El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) controla desde hace un tiempo la presencia de conejos en las proximidades de las vías en la Comunidad de Madrid que podrían afectar a la seguridad de la cirulación de los trenes. Aunque descarta la existencia de una plaga, asegura que hay «focos importantes» en puntos concretos de la red ferroviaria que es necesario controlar para evitar males mayores. La presencia excesiva de conejos puede provocar socavones en la zona superficial de los terraplenes y trincheras e, incluso, dañar las líneas de comunicación y señalización.
Adif cita tres puntos donde se advierte la presencia de estos animales: la línea de cercanías C-2 entre las estaciones de Vallecas y Santa Eugenia; un tramo de la C-4 a su paso por Getafe; y otro de la C-5 en Fuenlabrada. Los municipios de Móstoles, Leganés, Fuenlabrada, Getafe y Alcorcón son los que se han visto más afectados por este crecimiento descontrolado de la población de conejos ocurrido en la Comunidad de Madrid en la última década.
La proliferación de conejos en zonas próximas a núcleos urbanos, donde han acabado ‘acorralados’ por vías de transporte y nuevos desarrollos urbanísticos, pone en peligro las infraestructuras ferroviarias junto a las que construyen sus madrigueras, principalmente al sur de la región. Adif incluye entre sus labores de mantenimiento el control de posibles plagas de conejos, tanto en las vías de la red convencional como en las de alta velocidad, un hecho que tiene especial incidencia en áreas de Castilla La Mancha, donde han tenido que reforzar el vallado de las infraestructuras.
Desde la Consejería de Medio Ambiente descartan hablar de la existencia de plagas y recalcan que la profusión de estos animales no ha llegado a provocar daños graves. Las asociaciones ecologistas señalan entre las causas principales de este fenómeno la fragmentación del hábitat provocada por la construcción de infraestructuras lineales, como carreteras o vías de tren. También apuntan a los nuevos desarrollos urbanísticos, que han provocado la reducción del espacio natural en el que vivían los conejos y los ha confinado en zonas cada vez más próximas a los núcleos urbanos.
En estos puntos de la región no sólo no es posible la caza, debido a la proximidad de la población, sino que tampoco suele haber rapaces ni búhos, depredadores naturales de los conejos, por la existencia de cables de alta tensión. En Castilla la Mancha suelen organizarse batidas en ciertas temporadas donde proliferan estos mamíferos para las que suelen emplearse hurones.
Entre los casos más significativos, destaca el de Torrejón de Velasco, localidad ubicada entre la Autovía de Toledo y la R-4 y cerca de la que discurren líneas de tren. Allí, los conejos se han visto «acorralados» por todas estas infraestructuras y, dada su facilidad para reproducirse, han proliferado en los desniveles de terreno próximos a las carreteras y las vías de tren, donde construyen sus madrigueras.
Este tipo de suelos, arenosos y fáciles de excavar, son ideales para la crianza de los conejos, que suelen vivir en terrenos esteparios y con abundancia de cereal, si bien estos animales no suponen ningún peligro para la salud del hombre.
(Imagen Pepe Catalán)