La Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF) y la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC) han rubricado un ambicioso proyecto de colaboración que permitirá la modernización de los talleres cubanos de de Luyanó y Camagüey. Con la firma de este acuerdo se pondrá en funcionamiento las locomotoras diésel, recuperar los coches destinados al transporte de pasajeros y acualizar el parque ferroviario con vehículos de origen francés.
El cortejo francés sobre la isla no es algo novesodo. De hecho, Cuba cuenta con la colaboración gala en este sector desde hace años. La SNCF ha facilitado algunos de sus coches para que presenten servicio en algunos trayectos de las vías cubanas, como el que comunica la capital con Santiago. Y ahora trabaja en un proyecto planificado por el Gobierno cubano con el que se intenta recuperar y desarrollar toda la infraestructura que requiere este medio de transporte. El costo total de la inversión prevista asciende a 40 millones de euros. De ellos, 30 provienen de un crédito aprobado poco antes del verano por parte de la Agencia Francesa de Desarrollo, y 10 responden al reordenamiento de la deuda cubana con Francia.
«Una parte importante de la financiación va a ser consagrada a la modernización de las instalaciones y a poner en buen estado el material rodante. Otro monto se destinará a la asistencia del manejo de las obras por parte de la UFC. En este paquete global hay una parte significativa prevista para la capacitación de profesionales cubanos y también para los especialistas franceses que participen en el desarrollo de la inversión», explica Dominique Vastel, quien lidera la Dirección Internacional de la SNCF. «No solo vamos a reparar y a poner en funcionamiento las locomotoras y el tren francés, sino que estamos en condiciones de fabricar las piezas que sea necesario sustituir y que hoy no se comercialicen. Nuestra intervención incluye también aplicar los procedimientos de mantenimiento programado y otras operaciones globales, así como los procesos de previsión, planificación y retorno de experiencias, que constituyen bandera de nuestro grupo», destaca Vastel.
El directivo francés reconoce que Cuba tiene grandes potencialidades por explotar en el área de los ferrocarriles, pero el estado que presentan muchas de las máquinas de que dispone y la obsolescencia tecnológica de sus talleres atentan contra la explotación de este medio. «Nos parece que los talleres tienen una dimensión conforme a las especificidades de lo que queremos desarrollar allí. Hay necesidad de modernizar la técnica y también de estudiar a fondo las posibles modificaciones de los edificios para la instalación de grúas y otros útiles», explica Vastel.
Aunque todavía falta la firma del convenio financiero entre ambos grupos, ya se adelantan los estudios preliminares para las licitaciones imprescindibles en la adquisición de los recursos. «Queremos –concluye el funcionario francés– dotar a los talleres de los equipos y medios para cumplir su objeto y además aportar toda nuestra experiencia, para que exista una mayor conciencia del funcionamiento del taller en sí mismo y del papel que desempeñan en ese sentido la disciplina y la organización de cada una de las áreas de trabajo».
El programa de recuperación y desarrollo de la UFC se extiende hasta el 2028 y tiene como objetivos principales incrementar el transporte de carga y pasajeros, elevar la seguridad de la circulación y la calidad de marcha de los trenes por la infraestructura vial, así como la participación de la industria nacional en la recuperación del ferrocarril.