Vigo ‘rescata’ el tranvía después de medio siglo sin este mítico transporte. La plaza del Emigrante, del barrio de Coia, acoge desde hace unas semanas uno de aquellos antiguos coches que recorrían la ciudad (incluso las pedanías cercanas), pese a que no circula por ninguna vía. Desde su aparición son miles los vecinos que han decidido comprobar in situ las excelencias de aquellos artilugios indispensables durante décadas para trasladarse de un punto a otro de la ciudad.
Los curiosos acceden al interior del vehículo, sin apenas pensar que es una réplica restaurada de uno de los coches que circulaban por la ciudad olívica hace 50 años y que, hasta ahora, estaba en las cocheras de Vitrasa, en sus instalaciones en Camposancos. En realidad es un modelo original de Lisboa (con su original pintura amarilla), lo que al principio generó más de una crítica, pero que ha despertado un interés inusitado. De hecho, permanecerá una semana más en dicha plaza.
El vehículo, que luce los colores blanco y rojo de antaño, ha sido un completo éxito entre los vecinos, que lo visitan para descubrir las similitudes y diferencias con los que ellos usaban, aunque Juan Carlos Villarino, director general de Vitrasa, reconoce que no es uno de los tranvías empleados en la urbe medio siglo atrás, ya que no se conserva ninguno, pero resulta «prácticamente idéntico». «Hubo que restaurar prácticamente todo, no se cambió nada del original a excepción de los dos perfiles, que al ser de madera estaban muy destrozados y eran insalvables», narraba Villarino el pasado diciembre.
«Había nueve modelos distintos de tranvía y aunque hay mucha gente que dice que es totalmente distinto, otros sí que afirman que se asemeja. Aquí había un modelo más largo, con los asientos de madera y de rejilla y el arenero lo llevaban delante para frenar», explica Iván Arcos, el encargado de atender a los visitantes.
El primer vehículo de estas características rueda por las calles viguesas, de prueba, el 2 de junio de 1914, aunque hay que esperar oficialmente al 9 de agosto para su funcionamiento regular. Pero como en tantas ciudades españolas, sus dirigentes pensaron en jubilar este transporte y sustituirlo por otros más modernos. El 31 de diciembre de 1968 entran en la cochera de Florida para no volver a salir nunca más. Su desaparición coincidió con la entrada en funcionamiento de los autobuses Vitrasa, como nueva concesión del transporte urbano el 1 de julio de 1968. La misma empresa que permitió su cierre es ahora quien decide rendir este homenaje al mítico transporte de la ciudad gallega.