Cientos de personas se han manifestado pacíficamente este domingo en el valle de Susa, cerca de Turín, para protestar por la construcción de una nueva línea de tren de alta velocidad que unirá Italia con Francia, bajo la estricta supervisión de la Policía desplegada para prevenir que se repitieran los disturbios de la semana pasada en Roma.
La línea ferroviaria es un proyecto firmado por Italia y Francia en 2001 y apoyado por la Unión Europea, que ha colaborado económicamente. El proyecto tiene un coste de 15 millones de euros. El tramo ferroviario Lyon-Turín está dentro del proyecto ‘Lyon-Trieste-Liubliana-Budapest-frontera ucraniana’, incluido entre los prioritarios de la UE y que debía haberse iniciado antes de 2010.
Las fuerzas de seguridad han detenido a once personas, que iban con máscaras y tijeras, cuando se dirigían al lugar de la manifestación y ha cerrado una autopista cercana. Ha sido detenido un hombre de 23 años que según la Policía había participado en los disturbios que se produjeron el 15 de octubre en Roma durante la manifestación de los ‘indignados’.
El ministro del Interior, Roberto Maroni, en el punto de mira tras la semana pasada, había ordenado que 1.700 policías antidisturbios se desplegaran cerca de la obra.
Desde hace años, habitantes de los valles de Susa, Venaus y Sangone, en la región noroccidental de Piamonte (cuya capital es Turín), se oponen a la construcción del túnel por el que pasará la línea ferroviaria que unirá Turín con la francesa Lyon, financiada por la Unión Europea (UE). Los opositores al tren de alta velocidad consideran que destruirá el paisaje y temen efectos negativos medioambientales y para la salud, ya que las obras suponen la remoción de miles de toneladas de uranio y amianto, principales elementos que componen las montañas por las que ha de pasar el tren.