Villanubla rescata los recuerdos del ‘Tren Burra’ durante la décima edición de la Feria de Oficios


Una vuelta al pasado; un recorrido por la historia reciente. Los vecinos de Villanubla (Valladolid) han recreado el ambiente de hace décadas de un típico pueblo castellano durante la celebración de la décima edición de la Feria de los Oficios. Y en esta ocasión el plato fuerte se lo ha llevado el ferrocarril ya que han rescatado del pozo de los recuerdos el que fuera popularmente conocido como ‘Tren Burra’. Una recreación en madera de la máquina y de varios coches del popular tren ha sido una de las estampas de la feria, instalada en la Calle Mayor de esta localidad de unos 2.300 habitantes, situada a diez kilómetros de Valladolid, en una actividad organizada por el Ayuntamiento en colaboración con varias asociaciones del municipio.

«En tiempos de mis abuelos» es el lema de la feria, que recuerda un mercado de hace cien años, según fuentes de la organización, y que es una de las actividades previas a las fiestas patronales que la localidad celebrará la próxima semana. Unos cincuenta puestos ofrecen demostraciones de oficios antiguos, una antigua escuela, una barbería, una fragua, una botica, una cantina, una pequeña granja, un estudio fotográfico o una destilería, con la posibilidad de degustar de forma gratuita productos típicos del municipio elaborados el momento, en un ambiente amenizado con música de dulzaina y con la actuación de grupos de danza de paloteo de Villanubla.

El ‘Tren Burra’ circuló entre 1884 y 1969 de Valladolid a la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco, a través de pueblos como Villanubla, y recibió ese nombre porque en ocasiones los pasajeros tenían que bajarse a empujar el lento convoy a vapor para que subiera una cuesta.

Inaugurado en 1884, uniría la estación de San Bartolomé en Valladolid con Media de Rioseco a través de 40 kilómetros. Más tarde se amplió hasta la estación de Campo de Béjar (cerca de la estación del Norte de Valladolid) en 1890 a través de las calles de esta ciudad. Este último tramo fue clausurado en 1952 por el peligro que suponía la circulación de trenes por las calles vallisoletanas. Se mantuvo para el tráfico nocturno de mercancías hasta 1961, momento en el que se produjo la clausura y desmantelamiento del tramo urbano de la línea, desde San Bartolomé hasta Campo de Béjar. En el solar de la estación de Campo de Béjar se levanta hoy la Estación de Autobuses de Valladolid.

En 1965 el ‘Tren Burra’ fue incorporado a Feve, a quien sigue perteneciendo el terreno por el que discurría, así como los edificios. Unos años más tarde el tren cerraría para siempre. El 1 de junio de 1969 se decretó su cierre, que se produjo finalmente el 11 de julio de 1969 fecha del último viaje de este tren, que pervive en la memoria de muchos habitantes de Tierra de Campos.

Durante la década de los cincuenta y sesenta atrajo la curiosidad de aficionados europeos y norteamericanos que recorrieron Tierra de Campos tomando instantáneas de uno de los últimos trenes a vapor de Europa (entre ellos Trevor Rowe, que escribió un libro sobre este tipo de trenes en España Narrow Gauge railways of Spain, con un material gráfico muy interesante).

El tren solo es hoy en día un efímero recuerdo, sobre todo de los castellanos más ancianos, aunque hoy en día aún se mantienen en pie algunas de sus estaciones, pero muchas de ellas en estado ruinoso. Todas ellas eran de ladrillo y tenían una misma planta. En todas había además un muelle cubierto y otro descubierto, una grúa giratoria y un puente-báscula.

2 Respuestas a “Villanubla rescata los recuerdos del ‘Tren Burra’ durante la décima edición de la Feria de Oficios

  1. En invierno, cuando nevaba, era preciso echar tierra en los raíles para evitar que las ruedas patinaran con lo que el viaje cobraba una dimensión aventurera de final incierto, aunque por lo general feliz.El desplazamiento desde Valladolid a la estación de Medina de Rioseco, venía a durar una hora y media. Las paradas obligadas del trayecto eran las dos de la capital, Campo de Béjar y San Bartolomé, y las de Zaratán, Villanubla, La Mudarra y Rioseco, además de dos apeaderos, Torozos y Coruñeses, que eran discrecionales. El trenecillo se detenía si había viajeros o previsión de que pudiera haberlos, de modo que la hora de llegada era siempre aproximada.

  2. Rioseco tenía ¡¡¡¡ dos estaciones!!!! La principal, en el centro del pueblo, y la de arriba, (creo que tambien se llamaba del Portazgo) en la carretera hacia León.
    Mi única experiencia con el tren burra, fue la de ir de una estación a otra, en el llamado «tren automotor», que debía de funcionar con Diessel .
    Aunque el pueblo ha cambiado mucho, todavía se puede ver en Google Maps, la huella de la inmensa curva que hacia el tren, rodeando el pueblo, para ir de una estación a otra

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