Orinar en el tren siempre ha sido un problema. En algunos casos, por el estado en que se encuentran los urinarios de las unidades; en otros, porque no existen o permanecen cerrados a cal y canto. La cuestión es que hay gente, y no solo personas mayores, que necesitan hacer uso del excusado en algunos de sus viajes. ¿Se encuentra alguno de los lectores en este grupo de necesitados? Pues bien, los ferrocarriles holandeses creen haber hallado la solución: el kit de emergencia.
Los ‘sprinters’ de la NS, es decir los trenes de cercanías de Holanda, carecen de wáter en sus vehículos, dado que los trayectos apenas superan los treinta minutos. Pero en los últimos meses se han intensificado las críticas por la inexistencia de aseos; al tiempo que los viajeros se han visto obligados a abandonar el tren para aliviar su necesidad.
Ni cortos ni perezosos, los responsables de los ferrocarriles holandeses creen haber dado con la solución: una especie de pañal especial. Los ‘sprinters’ (y otros trenes) llevarán un equipo portátil que hará las veces de urinario de emergencia para asistir a los viajeros con problemas de incontinencia o a los pasajeros que se vean urgidos a utilizar estos utensilios. El revisor les indicará dónde se encuentra una «cabina vacía» dentro del convoy para que puedan aliviarse, lejos de los ojos indiscretos de sus compañeros de viaje. Así lo contaba ayer el diario holandés «De Volkskrant», que daba cuenta de esta primicia.
El set fabricado en Estados Unidos ha sido bautizado con un curioso nombre: ‘TravelJohn’ y su caja es más que explicativa: tres siluetas, un niño, una mujer y un hombre adultos realizan un gesto que ilustra su necesidad perentoria. El «equipo de incontinencia» podrá dejarse en el mismo tren y será posteriormente recogido por el equipo de limpiezas al final del trayecto.
La decisión no ha sido bien acogida por los empleados del ferrocarril, en especial entre los maquinistas quienes se interrogan por la persona que ha tenido “tan espantosa” idea, que tachan de broma pesada. El sindicato que agrupa a estos empleados ferroviarios cree que el sistema es poco higiénico y de mal gusto.
Entre los pasajeros tampoco parece haber un aplauso unánime. Las ‘bolsas urinario’ se ven una solución para los hombres, pero pocas mujeres acabarán por aceptarlas. Todos creen, sin embargo, que lo mejor es dotar de baño a los convoyes y así acabar con esta medida que no deja de contemplarse como un parche chapucero.
La ministra holandesa de Transportes, Melanie Schultz, no bromea con el asunto y asegura que la medida es «transitoria». «Hasta que podamos instalar aseos en todos los vagones de los trenes de cercanías se pondrán a disposición los ‘sets urinarios’«, explica.