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Once muertos, en otro accidente en Egipto

Al menos once personas han fallecido y cerca de un centenar han resultado heridas por un descarrilamiento de un tren de pasajeros cerca de El Cairo, según han informado las autoridades del país norteafricano. El incidente, que está bajo investigación, ha ocurrido en la línea entre El Cairo y Al Mansur, a la altura de la localidad de Touj, gobernación de Caliubia, en el delta del Nilo, informa el diario ‘Al Ahram’. A finales de marzo, el choque de dos trenes en la provincia egipcia de Sohag (sur) causó al menos 19 muertos y más de 180 heridos.

El Ministerio de Salud egipcio ha confirmado en un comunicado que, además de los once muertos, hay al menos 98 personas heridas. La mayoría de ellas con fracturas de huesos, cortes y contusiones. Al menos 60 ambulancias fueron enviadas al lugar y los heridos fueron trasladados a hospitales cercanos, agregó el ministerio. Las redes se han inundado de imágenes terribles sobre el accidente que hacen suponer que el número de víctimas podría elevarse según vayan pasando las horas y los equipos de rescate realicen su trabajo.

Las causas del descarrilamiento no están claras. El diario estatal Ahram informó que las autoridades han detenido al menos a una decena de funcionarios ferroviarios, incluido el conductor del tren y su asistente, en espera de una investigación sobre el accidente. Este es ya el incidente más grave desde el pasado 26 de marzo, cuando al menos 19 personas fallecieron y más de 180 resultaron heridas en la colisión de dos trenes de pasajeros en el sur de Egipto. En la mayor parte de los casos, los accidentes se deben a errores humanos así como al mal estado de la red ferroviaria y a la falta de sistemas de señalización y seguridad.

Tras la última tragedia, el presidente egipcio se comprometió a aplicar un «castigo disuasorio» a los responsables, ya sea por «negligencia o por corrupción, sin excepción ni demora» y, hasta el momento, han sido detenidos seis trabajadores ferroviarios, incluidos los dos maquinistas de los trenes involucrados. A pesar de las promesas de las autoridades de mejorar la obsoleta infraestructura e invertir más en este sector, los accidentes se vienen repitiendo desde hace décadas sin que la extensa red ferroviaria que llega de norte a sur del país sea modernizada.

Los accidentes de tren son habituales en Egipto, donde el sistema ferroviario tiene un historial de equipos mal mantenidos y mala gestión. El gobierno dice que ha lanzado una amplia iniciativa de renovación y modernización. El presidente Abdel Fattah el-Sissi dijo en marzo de 2018 que el gobierno necesita unos 250.000 millones de libras egipcias, o 14.100 millones de dólares, para revisar el maltrecho sistema ferroviario. Cada año se registran cientos de accidentes de tren. En febrero de 2019, una locomotora no tripulada se estrelló contra una barrera dentro de la principal estación ferroviaria de Ramsés en El Cairo, provocando una enorme explosión y un incendio que mató al menos a 25 personas. Ese accidente provocó la dimisión del entonces ministro de Transportes.

En marzo, otro accidente ferroviario causó la muerte de al menos 20 personas y 200 heridos a unos 275 kilómetros al sur de El Cairo. (Hamada Elrasam/VOA). En agosto de 2017, dos trenes de pasajeros chocaron a las afueras de la ciudad portuaria mediterránea de Alejandría, matando a 43 personas. En 2016, al menos 51 personas murieron al chocar dos trenes de cercanías cerca de El Cairo. El accidente ferroviario más mortífero de Egipto se produjo en 2002, cuando más de 300 personas murieron después de que se produjera un incendio en un tren nocturno que viajaba de El Cairo al sur de Egipto.

8 ferroviarios detenidos por el accidente en Egipto

Los fiscales egipcios achacan a graves negligencias de los empleados ferroviarios las causas de un mortal chocque en el sur de Egipto a finales de marzo que provocó la protesta pública en todo el país. El accidente del 26 de marzo de dos trenes de pasajeros en la provincia de Sohag, a unos 440 kilómetros (270 millas) al sur de El Cairo, fue el último de una serie de accidentes ferroviarios mortales en el país árabe más poblado. Al menos 18 personas murieron y otras 200, incluidos niños, resultaron heridas. Ni el maquinista ni el ayudante de un tren que chocó a gran velocidad contra otro estaban a los mandos durante el accidente mortal, dijo el domingo la fiscalía.

Los fiscales ordenaron el mes pasado la detención de ocho empleados ferroviarios, entre ellos los dos maquinistas, sus ayudantes, el jefe de control de tráfico de la vecina provincia de Assiut y tres guardias de control de tráfico. Las conclusiones, anunciadas el domingo en un detallado comunicado de la fiscalía, alegan que un maquinista y su ayudante habían desactivado el sistema de control automático de trenes (ATC) antes de la colisión. El sistema ATC es un mecanismo que guía el funcionamiento seguro de los trenes y supone un control de la velocidad. Según un informe de investigación citado por el fiscal el domingo, el maquinista y su ayudante «no estaban en la cabina del conductor» en el momento del choque, «en contra de sus afirmaciones».

Los fiscales también alegan que un vigilante de la torre de control había fumado hachís y un ayudante del maquinista había consumido hachís y el analgésico opiáceo Tramadol, que se vende habitualmente como droga callejera en Egipto. El comunicado no explica si las drogas influyeron en sus decisiones en el momento del accidente. La fiscalía ha dicho que aún no ha concluido la investigación sobre el accidente.

Tras el trágico accidente, el ministro egipcio de Transportes, Kamel el Wazir, declaró que el «factor humano» estaba a menudo detrás de las catástrofes ferroviarias, prometiendo la puesta en marcha de una red automatizada para 2024. El presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, también prometió sanciones contra los responsables de la tragedia. Al menos ocho personas, entre ellas el maquinista y su asistente, fueron detenidos tras el drama.

Los accidentes de tren son habituales en Egipto, donde el sistema ferroviario tiene un historial de equipos mal mantenidos y mala gestión. Cada año se registran cientos de accidentes de tren. En febrero de 2019, una locomotora sin tripulación se estrelló contra una barrera dentro de la principal estación ferroviaria de Ramsés en El Cairo, provocando una gran explosión y un incendio. Ese accidente provocó la dimisión del entonces ministro de Transportes. El accidente ferroviario más mortífero de Egipto se produjo en 2002, cuando más de 300 personas murieron tras un incendio en un tren nocturno que viajaba de El Cairo al sur de Egipto.

Dimite el jefe de ferrocarriles de Egipto

El Gobierno egipcio nombra un nuevo jefe de la Autoridad de Ferrocarriles tras el accidente del pasado viernes en el que murieron al menos 41 personas y otras 132 resultaron heridas. El ministro de Transporte egipcio, Hisham Arafat, designa al ingeniero Said Ibrahim Mohamed Salem como director del ente estatal después de que su predecesor en el cargo dimitiera este fin de semana. Medhat Shusha presentó su renuncia ante el ministro después de la tragedia del pasado viernes, cuando decenas de personas fallecieron al chocar dos trenes de pasajeros a las afueras de la ciudad mediterránea de Alejandría, en el norte de Egipto.

La fiscalía del este de Alejandría ordenó el domingo que los dos conductores de los trenes, así como sus dos asistentes, permanezcan en detención durante quince días mientras continúan las investigaciones sobre el suceso. Medios judiciales aseguran que los empleados de los dos trenes y los trabajadores de las estaciones de tren más cercanas al lugar del accidente
fueron puesdtos en libertad tras prestar las primeras declaraciones. Pero posteriormente, la fiscalía decidió su confinamiento. También ordenó, bajo la supervisión del juez Ualid al Beheri, tomar muestras de orina y de sangre del conductor del tren que provocó la colisión con el fin de aclarar si en ese momento se encontraba bajo los efectos de las drogas.

El accidente ocurrió en la zona de Jorshed, cerca de la estación ferroviaria del municipio de Abis, vecino a Alejandría, cuando un tren procedente de El Cairo colisionó con otro que venía de Port Said (norte) y que estaba parado en la vía. Los dos trenes se dirigían a Alejandría. Debido a la violencia del choque, varios coches descarrilaron en un campo y otros se empotraron los unos en los otros. Los equipos de rescate tuvieron que utilizar dos grúas para separar los amasijos de hierro provocados por el impacto.

El accidente dejó 41 muertos y 132 heridos, de los cuales 53 seguían hospitalizados el sábado, afirmó el ministro de Sanidad, Ahmed Emad el Din Rady, en un comunicado. En el lugar de los hechos, las ambulancias se sucedieron durante horas para transportar a los heridos, que esperaban tendidos en un campo contiguo a la vía, hacia los hospitales de Alejandría. El presidente, Abdel Fatah al Sisi, había pedido el viernes una investigación para que los responsables del accidente «rindan cuentas».

Egipto es escenario de numerosos accidentes de tráfico o ferroviarios debidos a una circulación caótica, el mal estado de muchos vehículos y carreteras y la falta de mantenimiento de las vías férreas. Los egipcios llevan tiempo reprochándole al gobierno su fracaso a la hora de reducir los accidentes de transportes y los problemas de infraestructuras. El accidente ferroviario del viernes es el más mortífero desde 2012, cuando un autobús escolar chocó con un tren en un paso a nivel de la provincia de Asiut (centro) causando 47 muertos.

Renfe, Adif e Ineco trabajarán con Egipto para mejorar la seguridad del ferrocarril egipcio

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Tres empresas públicas españolas participan en un programa de la Unión Europea sobre seguridad ferroviaria en Egipto. Este plan, que comienza a desarrollarse ahora en El Cairo, pretende desarrollar un sistema de gestión sobre la seguridad del ferrocarril en el país árabe. El proyecto de hermanamiento, presupuestado en 1,3 millones de euros financiados íntegramente por la UE, está previsto que finalice en junio de 2017, tras 24 meses de funcionamiento y otros tres de clausura.

El Gobierno español -a través del Ministerio de Fomento y las empresas públicas ferroviarias Renfe, Adif e Ineco- será el encargado de colaborar con Egipto para su implementación. «No es una asistencia técnica al uso, sino que lo que se pretende es transmitir conocimientos, experiencias y saber hacer para la mejora de la seguridad ferroviaria», explica el director del proyecto y subdirector general de estudios económicos en el Ministerio de Fomento, Gerardo Gavilaves.

La Administración española llevará a cabo actuaciones para transmitir «buenas prácticas, propuestas, cambios normativos, formación de conductores, mejoras en la señalización y tecnología, con el objetivo de reducir la tasa tan elevada de accidentalidad que tiene este país», añadió Gavilaves. Sin embargo, el experto español puntualiza que no se pueden «esperar milagros». «Si no hay una mejora de la infraestructura, una renovación del material móvil o de la señalización, los resultados (del proyecto) no serán tan buenos», precisó.

Gavilaves asegura que el proyecto no incluye inversiones físicas y es «muy limitado». En este marco, se propone que técnicos españoles acudan a Egipto, y los egipcios visiten España para intercambiar conocimiento, pero «ni siquiera se sustituirá un paso a nivel».

El ministro egipcio de Transporte, Saad Mohamed al Gueiushy, se compromete a «establecer un sistema de seguridad» en toda la red ferroviaria egipcia para reducir los accidentes de tren. Según el ministro, hay 1.400 siniestros al año, aunque no precisó el número de víctimas. Con este proyecto, la administración egipcia pretende «recibir la experiencia española», además de «aumentar sus capacidades y revisar sus procesos» en materia de seguridad ferroviaria, aunque todo eso «llevará tiempo».

Egipto se compromete a revisar y reforzar el reglamento para que «cualquier responsable de un accidente sea castigado». Con respecto a las causas principales del gran número de accidentes, Gavilaves destacó la «despreocupación del usuario». «Tienen una cierta confianza en que no les va a pasar nada. Las indicaciones en materia de seguridad es algo a lo que no se le hace mucho caso», destaca. Los técnicos españoles creen que existe una cierta falta de capacitación del personal ferroviario y las vías ferroviarias no disponen de protección y se puede cruzar por muchos puntos.

De cuando las momias alimentaban las calderas de las locomotoras de vapor

La locomotora de vapor fue la reina indiscutible de la tracción ferroviaria desde su aparición en 1830 hasta bien mediado el siglo XX. Aún hoy resulta todo un espectáculo verla en plena acción. La fuerza de su marcha, el atractivo chorro de su penacho de humo y la potencia de su silbato anuncian de forma indiscutible su apabullante avance.

Una locomotora de vapor es a todas luces una máquina impulsada por la acción del vapor de agua. Y como cualquier artilugio de vapor, utiliza la presión de éste para producir movimiento. Básicamente en la locomotora, el combustible es madera o carbón, que se quema en un horno. La combustión calienta una caldera en la que hay agua, produce gran cantidad de vapor que, como si fuera una olla exprés, se encuentra a alta presión. El vapor sale por un conducto y llega a un cilindro en el que entra por una válvula de admisión. La alta presión del vapor hace que entre con violencia y empuje el pistón. El retorno del pistón hace que el vapor que ha perdido presión salga por una válvula de escape. El movimiento de los pistones de la locomotora se transmite a las ruedas mediante un sistema biela-manivela. Este es en síntesis el proceso que hace mover el tren.

La verdad es que una locomotora de vapor puede quemar todo lo que pueda arder. Sin embargo, ha habido algunas máquinas que han ‘quemado’ algo tan, en principio, incombustible como el ¡agua! Se trataba de locomotoras de vapor adaptadas para calentar el agua con grandes resistencias eléctricas. Contaban con pantógrafo y aprovechaban los excedentes generados por las centrales hidroeléctricas. La compañía del Midi, en el sur de Francia, ensayó una locomotora con el propósito de aprovechar los recursos de sus centrales en el Pirineo, y en Suiza se habilitaron varias en tiempos de la Segunda Guerra Mundial ya que no tenían carbón y era una buena forma de reciclar locomotoras de maniobras relativamente modernas.

En los inicios de la era atómica, en los años cincuenta, se llegó a plantear seriamente la posibilidad de construir locomotoras atómicas que, al igual que una central nuclear convencional, producirían vapor (aunque en este caso para mover una turbina que, a su vez, accionaría una dinamo que alimentaría los motores eléctricos de la locomotora).

El corazón de la locomotora es su caldera, en la que gracias a la combustión del carbón, aunque también de otros materiales como la madera y el petróleo (en Brasil, por ejemplo, se llegó a quemar café y en Cuba, en la actualidad, continúa utilizándose la caña de azúcar), se calienta el agua hasta convertirla en vapor. La turba también ha servido para alimentar las calderas de algunas locomotoras en el pasado.

Pero nada tan sorprendente como el uso de momias egipcias, según se llegó a creer a finales del siglo XIX. La fuente de esta información proviene de uno de los más incisivos reporteros norteamericanos de la época, Samuel Langhorne Clemens (1835-1910). Más conocido por su pseudónimo literario Mark Twain, fue un humorista y escritor muy popular de los Estados Unidos.

En 1867 se embarcó en el ‘Quaker City’ –un viejo vapor de tiempos de la Guerra de Secesión– para realizar un viaje hasta Jerusalén en compañía de un grupo de peregrinos. A partir de este viaje escribió ‘Los inocentes en el extranjero’, un recuento divertidísimo, y su obra mejor vendida en vida. Editada también bajo el título ‘Un yanqui por Europa camino de Tierra Santa’, explota humorísticamente y de forma epistolar -son cartas publicadas en periódicos norteamericanos- por un lado, la decadencia, pretenciosidad y el aristocratismo antidemocrático europeos, y, por otro, el provincianismo paleto y la irreverencia de los estadounidenses en contacto con Europa.

Bien conocido por su capacidad para analizar con agudeza y acierto el mundo en que vivía, pero también, y sobre todo, por ser uno de los más guasones y ácidos miembros del gremio, Mark Twain relató sus sufrimientos como turista. En ese viaje habla de los ferrocarriles egipcios, de los cuales tuvo conocimiento de primera mano durante su estancia en el valle del Nilo: “No hablaré de los ferrocarriles, pues son como cualquier otro ferrocarril. Sólo diré que el combustible que utilizan para la locomotora está compuesto por momias de tres mil años de antigüedad, adquiridas con ese propósito a tanto la tonelada o en el cementerio y que, en ocasiones, uno escucha al profano maquinista decir malhumorado en voz alta: «J—r con estos plebeyos, no se queman nada…, pásame un rey”.

La broma de Twain tomó carta de naturaleza y llegó a traspasar el crédito de los lectores que, con el tiempo, concedíeron a la leyenda una verosimilitud a prueba de bombas. No es de extrañar, por tanto, que hasta la BBC concediera credibilidad al relato y lo certificara en alguno de sus programas como un hecho probado.

Claro que la broma de Twain bien pudo inspirarse por un rumor relacionado que circuló en la mitad del siglo XIX. Según una de las leyendas de la época, los fabricantes estadounidenses de papel se vieron obligados a importar envolturas de momias, a unos pocos centavos por libra, para utilizar en sus fábricas, dadas las dificultades que tenían para hacerse con la materia prima. Pero al no poder esterilizar los envoltorios, provocaron un brote de cólera entre los trabajadores de los molinos.

La historia sólo resulta un poco más creíble que la broma del ferrocarril, aunque acabó como el evangelio entre respetados propietarios de la industria papelera. Para ser justos, el relato tiene ligeros aspectos reales. Antes de la introducción de la fabricación de papel de pulpa de madera en el siglo XIX, los fabricantes tuvieron que enfrentarse a una escasez de materia prima y frecuentemente se vieron obligados a utilizar harapos. Muchos de estos trapos fueron importados del extranjero, y algunos de los fardos procedían de Egipto. Sin embargo, no hay forma de relacionar los trapos de Egipto con las envolturas de las momias. Es otra leyenda urbana o un fake, según reconoceríamos hoy en día.

(Ilustración Eladio Pérez)

Veinticinco muertos en un choque de dos trenes al sur de El Cairo

De nuevo la fatalidad se ceba con un tren. Al menos 25 personas murieron y otras 55 resultaron heridas en un accidente registrado la tarde de ayer sábado en Al Ayat, al sur de El Cairo, la capital egipcia, al chocar dos trenes, según informaron fuentes oficiales al diario británico ‘The Times’. Un tren de primera clase repleto de pasajeros embistió a un segundo tren que se encontraba parado tras haber arollado a una vaca y que se encontraba casi vacío a la espera de reparaciones. Al menos uno de los vagones del tren volcó, según estas fuentes.

El tren de primera clase se dirigía desde el sur de El Cairo a Asiut y Asián, centros turísticos con ruinas del Egipto Antiguo. No hay noticia de que haya extranjeros entre los fallecidos.

En 2002 y también en Al Ayat 360 personas murieron en el incendio de siete vagones de un tren con exceso de pasajeros. En el norte del país otras 44 personas murieron en 2008 en otro accidente ferroviario y dos años antes 58 individuos más perdieron la vida en un nuevo choque

(Fuente El Correo)

Egipto también quiere conocer el AVE

España sigue en el escaparate mundial ferroviario. El ministro de Transportes egipcio, Mohamed Mansur, viaja a Madrid para estudiar con las autoridades españolas la construcción de un tren de alta velocidad que una las ciudades monumentales del sur de Egipto con la costa del mar Rojo. La visita del mandatario egipcio se produce un día después de que haya prmanecido en nuestro país el secretario del Transporte de la Administración Obama, Ray LaHoood

Según el diario oficial Al Ahram, Mansur analizará con los inversores españoles la construcción de este medio de transporte entre la región sur, conocida también como Alto Egipto, y la costa oriental.

El proyecto tiene el objetivo de fomentar el turismo, facilitando el transporte entre las ciudades históricas de Luxor y Asuán, a unos 700 kilómetros al sur de El Cairo y principales atracciones turísticas de Egipto, y las ciudades costeras del mar Rojo, en el este del país.

Está previsto que Mansur permanezca cuatro días en Madrid, donde se reunirá con el ministro de Fomento español, José Blanco, y con otros funcionarios del Ministerio de Comercio e Industria, para tratar el proyecto