Las multinacional alemana Siemens ha conseguido que un tranvía recorra sin conductor un trazado urbano de 13 kilómetros en la ciudad de Potsdam, si bien en condiciones controladas y con un operario en la cabina por si algún imprevisto le obligaba a tomar los mandos. Su funcionamiento fue imposible de diferenciar del que hubiera tenido con un conductor humano, según comenta a elEconomista Walter Struck, director estratégico de Digitalización e Innovación de Siemens Mobility, durante la presentación de sus progresos ante la prensa europea en Viena. La empresa espera que su sistema sea económicamente viable en cualquier lugar en un plazo de cinco años.
Las primeras pruebas tuvieron lugar el año pasado en un tranvía modelo Combino. Siemens ha dotado al vehículo de un sistema de conducción autónomo con GPS, ordenadores y varios tipos de escáneres, cámaras, radares y sensores. Con un trazado original de 6 kilómetros, se ha ampliado a 13 kilómetros y ha aumentado la complejidad del recorrido. Por ejemplo, el tranvía interactúa con autobuses durante un tramo de 800 metros. La velocidad máxima que desarrolla sin conductor es de 40 kilómetros por hora.
Para conseguir que el tranvía circule solo, ante la imposibilidad de desplegar aún el referido 5G, la empresa se ha concentrado en incorporar sensores y cámaras en el tranvía, de modo que pueda detectar los elementos de su entorno, desde otros vehículos hasta un semáforo. Una unidad de inteligencia artificial analiza todos los datos y decide qué debe hacer el vehículo sobre raíles: detenerse, acelerar suavemente, frenar para aproximarse a una parada, etcétera.
Ahora Siemens encara que el tranvía de Potsdam se traslade solo hasta y desde las cocheras -espera conseguirlo el año que viene-, lo que permitirá reducir tiempos de espera y agilizará las revisiones y reparaciones;. El siguiente paso es la conducción autónoma durante determinadas secciones del recorrido, evitando las áreas más difíciles, y el hito final será el recorrido autónomo total.
La circulación autónoma de un vehículo es relativamente sencilla en circuitos cerrados, como sucede en un metro o en los ferrocarriles que recorren líneas aisladas, donde el riesgo de colisión es muy bajo. La cosa se complica cuando con ese vehículo debe interactuar otros elementos durante el recorrido, como otros vehículos, peatones, semáforos y señales viarias, etc.
En un futuro no demasiado lejano, gracias a la tecnología de comunicación 5G, se espera que los propios automóviles consigan circular sin conductor gracias a una potente red de sensores ubicada por doquier, que permitirá a los conductores leer el periódico mientras sus coches les trasladan de un punto a otro con total seguridad. Pero, de momento, a la espera de que ese futuro se materialice, Siemens se ha adentrado con éxito en el campo de los tranvías, a medio camino entre la rigidez de un metro y la libertad de las motocicletas.
A priori, las ventajas de la autonomía son grandes, puesto que una máquina, a diferencia de un conductor de carne y hueso, no se cansa, minimiza los errores, puede reaccionar más rápido ante un imprevisto y tiene un campo de percepción mucho más amplio, con independencia del ahorro de costes y del aumento de la disponibilidad. Sin embargo, la máquina carece de la intuición de un ser humano y los algoritmos de la inteligencia artificial tienen problemas para distinguir cuándo la presencia de un peatón puede representar un peligro de cuándo no hay riesgo en absoluto. Por eso Siemens está haciendo una aproximación «peldaño a peldaño» al tranvía autónomo.