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El factor Azkuna

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Aunque nacido en Durango, Iñaki Azkuna era más de Bilbao que cualquier bilbaíno. Ya se sabe que los de Bilbao nacemos donde queremos, pero hay bilbaínos y bilbaínos. Y Azkuna lo era. Chirene, socarrón, ácido en ocasiones, hacía alarde diario de ese bilbainismo que supo imponer, como verso suelto que era, incluso en su propio partido. Enjuto, debilitado por ese cáncer de próstata que le fue minando, su rostro acabó perfilándose en las puertas de la muerte hasta parecerse al mismísimo don Miguel Unamuno, otro personaje de Bilbao, al que no se acaba de reconocer en la villa. Alcalde en los últimos quince años, llegó a describir al autor de ‘Paz en la guerra’ como un hombre que “no dejó títere con cabeza, ejerció la crítica según su conciencia y tuvo un protagonismo en ocasiones exacerbado”. Y esa definición bien podría aplicarse a otro hombre que recibió el título de ‘mejor alcalde del mundo’. Ahora ha partido en ese tren del que se desconoce destino, no tiene hora de salida y nunca regresa.

Iñaki Azkuna tuvo una relación profesional con el ferrocarril. Desconozco realmente su querencia con ese mundo, pero en su quehacer profesional son muchos los encuentros con ese particular universo ferroviario. No en vano dirigió la sociedad Bilbao Ría 2000 que ha tenido un papel fundamental en la dinamización de la ciudad y cuyas atuaciones han sido vitales para los proyectos del futuro. Enterró las trincheras de Feve y Renfe en la Villa, urbanizó los espacios que habían dejado las vías, recuperó el tranvía, empujó para que el Gobierno se embarcara en la tercera línea del metro y presionó cuanto pudo para que Fomento acelerara las obras de la ‘Y vasca’.

Se confesó «preocupado» porque «el tiempo pasa y no sabemos absolutamente nada» sobre el proyecto de la alta velocidad y la llegada de los trenes a Abando. Azkuna exigió al Gobierno central que concretara cuanto antes el plan que permitiría a Bilbao subirse al tren de alta velocidad (TAV) y se mostró «alarmado» porque el Ministerio de Fomento no le hubiera transmitido todavía «idea alguna» sobre cómo será el proyecto de entrada del TAV en la capital vizcaína. «El tiempo pasa, las obras van y la legislatura acaba, y no sabemos absolutamente nada», denunció el alcalde. Ha partido en ese tren sin destino y persisten todas las incógnitas.

En su reclamación, Azkuna hablaba de una conexión con Burdeos. El regidor bilbaíno argumentó que la vía sería vital para «el desarrollo de ambas regiones» y además aliviaría la «saturada» circulación de camiones de mercancías en la frontera franco-española. Azkuna realizó esta petición durante el discurso que dio en una reunión en Burdeos con el exministro y también alcalde de la ciudad, Alain Juppé. No es de extrañar que Francia le condecorara con la Legión de Honor.

En su afán por hacer de Bilbao una ciudad cosmopolita, pensó que la comunicación ferroviara sería fundamental para el futuro. Azkuna resaltó la importancia de que la conexión ferroviaria con Burgos y Valladolid se llevara a cabo lo antes posible, aun consciente de que el país se encuentra en plena crisis industrial y económica. «No queremos ser egoístas, sino colaborar con otras ciudades porque hoy en día no podemos vivir aislados. Vivimos en un mundo global y estas dos ciudades tienen un gran futuro».

También alzó la voz frente a situaciones que no le convencían. Como el día que el Gobierno socialista cambió el nombre de la antigua estación del Norte de Bilbao y la bautizó ‘Intermodal Abando-Indalecio Prieto’, como homenaje al político de la II República. Indalecio Prieto fue ministro socialista en varias carteras y titular de Obras Públicas entre 1931 y 1933. Fue el primer político que planteó crear en Bilbao una estación que reuniese diferentes modalidades de transporte. Azkuna defendió que lugares emblemáticos de la villa, como el Hospital de Basurto, El Arenal o La Casilla, entre los que incluyó a la estación de Abando, «deben permanecer con su nombre histórico y no llevar ningún otro nombre añadido». Agregó que la instalación mantendrá su actual denominación «por el resto de los días, por lo menos para este Ayuntamiento». El alcalde rechazó la acusación socialista de «menoscabar la figura» de Prieto. «Fue muy importante, pero algunos de sus sucesores se han equivocado», precisó sobre el cambio en el nombre de la estación.

El alcalde más querido y respetado en la historia de la capital vizcaína que dirigió durante quince decisivos años ha partido en ese ignoto tren hacia no se sabe tras dejar un Bilbao convertido en una urbe mucho más cosmopolita, bella y humana. «La ciudad angosta» -como él la llamaba con cariño parafraseando al crítico de arte Juan de la Encina– sigue sin ver el TAV, pero confía en hacer posible que llegue a la capital vizcaína en los próximos años.

Durante el homenaje a Miguel Unamuno de hace tres años, en el 75 aniversario de su fallecimiento, Azkuna recitó. “El que en 1901 en el Teatro Arriaga de Bilbao dijera aquello ‘de mi Vizcaya, de mi Bilbao la simiente; de mi Castilla, de mi Salamanca el fruto’. Descanse en paz, en su Salamanca dorada aquel gran bilbaíno». Descansa en paz, Iñaki Azkuna. Agur alcalde, adiós

El túnel de Artxanda

Túneles de ArtxandaArtxanda tendrá, después de todo, un túnel para el ferrocarril. La unión de Bilbao con el Txorierri será, por fin, una realidad, tal y como soñaron en su día Indalecio Prieto (Ministro de Obras Opúblicas durante la Segunda República) y Tomás Bibao (de Acción Nacionalista Vasca) que llegó a excavar un agujero de 200 metros.  La consejera de Transportes y Obras Públicas del Gobierno vasco, Nuria López de Guereñu, ha presentado esta mañana el proyecto de construcción del túnel de Artxanda, el primer paso para la conexión ferroviaria desde Bilbao con el aeropuerto de Loiu.  Este proyecto, que se enmarca en el Plan Estratégico EuskoTren XXI, tendrá una inversión de 36,9 millones de euros e incluye, asimismo, el soterramiento de la vía hasta el barrio de Matiko y la construcción de una nueva estación. La licitación de este proyecto se realizará en próximas fechas.

López de Guereñu ha destacado que la construcción de la nueva infraestructura “permitirá la futura conexión con el aeropuerto de Loiu en menos de siete minutos desde Matiko, lo que facilitará la movilidad hacia la comarca del Txorierri”.

El nuevo túnel de Artxanda, de 1.875 metros de longitud y vía doble, dispondrá de dos galerías de evacuación: la primera conectará con el exterior, mientras que la segunda enlazará con el actual túnel de la línea Deusto-Lezama, que se acondiciona como ruta de evacuación. La construcción de la nueva infraestructura está integrada en un tramo ferroviario de 3.085 metros de longitud y vía doble, que conectará el centro urbano de Bilbao con el barrio de La Ola, en el municipio de Sondika. La parte inicial del tramo discurre desde Matiko (al este del paso superior de la calle Tívoli) hasta el entorno del emboquille sur del nuevo túnel, ubicado bajo el viaducto de Maurice Ravel.

En el entorno del paso inferior del Camino de La Salve se contempla una bifurcación de la línea en dos direcciones: un trazado discurrirá hacia Sondika, mientras que en el otro seguirá la actual vía dirección Deusto.  A partir del emboquille norte del túnel de Artxanda, y tras el cruce bajo la Autovía del Txorierri, el trazado discurre por una zona rural, a cielo abierto, hasta entroncar con la línea actual que opera Eusko Trenbideak, al inicio de la curva que bordea por el oeste el barrio de La Ola, en Sondika.

La siguiente fase hacia la futura conexión con el aeropuerto de Loiu será licitada en próximas fechas. Esta actuación contempla el desdoblamiento de la vía ferroviaria hasta el termino municipal de Sondika y la construcción de una nueva estación en el barrio de La Ola.

El 24 de mayo de 2002 se inauguraron los túneles de Artxanda que enlazan por carretera el valle del Txorierri con la capital vizcaína. En realidad son un conjunto de tres túneles de carreteras excavados bajo en monte Archanda, con una longitud total de 3.096 metros. Básicamente comunican el centro de Bilbao con el corredor del Txorierri que llega hasta el aeropuerto de Loiu

La estación del Norte

1231329902533La estación de Abando de Bilbao sigue instalada en la polémica. El miércoles 7 de enero la ministra de Fomento inauguraba un busto de Indalecio Prieto, obra del escultor Lucas Alcalde. El acto pretendía reforzar la denominación de la estación que oficialmente en septiembre de 2006 pasó a llevar el nombre del político socialista. El acto fue boicoteado por las fuerzas representadas en el Ayuntamiento de Bilbao porque el Gobierno tomó la decisión de rebautizar Abando sin contar con el respaldo del consistorio bilbaino.

Sin embargo, muchos bilbainos siguen utilizando el viejo término para nombrar a uno de los edificios más representativos de la capital vizcaína: estación del Norte. Una gran parte de las terminales ferroviarias de media España llevaban ese mismo nombre. No porque estuvieran situadas en ese punto geográfico, sino porque todas ellas eran propiedad de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. Renfe nace en 1941, dos años después de la Guerra Civil para unificar todas las líneas que daban servicio de tren en Esabandopaña.

Norte, Abando, Indalecio Prieto o la estación de Renfe, como quiera llamarla, es una estructura bastante peculiar. Un edificio no tan antiguo (Alfonso Fungairiño la diseñó en 1950, para culminar 20 años de proyectos que no acababan de materializarse) y de un monumentalismo ecléctico que tango gustaba a los dirigentes del franquismo. Está enclavada en plena ‘city’, donde la ciudad rinde homenaje a su fundador don Diego Lope de Haro. Es el único exponente en Euskadi de las grandes estaciones terminales ferroviarias del pasado, dotada de una única marquesina que abriga todas las vías. Este concepto, inaugurado hacia 1863 con la magnífica estación de Saint Pancras en Londres, se convirtió en el más representativo de la arquitectura ferroviaria durante casi un siglo y es precisamente Bilbao-Abando una de las últimas estaciones construidas en el mundo con esta tipología.

Sin embargo, la pieza que la hace diferente al resto de terminales se halla en su interior. Una inmensa vidriera (tiene unas dimensiones de 15 metros. de ancho por 10 de alto) saluda a los viajeros que llegan a Bilbao. El efecto artístico es realmente sorprendente: El diseño fue realizado por Miguel Pastor Veiga mientras que la ejecución de la obra corrió a cargo de la Unión de Artistas de Irún. Está en color, con reloj y escudo centrales rodeados por motivos ferroviarios, industriales y regionales y la flanquean sendos frescos cuyos bocetos fueron realizados por Santos Iturrioz.

Delante de la vidriera precisamente se colocó el día 7 de enero la escultura de Indalecio Prieto que ni tan siquiera muerto puede escapar a la polémica que envolvió su existencia.