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Metro Madrid eliminará los clásicos tornos

Metro de Madrid tiene prevista la sustitución de los clásicos tornos por otros de diseño ergonómico, vanguardista y patentado por la compañía madrileña. Serán las puertas de acceso 4.0, que se implantarán en todas las estaciones según se vayan éstas modernizando, y cuya primera muestra podrá verse en muy pocos meses en la estación de Gran Vía. El nuevo sistema se somete estos días a las últimas pruebas, antes de ponerse en marcha. Tanto su diseño como su funcionalidad suponen un salto adelante, y rompen con la estética tradicional. Serán más espaciosos –facilitando el paso a los usuarios, especialmente a aquellos con movilidad reducida–, más fáciles de usar, y aportarán más información al viajero. El cambio forma parte de la digitalización de la red de Metro, un programa que ha presentado Madrid para la captación de fondos europeos. El proyecto tiene un importe de 789 millones de euros.

Las nuevas puertas de acceso, que sustituyan a los tornos; se han diseñado pensando en su funcionalidad. Tienen, por ejemplo, una anchura en su zona de paso de 70 centímetros –diez más que ahora–, que llegan a un metro en las destinadas a personas con movilidad reducida. Según explican los expertos, el tipo de puertas que se utiliza es abatible en los dos sentidos del paso del viajero, y es más sencillo regular la velocidad de apertura y cierre, lo que reduce esa sensación de que van a atrapar al usuario que en ocasiones se experimenta. Además, proporcionará mucha información al viajero: al validar el billete, una pantalla grande, de 10 pulgadas, permitirá ver claramente cuántos viajes quedan en el título de transporte, cuántos días faltan para que se agote el abono, si se ha caducado la tarjeta o si no la ha podido leer bien.

También contará con una serie de luces que advertirán si la puerta es sólo de entrada o sólo de salida, y que se situarán en una pantalla vertical, pero también en un juego de luces rojas o verdes en los laterales y en el suelo. Las nuevas puertas del Metro incluso podrán ‘hablar’ al usuario: contarán con altavoces para que se puedan transmitir mensajes verbales. Con la nueva tecnología permitirá a los usuarios pagar desde el móvil, o llevar en el teléfono el título de transporte.

En la red de Metro hay unos 2.200 pasos con torno. De momento, se van a instalar estas nuevas puertas 4.0 en la estación de Gran Vía, en 17 pasos en total. La intención de los responsables de la compañía es ir extendiendo el sistema al resto de estaciones a medida que éstas se vayan modernizando. El material será antivandálico. Dado que no existe billete de papel, ni magnéticos, se evitan muchos de los elementos mecánicos con los que se debía contar hasta ahora, lo que redunda en un menor mantenimiento de los nuevos sistemas, lo que los hace también menos costoso. La inversión global en estos primeros equipos será de 411.000 euros.

La tecnología permitirá conocer dónde ha entrado un viajero y dónde ha salido de la red de Metro, y aplicarle la tarifa más ventajosa para su trayecto, o implementar nuevas tarifas que fidelicen a los clientes, favoreciendo el uso del transporte público, explican desde la Consejería de Transportes.

Metro de Madrid suprimió a medidados de 2019 el sistema de tornos abiertos que llevaba ensayando desde inicios de año, y que se extendía a un total de 35 vestíbulos al no lograr los resultados esperados, como era el agilizar el sistema de entrada al suburbano. La compañía optó por concluir esta experiencia piloto y volver de forma homogénea en todas las estaciones al sistema de tornos cerrados. En algunas estaciones el sistema presentó efectos positivos, sobre todo cuando coincidían con eventos “de gran tamaño” o en paradas con gran afluencia de viajeros. En estaciones “más pequeñas” y con un volumen de viajeros más reducidos, el modelo de tornos abiertos no obtuvo “los efectos esperados”, como es mejorar el tránsito a las instalaciones.

Puertas automáticas verticales en Barcelona

Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y empresas e instituciones tecnológicas de Corea del Sur probarán una puerta automática vertical en los andenes del Metro para favorecer la regularidad del tráfico de convoyes y aumentar la seguridad. Las puertas de andén verticales (VPSD) se instalarán en pruebas desde el segundo semestre de 2018 en uno de los dos andenes de la estación de Can Cuiàs (Línea 11), en Montcada i Reixac (Barcelona.

La prueba se hace en una estación que ya fue la primera de España que tuvo puertas de andén automáticas. Ahora se hará la prueba pero en el andén de la vía 1, la que no se usa normalmente para tráfico de pasajeros: desde el segundo semestre de 2018 se montarán las puertas, y se probarán al menos seis meses.

Esta alternativa a las puertas de andén horizontales es una estructura vertical fija con unas guías por donde pasan tres paneles rígidos (transparente u opacos) como una persiana. Se despliegan hacia abajo para convertirse en una barrera de unos 180 centímetros de altura entre el tren y el borde del andén, o bien se pliegan hacia arriba para entrar y salir del convoy, y se accionan automáticamente cuando el metro se para.

Para TMB, la ventaja de la puerta vertical respecto a la horizontal es que dan mucho más espacio para pasar, por lo que no hace falta que los convoyes hagan paradas de alta precisión, ni que todos los trenes tengan exactamente la misma distribución de puertas -por eso se puede aplicar a líneas de metro con trenes de series diferentes-. También considera que las puertas dan seguridad por la separación física entre el andén y las vías, sobre todo en caso de aglomeraciones; y que otra posible ventaja es que facilita automatizar el cambio de sentido del metro en el final de la línea, lo que reduce el tiempo y mejora la frecuencia de paso.

El acuerdo para la prueba en Barcelona lo han firmado el director de la red de Metro de TMB, Marc Grau, y el consejero delegado de la empresa STraffic, Chanjong Moon, y también han asistido directivos del Instituto del Transporte de Corea, la companyia Woori Tech Co. Ltd., la Asociación Coreana de Señalización Ferroviaria y la Asociación Comercial Coreana: todos visitaron el martes la estación de Can Cuiàs.

Según TMB, hasta ahora sólo se han instalado estas puertas en algunas líneas suburbanas de Asia; y el mismo fabricante hará otras en la red de cercanías de París.

Barcelona ya fue pionera en hacer circular un tren sin conductor gracias a los sistemas de control basados en comunicaciones por radio (CBTC), el que se trabaja desde hace un tiempo y del que se ha convertido en referencia internacional. Este sistema permite que los trenes paren en el lugar correspondiente y eviten la separación física entre los andenes y la zona de vías, mediante puertas automáticas sincronizadas con las puertas de los trenes. La Ciudad Condal se adelantó al resto en el desarrollo de esta pequeña revolución tecnológica, que añade confor y seguridad a los viajeros. Este modelo se extendió a otros metros del mundo.

Actualmente, más de cuarenta líneas de metro, que suman más de seiscientos kilómetros, están automatizadas, y se espera que la expansión se acelere en los próximos años: cada década se han duplicado los kilómetros de línea de la anterior y, para la próxima, se espera que se tripliquen. La idea es que muy pronto el 25% del metro de Barcelona sea completamente automático.

Sola y ‘tirada’ en la estación de Segovia

Cuando todos los elementos se alían para que ocurra lo inesperado, lo más fácil es que acabe sucediendo. Parada breve, interventor despistado, pasajeros inadvertidos, trenes automatizados y rigidez del reglamento son las circunstancias que abocaron al incidente más destacado de este puente festivo en la red ferroviaria española. Una niña de once años se quedó el miércoles ‘tirada’ en la estación de tren de Segovia después de que a los familiares con los que viajaba no les diera tiempo a bajarse del convoy. Viajaba con su padre, su hermano y su abuela, pero no les dio tiempo a abandonar el tren y la pequeña se quedó sola y con dos grados bajo cero en la estación. El interventor informó al padre de la menor de que ya no se «podían abrir» las puertas al no considerar el hecho como una «urgencia».

El suceso, tal y como denuncia la progenitora de la menor, Clara Montagut, ocurrió el miércoles 6 cuando la niña se bajó en el andén de Segovia donde tanto ella, como su padre, otro hermano y su abuela tenían prevista la parada. La niña salió con normalidad y cuando lo iban a hacer el resto de la familia, las puertas se cerraron. El padre acudió «rápidamente» al interventor del tren que, «por fortuna», se encontraba en el mismo coche. Pero el responsable del convoy le informó que ya no se «podían abrir» las puertas. El Avant arrancó dirección a Valladolid dejando «tirada» a la menor «sola» a las «10 de la mañana» y con «dos grados bajo cero», lamenta la madre de la niña.

El interventor informó a la estación de lo sucedido para que se hicieran cargo de la pequeña. Al tiempo, el padre avisó a un familiar que se presentó media hora después para que la menor no permaneciera sin su familia en este lugar. Una vez que el padre, la abuela y el otro hermano de la niña llegaron a Valladolid regresaron a Segovia en otro tren que salió dos horas después de su llegada. Allí se reencontraron con la menor, resume Clara Montagut que reclama que se revisen los protocolos para que no vuelva a darse una «situación como esta».

Montagut explica que Renfe se puso en contacto con ella para «disculparse» veinticuatro horas después del incidente y una vez que el caso se divulgara a través de las redes sociales y de haber puesto una queja en Atención al Cliente de la operadora. Renfe lamenta lo sucedido e insiste en que se dio un «cúmulo de circunstancias desgraciadas». Reconoce que la parada en Segovia es «muy breve» y señalan que tanto el jefe de estación como el interventor pensaron que ya no quedaba por «bajar» nadie más y por eso el tren se puso en marcha. «Cuando un tren de estas características arranca es muy difícil que dé marcha atrás«, puntualizan desde el Gabinete de Comunicación de Renfe, que advierte de que cuando se puso en alerta de la situación se activó el «protocolo«, dando aviso a la estación para que personal de Renfe acompañara a la menor y «no estuviera sola».

El hecho de que una menor se haya visto envuelta en este percance le da más relieve al caso, pero el desafortunado incidente no es tan raro como puede parecer a primera vista. Soy testigo de un percance similar sucedido hace ya unos años con una persona mayor. Decidió bajar en una estación que no le correspondía y cuando se percató de que el tren arrancaba no tuvo tiempo de acceder al convoy porque las puertas se cierran automáticamente. Advertido de lo ocurrido, el personal ferroviario le dio todo tipo de atenciones hasta que otro convoy pudo recogerlo y trasladarlo hasta su destino.

Un cúmulo de circunstancias derivó en el caso que nos ocupa. ¿Tienen solución este tipo de incidentes? ¿Los pasjeros están obligados a saber el tiempo de parada? ¿La operadora y sus profesionales tienen razón en aplicar a rajatabla el reglamento? ¿Es factible un cambio de la normativa? ¿Técnicamente es posible que el tren vuelva a la posición de partida una vez ha iniciado la marcha? En este caso una simple advertencia al revisor, muy probablemente habría evitado el problema. El sentido común debe imperar en todos los casos. Lo mejor sería, siempre, contar con la colaboración de los profesionales, que para eso van con los viajeros. Cortesía, educación y amabilidad deben presidir las relaciones entre viajeros y ferroviarios (en general, la hay) para evitar problemas mayores.

Las puertas del Talgo III asaltado en Abando franquean la entrada a la factoría de Las Matas

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Que quede claro. Esto es Talgo. El logo de la firma de los Oriol preside la entrada a la factoría de Las Matas (Madrid). Nada distinto a lo que ocurre en los otras cinco fábricas de la compañía. Pero en la base madrileña del Paseo del Tren hay algo que la hace diferente a las otras. Unas puertas de los trenes de la tercera generación, los míticos de la librea en plata y rojo, franquea el acceso al interior de la nave.

Las puertas del Talgo III son quizá lo más reconocible del modelo desarrolado en los años 60 por la firma de los Oriol. Y en Las Matas presumen desde hace algo más de medio año de sus nuevos accesos. Pero son pocos los que saben que esas puertas pertenecen a la rama 1B19 que recaló en 2012 al final de la vida comercial en la estación bilbaína de Abando y que estos días ha vuelto a las páginas de los periódicos porque un grupo de desconocidos ha robado de su interior todo lo que ha podido, equipos, cables, tuberías y mobiliario.

Alguien en Talgo tuvo la feliz idea de aprovechar las puertas del Talgo III varado en Bilbao. Y de la idea se pasó a los hechos. Las puertas fueron eliminadas del convoy con mucho cuidado para evitar que sufreian daños durante la operación de desmontaje. Una vez quedaron desarmadas, en su lugar se colocaron unas palnchas para evitar el acceso al interior de los coches que permanecían tal cual habían quedado en Abando.

La rama estacionada en uno de los apartaderos más retirados de Abando estaba condenada. Recaló en la capital vizcaína en otoño de 2012 y allí quedó afectada, al parecer, por la rotura de uno de los rodales. Responsables de la operadora aeguraban en tonces que el convoy se arreglaría y quedaría a la espera de una operación de venta de trenes a Argentina. Pese a su antigüedad, la rama del Talgo III no estaba calificada por Renfe Operadora, ni por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE), como digna de ser preservada, aunque hace años la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao (AAFB) intentó, sin suerte, que se la cedieran para su custodia y mantenimiento. Esta versión se publicaba el martes en la web Ferroguía que daba cuenta además del asalto y robo de material en Bilbao.

Ahora solo valdría para chatarra. Aunque la escasa vigilancia que existe en esa zona de la terminal bilbaína, pondría en cuestión la custodia de cualquier vehículo ferroviario. De hecho la AFFB quiere que su unidad 439 (ex 906) sea traslada lo antes posible a cualquier otra estación que ofrezca garantías para su conservación porque el riesgo de que sea vandalizada en Abando es muy alto.

Precisamente este año se cumplen cincuenta años de la llegada del Talgo III a Abando, que hicieron su aparición por primera vez en octubre de 1964. Sus colores rojo y plata han sido, casi hasta su desaparición, bandera de un tren que, en su momento, ofrecía confort, rapidez y seguridad. Viajar en un tren de este tipo era, en aquellos primeros años, símbolo de estatus al alcance de muy pocos. Pero el plateado de la franja roja de Bilbao tiene sus días contados. Su destino ya está firmado: el desguace.

(Imagen cortesía Juanjo Olaizola)