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Renfe descarta cámaras en cabina del tren

La dirección de Renfe da marcha atrás y descarta colocar en las cabinas de sus trenes dispositivos de audio y vídeo, tal y como se había comprometido tras el accidente de Angrois, una de las medidas implementadas por el Ministerio de Fomento tras el siniestro del Alvia en Galicia, en el que murieron 80 personas y 144 resultaron heridas. Entre otras medidas de seguridad anunciadas por Fomento se encontraba la de incrementar el control de videovigilancia en los trenes. De hecho, en 2014 Renfe sacaba a concurso público la licitación, con la que se pretendía iniciar la colocación de cámaras en 240 trenes, desde AVE hasta Avant y Alvia, para lo que Fomento disponía de tres millones de euros. Incluso se llegó a experimentar el servicio en trenes que realizan el recorrido a Galicia, si bien la iniciativa «es para todo el territorio nacional». «No es una medida urgente porque, en realidad, es un control adicional al que ya llevan los trenes para controlar la seguridad», señalaban en ese momento responsables del ministerio.

La idea era ir dotando a todos los trenes de sistemas de grabación de audio y vídeo, con el objetivo de que pudieran tener un registrador jurídico que, en caso de accidente, sirviera para analizar con más datos las causas. Sin ir más lejos, en el Alvia accidentado en Santiago la conocida como caja negra fue clave para conocer que fue una conversación telefónica entre el maquinista y el interventor lo que desubicó al conductor poco antes de la curva de Angrois. La presencia de las cámaras, alegaban los expertos en seguridad, podría tener un efecto disuasorio para evitar ciertas conductas que podrían suponer un riesgo para la atención y conjurar algunos lapsus típicos del factor humano durante la conducción.

Los maquinistas, a través de los sindicatos, mostraron su rechazo frontal a la medida, especialmente cuando la operadora pública empezó a instalar las carcasas en algunos trenes y, en uno de ellos, la primera cámara en funcionamiento como experiencia piloto. El experimento pronto circuló por los teléfonos móviles de todos los maquinistas, indignados porque volvía a cargarse el peso de la sospecha sobre ellos. Los maquinistas aseguran que estas cámaras no aportan ninguna información adicional a la que ya recogen los sistemas de grabación actuales. Creen que se trata de una especie de «invasión de la intimidad» del maquinista, que puede sentirse «cohibido» en su trabajo diario. «Todo lo que habla el maquinista queda recogido en el audio, si habla por el móvil, si habla con una segunda o tercera persona físicamente; por ello creemos que añadir una cámara de vídeo es una supervisión excesiva«, apuntaban fuentes del sector de maquinistas de Galicia.

La indignación entre los conductores, muy reacios a que se grabe su actividad laboral, motivó que el Semaf (Sindicato Español de Maquinistas y Ayudantes Ferroviarios) distribuyera una nota informativa entre sus afiliados «ante la inquietud generada por la posible instalación de cámaras de grabación en las cabinas». Tras realizar una serie de consultas con la dirección de Renfe, transmitieron a los trabajadores la información que les proporcionó la operadora ferroviaria. Renfe les garantizó que solo había instalada una cámara en un solo vehículo del material móvil de la compañía pública, con el objeto de probar su eficacia como proyecto piloto, tal y como se había planteado en un principio, cuando surgió esta idea tras el accidente ferroviario de Santiago.

En una comunicación a la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), que recomendaba estudiar la viabilidad de esta medida a raíz de un accidente, la compañía explicó que Renfe Viajeros «decidió no instalar el sistema de grabación de vídeo ante una posible vulneración del derecho a la intimidad de las personas, según la Ley de Protección de Datos». Además, aportaban un dictamen de la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea, contraria a que el operador ferroviario de Polonia (NSA) instalara cámaras en las cabinas de sus trenes, «al considerar inapropiada la medida por suponer una barrera a la interoperabilidad». Es decir, Bruselas no quiere iniciativas unilaterales que supongan un freno a su plan para homogeneizar la circulación de trenes por todos los países de la Unión. En España, el sindicato de maquinistas (Semaf) mostró su rechazo a esta iniciativa, pero sí que estaría de acuerdo con la grabación en vídeo de todo lo que sucede en la infraestructura, de cara a la investigación de determinados accidentes.

A pesar de que Renfe había contratado parte de este equipamiento, solo se ha centrado en la instalación de los dispositivos para la grabación de audio, un proceso que sufrió un serio retraso al entrar en concurso de acreedores la empresa a la que se le había adjudicado el contrato.

Grafiteros pintan la cabina de un tren

Un grupo de grafiteros ha inutilizado un tren estacionado en Cervera (Lérida) pintando los cristales, incluidos los del frontal por donde ve el maquinista, lo que ha obligado a Renfe a sustituir el primer servicio que debía hacer este convoy por autobuses. El suceso se produjo en la madrugada del miércoles, cuando algunos grafiteros han accedido al tren y lo han embadurnado con aerosoles de pintura. El convoy tenía que salir a las 6.55 horas de la estación de Cervera para hacer su recorrido hasta Léida en la línea R-12.

Al no poder circular por la visibilidad reducida del maquinista, Renfe tuvo que sustituir este servicio por un autobús y un microbús. Un total de 62 pasajeros se vieron afectados por este incidente, que noafectó al resto de funcionamiento de la línea R-12, que une L’Hospitalet de Llobregat con Lérida pasando por Manresa.

Renfe recuerda que durante el primer semestre de este año ha tenido que destinar más de 4,5 millones de euros a limpiar de grafitis vandálicos los trenes de Rodalies, un 20% más que en el mismo periodo del año anterior. Concretamente, Renfe se ha gastado los 4,5 millones de euros en limpiar los más de 57.000 metros cuadrados de los cerca de 2.700 grafitis que algunos incívicos han hecho en los trenes.

Los hechos suceden pocos días después de unos actos vandálicos similares que provocaron daños en el metro de Barcelona. Un grupo de 34 grafiteros se enfrentó este domingo de madrugada con los viajeros del metro, que les afeaban que detuvieran la marcha del tren para pintar los coches. Tres personas fueron agredidas, entre ellas una mujer embarazada a quien rociaron con espray en la cara, según Transports Metropolitans de Barcelona (TMB).

Tras el incidente, los grafiteros huyeron en dos grupos distintos. Unos buscaron las salidas de la línea 5 y los otros las de la 4. Todos lograron escapar de los equipos de seguridad privada del Metro, salvo uno, que fue retenido hasta la llegada de una patrulla de los Mossos d’Esquadra. Tras identificar al joven, los policías también le dejaron marchar. Llevaba encima esprais para pintar y una cámara tipo GpPro para grabar la acción.

Transports Metropolitans de Barcelona asegura estar «harta de un fenómeno, el de los grafiteros, que ha ido a más en los últimos años». Un estudio presentado en el 2017 del Observatori del Civisme del Transport Ferroviari, del que forman parte Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), TRAM y Renfe, señalaba ya que el vandalismo grafitero se había convertido en el principal problema de seguridad con crecientes implicaciones sociales, medioambientales, laborales y económicas.

Según este informe, la red ferroviaria sufre diariamente una media de cuatro o cinco acciones vandálicas de este tipo que suponen un coste económico elevado. En total, 62,7 millones de euros entre el 2015 y el 2016. A este coste, concluía, se le debía sumar el impacto medioambiental de los esprais y de los productos químicos que deben usarse para limpiarlos.

Más trenes con amianto en Metro de Madrid

El consejero delegado de Metro de Madrid, Borja Carabante, asegura que se ha detectado nuevas piezas con amianto en la cabina del conductor, en los mismos trenes donde ya se había encontrado, en el modelo 2000 y también en algunos modelos 5000 segunda clase, pero «no tienen riesgo ni los conductores ni el personal de mantenimiento» porque no tienen exposición. Así lo ha aseverado Carabante en declaraciones a los periodistas en los pasillos de la Cámara regional, antes de comparecer en la Comisión de Transportes, Vivienda e Infraestructuras sobre el plan de Accesibilidad de Metro 2016-2020. «Hay presencia de amianto en la cabina, pero no hay exposición y no hay riesgo ni para los conductores ni el personal de mantenimiento», asevera.

Según explican fuentes sindicales y de la compañía, se trata de una placa aislante de protección de resistencias y una placa de aislamiento de la base soporte de conexión de resistencia, que se ubican en un armario dentro de la cabina del conductor. Carabante asegura que el hallazgo de esta nueva pieza con contenido de amianto, dentro del plan de actuación que han puesto en marcha en Metro de acuerdo con los sindicatos de analizar todas las piezas de los trenes, en concreto, en la cabina del conductor.

Esta pieza, según ha explicado, «no es accesible», ya que el hallazgo en las cabinas ha sido en un componente de aislamiento eléctrico en el cual, lo eléctrico de la cabina «no es accesible porque hay que abrir una puerta para tener acceso a esa chapa». No obstante, el consejero delegado del suburbano ha indicado que «se han paralizado todas las tareas de mantenimiento» en relación con la manipulación de esa pieza y han tomado mediciones «con una muestra significativa de estos trenes, «eliminando cualquier posibilidad de que haya fibras de amianto en el ambiente«. En total, se han realizado mediciones (12) en superficie y en ambiente y todas ellas han dado resultado negativo.

Fuentes de la compañía indican que se trata de un elemento «no friable», es decir, que no desprende partículas. Su manipulación, siguiendo el protocolo, se realizará por una empresa acreditada hasta su retirada. Desde Metro exponen que el plan de desamiantado recoge la retirada de este material en trenes antes de 2019. Además, los trenes en los que se ha detectado son los mismos donde ya se había encontrado el amianto, en el modelo 2000, de hace 30 y 35 años de antigüedad donde se usó el amianto «como elemento importante de construcción de las instalaciones».

Estos 33 trenes, ya estaban paralizados en el protocolo que pusieron en marcha con los sindicatos, al haber encontrado la presencia de este material «no porque sea peligroso, sino porque hay que hacer tareas de mantenimiento en los trenes y por un criterio de prudencia ante la presencia del mismo están paralizados esos trenes». Además, Carabante ha señalado que ya el martes se va a proceder al desamiantado de los seis primeros trenes como está previsto en el plan. En concreto, se sustituirá el elemento conocido como ‘apagachispas’. La primera fase de ese plan de desamiantado está dotado con 140 millones de euros para eliminar el amianto del material móvil y también de las instalaciones estaciones.

Los sindicatos presentes en la comisión de seguimiento -UGT, Sindicato de Técnicos de Metro Madrid, Solidaridad Obrera y Sindicato Libre- apuntan que la compañía está realizando una auditoría exhaustiva de su material pues en algunos casos el material no está descrito de forma adecuada en la ficha técnica. A su vez, han reclamado a la compañía que proceda al reconocimiento «inmediato» de la enfermedad profesional a varios trabajadores afectados por asbestosis (los sindicatos aluden a otros dos más aparte del ya confirmado) y un Plan de Emergencia Urgente para la retirada del material con amianto en caso de que se detecte en «zonas de riesgo». En este punto, exigen que la compañía no recurra el dictamen de la Seguridad Social en caso de validar ese reconocimiento de enferemdad profesional.

También plantean una modificación del plan de retirada de amianto en las estaciones y se dé prioridad a aquellas que tienen, a su juicio, mayor riesgo por estar presente este material en bóvedas. Fuentes sindicales exponen que hay estaciones en las que el amianto en bóveda se aprecia de forma más visible y que son estos elementos los que se deben retirar primero. El portavoz de UGT en el suburbano, Teo Piñuela advierte que la prioridad es la «seguridad de los trabajadores» y que se deben aplicar cuanto antes este plan de desamiantado para evitar cualquier riesgo a la plantilla.

El consejero delegado de metro recuerda que la retirada de amianto tiene que realizarla «una empresa especializadas» y «eso conlleva un plazo amplio«, pero ha aseverado que van a garantizar igualmente «las condiciones de seguridad». La Fiscalía Provincial de Madrid abrió diligencias de investigación penal a raíz del acta remitida por la Inspección de Trabajo de Madrid en la que detallaba que Metro de Madrid no había adoptado las medidas suficientes para evitar la exposición de sus trabajadores de mantenimiento a la presencia de amianto en alguno de los materiales de los trenes. A este respecto, Carabante ha asegurado que la «próxima semana» podrán remitir toda la documentación a la Fiscalía.