«El expreso Rías Altas acababa de salir de la estación de Santiago de Compostela el 5 de mayo de 1988 cuando, hacia las 23 horas, arrolló a un hombre a su paso por el barrio santiagués de Boisaca. Caminaba por las vías de espaldas al tren e ignoró las señales acústicas, según el maquinista. El cuerpo quedó seccionado y no hubo manera de identificar a la víctima: no llevaba documentación y sus huellas dactilares no coincidían con ninguna existente en los archivos policiales que se consultaron entonces. Fue el de El Caminante de Boisaca un suceso más sin resolver hasta que dos jóvenes periodistas esotéricos, Iker Jiménez y Lorenzo Fernández, le echaron el ojo».
Este es el avance de un texto que ha publicado en ‘Magonia’ Luis Alfonso Gámez, uno de los mejores periodistas especializado en temas de ciencia y divulgación que existe en nuestro país. Su blog es además una referencia obligada del mundo hispano para desmontar los falsos misterios que algunos ‘investigadores’ presentan con grandes alardes publicitarios.
En esta ocasión, Magonia desmonta lo que en su momento se presentó como un truculento suceso y que sólo fue un desgraciado accidente de los que tenemos noticias más a menudo de lo que sería conveniente. Si no fuera por el resultado final, la historia sería para disfrutarla.
(Ilustración de Iker Ayestarán)