El servicio de trenes del Ferrocarril de Sóller que quedó suspendido el pasado 1 de noviembre por la pandemia de coronavirus ha permitido a la empresa aprovechar los meses de invierno para renovar un tramo de vías de dos kilómetros de longitud. Los trabajos se concentran en el tramo comprendido entre la estación de Bunyola y el apeadero de la carretera que lleva al hospital de Joan March. Se trata del mismo lugar donde el pasado agosto un tornado provocó cuantiosos daños en el tendido aéreo de la catenaria, que obligó durante un mes a suspender los servicios ferroviarios. Los trabajos que se están realizando consisten en levantar la infraestructura de traviesas y raíles existentes, para colocar en su lugar una nueva plataforma de balasto con durmientes de madera y nuevos rieles.
El presidente de la compañía, Óscar Mayol, explicó que estos trabajos estaban previstos en su calendario anual de mejoras que lleva a cabo el Ferrocarril habitualmente durante los meses de diciembre y enero. Este año, explicó, los trabajos se han avanzado un mes respecto a su calendario para aprovechar el mes extra que ha supuesto suspender los servicios de trenes entre Sóller y Palma. Además de esta importante mejora, la empresa llevará a cabo tareas de mantenimiento de toda la línea, reparaciones de puntos concretos y una actuación de calado en la estación de Sóller. Mayol explicó que en breve se levantará toda la playa de vías por las que los tranvías acceden a sus cocheras. La obra consistirá en sustituir todas las vías y cruces.
El Ferrocarril mantiene en funcionamiento el servicio de tranvías que une la ciudad con el Port, en tanto que es un medio de transporte muy utilizado por los vecinos del valle en sus desplazamientos ordinarios entre ambos núcleos de población. La empresa habrá tenido en el 2020 su particular annus horribilis, ya que los servicios entre Palma y Sóller apenas han funcionado tres meses.
El Ferrocarril de Sóller une desde 1912 las ciudades de Palma y Sóller a través de 27 kilómetros de bellos paisajes y que conserva su carácter y estructura original a la perfección. Movido gracias a un automotor de tracción eléctrica, el tren de Sóller es el único de estas características que se encuentra en funcionamiento. A lo largo de su recorrido se desliza por trece túneles que atraviesan la Sierra de Tramuntana llegando en una hora a su destino final: Sóller, un pueblo que combina el encanto Mediterráneo con el aire cosmopolita de un puerto comercial abierto a Europa.
El tranvía, por su parte, nació en 1913 como el hermano menor del tren que une Palma y Sóller. La primera línea de tranvía eléctrico de Mallorca tiene en origen el transporte pasajeros, amén de las mercancías en una época de penurias y dificultades en un valle que permanecía aislado del resto de la isla. El empuje de la burguesía local permitió que Sóller se abriera al mundo, poniendo en circulación un tren y un tranvía que rompieron la barrera de aquel aislamiento inmemorial. Los vehículos utilizados tienen distinto origen. Los numerados del 1 al 3 son los automotores y los 5 y 6 sus respectivos coches, originales de 1913. Fueron construidos por la empresa zaragozana Carde y Escoriaza.