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140 años de la estación de Delicias (y II)

Delicias alberga el museo ferroviario desde hace treinta y seis años, aunque en realidad en 1967 ya se abrió en España una galería dedicada al ferrocarril en el Palacio de Fernán Núñez de la capital de España, actual sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Distribuido en cuatro salas, albergaba maquetas, grabados y pequeños objetos relacionados con la historia y la explotación del ferrocarril. Allí permaneció hasta 1983, año en el que se trasladó a las viejas dependencias de la estación, que permitían, sobre todo, la exposición de trenes en la gran nave central.

Hubo, sin embargo, varios proyectos anteriores que por diversas circunstancias no llegaron a cuajar. Parece que en los años 30 las diversas compañías ferroviarias que existían en España ya comenzaron a recopilar locomotoras y objetos relacionados con el ferrocarril, aunque dicha labor se interrumpió bruscamente en 1936 con motivo de la Guerra Civil. La idea se retoma en 1948, al cumplirse cien años de la inauguración del primer ferrocarril peninsular, el de Barcelona a Mataró. En la exposición conmemorativa, se lograron reunir diversos objetos y locomotoras, y volvió a rondar la idea de crear un museo ferroviario. Pero el proyecto cuajó años después, en 1964, con motivo de la celebración del centenario de las líneas de Madrid a Zaragoza e Irún. Renfe dio los primeros pasos para llevar adelante la idea. Tres años después, se abrían las instalaciones citadas.

Sin embargo, el museo ha alcanzado su máxima apogeo en su actual ubicación de Delicias, ya que el edificio en sí, y su característica marquesina, es uno de los principales atractivos. En la nave central de la estación se pueden ver más de treinta vehículos de material rodante de gran valor histórico, entre locomotoras de vapor, diésel, eléctricas, automotores y coches de viajeros. En este paseo por la historia ferroviaria española puede contemplarse la locomotora de vapor ‘Tardienta’, construida en 1862 en Gran Bretaña por la firma Jornal Rones&Son, en la que se reconoce la influencia de la ‘Rocket’ de Stphenson, con su gran rueda motriz central y su elevada chimenea. También permanece en uno de los andenes la locomotora de vapor 242-F-2009 de la Maquinista Terrestre y Marítima (1956), que, por sus dimensiones, prestaciones y su desarrollo técnico, está considerada como el cénit de la tracción vapor en España.

Destaca igualmente la Mikado 141-F-2416 (Talleres Euskalduna, 1960), que se mantuvo activa hasta 1984 en las minas de Andorra (Teruel) y que cumple una importante labor didáctica, cuya finalidad es explicar visualmente los mecanismos internos de una locomotora de vapor. El visitante puede hacerse una idea de cómo eran los viajes a mediados de siglo con la mastodonte de la Société Alsacienne de Constructions Mécaniques, (1912) de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, que prestaron servicio en los depósitos de Madrid, Miranda de Ebro (Burgos), Valladolid y León y fueron empleadas en los tramos de Irún a Miranda y entre Madrid y Ávila.

Peo no todo es vapor. Luce espléndida aún la máquina eléctrica 7301 (Metrowick y Sociedad Española de Construcción Naval, Gran Bretaña-España, 1931), que entró en servicio en las líneas electrificadas del País Vasco y, posteriormente, lo haría entre Miranda de Ebro y Burgos. En los años 50 fue utilizada de forma ocasional en Madrid-Príncipe Pío, pero puede decirse que casi la totalidad de su vida activa estuvo adscrita al depósito de Irún. También se expone un automotor TAF 9522 (Fiat, 1952), que tuvieron su base operativa en el depósito de Cerro Negro (Madrid) y despertaron el gusto por viajar. Y, cómo no, la 1615 ‘Marilyn’ de Alco (American Locomotive Company, 1955), la primera locomotora diésel de línea que circuló en España, ya que hasta ese momento se destinaban al servicio de maniobras. Este vehículo es un prototipo adquirido a la compañía estadounidense Alco para iniciar un proceso de sustitución de la tracción vapor por la diésel en nuestro país. Desembarcó en el Puerto de Bilbao procedente de Estados Unidos para ser destinada a la línea de Andalucía, concretamente en el paso de Despeñaperros entre la estación de Linares-Baeza (Jaén) y Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real).

Delicias también conserva una de las cuatro ramas del Talgo II que inauguró el servicio comercial en julio de 1950 en el trayecto Madrid-Irún. La revolución de Talgo combinaba tres innovaciones fundamentales: la rodadura guiada, la composición articulada y la ligereza de su carrozado de aluminio. También fue revolucionario en el servicio que prestaba a los pasajeros con un novedoso diseño y un nuevo concepto del confort, como puertas de acceso a la altura de los andenes, butacas anatómicas y reclinables, aire acondicionado, servicio de comidas a los viajeros en sus propios asientos o ventanas panorámicas. El ‘Virgen de Aránzazu’ (350-002) es una de las cuatro composiciones que la compañía financiada por Oriol encargó construir en Estados Unidos (‘Pilar’, ‘Begoña’ y ‘Monserrat’ son las otras tres advocaciones marianas del Talgo de esa época).

El paseo por esta historia del ferrocarril se completa con una selección representativa de coches de viajeros. Destacan los coches-salón, utilizados en el siglo XIX, de gran lujo, con baño y habitación, y en los que no faltaba una trabajada tapicería y una engalanada decoración. Difieren de ellos los coches de tercera, con asientos de madera sin calefacción ni comodidades.

También se hace obligado el recorrido a través de escenografías de instalaciones y maquinaria a tamaño real, piezas históricas y actuales, audiovisuales y elementos interactivos, como la visita a la sala de relojes donde se reúnen más de veinte artilugios, testigos del paso del tiempo en estaciones, salas de espera, gabinetes telegráficos y dependencias ferroviarias, incluido el reloj que dio la salida al primer tren que hubo en la Península. Fue el 28 de octubre de 1848 en Barcelona. Es indispensable también la visita a las dependencias de infraestructuras, que ilustra la historia de las grandes obras, puentes, túneles, vías, estaciones, comunicaciones, electrificación, señalización y el papel fundamental de los trabajadores.

Pero no todo consiste en exponer material ferroviario. El componente humano tiene, sobre todo en los últimos años, un protagoismo dinámico especial. Delicias organiza la programación anual de las campañas del ‘Tren de la Fresa’ y el ‘Tren de la Navidad’, el mercadillo de modelismo ferroviario, que tiene lugar los primeros domingos de cada mes; el mercado de motores, para los segundos fines de semana; teatro, talleres y actividades destinadas al público familiar; y organización de actos socioculturales y empresariales.

No es extrañar, por tanto, que la antigua terminal de MZA en Madrid sea escenario ideal para el rodaje de películas y anuncios. La magia del cine la ha llegado a convertir en la estación de Lisboa Santa Apolonia para el rodaje de la serie de Antena 3 ‘Tiempo entre Costuras’. ‘Pánico en el transiberiano’ (1973), ‘Nicholas and Alexandra’ (1971) y ‘Doctor Zhivago (1965) disfrazan Delicias de Pekín, San Petersburgo y Moscú, respectivamente. También ha servido de escenario a otros filmes como ‘Amantes’ (Vicente Aranda, en 1991), ‘Las cosas del querer’ y ‘Camarón’ (Jaime Chávarri, 1989 y 2005) , ‘El amor perjudica seriamente la salud’ (Manuel Gómez Pereira, 1997), ‘Oviedo Express’ (Gonzalo Suárez, 2007), ‘Nicolás y Alejandra’ (1971, Franklin J. Schaffner), ‘Pánico en el Transiberiano (1973, Eugenio Martín), ‘Pim Pam Pum fuego (1975, Pedro Olea), ‘Rojos (1981, Warren Beaty), ‘El viaje de Carol’ (2002, Imanol Uribe), ‘Una preciosa puesta de sol’ (2002, Álvaro del Amo), ‘Bienvenido a casa’ (2006, David Trueba), ‘La herencia Valdemar’ (2010, José Luis Alemán) y ‘Luna caliente’ (2010, Vicente Aranda). Las instalaciones de la centenaria terminal y sus vías también han servido de escenarios para series de televisión como ‘Compañeros’ (Antena 3), ‘Cuéntame cómo pasó…’ (TVE1), ‘Los Serrano’ (Tele 5), ‘La Señora’ (TVE1), ‘Amar en tiempos revueltos’ (TVE 1) y ‘Martes de carnaval’, José Luis García Sánchez (TVE 1). Las firmas más prestigiosas de la publicidad han elegido el ambiente ferroviario del museo para rodar un sinfín de anuncios.

Es más que evidente que falta espacio en Delicias si pretende aspirar a ser el mejor museo europeo. Las piezas expuestas son tan solo una mínima parte de las existentes, que o bien se ubican en los alrededores, a la espera de su reparación, o se entregan a otras instituciones y asociaciones para ser restauradas. Esta labor exige, sobre todo, mucha financiación; pero también tiempo y esfuerzo humano. Porque el sentido especial de estas máquinas históricas no está en lucirlas, sino en hacerlas funcionar.

(Este texto, como el anterior) forma parte de un reportaje publicado por mí en El Correo en noviembre de 2014)

140 años de la estación de Delicias (I)

La estación de Delicias de Madrid es uno de esos lugares donde el tiempo parece haberse parado. Inaugurada en 1880 por los reyes Alfonso XII y María Cristina, constituye uno de los ejemplos más significativos de la llamada ‘arquitectura del hierro’ del siglo XIX. Este edificio monumental es desde hace treinta y seis años la sede del Museo del Ferrocarril. En él se exhibe una de las colecciones de material histórico ferroviario más completas de Europa. Una selecto conjunto de máquinas, locomotoras y unidades recuerda de forma permanente el pasado férreo de este país que el tren ayudó a vertebrar y conjuntar.

«Como obra de arte es una de las más gallardas que la arquitectura moderna aplica a los ferrocarriles y a los grandes depósitos mercantiles. La distribución del edificio, la amplitud de las salas, la anchura del terreno y la elevación de la nave central, donde confluyen cinco lineas paralelas, revelan que la pericia del arquitecto y el gusto del ingeniero se han puesto a contribución para llevar á cabo una obra digna de la capital de España, y digna de una vía férrea internacional». La descripción que el cronista de ‘La Época’ realiza durante su inauguración sigue más o menos vigente 140 años después, no en vano es aún uno de los edificios más emblemáticos de Madrid, que mantiene la esencia ferroviaria de su gran nave, en la que se exhiben una treintena de vehículos históricos.

Ubicada en el Paseo de las Delicias, fue la primera estación monumental de la capital de España; compartía raíles con las líneas de Madrid, Ciudad Real-Portugal y la de Madrid-Zaragoza-Alicante. Iniciada en 1879, se levantó en el tiempo récord de once meses, gracias al carácter puramente funcional del edificio. El componente fundamental es el hierro. Delicias, Norte (1882) y Atocha (1892) eran las estaciones más importantes del país. Cada una de ellas pertenecía a una compañía distinta; y sus terminales venían a ser su carta de presentación en la ciudad. Por ello cada compañía procuró dar a sus estaciones una imagen propia con la idea de mostrar su potencial económico y tecnológico. Era una exhibición de capital, firmas constructoras y técnicos franceses,

El autor del proyecto fue el ingeniero francés Émile Cachelièvre, que incorporó al edificio la última novedad que ofrecía por entonces la cubierta metálica que Henri de Dion había mostrado con éxito en la Exposición Universal de París de 1878. La armadura parisina llamada ‘De Dion’, compuesta por una serie de cuchillos armados que forman un todo con los propios pilares de sostén fijados en una cimentación hundida, tiene extraordinaria semejanza con la armadura de la estación de Delicias que, por primera vez, cubría una superficie de esta amplitud sin ningún tipo de tirantes, riostras ni contrafuertes. La eliminación de estos elementos, así como la solución dada al problema de la dilatación, habían sido las dos novedades más importantes respecto al sistema tradicional de Polonceau, e incluso a las soluciones apuntadas en las anteriores exposiciones universales de 1855 y 1867.

Ya desde su apertura al tráfico ferroviario, el 30 de marzo de 1880, la estación de Delicias dio mucho de que hablar. Su inauguración fue todo un acontecimiento que concentró a las máximas autoridades de la época, encabezadas por los reyes Alfonso XII y su querida esposa María Cristina. El Gobierno en pleno, que presidía Antonio Cánovas del Castillo (máximo dirigente del Partido Conservador), asistió a la ceremonia que había preparado la compañía ferroviaria que explotaba la línea, entre cuyos dirigentes se encontraba José Canalejas Méndez, que posteriormente también ocuparía el sillón de la Presidencia como jefe del Ejecutivo. Cinco locomotoras engalanadas para la ocasión, situadas en cada una de las vías de la estación, avanzaron al unísono haciendo sonar sus silbatos y lanzando grandes penachos de humo, ante el aplauso y los vítores de la multitud, que asistía entusiasmada al espectáculo. Permaneció en activo hasta el 1 de julio de 1969, fecha en la que sus trenes y viajeros fueron trasladados hasta las estaciones de Chamartín y Atocha.

La estación no sería utilizada por la compañía constructora (Compañía de los Caminos de Hierro de Ciudad Real a Badajoz-CRB), ya que fue absorbida por la de Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA), y como ésta contaba con sus instalaciones de Atocha vendió la terminal a otra compañía recién creada: la de Madrid-Cáceres-Portugal (MCP). A partir de ese momento Delicias se convierte en la estación término de la línea funcionando como una estación con carácter internacional, ya que enlaza dos capitales europeas, Madrid y Lisboa, con trenes directos y un tráfico mixto, dedicado tanto al transporte de mercancías como al de viajeros. En 1928, la Compañía MCP fue reconvertida en Compañía Nacional de los Ferrocarriles del Oeste de España y en 1941, al producirse la nacionalización de los ferrocarriles españoles, quedó integrada definitivamente en Renfe. El cierre de la estación de Delicias tuvo su origen inmediato en la conclusión de los enlaces ferroviarios de Madrid y la nueva estación de Chamartín que liberó de tráfico a la estación de Atocha. Así, el 30 de junio de 1969 dejó de prestar servicio de viajeros aunque la estación permaneció en servicio hasta 1971, año de su clausura.

(Mañana saldrá otro capítulo sobre esta magnífica terminal)

(El texto forma parte de un reportaje publicado por mí en El Correo el 3 de noviembre de 2014)

Historiadores y cien años del metro de Madrid

Este jueves 13 de febrero a las 18.00 horas visitará el Museo del Ferrocarril de Madrid el historiador y politólogo Antonio Martínez Moreno para presentar su trabajo sobre la historia del metro de Madrid y su legado patrimonial. Con esta nueva actividad del Museo que son los Encuentros con historiadores ferroviarios, organizados por el Archivo Histórico Ferroviario y la Biblioteca Ferroviaria, se pretende acercar a la sociedad diferentes investigaciones que se están realizando sobre la historia del ferrocarril español, mediante un debate cercano y distendido que facilite la comunicación y el intercambio de ideas.

Antonio Martínez es licenciado en Historia y en Ciencias Políticas y Gestión Pública. Ha cursado el máster “El Patrimonio Cultural en el siglo XXI: Gestión e Investigación” en las universidades Complutense y Politécnica de Madrid. Este joven investigador ha publicado artículos sobre transportes urbanos e historia de Madrid para revistas como ‘Vía Libre’, ‘La Gatera de la Villa’ o ‘Madrid Histórico’, y hace unos meses apareció su libro sobre la construcción de la primera línea del Metro de Madrid, coincidiendo con la celebración del centenario del metropolitano.

En 2019 publicó «El Ferrocarril como elemento cohesionador del territorio. El Metropolitano Alfonso XIII y su impacto en el desarrollo de Madrid» en la Colección “Monografías del Ferrocarril” de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Este estudio, que puede descargarse en pdf desde www.tecnica-vialibre.es, investiga la historia del Metro madrileño y la influencia que tuvo en el desarrollo de la capital, analizando la evolución de los diferentes barrios del Ensanche para comprobar si la llegada a ellos del metropolitano impulsó o no su crecimiento.

En Encuentros con historiadores ferroviarios expondrá sus avances investigadores sobre la historia de la construcción y la puesta en servicio de la primera línea del Metro de Madrid y sus aportaciones al legado patrimonial de la ciudad. Cuando se acaban de cumplir 100 años de la primera línea del metropolitano, la línea Norte-Sur, el autor desvelará detalles sobre el proyecto original, la constitución de la primitiva Compañía Metropolitano Alfonso XIII y la búsqueda de financiación del proyecto, además de las obras de construcción de la línea y el relato de la inauguración oficial, que contó con la asistencia de las más altas autoridades del Estado, encabezadas por el rey Alfonso XIII.

Antonio Martínez describirá también cómo eran las primeras ocho estaciones de Metro, prestando especial atención a la concepción y diseño que de ellas hicieron los arquitectos Antonio Palacios y Joaquín Otamendi, autores de algunos de los edificios más emblemáticos de la capital. No faltarán referencias a los primeros coches empleados y las ya centenarias Cocheras y Talleres de Cuatro Caminos.

Las fuentes consultadas para este trabajo se dividen en dos grandes grupos, de un lado una serie de documentos originales referentes al metropolitano (memorias de proyectos, planos de estaciones y líneas, memorias de gestión de la Compañía, folletos/libros editados por la Compañía, expedientes de concesión, gacetas…etc.) disponibles en diferentes archivos de titularidad pública, destacando el Archivo General de la Administración y el Archivo de Metro de Madrid. Por otro lado, se han consultado revistas y periódicos de los años 20 y 30 y algunas publicaciones modernas como libros y tesis doctorales, que constituyen fuentes secundarias y que han permitido profundizar y enriquecer la visión sobre el objeto de la investigación.

Más de 6.000 viajeros, en el Tren de la Fresa

El Tren de la Fresa ha llevado un total de 6.021 viajeros durante la campaña de 2019, que terminó el 26 de octubre pasado, y ha tenido una ocupación media del 79%. El mejor porcentaje de ocupación ha correspondido al mes de octubre, con un 100%, seguido de mayo, con un 92%. En total se han ofrecido 32 circulaciones, sumando las realizadas entre el 18 de abril y el 30 de junio y entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre. Este año el tren ha vuelto a salir del Museo del Ferrocarril de Madrid, que tiene su sede en la antigua estación de Delicias.

El Tren de la Fresa es un clásico del turismo madrileño, una interesante excursión cultural y de ocio, que permite disfrutar de un recorrido en un tren histórico y de una magnífica jornada en Aranjuez, ciudad declarada Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001. Con él se recrea el recorrido del primer ferrocarril de la Comunidad de Madrid y segundo de la Península (Barcelona_mataró fue elprimero en 1848), que se inauguró en 1851.

Antes del camino de hierro Madrid-Aranjuez, el desplazamiento duraba alrededor de seis o siete horas, con una única diligencia al día de no más de veinte viajeros. Después hubo tres trenes diarios con capacidad de hasta 690 personas, con una duración de hora y media aproximadamente.

El proyecto que dio origen al Tren de la Fresa fue una iniciativa conjunta del Museo del Ferrocarril de Madrid, gestionado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Aranjuez y Patrimonio Nacional. En esta y otras campañas ha contado también con el apoyo de Renfe y Adif.

La composición del tren este año ha estado formada por dos coches “Costa”, un coche de departamentos de la serie 5000, de los primeros que construyó Renfe metálicos en los años cuarenta, y dos furgones de la década de 1960, un J-2 y un DV. Los “Costa”, de caja de madera, fueron construidos en la década de 1920 y reciben esta denominación porque en origen fueron destinados al servicio de cercanías de la compañía MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) en el litoral catalán.

Las opciones de ocio en Aranjuez para los viajeros del Tren de la Fresa han sido tres: el paquete de rutas en Aranjuez ligadas a los recintos de Patrimonio Nacional (Palacio Real, Museo de Falúas y jardines); una visita guiada a pie por los exteriores de Palacio Real y los jardines del Príncipe, Parterre y del Rey con un paseo por el Tajo en barco turístico; y un recorrido por el casco histórico y los jardines en un tren turístico, el Chiquitrén.

Delicias y Vilanova, en el día del tren

El Museo del Ferrocarril de Madrid celebrará el ‘Día del Tren’ con una jornada de puertas abiertas este sábado, entre las 10 y las 20 horas, en la que se desarrollarán actividades gratuitas. Se trata de una «jornada especial» que contará con novedades para convertir el aniversario en «una fiesta del tren para disfrutar en familia». Así, los visitantes podrán participar en visitas guiadas a vehículos y elementos expositivos de la Nave Central de la estación y las vías exteriores. El 28 de octubre se conmemora el 171º aniversario de la inauguración de la línea Barcelona-Mataró, primer ferrocarril de la Península.

Para esta actividad y para los talleres familiares ‘Felicidades Ferrocarril!’, organizados por el equipo de Educación y Didáctica del Museo, será necesario reservar previamente en taquilla o en el punto de información. La programación también incluye un recorrido por el edificio de la estación Madrid-Delicias y por sus instalaciones anexas; se realizarán cuatro pases a las 11, 12.30, 16.30 y 18 horas.

Durante la jornada habrá visitas guiadas a vehículos y elementos expositivos de la nave central de la estación y las vías exteriores, en colaboración con el equipo de voluntarios culturales del Museo del Ferrocarril de Madrid: automotor TER 597-010-8, de 1965; locomotora eléctrica trifásica nº 3, de 1907; locomotora de vapor 141-F-2416, de 1960; locomotora diésel 306-001-9 “Taurus” (Yorkshire Engine Company, Gran Bretaña), de 1962); enclavamiento hidráulico de Algodor y coche Salón ZZ-1102, de 1929.

Por su parte, la Asociación para la Restauración del Material Ferroviario organizará viajes a bordo del automotor 9121 ‘Zaragoza‘, mientras que el Círculo Madrileño Ferroviario organizará circulaciones de trenes de jardín del parque ‘Ferrocarril de las Delicias’. Durante la jornada también se presentarán en la Biblioteca Ferroviaria los libros ‘Las 250 estaciones españolas con ancho ibérico más importantes’, de Josep Calvera y Juan Carlos Casas y ‘Huellas Malagueñas de un Ferroviario: Emile Rennes 1868-1946’, de Michel Rennes; y ‘Diario de Cercanías’, de Rafa Mora, en la Sala Mansarda. Por último, la celebración también incluirá un evento musical con el concierto ‘Encuentro en Otoño’ a cargo del Coro de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y la Sociedad Coral La Felguera ‘Maestro Lozano’, que tendrá lugar en la Sala Arganzuela a las 20 horas.

El Museo de Vilanova ha preparado también tres días de actividades conmemorativas, desde el sábado 26 hasta el lunes 28 de octubre. Hoy habrá una visita combinada al Museo del Ferrocarril de Cataluña y la Biblioteca Museo Víctor Balaguer para descubrir la transformación que vivió Vilanova i la Geltrú a finales del siglo XIX de la mano de Francesc Gumà i Ferran, “indiano” promotor de la llegada del ferrocarril, y de Víctor Balaguer, escritor y político impulsor de la creación de la Biblioteca Museo. La visita entrelaza las historias de ambos personajes en la modernización de la Vilanova contemporánea.

El domingo habrá vapor en vivo, una posibilidad de ver en movimiento la única réplica que existe de la primera locomotora de vapor que circuló en la Península entre Barcelona y Mataró, para conocer cómo eran los primeros oficios ferroviarios y realizar un recorrido en el interior de la cabina de conducción de la “Mataró” acompañados por el maquinista y el fogonero. Una dresina de vías y obras, conocida como “El Huevo” por su forma redondeada, permite a los visitantes experimentar la magia del viaje en tren por la vía de contorno del Museo. Es un vehículo histórico, fabricado artesanalmente en 1940 por los trabajadores del ferrocarril, que protagoniza, además, uno de los cuentos de la Colección del Museo.

Se organizan visitas especiales a la “Gran Nave”, de 1881. Construida en los orígenes de la línea de Barcelona a Vilanova y Valls, ha sido rehabilitada con los fondos del 1,5 por ciento cultural del Ministerio de Fomento. Es un espacio en proceso de intervención museográfica, donde actualmente está ubicada una composición del Talgo II (restaurada este verano), primer tren Talgo que circuló en nuestro país.

Y para los actos del lunes se organizan visitas especiales a la “Gran Nave”, de 1881. Es un espacio en proceso de intervención museográfica, donde actualmente está ubicada una composición del Talgo II (restaurada este verano), primer tren Talgo que circuló en nuestro país.

El Tren de la Fresa retoma el sábado su actividad

Este sábado inicia la temporada de otoño el histórico Tren de la Fresa que recorrerá todos los fines de semana hasta el 26 de octubre el trayecto entre Madrid hasta Aranjuez, villa Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El convoy saldrá a la vía los días 21, 22, 28, 29 de septiembre y las jornadas del 5, 6, 12, 13, 19, 20, 26 de octubre. El viaje se inicia a las 10 horas en el Museo del Ferrocarril de Madrid, ubicado en la centenaria estación de Delicias. A la vuelta, sale de Aranjuez a las 18.36 horas y llega a su destino inicial hacia las 19.30 horas.

El tren está formado por una composición de dos coches ‘Costa‘, un coche de departamentos de la serie 5000, de los primeros que construyó Renfe metálicos en los años cuarenta, y dos furgones de la década de 1960, un J-2 y un DV. Los ‘Costa’, de caja de madera, fueron construidos en la década de 1920 y reciben esta denominación porque en origen fueron destinados al servicio de cercanías de la compañía MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) en el litoral catalán.

Para la visita a Aranjuez se puede elegir entre estas tres rutas turísticas: Fresas con nata (Chiquitrén y visita al Jardín del Parterre y de la Isla), Fresas del Tajo (recorrido en barco y visita a los exteriores del Palacio Real y los jardines) o Fresas Reales (visita al Palacio Real, Museo de Falúas y Jardín del Príncipe).

El Tren de la Fresa rememora la puesta en marcha del primer ferrocarril de Madrid que unió la capital con el Real Sitio de Aranjuez. Ese primer tramo de apenas 50 kilómetros era en realidad un planteamiento estratégico que nacía “buscando el mar” y que se pudo consolidar gracias al tesón y a la osadía de su promotor, el marqués de Salamanca. Hubo varios proyectos antes de realizarse el definitivo y en todos se eligió Aranjuez como final de la línea porque en aquella época la Corte pasaba grandes temporadas allí y era cita de la aristocracia y de las gentes relacionadas con Palacio.

Antes del camino de hierro Madrid-Aranjuez, el desplazamiento duraba alrededor de seis o siete horas, con una única diligencia al día de no más de veinte viajeros. Después hubo tres trenes diarios con capacidad de hasta 690 personas, con una duración de hora y media aproximadamente.

En 2015, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) dio un paso más en la protección y reconocimiento de la ciudad de Aranjuez al declararla como “lugar de excepcional valor universal”. Cinco años antes, en la Exposición Universal de Shanghái 2010, el Tren de la Fresa fue elegido para estar presente en el stand de ICOM (Consejo Internacional de Museos), donde se mostraba la realidad de los museos en los cinco continentes, como ejemplo de contribución de una actividad museística a la revitalización y el dinamismo económico a través de un producto de turismo cultural.

Curiosidades del ferrocarril español

El verano nos permite dedicar mucho más tiempo a nuestras pasiones favoritas. Libres de ataduras laborales podemos sumergirnos en la lectura y llenarnos de nuevos conocimientos. Los libros son el recurso más utilizado para conocer historias sobre el ferrocarril español. A través de ellos se abre un enorme universo, casi inabarcable, pero muy dependiente del nivel adquisitivo de cada uno. Hay otras herramientas más accesibles. Los blogs temáticos y los recursos digitales de algunas museos nos hacen más fácil acceder a este tipo de contenidos. A través de ellos podemos satisfacer nuestra curiosidad o buscar el dato preciso sobre una determinada pieza del parque móvil o utensilios propios del sector.

La sección “Piezas destacadas” de la web del Museo del Ferrocarril de Madrid (www.museodelferrocarril.org) permite conocer las colecciones del museo mediante la presentación de sus obras más importantes. La selección de las piezas se realiza tanto entre aquellas que se exhiben en la exposición permanente, en la antigua estación de Delicias (sede del museo), como entre las que se muestran en otros lugares fuera del museo o las que se custodian en sus almacenes. Con el deseo de acercarlas al público, se describen en esta sección, entre otros aspectos, sus principales características formales y técnicas, así como su contexto histórico.

“Piezas destacadas” se inició en 2011 y desde entonces se han publicado en esta sección 72 elementos, principalmente vehículos (locomotoras de vapor, eléctricas y diésel; coches de viajeros, automotores, vehículos de vía y obras, carros y grúas), además de relojes, maquetas, faroles, esculturas, uniformes, señales, expendedoras de billetes, placas, traviesas, juguetes o la propia cubierta de la estación de Delicias, excepcional muestra de la arquitectura del hierro del siglo XIX.

La última publicada es la locomotora diésel-hidráulica 306-001-9, del modelo “Taurus”, fabricada en Sheffield en 1962 por la empresa británica Yorkshire Engine Co. Es un tractor de maniobras de cabina central, diseñado para realizar maniobras y viajes de servicio de trenes pesados y caracterizado por una inusual versatilidad. Posee cuatro ejes acoplados mediante bielas, accionados por dos motores Rolls-Royce a través de una transmisión hidráulica de la misma marca. Estos motores de cuatro tiempos, sobrealimentados, desarrollan una potencia de 300 CV cada uno. La locomotora es capaz de traccionar cargas de entre 300 a 500 toneladas a una velocidad máxima de 58 km/h.

Apodada “Thatcher” por los ferroviarios de su último destino (el depósito de Salamanca), en referencia a la primera ministra británica Margaret Thatcher, fue dada de baja definitivamente del servicio y, tras una puesta a punto, se la envió al Museo del Ferrocarril de Madrid en febrero de 1987, donde permanece expuesta desde entonces.

El Museo del Ferrocarril de Madrid se abrió al público en 1984. Su sede es la madrileña estación de Delicias, uno de los ejemplos más claros y representativos de la arquitectura industrial española, que se inauguró en 1880 y se cerró definitivamente al tráfico en 1971. Ofrece una selección de vehículos y piezas relacionadas con el ferrocarril que ilustra de manera excelente la evolución de este modo de transporte.

La visita al museo permite conocer una completísima colección de material histórico ferroviario, una muestra muy variada de locomotoras y coches de viajeros, a través de la cual se puede comprender la evolución de la tracción (vapor, eléctrica y diésel) en el más de siglo y medio de existencia del ferrocarril en España, y las distintas condiciones en las que viajaron los pasajeros de estos trenes.

‘Día del Tren’ en el Museo del Ferrocarril

El Museo del Ferrocarril de Madrid ofrecerá este fin de semana dos jornadas de puertas abiertas con motivo de la celebración del ‘Día del Tren’, una efeméride en la que se conmemora la puesta en marcha de la primera línea férrea peninsular, entre Barcelona y Mataró, un 28 de octubre de 1848. Como en ediciones anteriores, se ha organizado un programa de actividades para todos los públicos, que ofrece multitud de posibilidades para disfrutar de un día diferente en el museo.

Este año se volverá a contar con la presencia de la locomotora 269-604, uno de los vehículos más llamativos del ferrocarril español del siglo XX y una adelantada de la alta velocidad en España, que conserva y custodia la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid. Esta locomotora fue una de las cuatro primeras aptas para llegar a los 200 kilómetros hora en nuestro país y en 1989 batió un récord de velocidad alcanzando los 220 kilómetros hora. Junto a ella también podrán visitarse una locomotora diésel de la serie 333 de los años 70 y un coche mixto de viajeros y cafetería de los años 80. También se realizarán visitas guiadas al interior de cuatro vehículos de la colección permanente del museo que habitualmente están cerrados al público: el coche de tercera clase C-16 (1891), la locomotora eléctrica trifásica nº3 (1907), la locomotora de vapor 141-F-2416 ‘Mikado’ (1960) y el automotor TER 597-010-8 (1965)

En la programación de este año destaca la celebración del 20 aniversario de la inauguración del ‘Ferrocarril de las Delicias’, un parque ferroviario gestionado por el Círculo Madrileño Ferroviario (CIMAF) que abrirá sus puertas durante todo el fin de semana, en horario de mañana, y organizará el ‘XXI Encuentro de trenes de jardín de cinco pulgadas’ con la puesta en funcionamiento de trenes propios y vehículos invitados.

El modelismo también estará representado con la organización del ‘XIII Encuentro de Módulos Forotrenes’, que en esta ocasión dispondrá de una maqueta de más de 40 metros de longitud con varios escenarios ferroviarios (estaciones, túneles, viaductos, pasos a nivel…) y con la presentación de los trabajos de recuperación de la maqueta ‘Territorio ferroviario’ en un nuevo espacio expositivo del Museo.

Un año más estará presente el simulador de conducción de una locomotora diésel 333 de Renfe, desarrollado por la Asociación Ferroviaria Zamorana, que reproduce el puesto de conducción de una máquina con todos los mandos necesarios (reales) para su funcionamiento y que proporciona a los participantes la sensación de conducir una locomotora recorriendo diferentes líneas españolas reproducidas con toda fidelidad. En paralelo, también será posible realizar pequeños viajes a bordo del automotor 9121, un automotor térmico restaurado por la Asociación Madrileña para la Restauración de Material Ferroviario y construido en España por la factoría Material Móvil y Construcciones en los años 30 del siglo XX

El público infantil tendrá la oportunidad de realizar los talleres didácticos ‘Un jefe de estación’ y ‘¡Felicidades ferrocarril!’, participar en el juego de pistas familiar ‘¡170 años en tren!’ o asistir a la representación de la obra ‘El tren de los sueños’.

En la Sala de Consulta del Archivo y la Biblioteca se expondrá una muestra de material bibliográfico y documental denominada ‘Las locomotoras de Norte. 160 años de historia’ y tendrá lugar la presentación de los libros: ‘Maquinista por vocación’, de Manuel Sánchez Solano, ‘Cuando las locomotoras bebían’, de Jesús Hallado y ‘Juegos de vida y muerte. El tesoro del Lusitania Exprés’, de Gregorio Torres Triviño. El domingo 28 y con la colaboración de la editorial Almuzara, el Salón de Actos del Museo acogerá la presentación del libro ‘Eso no estaba en mi libro de historia del ferrocarril’, obra del periodista y escritor Gonzalo Garcival.

En esta edición, el tradicional concierto del Coro Fundación de los Ferrocarriles Españoles se celebrará el sábado 27 y contará con la presencia de dos compañías invitadas: el Coro Musicalia de Valladolid y el Conjunto vocal femenino Ágape de Bulgaria.

El museo está gestionado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y desde el año 2009 forma parte de la Red de Museos de España, adscrito al Ministerio de Fomento. La estación de Delicias, sede del museo, forma parte de la historia del ferrocarril, siendo un claro ejemplo de la arquitectura del hierro característica del siglo XIX. Proyectada por el ingeniero francés Émile Cachelièvre e inaugurada en 1880 con la presencia del rey Alfonso XII, fue la primera gran estación construida en Madrid con estructura metálica.

Delicias permite conocer una completísima colección de material histórico ferroviario. La nave central de la estación alberga una muestra muy variada de locomotoras y coches de viajeros, a través de la cual se puede comprender la evolución de la tracción (vapor, eléctrica y diésel) en el más de siglo y medio de existencia del ferrocarril en España, y las distintas condiciones en las que viajaron los pasajeros de estos trenes. A ambos lados de esta nave se abren varias salas temáticas, entre las que figuran la dedicada a antiguos relojes de estaciones, otra dedicada a modelismo, con maquetas animadas, y una tercera en la que se explican los principales elementos de la infraestructura ferroviaria.

Delicias acicala los vehículos de su Talgo II

Especialistas del Museo del Ferrocarril de Madrid realizan trabajos en el Talgo II que forma parte de la colección permanente de la antigua estación de Delicias para mejorar la estética, información y accesibilidad de este vehículo histórico. Las tareas se llevan a cabo en el marco de los actos de celebración del 75 aniversario de la firma y con el patrocinio de Talgo.

Entre las diferentes actuaciones realizadas destaca la elaboración de una nueva cartela informativa sobre la pieza, la reparación exterior de chapa y pintura, la confección e instalación de los reposacabezas de color blanco que las butacas llevaban en origen o la incorporación de cortinas en el coche de 2ª clase y en el coche observatorio. En cuanto a las actuaciones pendientes, está proyectada la apertura de nuevos espacios expositivos del vehículo, como los furgones de equipajes o la cabina de la locomotora– con el fin de que sean visitables-, la climatización y la visibilidad de cocina y aseos desde el exterior.

La locomotora diésel Talgo 2T ‘Virgen de Aránzazu’ forma un conjunto indeformable e irreversible con el Talgo II, por lo que sólo tiene una cabina de conducción. La composición expuesta en el museo, además de la citada locomotora, consta de un remolque de cola (observatorio o salón-mirador), un remolque de 2ª clase con 20 asientos, un remolque «mixto» (cocina, departamento auxiliar y aseos) y dos remolques furgón. Su valor histórico y patrimonial es incuestionable ya que se trata de un material original construido en Estados Unidos en 1949.

De las cuatro composiciones de la serie 350, se conservan parcialmente la 2T y la 3T en el Museo Nacional Ferroviario de Madrid-Delicias (Virgen de Aranzazu) y en el Museu del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú (Virgen de Begoña). En la factoría que Talgo tienen en Rivabellosa (Álava) se conservan, además, siete remolques de uno de los trenes que llegaron a España hace 75 años, en un estado de cierta precariedad, lo que resulta una paradoja puesto que lo esperable era que fuera el mejor conservado de las composiciones históricas.

La inauguración del servicio comercial de Talgo II se inició en julio de 1950 en el trayecto Madrid-Irún. La revolución de Talgo combinaba tres innovaciones fundamentales: la rodadura guiada, la composición articulada y la ligereza de su carrozado de aluminio. Además, fue también revolucionario en el servicio que prestaba a los pasajeros con un novedoso diseño y un nuevo concepto del confort, como puertas de acceso a la altura de los andenes, butacas anatómicas y reclinables, aire acondicionado, servicio de comidas a los pasajeros en sus propios asientos o ventanas panorámicas.

El Museo del Ferrocarril desarrolla diferentes acciones de difusión con el objetivo de dar a conocer la historia de esta empresa española, cuya aparición significó una auténtica revolución en el transporte ferroviario. Hasta el próximo 31 de diciembre el museo acoge la exposición divulgativa ‘Talgo, 75 años de espíritu innovador’. La muestra, organizada por Talgo, recorre la evolución de la compañía desde los primeros ensayos de las estructuras triangulares ideadas por Alejandro Goicoechea y la presentación en 1942 del primer prototipo Talgo I que alcanzaba los 135 km/h en pruebas, hasta el día de hoy, en que Patentes Talgo es la empresa líder del sector ferroviario español, con presencia industrial internacional y reconocida a nivel mundial por su tecnología y capacidad de innovación.

En la exposición se destaca el papel innovador y vanguardista de la tecnología española de la compañía en el diseño y fabricación de trenes de pasajeros y de material ferroviario de larga distancia. Los principales hitos tecnológicos comenzaron con las composiciones de coches cortos, de aluminio y más bajos que los tradicionales; siguieron con la incorporación del ‘ancho variable’ a su sistema de rodadura, y continúan con la última generación de trenes de alta velocidad. Los trenes Talgo se concibieron desde el principio con el objetivo de mejorar la seguridad, la sostenibilidad, la calidad, el confort de los viajeros, los tiempos de recorrido y la eficiencia operativa y económica de la explotación. Hoy en día Talgo es símbolo de españolidad, innovación, futuro, sostenibilidad, velocidad, comodidad e internacionalización.

Restauración del ómnibus de 1861 de Delicias

Alumnas de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ESCRBC) de la Comunidad de Madrid casi han culminado los trabajos de restauración de un ómnibus de 1861 propiedad de la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Durante este mes, y en virtud de un acuerdo de colaboración entre ambos organismos, han trabajado en la recuperación de esta pieza histórica de la colección del Museo de Delicias. El ómnibus, un carruaje para el transporte urbano de viajeros con tracción animal, se utilizaba en los primeros tiempos del ferrocarril para complementar el servicio de las estaciones.

Este ómnibus del museo es un carruaje de cuatro ruedas y tracción animal, de un solo compartimento –con capacidad para diez personas– y una portezuela en la parte trasera para el acceso a su interior. Es de caja cerrada y techo resistente, que va montado sobre listones convexos para aguantar la carga de los equipajes. Su pescante –asiento para el conductor– está bastante elevado y el diámetro de sus ruedas delanteras es la mitad que el de las traseras, para una mejor tracción.

Su procedencia es incierta y no se conoce dónde prestó servicio. Lleva rotulación: ‘Servicio al ferrocarril’ (en mayúsculas) y numeración ‘Nº 4’, así como un cartel de ‘Servicio público’. En las esquinas posteriores de la caja aparece el dato más significativo para su identificación: ‘Bernardo/Rodríguez/Constructor/Zamora/1861’. La consulta de prensa histórica permite deducir que este constructor tuvo su taller de coches y carruajes en Zamora y Salamanca, anunciándose como “el inventor del freno de seguridad en los carruajes y desenganche de caballos del vehículo”. En 1884 consiguió la medalla de 1ª clase en la Exposición Regional de Salamanca.

En el marco de las campañas de verano que la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Comunidad de Madrid (ESCRBC) organiza para sus estudiantes de Grado, un equipo de seis alumnas, bajo la dirección docente de Begoña Mosquera, se ha trasladado al Museo del Ferrocarril para afrontar la restauración de un vehículo histórico perteneciente a la exposición permanente. Los trabajos que se están llevando a cabo en el ómnibus son continuación de la primera intervención realizada en 2014 y que incluyó un sentado de la policromía, la eliminación de la suciedad superficial, realización de catas (con el objetivo de visualizar las distintas capas de policromía presentes en el ómnibus desde su origen) o el estucado de algunas zonas con pérdidas de policromía.

En esta segunda fase de intervención se pretende recuperar el aspecto original de la pieza y para ello se está retirando un repinte que desvirtúa su correcta lectura histórico-artística, además de continuar con labores de limpieza y reintegración cromática de una parte del ómnibus que permitirán finalizar la restauración en próximas campañas. Los criterios que rigen cualquier trabajo de este tipo son los de un máximo respeto al original y una mínima intervención, asegurando la correcta transmisión de los valores de la obra sin que se vea afectada su integridad.

El antecedente más antiguo del transporte de viajeros en carruajes es de 1662, año en que el polifacético Blaise Pascal estableció en París un servicio de carruajes, con itinerarios, tarifas y horarios determinados. En 1819, Jacques Lafitte reintrodujo en la capital francesa este tipo de transporte, pero no fue hasta 1828 cuando el vocablo ‘ómnibus’ (del latín omnĭbus, “para todos”) se asoció oficialmente a este vehículo. Se cuenta que tal asociación se debe a que el servicio de carruajes instaurado en Nantes en 1826 por Stanislas Baudry tenía su parada principal junto a una sombrerería, en la que se podía leer el cartel: ‘Omnes Omnibus’. Supuestamente, los empleados adoptaron la costumbre de decir “Voy al Omnibus”, y el término arraigó. Independientemente del origen del término, Stanislas Baudry lo oficializó cuando creó, en 1828, su Entreprise Générale de l´Omnibus. En 1829 George Shillibeer estableció en Londres un servicio de carruajes tirado por caballos, que está considerado como el primer ómnibus moderno, predecesor de los actuales tranvías y autobuses.

Con la llegada del ferrocarril y para complementar el buen servicio de las estaciones, se requería que los viajeros y equipajes tuvieran fácil acceso a ellas, a sus patios de carruajes y demás dependencias, bien desde pueblos inmediatos o bien desde la propia ciudad. Por eso, muchas compañías ferroviarias tenían establecido por su cuenta o contratado el servicio de ómnibus.

La Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ESCRBC) es el centro decano en la formación de conservadores-restauradores de bienes culturales en España, con una experiencia de casi cinco décadas impartiendo la correspondiente titulación oficial. Los orígenes de la institución, pionera en el campo de la conservación–restauración en nuestro país, cabe buscarlos en el antiguo Instituto Central de Restauración y Conservación de Obras y Objetos de Arte, Arqueología y Etnología (actual Instituto del Patrimonio Cultural de España), del que se desgajó en 1977 al pasar a depender del Ministerio de Educación. En 1999 la ESCRBC se transfirió a la Comunidad de Madrid, de cuya Consejería de Educación depende, como Centro de Enseñanzas Artísticas Superiores, dentro de la Dirección General de Universidades e Investigación.