Archivo diario: May 10, 2015

Los maquinistas alemanes se declaran dispuestos a convocar nuevos paros si no reciben ofertas sólidas

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Las espadas siguen en alto. Las heridas siguen sin cerrarse en el ferrocarril alemán que ha sufrido el caos de seis días de huelga de los maquinistas, la más larga en la historia de ese colectivo. Los paros comenzaron el lunes con la paralización de uno de cada dos trenes de mercancías y se extendió el martes a los de pasajeros, que paralizó dos tercios de los ferrocarriles previstos. Y parece que el conflicto no se ha cerrado. El sindicato de los maquinistas de tren (GDL) advirte de que está dispuesto a convocar nuevos paros si la dirección de la compañía ferroviaria Deutsche Bahn (DB) no presenta ofertas sólidas para resolver su conflicto laboral.

«El sindicato sigue dispuesto a la huelga», indica su líder, Claus Weselsky, en declaraciones que publica el diario «Saarbrücker Zeitung», donde además califica de «gran éxito» los paros desarrollados esta semana. El ritmo de paros se ha mantenido como estaba previsto, con especial incidencia en el este del país, y previsiblemente terminará hoy a las 09.00 (hora local). Weselsky, cuyo sindicato representa a 30.000 maquinistas entre una plantilla integrada por los 300.000 empleados de DB, rechazó a mediados de la semana la propuesta de la patronal de hacer intervenir como mediador del exprimer ministro del ‘Land’ de Brandeburgo, el socialdemócrata Matthias Platzeck.

Desde la compañía ferroviaria se ha advertido de que durante todo el domingo seguirán las alteraciones de servicio, hasta que se logre restablecer la normalidad en el tráfico ferroviario. Cada jornada de paro ha provocado a la compañía pérdidas de unos 100 millones de euros; el número de pasajeros afectados supera los 30 millones, entre las cancelaciones en cercanías o trenes de largo recorrido.

Los paros han dañado especialmente al transporte de mercancías, sobre todo en los sectores más dependientes de los suministros de componentes, como la automoción, y ha colapsado la red de autopistas alemanas, ya que la carretera se ha convertido en la alternativa más usual para los desplazamientos privados o industriales.

La GDL ha rechazado propuestas de arbitraje, pese a las crecientes presiones del ámbito político para poner fin a la huelga o aceptar algún tipo de mediación.

Estos paros suponen la octava ronda de huelgas del colectivo; es la más larga en la historia de la compañía, en medio del pulso entre el sindicato y la dirección, que se considera una prueba de fuerza de los maquinistas. Los maquinistas reclaman un incremento salarial del 5%, la reducción de su semana laboral a 38 horas -una menos de las actuales 39-, así como la limitación de las horas extras.

El gran punto de fricción no son estos incrementos, sino el hecho de que la GDL pretende ampliar su convenio a los revisores y resto de personal de a bordo, con sueldos notablemente inferiores. Con ello se propone ganar afiliados y evitar la pérdida de poder que conllevará, de materializarse, un proyecto de ley del Gobierno de Angela Merkel que limitará la capacidad de los sindicatos pequeños para establecer sus propios convenios.