La Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned) imparte este año en Villablino, entre el 22 y el 24 de julio, un curso de verano en torno al ferrocarril Ponferrada-Villablino que revisará cien años de historia (1919- 2019) y su puesta en valor como recurso para el desarrollo local. Los objetivos de este curso pretenden abordar el conocimiento y análisis de la llegada del ferrocarril a la zona, el patrimonio minero e industrial dejado por la actividad extractiva durante un siglo, con especial atención a la línea férrea Ponferrada-Villablino y su utilización como recurso turístico sostenible. De forma paralela, la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Villablino, con la colaboración de la Cátedra de Turismo Sostenible y Desarrollo Local, ha organizado una serie de actos en consonancia con la temática del curso.
Este martes 23 de abril se inaugurará a las 11.30 horas en la sala de exposiciones de la Casa de Cultura la muestra ‘El ferrocarril de Ponferrada a Villablino, un viaje fotográfico de David Zamorano’. Una selección fotográfica del artista berciano que reivindica el alto valor patrimonial, cultural, histórico y natural de esta vía centenaria. Posteriormente, a las 12.00 horas y también en la Casa de Cultura, la compañía Dinamia Teatro escenificará la obra ‘El abuelo del Ponfeblino’ -para niños y adultos-. Para finalizar el programa de actos, a las 12.45 horas tendrá lugar un memorial con vivencias y recuerdos de ferroviarios del Ponferrada-Villablino.
Precisamente el 23 de julio se cumplen cien años de la llegada del ferrocarril a Villablino. La localidad se había engalanado para recibir al primer tren carbonero que estrenaba la nueva línea de ferrocarril desde Ponferrada. Poco más de diez meses habían bastado para concluir una de las mayores obras de ingeniería del Bierzo; 65,50 kilómetros de vías que seguían el curso del río Sil y se adentraban en los valles de Laciana para trasladar el carbón hasta la térmica que levantaba la nueva empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada.
No fue fácil. El proyecto tuvo que luchar contra la pandemia de la gripe española, que provocó una auténtica desbandada entre los trabajadores del ferrocarril. De los 4.800 que habían comenzado las obras en el otoño de 1918, reclutados por toda España por Minero Siderúrgica de Ponferrada, apenas quedaron 1.200. Además tuvieron que trabajar en condiciones difíciles, con un invierno que azotó con dureza. Los obreros se resguardaban en tiendas de campaña y en construcciones improvisadas al pie de las vías. Y ante la falta de mano de obra, había mujeres que se ganaban unas pesetas mientras recogían y cargaban piedra para rellenar la vía. Tampoco era extraño ver a niños dedicados a auxiliar a los peones. La línea costó ocho millones de pesetas y fue necesario construir diez puentes sobre el Sil y seiscientos cincuenta metros de túneles; uno de ellos, de cuatrocientos metros.
Por eso fue un milagro que el trazado estuviera listo en diez meses, cuando el plazo de ejecución era en general de catorce. Un milagro que cambió el Bierzo y Laciana. Que convirtió a Ponferrada en una ciudad industrial y a Villablino, localidad donde las mantequerías y el ganado tenían su peso, en cabecera de una cuenca minera.
Desde su construcción en 1919 fue explotado por Minero Siderúrgica de Ponferrada, transportando carbones propios como de otras explotaciones mineras además de viajeros, mercancías varias en régimen de paquetería y correos. Este servicio dejó de prestarse el 10 de mayo de 1980. En la década de los 80 también se dejó de transportar carbón de otras empresas y de transbordar carbón a la red de Renfe. Desde octubre de 2012 se encuentra sin servicio y a cargo de la administración concursal de Coto Minero Cantábrico (CMC).