Los más jóvenes pueden reírse a mandíbula batiente de este noticiero. Pero durante muchos años fue, además de obligatorio en los cines españoles, una de las ventanas de apertura al mundo y a la España de Franco. El No-Do ha pasado a ser un testigo privilegiado del sentir y el vivir de la historia de nuestro país. Y si nos olvidamos de su perorata profranquista y grandilocuente, es ahora un buen termómetro de la visión histórica de los años de la postguerra, la autarquía y la conexión con Europa.
El tren -sus avances, adelantos, inauguraciones, modernización y recorridos- es escenario habitual de los documentos incluidos en el No-Do. Es un buen momento, por tanto, para recordar , revivir o conocer esos tiempos donde el tren era prácticamente el único medio de transporte y suponía el eje de conexión de todo el país de Norte a a Sur, de Este a Oeste, eso sí pasando por Madrid.