Archivo mensual: mayo 2020

Joyas en custodia: ‘Escatron’ de Endesa

El desmantelamiento y desguace de locomotoras del vapor del parque español comienzan en los años 50, aunque en las dos décadas siguientes el operador español se deshace de la mayor parte de las vaporosoas, de forma que a principios de los 80 el número de máquinas en activo es prácticamente nulo, salvo en algunos ferrocarriles industriales, donde tampoco se prodigan. En esta década se incia el cese de los desguaces y se toma conciencia del valor (por historia u ornato) que permite que una gran parte de las unidades que han resistido lleguen hasta nuestros días, aunque no todas, por desgracia.

Los especialistas en vapor aseguran que solo el 6% del total que han llegado a existir permanecen ‘conservadas’. El dato puede parecer exiguo, pero aún es mucho menor el parque de otros vehículos ferroviarios: los coches con cierta antigüedad son prácticamente inexistes y los más ‘recientes’ son pocos. Claro está que son muchos menos los vagones de mercancías reservados. El valor estétito y simbólico de las locomotoras de vapor es mumo más perceptible que el del material remolcado, explica Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril de Gijón y uno de nuestros grandes conocedores del ferrocarril español.

Los pocos estudios que hay sobre la materia concluyen que el 40% del material preservado está en manos de museos y entidades afines, lo que a juicio de Javier Fernández supone que esté garantizada en teoría su conservación y difusión pública. Las unidades que mantienen Asociaciones de Amigos del Ferrocaril suponen sólo catorce unidades; si bien es ciero que una parte fundamental de las piezas en custodia se han cedido a museos e instituciones, cuando no se han convertido en organizaciones museísticas. Renfe se suma al proceso de recuperación de locomotoras de vapor, en estos primeros años, con nuevas iniciativas, muchas veces en colaboración con diversos colectivos de amigos del ferrocarril, como es el caso de la restauración del Tren del Centenario en 1981 o de la locomotora 241-2001 (ex 1701 de MZA).

Aunque buena parte del material no es original de la zona, el patrimonio ferroviario conservado en Aragón es de los más importantes de España. La existencia, desde hace varias décadas, de una chatarrería que mantiene piezas adquiridas en desguaces por toda España, es la causa principal de que en Aragón coexistan actualmente locomotoras procedentes de puntos tan dispares como Riotinto o Barruelo. Pero si algo conviene destacar, es la labor de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvía (Azaft) que coadyuva a que el patrimonio ferroviario aragonés posea la importancia cualitativa que presenta en la actualidad, con varias locomotoras en marcha y otras en diferentes fases de recuperación. Lástima que el proyectado Museo del Ferrocarril en Zaragoza siga a la espera de mejores tiempos.

Entre los fines de la asociación destacan desde el principio «agrupar, fomentar y desarrollar la afición a los ferrocarriles y tranvías en general, tanto en miniatura como reales» (del artículo tercero de los Estatutos). Para un mayor logro de tales objetivos, la Azaft se organiza internamente a través de diversas secciones, lo que posibilita que cada asociado pueda participar en las áreas de su mayor preferencia: tren real, modelismo, filatelia, fotografía, video, investigación, etc. Una de las labores en las que pone más empeño es la de promover acuerdos entre empresas e instituciones con vistas a la preservación del patrimonio histórico ferroviario. Este esfuerzo ha fructificado en diversos convenios de colaboración con la Diputación Provincial de Zaragoza, la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, Endesa, la Compañía Internacional de Coches Camas (CIWL) y la S.E. Correos y Telégrafos. Gracias a dichos convenios se consiguerescatar del desguace o del olvido valiosas piezas ferroviarias, algunas de las cuales son restauradas y se encuentran en funcionamiento.

Entre el material recuperado se encuentran las veteranas locomotoras de vapor de Endesa Baldwin 130 ‘Aragón’ (EE.UU. 1920) y Jung 242T ‘Escatrón’ (Alemania, 1953), así como las locomotoras eléctricas de Renfe 1005 (España, 1927) y 7702 (Inglaterra, 1952). Con este y otro material ferroviario se forman variados trenes de época con los que se llevan efectuando, desde el año 1987, múltiples viajes especiales y conmemorativos, que han contado en muchas ocasiones con el aliciente de la tracción vapor. Una de las composiciones más valoradas por los aficionados es el Tren Azul, que se conslolida en 2009 y con el que se realizan diferentes viajes abiertos al público.

Una de sus joyas, la ‘Escatron’, encabeza durante años el convoy ferroviario. Junto a la ‘Andorra’, es la locomotora de rodaje 242 más potentes que circula en los ferrocarriles españoles. Construidas por Arnold Jung en 1953, con números de fábrica 11647 y 11648, están fabricadas para consumir carbón, pero debido al elevado consumo, se fuelizan en 1966. Esta casa aporta únicamente 18 locomotoras al parque español. La Empresa Nacional Calvo Sotelo (Encaso) las adquiere para prestar servicio en su ferrocarril minero de Andorra a Escatrón. Al clausurarse a primeros de agosto de 1984 este tipo de tracción, la ‘Andorra’ queda apartada en la estación de ese nombre y la ‘Escatrón”, en la base de Zaragoza-Delicias.

La ‘Escatron’ tiene un gran record histórico; llega los 472.000 kilómetros sin reparar. Esta vaporosa figura en los registros, además, como la última vaporosa en servicio regular (3 de agosto de 1984) en ancho ibérico. Encabeza junto a su compañera los trenes que se componen de 16 tolvas «holandesas», lo cual equivale a un tonelaje bruto de unas 960 toneladas. Estas potentes máquinas, aunque de rodaje 242, poco tienen que ver con las ‘confederación’ de Renfe, consideradas como el cénit de la tracción vapor en España. Aunque su rendimiento es excelente, difieren bastante de las citadas cuyas ruedas motrices son de 1.900 milímetros (1.500 tiene nuestra protagonista) y la longitud entre topes: 16.500 milímetros por los 26.830 de las 242 de Renfe; y la capacidad de combustible (4 toneladas de la Endesa y más del triple en las otras), aunque con el mismo timbre de caldera (16.0 Kg/cm²). Carecen también de la novedosa disposición de las pantallas laterales de las ‘confederación’ que consiguen elevar más eficientemente el penacho de humo de la chimenea, facilitando la visión del maquinista desde la cabina.

Desde su cesión a la Azaft ‘la Escatrón’ comienza ser utilizada con regularidad en la realización de trenes especiales sobre todo en Aragón, aunque también realiza incursiones en Euskadi y Cataluña. Tras su recuperación como máquinas históricas, tanto esta como la ‘Aragón’ encabezan numerosos trenes conmemorativos. Sin embargo, la remodelación de la red ferroviaria de Zaragoza, con motivo de las obras de construcción de la línea de Alta Velocidad y de la nueva estación de la capital aragonesa, impiden durante tiempo la realización de nuevas circulaciones de este tipo.

La Empresa Nacional Calvo Sotelo (Endesa desde 1972) construye de 1947 a 1953 la última línea de ferrocarril turolense, que se destina a llevar el carbón de la cuenca minera de Andorra hasta Escatrón (pasa por Samper de Calanda), para ser quemado en su central térmica. Curiosamente Endesa dispone de varias locomotoras de vapor para esta línea. En la década de los 50 compra una Baldwin (fabricada en 1920 en Filadelfia para la azucarera de Tudela), una Pacific de los Ferrocarriles Andaluces, dos Mikados de Renfe, las dos locomotoras alemanas citadas, y encarga ‘la Samper’ a la Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona, construida expresamente para esta línea en 1958; es la última locomotora de vapor construida en España.

Endesa, en su afán por conservar su historia ferroviaria, sigue una política de cesiones a diferentes entidades culturales. ‘La Samper’ está en manos dea la Escuela de Ingenieros Industriales de Zaragoza; la Pacific de Andaluces y la Mikado 2416, en la Fundación de los Ferrocarriles Españoles; ‘la Andorra’ permanece como ‘macetero’ en el municipio de Andorra; y ‘la Baldwin’, ‘la Escatrón’ y ‘la Mikado 2124’ están cedidas a la Diputación Provincial de Zaragoza.

(Imagen cortesía de Ángel González Mir. Fuente. Javier Fernández, en «Las locomotoras preservadas en España». Juanjo Olaiozola, en «30 años de tracción vapor en España (1975-2005)». Azaft. Vía Libre)

Joyas en custodia: la Garrafeta 282F-0421

Las singulares características de la red ferroviaria se reflejan también en su parque de locomotoras de vapor. Ningún otro país de Europa tiene tal cantidad de modelos de distintos fabricantes y las mantiene en servicio durante tanto tiempo. En las décadas 50 y 60, junto a las modernas máquinas adquiridas por Renfe, que se encuentran entre las más potentes de Europa, prestan servicio otras centenarias, cuya heterogeneidad convierte el parque de tracción en un auténtico museo del ferrocarril en activo, para delicias de los aficionados de todo el mundo, pero con la consiguiente repercusión negativa en las cuentas de explotación.

El grueso del parque de tracción vapor de los primeros años de Renfe está lógicamente formado por las locomotoras procedentes de las antiguas compañías cuyos modelos más modernos son las ‘Montaña’, serie 4600, en Norte; y en M.Z.A., la 1.700, de las mismas características, pero de simple expansión en lugar del sistema ‘compound’ de las citadas. Andaluces cuenta también con un lote de diez ‘Montaña’, iguales a las del Norte, retiradas del servicio por no adaptarse a las condiciones que imponen sus líneas; su vanguardia la forma la serie 4200 (tipo 2-4-0), que con su pequeño diámetro de rueda tienen gran esfuerzo de tracción, bien adaptada para las rampas. En la compañía del Oeste destaca la serie 1000 (igualmente tipo 2-4-0), derivadas de la 1400 de M.Z.A. Máquinas más anticuadas servían en el Central de Aragón, Lorca-Baza y Aguilas, Zafra a Huelva y Andaluces, mientras que en el resto abudan las de menor peso y potencia, tipos 1-3-0 y alguno 1-4-0.

El parque de locomotoras de vapor alcanza su mayor auge en 1954 en el que prestan servicio 3.449 locomotoras. A partir de esa fecha, el número de locomotoras de vapor empeieza a disminuir. El plan de modernización, iniciado en 1964, pone el acento especialmente en la dieselización y electrificación, lo que reduce de forma masiva el sistema de tracción vapor. A partir de 1968 queda suprimida la tracción con carbón; quedan en servicio 684 locomotoras fuelizadas de las que sólo se mantienen activas 308 y hay once de vapor-carbón que solo se utilizan para el rodaje de películas. En los siguientes siete años continúa la reducción del parque. Los cuatro últimos depósitos que prestan servicio son los de Soria, Castejón, Salamanca y Ciudad Real.

La última serie de locomotoras de vapor construida en España se produce en 1961 en los talleres de la vizcaína Babcock & Wilcox. La primera de las diez unidades que encarga Renfe (282-0421/430) es nuestra protagonista de esta entrada: 282F-0421. Esta máquina corresponde al tipo Beyer-Garratt (nombre que responde a la unión entre el apellido del inventor del sistema, Herbert William Garratt, y el nombre de la fábrica británica de construcción de locomotoras Beyer Peacock). Las locomotoras Beyer-Garratt (o simplemente Garratt) son máquinas articuladas concebidas para trazados sinuosos y con fuertes rampas donde se require la máxima potencia y esfuerzo de tracción de las locomotoras.

Catalunya es pionera en la adopción de este sistema ya que, a finales de los años 20, la Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes adquiere 8 unidades de ancho de vía de un metro a la casa belga St. Léonard para traccionar sus trenes pesados de mineral. En vía ancha, la compañía del Ferrocarril Central de Aragón decide comprar diversas máquinas Beyer–Garratt, tanto para los trenes de mercancías como para los de viajeros, y de esta forma eliminar la costosa doble tracción en los trenes de sus líneas, especialmente la de Valencia–Teruel–Zaragoza. En 1930 llegan al depósito del Central de Aragón, en Valencia–Alameda, seis locomotoras Garratt de viajeros y otras seisde mercancías. Los ferroviarios valencianos apodan las majestuosas doble Pacific de viajeros como Garraf, y las de rueda pequeña de mercancías (o dobles Mikados), como Garrafetes, en una clara derivación de su nombre inglés.

Los especialistas no aciertan a explicar por qué Renfe se decide a realizar este encargo con estas máquinas (rodaje 1-4-1+1-4-1 T), claramente superadas porque la tecnología existente ofrece ya prestaciones muy superiores. La máquina da buenos resultados y está bien planteada para cumplir sus objetivos, pero hay modelos (como las citadas Santa Fe) que superan con largo su rendimiento.

‘La Garrafeta’, como se conoce a la 282F-0421, sigue el diseño original de 1930. La serie 282-0421/430 está destinada en un principio al transporte de mineral de hierro en el tramo Nacimiento-Gádor de la línea de Linares a Almería. Su elevado peso adherente y ruedas relativamente pequeñas le permiten un excepcional esfuerzo de tracción de 22 toneladas (sólo las superan las ‘Santa Fe’), muy apropiado para su destino. Sin embargo, se asignan a los depósitos de Tarragona y de Valencia-Alameda para el arrastre de pesados trenes de mercancías en la líneas de la comunidad de Valenciana, Aragón y Cataluña.La máquina presta servicio hasta el 1972; a partir de esta fecha queda retirada en el antiguo depósito de Vilanova i la Geltrú (hoy en día Museo del Ferrocarril), donde permanece inactiva hasta el año 1988, en que se restaura y se pone de nuevo en circulación.

Tras un cierto tiempo en que presta servicio de forma intermitente, de nuevo queda apartada en Madrid, para ser recuperada definitivamente por la Asociación para la Recuperación de Material Ferroviario (ARMF) en 1996. Después de completar su reparación , se incorpora al servicio de los Trenes Históricos. A finales de los ochenta encabeza El Tren de la Costa, que con carácter bisemanal circula entre Blanes y Barcelona. También durante varias temporadas se encarga de arrastra el Tren de la Fresa, un convoy histórico que circula en primnavera y otoño entre Madrid y Aranjuez.

Durante varios años es la máquina titular, y principal atractivo, del ‘Tren del Llacs’, que realiza un recorrido por la histórica línea Lleida-La Pobla de Segur orientado al turismo familiar. Es una actividad de día que, aparte del viaje, tiene en el paisaje otro de sus ganchos. El tren pasa por los embalses de Sant Llorenç, Camarasa, Cellers y Sant Antoni, bordea el río Noguera Pallaresa y cruza los impresionantes desfiladeros de Terradets y Collegats. Además, se puede disfrutar de los monumentos de las ciudades de Lleida y Balaguer y de la gastronomía de la zona. También se pueden concertar visitas guiadas a La Pobla de Segur.

ARMF (apoyan el proyecto Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, el Patronato de Turismo de la Diputació de Lleida y diversos ayuntamientos de Lleida) se encarga del cuidado y mantenimiento de nuestra ‘Garrafeta’ que, en ocasiones, se alquila para servicios chárter. Deja de cubrir el servicio del Tren del Llacs (2012?), sin que se haya justificado todavía el parón. Esta asociación gestiona los únicos talleres de España donde se restaura el material ferroviario histórico. Su objetivo es la recuperación de vehículos, que por sus características son piezas históricas, para que puedan volver a circular por nuestras vías. Como curiosidad, en Lleida se custodia otra Garratt doble Pacific (2-3-1+1-3-2 T), construida en 1930 por la compañía bilbaína Euskalduna de Construcción y Reparación de Buques por encargo del Central de Aragón.

Por los talleres de Lleida pasan varias piezas de la colección de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles: la 140-2054, cedida al Ayuntamiento de Guadix; la ‘Verraco 2723’ de los Amigos del Ferrocarril de Venta de Baños y la 242F-2009 del Museo del Ferrocarril de Madrid. Tamboén se trabaja en la reconstrucción de la locomotora 602, construida por Couillet en 1885 para MZA y la impresionante 462F-0401, única locomotora articulada sistema Garrat diseñada para servicio rápido de viajeros conservada en Europa.

(Fuente. Justo Arenillas Melendo, en «La tracción de los ferrocarriles españoles. Fernando Fernández Sanz y Gustavo Reder. Javier Fernández López, en «Locomotoras vapor preservadas en España». Vía Libre)