Gómez, en «Línea de ferrocarril Zamora-La Coruña. Las estaciones del tramo Zamorra-Puebla de Sanabria. Recuperación de un patrimonio común». Dirección de Patrimonio y Urbanismo, Dirección Ejecutiva de Estaciones de Viajeros y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles).

Estaciones singulares: Puebla de Sanabria

Las estaciones de la línea Zamora-Coruña constituyen un auténtico catálogo de la arquitectura industrial de mitad del siglo XX. No solo destacan las grandes edificaciones de las ciudades, sino que también llaman la atención las pequeñas construcciones de pueblos y villas. El proyecto de la mayor parte de ellas se debe al ingeniero José Luis Tovar Bisbal que para su cimentación se inspira en la arquitectura de las comarcas donde se asientan, de tal forma que, dentro de su propia personalidad, cada una se integra perfectamente en el paisaje que la rodea. Destaca igualmente el uso exclusivo de materiales autóctonos y la calidad del trabajo de cantería.

La idea de unir Madrid con Vigo por el camino más corto posible, es decir, desde Medina del Campo, se presenta con fuerza en la segunda mitad del siglo XIX, para lo que se crea (1862) la Compañía de los Ferrocarriles de Medina del Campo a Zamora y Vigo (MZOV). Dos años después se redacta un proyecto para poder llevar a cabo la construcción de la línea, pero se descarta casi de inmediato ante las enormes dificultades para llevarla a buen puerto, que superan a las encontradas en el tramo de Pajares del ferrocarril asturiano. Se retoma el proyecto en 1912, pero el concurso para las obras queda desierto. El 7 de febrero de 1926, bajo la dictadura de Primo de Rivera, el Estado decide asumir su construcción. Para llevar a cabo los trabajos se dividen las obras en cuatro tramos: Zamora-Puebla de Sanabria, Puebla de Sanabria-Orense, Orense-Santiago de Compostela y Santiago- La Coruña. Con la llegada de la Segunda República y la posterior Guerra Civil se suspenden los trabajos. El proyecto inicial tiene un plazo máximo de 5 años, pero se concluye casi 5 lustros después. En la construcción intervienen varios ingenieros: Eugenio de la Sal Crespo, José Luis Tovar Bisbal, Darío Somoza Fuxá y Marcelino Enríquez Parrondo. El trayecto Zamora a Puebla de Sanabria se termina el 24 de septiembre de 1953, con 106,9 kilómetros de vía, aunque se entrega a Renfe unos meses antes (8 de abril). La compañía confía en sus máquinas diesel para realizar los trayectos, pero la falta de material le obliga a recurrir a las vetustas locomotoras de tracción vapor, aunque fuelizadas.

El régimen de Franco presenta el final de la obra por todo lo alto, ya que se pone fin a un ansiado proyecto, que se culmina en un momento delicado para las autoridades españoles, en plena autarquía y aislamiento desde el final de la Guerra Civil. España acaba de firmar los acuerdos ejecutivos con Estados Unidos por los que se instalan en territorio español cuatro bases militares estadounidenses a cambio de ayuda económica y militar. Para el régimen franquista suponen, junto con el concordato con la Iglesia católica firmado un mes antes, la integración definitiva en el bloque occidental tras la exclusión por su vinculación con las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial.

El jefe del Estado inaugura el tramo desde Zamora a Puebla de Sanabria, donde le preparan un gran recibimiento autoridades y vecinos de la comarca. En el andén esperan, además de los dirigentes locales; el capitán general de la Séptima Región; el arzobispo de Astorga revestido de pontifical; el obispo de Zamora; el director general de Renfe, José María García Lomas; el ingeniero Antonio Salazar, que termina el viaducto del Esla; el ministro de Obras Públicas; el conde de Vallellano; el director de Correos y Telecomunicaciones; y otros ingenieros y autoridades. Franco pasa revista a una centuria del Frente de Juventudes mientras la banda de música de La Bañeza interpreta el himno nacional, tal y como relata al día siguiente el diario ABC. Después el obispo de Astorga, acompañado por el párroco de Puebla de Sanabria, bendice en un breve acto el edificio de viajeros y la línea férrea. Un grupo de chicas vestidas con trajes regionales interpreta canciones de la tierra. A continuación, suben al tren inaugural, que conduce Juan del Arco, jefe del servicio de Alta Inspección de Renfe, y que está integrado por un coche salón y cinco vehículos más.

La llegada a Puebla es especialmente sinuosa en la medida en que desde Linarejos-Pedroso es necesario superar los 15 arcos del viaducto del río Truchas de 290,10 metros de longitud y los túneles de Robledo (268,50 metros de longitud), Ungilde (247 metros de longitud) y Puebla (208,10 metros de longitud). Situada en el punto kilométrico 106,871 de la línea a Zamora, y a una cota de altitud de 951,863 metros sobre el nivel del mar, la estación de Puebla de Sanabria (código 31200). es final de Bloqueo por Liberación Automática en Vía Única (BLAU), es el sistema de bloqueo entre Medina del Campo y Zamora, y Zamora y Puebla de Sanabria, y principio Bloqueo Automático en Vía Única (BAU), el sistema implantado hasta Orense. El enclavamiento original es de tipo eléctrico-manual de petición y concesión de vía, de la marca Ericsson. Este enclavamiento se monta de forma experimental y da un servicio excelente hasta su retirada. La estación cuenta con cinco vías de estacionamiento, la de paso directo y cuatro de apartadero del lado Zamora: comunican dos de ellas con el puente giratorio, y otras tres de apartadero del lado Orense, una de ellas con acceso también al puente. La playa de vías, que está dispuesta en curva progresiva del lado Orense, tiene entre la aguja 1 y la aguja 2 una longitud total de 867 metros.

Sin duda la estación de Puebla (junto con las de Abejera Pedroso y Robledo), es la más espectacular de la línea, si exceptuamos la de la capital zamorana, que trataremos en otro capítulo de esta serie . Construidas en mampostería de sillarejo de grandes dimensiones sin desbastar, ofrecen al exterior un aspecto tosco que pronuncia su rusticidad. Aunque no es demasiado grande, dentro de su sencillez representa una de las estaciones de ferrocarril más bellas y singulares de España. Está sólidamente construida al igual que la mayor parte de los edificios de viajeros de la línea, en piedra sillar y rematada en pronunciadas cubiertas de pizarra. Su aspecto elegante y señorial complementa a este precioso inmueble, construido según el estilo popular de la zona sanabresa. Dispone de dos andenes de viajeros, un edificio accesorio para los servicios públicos, un muelle cubierto y otro descubierto con báscula, grúa dinámica y gálibo del lado Orense, y un muelle de ganado con grúa dinámica del lado Zamora. Conserva el depósito de agua, que está ubicado frente a la estación, y todas sus aguadas.

El edificio de viajeros está inspirado en la estación de Cercedilla-Puerto de Navacerrada, puesta en funcionamiento en 1888. Se compone de un sencillo hall de entrada, sala de espera, espacio para venta de billetes y baños públicos. Desde su construcción cuenta con agua caliente, suministro eléctrico y calefacción a carbón. Solo tiene dos pisos, con una cubierta amansardada que adquiere total protagonismo. Las chimeneas se sitúan en las paredes exteriores de las fachadas laterales, que marcan su perfil en la planta y que cuenta con un programa variado de vanos: rectangulares, arcos de medio punto, arcos rampantes-cuyo salmer descansa sobre un pilar monolítico, ventanales poligonales, pilares ciclópeos que sostienen dinteles de gran envergadura, parteluces que dividen los vanos en caprichosas composiciones. Rematan algunos vanos en unos toscos pináculos, alejados de aquellos tan frágiles que coronan las cresterías de la capital zamorana. «Sin duda tenemos en esta zona noroccidental de la provincia una arquitectura peculiar, no solo en lo que se refiere a la arquitectura rural. Poseemos una arquitectura industrial que está en peligro, olvidada, que solo sirve de cantera para algunos desaprensivos y que el paso del tiempo se está encargando de convertir en ruina irrecuperable», advierte la profesora salmantina Natividad González, que recuerda el estado de abandono de algunos de los edificios de viajeros de esta línea.

El ingeniero José Luis Tovar Bisbal, que realiza los proyectos de todas las estaciones de la línea zamorana, es el autor del viaducto del Miño en Orense, que también se ocupa de la construcción de la estación de tren Orense-Empalme. El viaducto tiene una longitud de 415 metros y cuenta con tres inmensos arcos parabólicos de 46 metros de altura que le transmiten cierta ligereza. Aunque los primeros diseños son de un puente metálico, la obra final se construye íntegramente en hormigón, una de las primeras construcciones de esta envergadura que emplean este material. Este ingeniero de Caminos es responsable de una larga lista de obras ferroviarias.

Por su ubicación tan próxima al espectacular entorno del Parque Natural y otros muchos encantos naturales y rurales, figura en la Guía de Estaciones Verdes de Adif, que tiene como objetivo potenciar aquellas estaciones vinculadas geográficamente con espacios naturales protegidos y fomentar que se constituyan en ejemplos de sostenibilidad ambiental y centros de comunicación de las actividades en esta materia. La llegada de la Alta Velocidad a esta comarca, deja de lado a Puebla. La nueva estación se sitúa en el término municipal de Palacios de Sanabria, en la pequeña localidad de Otero de Sanabria. Su ubicación se ha elegido para dar servicio no solo a toda la comarca sanabresa y su importante Parque Natural sino también al norte de Portugal (Bragança y Trás-Os-Montes). Se ubica en el punto kilométrico 334,000 de la línea de Alta Velocidad Madrid-Galicia.

«Puebla de Sanabria es un foco de atracción turística ya no solo en verano, favorecido por la presencia de su famoso lago y de los campeonatos de regatas que se celebran en él. Durante la mayor parte del año en Sanabria se desarrollan numerosas actividades que potencian sus recursos naturales e históricos.¿ Por qué no hacerlo por medio del tren?», se pregunta la profesora salmantina. «Por todos son conocidos los ejemplos puntuales de recuperación de líneas abandonadas con los programas de Vías Verdes, la transformación de antiguas estaciones en museos del ferrocarril, centros de interpretación de la naturaleza, albergues, bibliotecas, etc. Son resultado de una creciente inquietud en todos nosotros. Son soluciones que se han tomado ante una nueva demanda: la de satisfacer nuestros momentos de ocio alejándonos del tradicional turismo de sol y playa», sostiene González. Aunque hay muchos detractores de las vías verdes en el mundo ferroviario, otros creen que es una forma de conservar el legado patrimonial.

(Fuentes Natividad González Gómez, en «Línea de ferrocarril Zamora-La Coruña. Las estaciones del tramo Zamora-Puebla de sanabria. Recuperación de un patrimonio común». Gonzalo Garcival, en «Estaciones de ferrocarril españolas». Asociación Ferroviaria Zamorana)

75 años del viaducto Martín Gil

La Asociación Ferroviaria Zamorana ha organizado una exposición monográfica con motivo del 75 aniversario de la entrada en funcionamiento del Viaducto de Martín Gil, que cruza el embalse que forma el Esla por la presa de Ricobayo, para la conexión ferroviaria entre Zamora y La Coruña, y que durante décadas tuvo el arco de hormigón armado mayor del mundo. La muestra, que se inaugura el 1 de octubre, se podrá ver en el antiguo palacio de la Diputación de Zamora, del 2 de octubre al 16 de noviembre.

Con 470 metros de longitud y 60 metros de altura sobre el nivel máximo del embalse del río Esla, dispone de un amplio arco con 210 metros de luz, sigue siendo hoy ejemplo internacional de innovación de la ingeniería civil española, a pesar de los años transcurridos desde su construcción. La obra refleja ligereza y sencillez a la vez de solidez y robustez. En su construcción participaron dos importantes ingenieros de la época: Francisco Martín Gil, en la redacción original del proyecto (falleció en 1933, antes de finalizar las obras) y Eduardo Torroja Miret, en la fase de ejecución.

Durante los trabajos fue necesario realizar modificaciones al proyecto, así como adaptarse a las averías del embalse, a los destrozos por los vientos invernales y a las implicaciones de la Guerra Civil. Sin embargo, todas estas dificultades sólo hacían incrementar el ingenio de los profesionales que participaron en la ejecución, como ejemplo, la modificación del sistema de montaje basándose en auto-cimbra metálica.

El viaducto, inaugurado el 17 de abril de 1943, salva las aguas del embalse de Ricobayo, a unos 15 kilómetros de la capital zamorana en plena Tierra del Pan. Los primeros estudios de su construcción surgen como necesidad de superar el pantano, una vez que éste se construyó en la década de los 20 del pasado siglo. El proyecto definitivo es de 1932. Se calcula que el coste final de la obra alcanzó la cifra de 11.495.200 pesetas de la época (equivalentes hoy aproximadamente a 2,7 millones de euros).

Este excepcional viaducto fue puesto a prueba de forma extrema por las condiciones climatológicas durante la construcción del gran arco central. La noche del 15 al 16 de febrero de 1941 un fuerte huracán con rachas de viento de hasta 180 kilómetros por hora arrasó las instalaciones empleadas para su construcción, sin producir desperfecto alguno en la estructura de la obra construida.

La prueba de carga a la que son sometidas este tipo de infraestructuras, no pudo ser realizada por un tren tal como se había previsto para la finalización de la obra, pues el tendido ferroviario no había llegado todavía a este punto. Dicha prueba se llevó a cabo colocando una masa de 450 toneladas de balasto a la altura de la clave del arco central.

También alcanzó notoridad por un suceso luctuoso. En la tarde del 19 de octubre de 1964, parte de un tren de mercancías que circulaba con dirección Zamora, se precipitó al embalse al principio del arco principal del viaducto. Siete vagones de una composición de 21 unidades fueron arrastrados hacia el embalse a causa de una explosión ocurrida en uno de ellos. Los vagones, del tipo J300.000, fueron construidos para la antigua Compañía M.Z.A.
Después de 11 años, fueron recuperados 5 de los vagones en cuanto las condiciones de nivel de agua embalsada lo permitieron. Dos vagones descansan todavía junto al salmer de arranque del arco principal del lado Zamora, aguas abajo del viaducto.

Se han contado diferentes versiones acerca de este suceso, algunas de ellas totalmente inverosímiles, pero que alguna gente de la época recuerda. La más conocida, y lo que en su momento publicó la prensa, es que en este tren había un vagón en el que se transportaban 142 kilos de material pirotécnico. En todo caso, la estructura del viaducto no sufrió desperfecto alguno; tan solo un tramo de barandilla, construida en cemento armado, fue destruida. Hubo sin embargo una víctima mortal, que fue el mozo de tren; resultaron heridos otro mozo, un agente del servicio eléctrico, el fogonero y el jefe de tren.

Zamora reclama un tren a primera y última hora con Madrid

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El comité de empresa de ADIF y la Asociación Ferroviaria Zamorana proponen «la puesta en marcha de un nuevo servicio, para que haya un tren que pueda llegar a Madrid antes de las 08.30 horas, y que de regreso llegue a Zamora sobre las 22.00 horas. Para ello, sería necesario que dicho tren tuviese su origen en Zamora«. Actualmente el primer servicio de la mañana hacia Madrid, tiene su origen en Santiago de Compostela, (salida a las 05.15 de la mañana) el paso por Zamora a las 08.50 y llega a Madrid a las 10:.3 horas.

«Zamora es la única provincia de Castilla y León con una línea de alta velocidad, que no cuenta con un servicio para llegar a Madrid a primera hora de la mañana. Capitales de provincia como Valladolid, Palencia, León y Segovia, lo tienen, además de Salamanca, que cuenta con vía electrificada que enlaza con alta velocidad», aseguran los proponentes.

Ambas entidades muestran su preocupación por el hecho de que la vía convencional pueda desaparecer a medio plazo. La mayor parte de los trenes pasarán, como ya ocurre en el tramo Medina-Zamora, por la vía del AVE, mientras que la antigua sólo es utilizada por el tren regional Puebla-Valladolid y un mercancías que la utiliza un par de días por semana. Por eso quieren revitalizar la Plataforma en Defensa del Ferrocarril, que puede hacer una buena labor para evitar que la vía convencional muera de inanición.

La vía convencional sigue siendo necesaria para Zamora, ya que facilita considerablemente la comunicación entre varias localidades, así como el tráfico de mercancías. «Se hace imprescindible aprovechar y poner en valor una línea en la que se han hecho grandes inversiones para estar en buenas condiciones de explotación, así como mantener y potenciar puestos de trabajo«, dicen ambas plataformas.

Para «garantizar la supervivencia del ferrocarril convencional en Zamora» es necesario «recuperar servicios y potenciar nuevos tráficos». Uno de ellos, el Trenhotel. «Con la modificación de los servicios de viajeros a finales del año 2015, el Trenhotel Madrid-Galicia ha sido desviado por vía León, afectando a usuarios y trabajadores del ferrocarril en nuestra provincia. La reversión del TrenHotel para que circule nuevamente por Zamora, es imprescindible para mejorar un servicio que ya se ha demostrado que ha empeorado manifiestamente. Mientras la futura línea de alta velocidad no se concluya hasta Orense, sigue siendo la única opción de los gallegos para llegar a Madrid a primera hora de la mañana, con un tiempo de viaje razonable. El primer tren que sale de Galicia (desde Santiago, a las 5.15 de la mañana) no llega a Madrid hasta las 10.23, por lo que la supresión del servicio de este tren nocturno por Zamora ha perjudicado esa comunicación».

El AVE a Zamora es «cuestión de días»

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La puesta en servicio de la conexión ferroviaria de Alta Velocidad a Zamora es «cuestión de días», dado que la línea podrá comenzarse a explotar en cuanto concluya el actual proceso de formación de los maquinistas. «La construcción de la línea AVE a Zamora está concluida y actualmente se están formando los maquinistas, con lo que su puesta en servicio es cuestión de días«, explica la ministra de Fomento, Ana Pastor. Se trata de la primera conexión AVE que se comenzaría a explotar de entre las que actualmente se ultiman, las correspondientes a las conexiones a Burgos, Castellón, Murcia y Granada.

El AVE a Zamora, en el que Adif comenzó a realizar pruebas con trenes a mediados del pasado mes de octubre, constituye un tramo de línea de 106,9 kilómetros de longitud entre Olmedo (Valladolid) y la capital zamorana, integrado en la conexión por Alta Velocidad a Galicia. Se trata de un nuevo trazado en vía doble, que discurre en su mayor parte separado de la línea convencional y cuenta con 26 viaductos. Su puesta en servicio permitirá además seguir acortando los tiempos de viaje a Galicia mientras continúan las obras para conectar por AVE con esta Comunidad

La titular de Fomento afirmaó que en el caso del enlace granadino se podrá poner en servicio «en los próximos meses», toda vez que su fase de construcción tuvo que salvar un problema medioambiental que, según detalló, llevó a paralizar la obra durante los «cinco meses» que supuso la obtención de una declaración ambiental por parte de la Junta de Andalucía.

Fomento ha recalcado en distintas ocasiones su disposición a poner en servicio las infraestructuras, de AVE o de otro tipo, que se vayan terminando, aunque no se puedan realizar actos de inauguración por coincidir con la campaña electoral para las próximas elecciones generales.

La ministra recuerda que su departamento ha puesto en marcha durante esta legislatura alrededor de 500 nuevos kilómetros de Alta Velocidad ferroviaria, lo que ha permitido que el AVE llegara a Girona, la frontera francesa, Alicante, Palencia y León, y que se pusiera en servicio el Eje Atlántico.

Pastor garantiza la «rentabilidad» que presenta el AVE, una «infraestructura que se construye para más de cien años y que cuenta con un retorno social impresionante«, subraya para posteriormente poner el ejemplo de Córdoba, «una ciudad que desde que se conectó con la red AVE ha duplicado el número de plazas de hotel».

(Imagen cortesía Grupo Tren Zamora)

La línea ferroviaria de Alta Velocidad a Zamora comenzará a funcionar en pruebas esta semana

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La conexión AVE a Zamora es una de las que el Gobierno tiene previsto poner en servicio este año, junto con las de Burgos, Murcia, Granada y Castellón, además de los enlaces a Palencia y León, y el Eje Atlántico, ambos ya en funcionamiento. De hecho, Fomento comenzará a realizar pruebas con tren en el AVE a Zamora apenas quince días después de poner en funcionamiento el AVE a Palencia y León.

El AVE a Zamora constituye un tramo de 106,9 kilómetros de longitud entre Olmedo (Valladolid) y la capital zamorana, integrado en la conexión por Alta Velocidad a Galicia. Se trata de un nuevo trazado en vía doble, que discurre en su mayor parte separado de la línea convencional, a través de un terreno llano que, aunque no ha exigido grandes retos de ingeniería, cuenta con 26 viaductos.

El Ministerio que dirige Ana Pastor prevé ir poniendo en servicio las infraestructuras, tanto las del AVE como de las otros modos de transporte, que se vayan terminando, aunque no se puedan realizar actos de inauguración por coincidir con la campaña electoral para las próximas elecciones generales.

Una vez que comiencen las pruebas serán los técnicos los que determinen su duración y el momento en que la infraestructura está lista para comenzar a operar, tal como ocurre en todas las líneas. En paralelo, se está llevando a cabo la correspondiente formación de los maquinistas de los trenes con que se explotará la conexión.

La próxima puesta en servicio del AVE a Zamora recortará en media hora el tiempo de viaje en tren entre la capital y la ciudad castellanoleonesa, hasta situarlo en una hora y 25 minutos. Además, permitirá seguir recortando el tiempo de trayecto hasta Galicia mientras que las obras de conexión de esta Comunidad siguen avanzando.

Zamora será la quinta capital castellanoleonesa a la que llegará el AVE. Con la puesta en servicio de este nuevo enlace, la red de Alta Velocidad española ya conectará de forma directa a más de treinta ciudades y superará los 3.000 kilómetros de longitud, consolidándose como la segunda más larga del mundo después de la de China. De ellos, unos 630 kilómetros se han estrenado esta Legislatura.

(Imagen Grupo Tren Zamora)

El tren ‘Prestige’ conmemorará la llegada del ferrocarril a Zamora hace ahora 150 años

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El ‘Prestige’ del primer cuarto del siglo XX protagonizará el 150 aniversario de la llegada del ferrocarril a Zamora. Este tren especial recordará el viaje inaugural en una ceremonia que tendrá lugar el próximo día 31 de mayo entre la estación de Medina del Campo y la capital. El convoy partirá de Media del Campo a las 10.30 horas y llegara alrededor a mediodía a la estación de Zamora donde le espera la banda de música. Se descubrirá después una placa conmemorativa.

El ‘Prestige’ permanecerá en la Zamora hasta primera hora de la tarde. Después partirá hasta la estación de Carbajales, cruzando el viaducto ‘Martin Gil’ sobre el embalse de Ricobayo, una importante obra de la ingeniería civil que durante muchos años fue el puente de hormigón con arco de medio punto más grande de Europa.

El tren llegó por primera vez a la estación de Zamora el 28 de mayo de 1864, solamente 16 años después de la implantación del ferrocarril en España, como recordó el vicepresidente de la Diputación y también ferroviario, Aurelio Tomás, lo que supuso un gran avance en el desarrollo de la ciudad. El secretario de la Asociación Ferroviaria recordó que el tren alcanzó en aquel viaje una velocidad media de 28 kilómetros por hora, lo que en aquella época supuso un avance importante, cuando todo el transporte se efectuaba en carruajes, por caminos de tierra y, como mucho, a 6 o 7 kilómetros por hora. Francisco Sánchez señaló la importancia que ello supuso para el transporte de mercancías y su influencia en el desarrollo de la industria harinera y la comercilización de los productos agropecuarios.

La línea no tuvo continuidad hacia Orense hasta casi noventa años después, cuando se concluyo la ejecución del proyecto del ingeniero Federico Cantero Villamin, del que precisamente el pasado año se conmemoró el centenario, como recordó Aurelio Tomás.

El ‘Prestige’ está compuesto por cinco lujosos coches-restaurante fabricados entre 1926-1930 en distintos talleres de nacionalidad inglesa, francesa y española. Dejaron de circular de modo regular en los años ochenta, cuando fueron comprados a la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL) por Renfe, que en 1999 los cedió al Museo del Ferrocarril de Madrid. Fueron modernizados en el año 1991 por CIWL en su taller de Irún respetando la estética de los años 20 del pasado siglo Los cinco coches pertenecen a la subserie segunda R12, cuya numeración va de R12-12951 a R12-12955. De estos vehículos, destacan el R12-12952 y el R12-12954, que formaron parte de la composición ‘Flèche d’or’, un expreso de lujo que cubría el trayecto París-Calais y continuaba hasta Londres, una vez cruzado el Canal de La Mancha. Pertenece a una familia de coches-restaurantes históricos preservados por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE), y de cuya gestión se encarga el Museo del Ferrocarril de Madrid-Delicias, que los bautizó como ‘coches Prestige’ para comercializar con un nombre de impacto la posible utilización de la composición como tren chárter.

Zamora vive ahora pendiente de la llegada de la alta velocidad a la ciudad. En abril 2015 se espera que esté concluido el tramo que conecta Olmedo (Valladolid) con Zamora, previsto para abril del 2015. Un acontecimiento que despierta grandes expectativas.