Cuba abrirá su ferrocarril a la gestión extranjera el próximo mes, cuando entren en vigor las nuevas normas legales publicadas para este medio de transporte. Las nuevas leyes permitirán «como aspecto novedoso» la explotación «en todo o en parte» de «las vías férreas, instalaciones y material rodante» en el país por «una persona natural o jurídica, nacional o extranjera», informa al diario estatal Granma el asesor del Ministerio cubano de Transporte (Mitrans), Edmundo Ronquillo.
El nuevo decreto ley de los ferrocarriles pretende ser «un paso positivo» para la revitalización del sector, que colapsó durante la década de 1990 y aún no se ha recuperado debido al mal estado de las vías y la obsolescencia tecnológica de los equipos, algunos con cuatro o más décadas de explotación.
Aunque los cubanos en general prefieren usar autocares para cubrir medias y largas distancias, el ferrocarril se sigue considerando «el principal medio de transporte» de Cuba, remarca el diario estatal. Cuba fue el octavo país en poseer ferrocarril con locomotoras de vapor, once años antes que España, que controló las vías cubanas hasta que en 1898 éstas pasaron a operar con capital estadounidense y en 1959 fueron nacionalizadas tras el triunfo de la Revolución Cubana. El ferrocarril se inauguró en la isla el 19 de noviembre de 1837, con la puesta en marcha de una línea que comunicaba a La Habana con la cercana localidad de Bejucal.
Para modernizar su ferrocarril, Cuba ha negociado varios contratos en los últimos años, entre ellos un multimillonario convenio con Rusia para la compra de locomotoras. A finales de julio, Granma anunció la inminente firma de un «ambicioso proyecto» entre la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses y la estatal Unión de Ferrocarriles de Cuba, con una inversión de unos 40 millones de euros (46,7 millones de dólares) para modernizar talleres y recuperar trenes y vagones de pasajeros.
En la actualidad la isla posee más de 4.000 kilómetros de vías públicas, donde transitan en su gran mayoría locomotoras diesel, y unos 7.000 kilómetros dedicados al transporte del azúcar, aunque una parte ha quedado en desuso tras el desmantelamiento de una gran cantidad de fábricas en la década pasada. El parque en explotación en 2010 era de alrededor de 700 locomotoras, de ellas 283 de la UFC y el resto de los ferrocarriles azucareros. En su mayor parte son diésel; desde 2004 no se emplean locomotoras de vapor (excepto en paseos turísticos), antes, muy comunes en los centrales azucareros. Se contaba con 40.000 coches, de ellos 7.508 operados por la UFC y 160 coches-motores y 780 coches de pasajeros.
En el servicio de pasajeros, el tren insignia (denominado «tren No 1»), realiza un viaje expreso entre La Habana y Santiago de Cuba por la línea central de 835 kilómetros de longitud. Otros servicios nacionales parten de La Habana hacia Pinar del Río, Cienfuegos, Sancti Spiritus, Morón, Holguín, Manzanillo y Guantánamo. La zona metropolitana de La Habana es servida por una red de trenes suburbanos. Desde el año 2000, se han estado adquiriendo locomotoras y vagones provenientes de Francia (SNCF), Alemania, Canadá (5 locomotoras del tipo RSC18), España y México.
En septiembre del 2017 se llegó a un acuerdo con la compañía estatal de ferrocarriles RZD en el cual asumirá el proyecto integral que incluye la modernización de la línea central entre La Habana y Santiago de Cuba, la vía entre la ciudades centrales Santa Clara y Cienfuegos, y el nudo ferroviario que da acceso a la cap