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Estaciones singulares: La Concordia

Construida en el mismo centro de Bilbao, junto al Nervión y frente al emblemático Teatro Arriaga, la estación de La Concordia se inaugura en 1902 para ser cabecera de línea del Ferrocarril de Santander a Bilbao. Joya del modernismo por su arquitectura, el edificio, que define el núcleo ferroviario de la ciudad, junto a la estación de Abando de Renfe y a las oficinas y el puesto de mando de Metrobilbao y cercano a la estación de Atxuri de Euskotren, forma parte del patrimonio cultural de la villa bilbaína. Esto garantiza prácticamente su futuro, cuando acabe su ciclo ferroviario con la integración de las vías en el nuevo complejo ferroviario de Abando y la llegada de la Alta Velocidad.

Inaugurado en los albores del siglo XX, la línea de ferrocarril Santander-Bilbao permite la conexión de ambas ciudades en menos de cuatro horas, con mayor seguridad que hacerlo por mar y a un precio también más asequible. Inicialmente, la línea solo llega hasta el barrio bilbaíno de Zorroza, pero a partir del 21 de julio de 1895 lo hace hasta los terrenos llamados de la Concordia. El nombre procede de los pabellones en los que tiene lugar una reunión muy numerosa de los accionistas de la compañía ferroviaria de Tudela a Bilbao, que tensiona fuertemente la ciudad cuando suspende pagos, y en los que finalmente se llega a un acuerdo satisfactorio. A partir de ese momento, los terrenos adjuntos se denominan de la concordia.

La estación está cerca del puente de El Arenal, que comunica el Casco Viejo con el nuevo Ensanche de Bilbao, en Abando. Es además una ubicación visible desde diferentes puntos de la ciudad. Por eso cuando se presenta el proyecto de la estación se descarta una estructura provisional sin vocación arquitectónica y se piensa en un proyecto monumental y elegante, en concordancia con el elegante Teatro Arriaga. La intención de la compañía ferroviaria es, además, dotarse de un edificio que la prestigie, defina una de las entradas a la ciudad y explicitar con la fachada arquitectónica el comienzo del ensanche burgués de la villa en Abando,

La Compañía de los Ferrocarriles de Santander a Bilbao, de la que el ingeniero y empresario Valentín Gorbeña es gerente, se constituye en 1894 tras la fusión de tres concesionarias: Santander a Solares (1877), Cadagua (1888) y Zalla a Solares (1893). Nada más formarse la nueva sociedad se plantea construir una estación de viajeros en los terrenos de la Concordia. En el mismo espacio se ubican otras dos estaciones terminales y la central eléctrica Electra, la primera compañía eléctrica de la Villa, que curiosamente construye Gorbeña. Detrás de La Concordia se sitúa la estación de Abando, en esa época de la Compañía de los Caminos del Hierro del Norte de España, de la que Gorbeña también es consejero. Mientras que delante, paralela a la ría y en un terreno más bajo, en talud, está el apeadero de La Naja, de la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Portugalete, que inicia su andadura en 1878.

El arquitecto Severino de Achúcarro se encarga del proyecto del edificio de la estación de La Concordia en compañíaa del polifafécito Valentín Gorbeña. Con el nuevo inmueble proyectado en 1895 e inaugurado en 1902, se sustituyen estructuras inspiradas en la provisionalidad y sin vocación arquitectónica alguna, que ya no son propias del desarrollo arquitectónico y urbano que experimenta Bilbao, sostiene Francisco Javier Muñoz Fernández, profesor de la Universidad del País Vasco. Achúcarro y Gorbeña quieren que su propuesta rivalice con otros proyectos arquitectónicos monumentales y relevantes, similares a los que el propio Achúcarro diseña en la capital vizcaína, entre los que se incluyen la sociedad de El Sitio (1888), la fachada neogótica de la Catedral de Santiago (1890) y el desaparecido Hotel Términus (1891). «En palabras de su amigo Pablo de Alzola, la arquitectura de Achúcarro estuvo consagrada con verdadero éxito al progreso y embellecimiento de la capital con obras de cierta sobriedad exornadas con un escogido gusto decorativo, de sabor clásico y lleno de vigor», destaca Miguel Muñoz.

Achúcarro es una figura capital de la arquitectura vasca del siglo XIX. En su juventud triunfa en varios concursos y recibe encargos del Ayuntamiento bilbaíno. Proyecta e intervino en muchos inmuebles de la Villa del Nervión como la sede de la Sociedad El Sitio en la calle Bidebarrieta (actual Biblioteca Municipal de Bidebarrieta), la reforma de la fachada de la Catedral de Santiago, el hotel Términus (sustituido hoy por el edificio de Turismo, antes BBK de la Plaza Circular), La Concordia (1898), el edificio del Banco de Bilbao (de la calle San Nicolás) con Eugéne Lavalle y Enrique de Epalza (1898), numerosas casas de vecindad como la de Sota en la Alameda Mazarredo, o la Casa Isidra del Cerro (1899) y Los Chelines (1902) en Castro Urdiales, entre otras. Además en 1876 elabora, junto a Pablo de Alzola y Ernesto Hoffmeyer, el Plan de Ensanche de Bilbao.

Valentín Gorbeña, bilbaíno de nacimiento, está educado desde niño en París y es especialmente conocido por dos obras en las que su participación resulta esencial: Neguri y el funicular de las cataratas del Niágara. Estudia ingeniería de caminos en Madrid, donde coincide con Torres Quevedo, al que al parecer conoce en Francia. Su gran pasión son, desde sus inicios técnicos, los trenes y se encarga de proyectar muchas líneas ferroviarias. Entre otras, las del Cadagua y Bilbao-Santander, gestionadas por Feve y hoy en manos de Renfe; el que une Bilbao y Plentzia, que forma parte ahora de la línea 1 del metro, y el Vasco-Asturiano, entre el puerto de Pravia y las cuencas hulleras.

La estación de la Concordia enriquece el boulevard fluvial al que se suma el inmueble de la Sociedad Bilbaína construida por Emiliano Amann entre 1909 y 1913, en un solar anexo elegido, seguramente con toda la intención, por Severino Achúcarro. Por lo que se completa la idea emprendida con el edificio de la estación y los inmuebles municipales. Achúcarro se encarga de diseñar la apariencia externa de la estación y Gorbeña la estructura y disposición ferroviarias, sin que durante el transcurso de las obras el servicio de trenes se viese interrumpido. El inmueble sigue la estructura longitudinal de las vías que quedaon ocultas en su abertura a la ría mediante un edificio de dos alturas y articulaciones diferenciadas. En el piso bajo se ubica el ingreso y las dependencias propias del servicio de atención a los viajeros, y en la planta superior, a la que se accede mediante una escalinata lateral, las vías. Con ello se inaugura en Bilbao una tipología de estación poco habitual, aunque común en otras ciudades como Berlín o Londres.

Entre la calle de Bailén, los muros de contención de lo la línea de los Ferrocarriles del Norte de España y una pequeña vía de servicio particular se sitúa la terminal de La Concordia, cuya fachada sobre la ría del Nervión forma parte de la primera línea edificada del Gran Ensanche de Bilbao. Una amplia logia de columnas ofrece las mejores vistas sobre el casco antiguo y los montes en torno a la ciudad. Las estructura de la estación responde a un ingenioso sistema ferroviario inspirado en las primera estaciones británicas y en muchas de las estaciones berlinesas. Se trata de situar la estación sobre un viaducto con el vestíbulo bajo las vías. En el caso de sus precedentes alemanes de la segunda mitad del siglo XIX, esta solución resuelve el problema de la interferencia en el tráfico urbano en una topografía muy llana. En Bilbao, la misma solución se adopta para un problema opuesto. La estación está ubicada a la salida de un túnel superpuesto a otro túnel de otra línea encastrada entre muros de contención, todo ello en el estrecho valle del Nervión.

La fachada de ingreso sigue una estructura tripartita que alterna el uso de sillería con hierro pintado. El uso del hierro posibilita aberturas de mayor superficie que iluminan el interior del edificio. En el centro, la entrada se corona por un gran arco de medio punto que alberga un reloj y el nombre de la compañía, subrayado por dos estructuras macizas salientes con farolas que rompen con la horizontalidad del edificio. En uno de los extremos se ubica un almacén de droguería ocupado en la actualidad por un café. En el otro se ubica la escalera de subida a los andenes. A continuación se proyecta un pabellón sin referencias a la arquitectura del hierro en su fachada. Está compuesto por un basamento cerrado y sobre él una columnata de orden dórico abierta a los andenes. La estructura actúa como un mirador desde el que el viajero recibe un primer impacto del Casco Viejo y el Teatro Arriaga, y donde puede contemplar una inaudita postal de entrada y de salida de la Villa. Un edificio anexo, en este caso diferenciado del anterior, gracias a vanos de menor superficie, una mayor altura y una cubierta amansardada de inspiración francesa, cierran el conjunto. Su acceso se realiza desde el andén y desde la calle, y en él se albergan oficinas y otras dependencias no abiertas al público.

Con la desaparición del pabellón de La Naja de Alzola, situado delante de La Concordia, la situación actual no permite adivinar aquellos problemas originales y puede inducir a pensar que la solución elegida obedece a mmeras cuestiones prácticas que de otro tipo. La solución adoptada por Gorbeña puede resumirse como la síntesis entre el modelo berlinés (llamado de estación tipo isla) y los cargaderos de boca de mina. El primero de los dos tramos de la fachada en que la divide el túnel, tiene los andenes y vías sobre un viaducto, formado por tres grandes pórticos paralelos bajo los cuales se encuentra el vestíbulo. A esta parte le corresponde una fachada tripartita y simétrica cuyo vano central, de metal y vidrio, está coronado por un tímpano semicircular en el que se ofrece orgullosa la leyenda “FC de Santander a Bilbao” y un reloj, todo ello con cierto aire centroeuropeo.

A sus lados se sitúan los otros dos cuerpos simétricos, construidos en piedra y rematados por dos frontispicios que contrastan con la levedad del cuerpo central. El segundo tramo de fachada, cuyas vías y andenes reposan sobre un relleno de los materiales excavados del túnel, al modo en que se hace en las bocas de mina, tiene como fachada una gran logia de columnas que reposan sobre un basamento de piedra que en tiempos alojó los archivos de la compañía que construyó la estación. En su extremo, un edificio de piedra para oficinas, posteriormente ampliado con otro de fábrica. El vestíbulo bajo el viaducto se construye tomando como base las estructuras metálicas que forman también con piezas de fundición en capiteles y arquerías la ornamentación del espacio para viajeros.

La estación se construye en plena vigencia de la tracción vapor, de tal forma que cuenta con una rotonda, con placa giratoria, singular, situada en la cabecera de la estación y cuya existencia hoy apenas puede intuirse. El sistema poco habitual, evita dar la vuelta a la totalidad del tren en un espacio sumamente reducido. Desde el punto de vista estético la rotonda hexagonal sirve para rematar la estación y muy probablemente proporciona un interesante espectáculo a los viajeros. La playa de vías, reducida a dos, se cubre mediante dos marquesinas metálicas en voladizo que parten desde la mitad de las columnas y cubren únicamente los andenes para permitir que los humos de las locomotoras no se acumulen. Tras la Guerra Civil, y con la desaparición del vapor las marquesinas se sustituyen por una cubierta curvada que pretende resolver el problema que las aguas pluviales provocan en el vestíbulo.

Con total rotundidad, podemos afirmar que La Concordia es una de las más monumentales y bellas estaciones de toda la red ferroviaria española, fiel exponente del estilo modernista, propio de la época de entre siglos, los famosos años de la Belle Epoque, cuando las fachadas de los edificios se colorean sin ningún pudor con tonos luminosos y alegres. En sus años de vida la estación sufre de diferentes remodelaciones que alteran, en parte, su apariencia original. Entre ellas cabe destacar la sustitución en 1939 de las marquesinas por una cubierta curvada que motiva los problemas que ocasionan las lluvias, como se refleja en líneas precedentes. Otras reformas en 1971 y 1977 desvirtúan el interior y destruyen el mural modernista de Daniel Zuloaga situado en la unión entre las escaleras y el hall. En 1992 se inicia las obras de recuperaciónn siguiendo una restauración integral del edificio, y a ella le han seguido otras obras en 2001, 2007 y 2011 que de nuevo desvirtúan, su interior.

Las obras de 2001 afectan principalmente a la reordenación del vestíbulo y al sistema de accesos a andenes. Se repara el viaducto metálico que forma la estructura interior del edificio y se instala una escalera mecánica de acceso al andén principal, paralela a la fija, que conlleva la redistribución de los locales de despacho de billetes y atención al viajero. Además, la reordenación del vestíbulo permite ubicar aseos junto a las dependencias de atención al público. También mejora la iluminación del vestíbulo. En agosto de 2007 se actúa sobre los espacios colindantes y la reforma del vestíbulo, que además de facilitar el tránsito de los usuarios de Feve, se convierte en una auténtica zona de paso para peatones que pueden atravesarlo de forma transversal para transitar entre Bailén y José María Olabarri. Y en 2011 se interviene en las dependencias que albergan el puesto de mando y las oficinas, el rediseño de la escalera mecánica y la puesta en funcionamiento de un ascensor, además de la restauración de la fachada, cubiertas, forjados y soportes de la estructura modernista.

La llegada del Tren de Alta Velocidad a Bilbao (2024?) afecta no solo a la estación de Abando (el proyecto actual baraja una mega estructura soterrada) sino también a La Concordia. Según un estudio informativo redactado al efecto, se pretende actuar sobre la fachada con varios trabajos de rehabilitación y se plantea un nuevo acceso al complejo donde se contempla la apertura de tiendas y restaurantes. Además, se abre el nuevo centro de control de los servicios de cercanías, ya que los servicios regionales y de cercanías de la extinta Feve pasan a la nueva terminal, incluido el Transcantábrico. ¿Qué pretenden hacer con La Concordia cuando no lleguen ni salgan trenes?

(Fuentes. Francisco Javier Muñoz Fernández, en «La arquitectura del tren en Bilbao: estaciones y viviendas ferroviarias de una metrópoli industrial». Vía libre. Feve. Manuel Basas y Pacho Fernández Larrondo, en «La Concordia». Ángel María Ormaechea, en «Los ferrocarriles de Euskadi: 1855- 1936»)

«125 años del tren de La Robla», en La Concordia

La estación bilbaína de la Concordia acoge una exposición que conmemora los 125 años del Ferrocarril de La Robla. Durante un mes, 24 paneles quedarán expuestos en el vestíbulo de la estación ubicada en la calle Bailén para dar a conocer la historia de una línea tan ligada a la de Bizkaia. El 6 de octubre de 1892 entraba en servicio la sección comprendida entre Espinosa de los Monteros (Burgos) y Balmaseda (Bizkaia) del que en pocos años se convertiría en la mayor línea de vía métrica de Europa: El Ferrocarril de La Robla.

Este primer tramo de 45 kilómetros de recorrido pronto se vería ampliado y en 1894 se puso punto final a la colosal obra de enlazar el norte de León con Euskadi, mediante una vía férrea de 284 kilómetros que comunicaba la vertiente sur de la cordillera cantábrica con Bizkaia, prestando servicio a tres comunidades autónomas, cinco provincias y un sin número de poblaciones, pero, sobre todo, dando salida a la producción carbonera de las minas leonesas y palentinas con destino a la industria pesada que en aquella época se desarrollaba en el País Vasco. Más tarde, su trazado inicial entre La Robla y Balmaseda se extendería por ambos extremos, para alcanzar la ría del Nervión en Lutxana en 1902, y la capital leonesa en 1923.

Para conmemorar el 125 aniversario de la inauguración de la primera sección del mayor ferrocarril de vía métrica de Europa, el Museo Vasco del Ferrocarril de EuskoTren ha organizado una exposición que, a través de 24 paneles, narra la rica historia de esta notable vía férrea, desde sus antecedentes, que se remontan a la lejana fecha de 1832, hasta la maduración del proyecto, su construcción y las diferentes fases de la explotación, inicialmente muy difícil, para consolidarse en los años de la Primera Guerra Mundial y alcanzar su esplendor en los de la Segunda Guerra Mundial, gracias a la creciente demanda del carbón que transportaban sus vagones.

A través de 24 paneles, profusamente ilustrados con fotografías de gran valor histórico, el visitante puede recorrer todos estos acontecimientos y conocer detalles como la figura del promotor de la línea, el ingeniero guipuzcoano Mariano Zuaznávar, los orígenes de los modernos trenes Talgo, cuyos primeros diseños realizó Alejandro Goicoechea cuando dirigía los talleres de La Robla en Balmaseda o el elemento más simbólico de este ferrocarril, las ‘ollas’ o ‘putxeras’ ferroviarias en las que los ferroviarios preparaban sus comidas y que en la actualidad, se han convertido en el centro de los festejos populares de la mayor parte de las localidades comunicadas por este mítico tren.

La exposición se presentó al público el 6 de octubre de 2017 en la sede del Museo Vasco del Ferrocarril en Azpeitia (Gipuzkoa), donde permaneció hasta el 10 de diciembre. El 19 del mismo mes se abrió en Balmaseda y el 30 de enero en el otro extremo del tramo que cumple el 125 aniversario: Espinosa de los Monteros. Ahora se puede ver en el vestíbulo de La Concordia, emblemática estación bilbaína desde la que actualmente parte a diario el tren con destino León, popularmente denominado Ferrocarril de La Robla.

Más de cien años de historia de la línea Bilbao-Santander en una exposición fotográfica

estacion-santander-antigua

La estación bilbaína de La Concordia acogerá hasta el día 23 una exposición fotográfica que recorre la historia de la línea de ferrocarril que une Santander y Bilbao, en un viaje en el tiempo, hasta la época en que el vapor y el carbón eran símbolo de modernidad. La muestra, presentada por los concejales de Cultura de Bilbao, Ibone Bengoetexea, y de Santander, César Torrellas, forma parte de las jornadas culturales «Bilbao Santander Tan Cerca», que este fin de semana también han programado un mercado de productos tradicionales de Cantabria, una lectura de poemas de Blas de Otero y un concierto gratuito en Bilborock.

Inaugurado en los albores del siglo XX, en 1896, el tramo de línea de ferrocarril Santander-Bilbao supuso poder ir de una ciudad a otra en menos de cuatro horas, con mayor seguridad que por mar y a un precio asequible. A través de 60 instantáneas, la muestra «De Santander a Bilbao» permite asomarse a la construcción de este tramo de 118,22 kilómetros, su complejidad técnica debido a la orografía del terreno y las sensaciones de sus primeros viajeros, que fueron también quienes, dos años más tarde, estrenaron la propia estación de La Concordia, que entonces sólo contaba con el andén y no fue inaugurada oficialmente hasta 1902.

La muestra, organizada en colaboración con la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao y Renfe-Feve, estará abierta, hasta el día 23, todos los días de la semana de 7.00 a 22.00 horas entre semana, y de 8.00 a 23.00, los fines de semana. Además, quienes visiten la muestra antes del domingo, podrán además disfrutar frente a la estación, en la explanada de la calle Bailén, de un mercado de artesanía y productos cántabros que contará con una quincena de puestos de venta al público instalados por los propios productores.

Este mercado, organizado conjuntamente con el Ayuntamiento de Santander, permanecerá abierto en horario de mañana y tarde el viernes y el sábado (de 11.00 a 15.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas), y sólo de mañana el domingo (de 11.00 a 15.00 horas).

Además, la Biblioteca de Bidebarrieta acogió el sábado una conferencia y una lectura de poemas dedicada a Blas de Otero, como parte de las actividades programas en homenaje al poeta bilbaíno. Sabina de la Cruz, presidenta de la Fundación Blas de Otero; Juan José Lanz, doctor en Filología Hispánica, profesor universitario y crítico literario, y el poeta José Fernández de la Sota describirán la relación de Otero con Santander. El acto se completará con la lectura de varios de sus poemas a cargo de los escritores cántabros Lorenzo Oliván y Rafael Fombellida.

La estación de La Concordia de Feve, escenario del spot de El Corte Inglés moda de otoño-invierno

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Emblématicos lugares de Bilbao y San Sebastián componen el escenario del nuevo spot otoño-invierno 2013 de El Corte Inglés y que hoy se estrena en las televisiones nacionales. El vídeo publicitario, que no llega al minuto, está protagonizado por tres de las modelos mejor cotizadfas de estos momentos: Nieves Álvarez, Alejandra Alonso y Laura Ponte. La campaña creada por la agencia Zapping y el spot producido por Lee Films y dirigido por Sega se ha desarrollado en algunos de los edificios y calles más singulares de Bilbao y San Sebastián. La fotografía ha sido realizada por Rafa Gallar.

Nieves Alvarez pasea sus pieles por el impactante ventanal de la estación bilbaína de La Concordia, una de las terminales ferroviarias más bellas de España. El Transcantábrico Gran Lujo y Clásico y el Expreso de La Robla, tres de los trenes turísticos de más fama del país, salen de las instalaciones dirigida por la operadora de vía métrica Feve (en enero paso a integrarse en Renfe). También los trenes de ‘cercanías’ de Balmaseda o los de Santander.

La Concordia fue inaugurada en 1902 y su historia simboliza y encarna la propia historia del ensanche bilbaíno del siglo XIX, queriendo ir más allá del Casco Viejo para emerger como una ciudad moderna, planificada y adecuada al desarrollo regional. La terminal se enmascaró a lo largo de los años por sucesivas transformaciones, unas veces por necesidades y otras por modas propias de cada época. La obra fue diseñada por Valentín Gorbeña, junto con el arquitecto Severino Achúcarro, uno de los técnicos representativos de su época, dominada por el eclecticismo, con una evolución hacia el modernismo, y muy especialmente, el art nouveau.

Achúcarro fue una figura capital de la arquitectura vasca del siglo XIX: En su juventud triunfó en varios concursos y recibió encargos del Ayuntamiento bilbaíno. Proyectó e intervino en muchos inmuebles de la Villa del Nervión como la sede de la Sociedad El Sitio en la calle Bidebarrieta (actual Biblioteca Municipal de Bidebarrieta), la reforma de la fachada de la Catedral de Santiago, el hotel Términus, La Concordia (1898), el edificio del Banco de Bilbao (de la calle San Nicolás, 8) con Eugéne Lavalle y Enrique de Epalza (1898), numerosas casas de vecindad como la de Sota en la Alameda Mazarredo, o la Casa Isidra del Cerro (1899) y Los Chelines (1902) en Castro Urdiales, entre otras. Además en 1876 elaboró, junto a Pablo de Alzola y Ernesto Hoffmeyer, el Plan de Ensanche de Bilbao.

Valentín Gorbeña, bilbaíno de nacimiento, fue educado desde niño en París y es especialmente conocido por dos obras en las que su participación fue esencial: Neguri y el funicular de las cataratas del Niágara. Estudió ingeniería de caminos en Madrid, donde coincidió con Torres Quevedo, al que al parecer ya había conocido en Francia. Su gran pasión fueron, desde el principio, los trenes y se encargó de proyectar muchas líneas ferroviarias. Entre otras, las del Cadagua y Bilbao-Santander, actualmente gestionados por Feve; el que une Bilbao y Plentzia, que hoy forma parte de la línea 1 del metro, y el Vasco-Asturiano entre el puerto de Pravia y las cuencas hulleras.

En 1992 Feve restauró íntegramente el edificio para recuperar el aspecto original de esta joya de la arquitectura ferroviaria vasca. De estilo modernista, propia de la época de entre siglos, años de la Belle Epoque, con las fachadas de los edificios coloreadas con tonos luminosos y alegres. Las modernizaciones posteriores se han centrado en el interior de La Concordia. Así, en 2001 fue objeto de una profunda renovación que afectó principalmente a la reordenación del vestíbulo y al sistema de accesos a andenes. Se reparó el viaducto metálico que forma la estructura interior del edificio y se instaló una escalera mecánica de acceso al andén principal, paralela a la fija, que conllevó la redistribución de los locales de despacho de billetes y atención al viajero. Además, la reordenación del vestíbulo permitió ubicar aseos junto a las dependencias de atención al público. También mejoró la iluminación del vestíbulo.

En agosto de 2007 culminó la remodelación de la estación de la Concordia y los espacios colindantes que sirven de zona de paso entre la calle Bailén y Abando. Con esta reforma, el vestíbulo, además de facilitar el tránsito de los usuarios de Feve, se ha convertido en una auténtica zona de paso para peatones que pueden atravesarlo de forma transversal para transitar entre Bailén y José María Olabarri.

La agencia Zapping lo ha incluido como escenario de su nuevo spot para El Corte Inglés y que joy se estrena en televisión, donde se puede ver a las modelos en diferentes escenarios con los looks de este otoño y con un denominador común: las hojas secas características del otoño. La banda sonora del anuncio; es sin duda, un gran reclamo y está protagonizada por Bang Bang.

El anuncio que han rodado las tres modelos «les ha unido mucho» y, en este proyecto, han vivido momentos “muy divertidos”, han afirmado Ponte y Álvarez, dos mujeres que han trabajado juntas en otras ocasiones y que, según han confirmado, se tienen de referencia la una a la otra. Laura Ponte ha destacado que, durante el rodaje del “spot”, que ha elegido como marco algunos lugares emblemáticos de Bilbao y San Sebastián, el trabajo en equipo ha sido “lo más importante”. Estas modelos protagonizan habitualmente campañas y son embajadoras de la moda española, además de musas de algunos diseñadores.

Entre los lugares elegidos para el rodaje, además de la estación bilbaína de Feve, se puede ver el ascensor del Guggenheim a Mazarredo, las escaleras del puente de Deusto y las de la Universidad de Deusto, los bajos del puente de Deusto, la caja escénica del palacio Euskalduna, la entrada al Koldo Mitxelana y la trasera del Buen Pastor, en Donosti. Pero ninguna escena tiene ese glamour de los ventanales del edificio bilbaino de Achúcarro y Gorbeña.

Feve rehabilita la estación de La Concordia de Bilbao y el centro de control de tráfico

La compañía Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (Feve) ha rehabilitado la estación de La Concordia, de Bilbao, con una inversión de 2,1 millones de euros. Los trabajos han consistido en la remodelación de los edificios que albergan el puesto de mando y las oficinas, el rediseño de la escalera mecánica y la puesta en funcionamiento de un ascensor, además de la restauración de la fachada, cubiertas, forjados y soportes de la estructura modernista.

Obra del arquitecto Severino Achúcarro, la estación fue inaugurada en 1902 y ya había sido renovada previamente en 2001, cuando se mejoraron los accesos y el vestíbulo, y en 2007, cuando se abrió una zona de paso entre la calle Bailén y Abando. La ejecución de los trabajos ha sido realizada por Construcciones, S.A, mientras que el estudio de arquitectura lo ha realizado IMB Arquitectos.

El presidente de Feve, Angel Villalba, explica que se trata de una estación que «marcó una tendencia en lo que es la arquitectura industrial ferroviaria en España y en Europa». «Un edificio y unas instalaciones que seguramente estarán entre las más apreciadas del continente con seguridad», ha añadido. Villavalba ha recordado que en los años 2001 y 2007 «hemos hecho dos remodelaciones significativas que van dirigidas al público y a los viajeros para acceder en escalera mecánica y dotarles de más y mejores servicios de confort».

Ahora se han remodelado los equipamientos de supervisión y control de tráfico ferroviario de modo que el puesto de mando pueda incorporar los últimos avances en el sector», ha manifestado el presidente de Feve, que ha afirmado que «de igual modo, se han adaptado los distintos espacios e itinerarios para su utilización por personas con movilidad reducida cumpliendo con los requisitas de accesibilidad que estable la normativa actual».

«Hemos vuelto con casi cuarenta trabajadores en el puesto de mando, jefatura de la estación, Administración y Protección Civil que desde hoy están en este edificio nuevo adaptado a las nuevas necesidades que una empresa y una actividad como la nuestra exige», ha explicado el presidente de la operadora.

Los trabajos en el nuevo edificio, ha precisado, «han consistido fundamentalmente en dotar de un espacio noble a los trabajadores de Feve y dotar de un espacio céntrico y privilegiado al centro de puesto de mando y centro operativo de la entidad aquí en Bilbao». «El objetivo se ha cumplido y estamos muy satisfechos de la intervención y yo creo que ofrecemos a Bilbao una colaboración merecida que es además la mejora estructural de todo su interior con construcción de ascensor y de nuevas escaleras, etcétera. También se ha hecho un arreglo de la fachada para estar a la altura de un espacio tan importante y tan noble como es la Concordia», ha explicado.

Las tareas en el nuevo edificio «han consistido fundamentalmente en dotar de un espacio noble a los trabajadores de Feve y dotar de un espacio céntrico y privilegiado al centro de puesto de mando y centro operativo de la entidad aquí en Bilbao». «El objetivo se ha cumplido y estamos muy satisfechos de la intervención y yo creo que ofrecemos a Bilbao una colaboración merecida que es además la mejora estructural de todo su interior con construcción de ascensor y de nuevas escaleras, etcétera. También se ha hecho un arreglo de la fachada para estar a la altura de un espacio tan importante y tan noble como es la Concordia», ha explicado Villalba.

La edificación de los edificios de la Concordia, que siguió las pautas de carácter monumental de la estación inaugurada en 1902, consta de una planta baja donde se contempla la ubicación de la oficina del Jefe de la Estación, sala de reuniones, oficina del CGO y administrativa, aseos y acceso a las oficinas desde el andén de un puesto de trabajo de información.

La planta primera ha dividido el espacio de manera que podrán trabajar nueve empleados entre zonas diáfanas y tabicadas. La planta bajo cubierta distribuirá los metros cuadrados para albergar cinco oficinas con un puesto de trabajo por cada una y una diáfana para seis puestos de trabajo adicionales. Asimismo, se ha instalado un ascensor para ocho ocupantes, instalado entre el edifico anexo y el interior del edificio principal, que intercomunicará las plantas, al igual que una escalera de acceso que parte desde la calle Bailén. También se han adaptado los espacios interiores para adecuarlos a la necesidad funcionales actuales, que han permitido la introducción de nuevas tecnologías en instalaciones generales, y de manera especial, los equipamientos de supervisión y control del tráfico.


(Imagen Mitxel Atrio)

Feve establece el centro de Control de Tráfico en La Concordia bilbaína

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El Consejo de Administración de Feve ha adjudicado a la empresa Balzola las obras para establecer en la estación de la Concordia de Bilbao el Centro de Control de Tráfico Ferroviario del País Vasco y Castilla y León. El importe de la adjudicación asciende a 2,1 millones de euros y el plazo de ejecución de las obras es de 11 meses.

Según ha informado la compañía ferroviaria, la actuación consiste en reacondicionar la estación para aprovechar toda la superficie existente en el edificio principal y el anexo con el objetivo de ubicar el nuevo puesto de Mando y el Centro de Control Ferroviario del País Vasco y Castilla y León.

Asimismo, con las obras adjudicadas se recuperará el resto de la superficie para oficinas del personal de Feve.