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Las obras del tren del Pireo ponen en peligro el altar de los Doce Dioses de Atenas

Las obras de renovación en el ferrocarril Pireo-Kifissia (ISAP) en el tramo entre los barrios centrales ateniense de Monastiraki y Thisseio han sacado a la luz uno de los descubrimientos arqueológicos más interesantes de los últimos años. Los arqueólogos creen que los restos encontrados durante la construcción en la zona de la antigua Ágora, en la vertiente noroeste de la Acrópolis, pertenecen al famoso altar de los Doce Dioses, uno de los monumentos más antiguos de Atenas y un hito trascendental ya que marcaba el mismo centro de la antigua ciudad. El hallazgo ha generado un gran entusiasmo entre los arqueólogos griegos, que creen que va a cambiar el mapa de la antigua Atenas, tal como la conocemos.

El altar de los Doce Dioses estaba dedicado a los doce dioses adorados en la Antigua Grecia: Zeus, Hera, Poseidón, Deméter, Hestia, Apolo, Artemisa, Hefesto, Atenea, Ares, Afrodita y Hermes. Situado en el norte del Ágora de Atenas, cerca del Templo de Ares, fue el punto cero desde el se calculaban las distancias dentro de la ciudad. La información exacta del altar es escasa.

Las preguntas que se hace la comunidad científica sobre los restos que pueden hallarse aún en la zona y que revelen nuevos datos sobre la antigua capital griega pueden quedar sin contestar. Las esperanzas de los arqueólogos pueden desvanecerse si el ISAP sigue adelante con su labor de renovación del trazado ferroviario.

El ISAP es el más antiguo de los ferrocarriles eléctricos griegos que en su mayor parte realiza su recorrido en superficie. Une el puerto de Pireo al suburbio del norte de Kifissia y conecta 22 estaciones . Con una longitud de red de 25.6 kilómetros, el ISAP es a diario utilizado aproximadamente por 600.000 pasajeros. Según el proyecto de ampliación, está previsto que llegue a Agioes Stefanos, un suburbio localizado 23 kilómetros al norte del centro de la ciudad. Después de la extensión a Agioes Stefanos, la línea tendrá 36 kilómetros de largo.

Este descubrimiento ha vuelto a encender la cuestión sobre la competencia, que ha acabado arruinando muchos un proyecto de construcción en Grecia y también ha sellado el destino de muchas zonas de interés histórico.

El altar de los Doce Dioses (una pequeña parte de lo que es visible en la antigua Ágora) está casi completamente enterrado bajo las líneas del tren ISAP. La operadora griega no está dispuesto a dar a los arqueólogos el tiempo necesario para reunir pruebas del nuevo descubrimiento o la elaboración de un plan para evitar la destrucción de los trabajos. Los arqueólogos están completamente seguros de la identidad del hallazgo, ya que el altar es uno de los monumentos de Atenas descritos en los relatos más relevantes de la literatura helena.

La importancia del altar desde el punto de vista arqueológico es crucial para la misma historia del Ágora. Los científicos recaban nuevas pruebas en la excavación que certifiquen el sorprendente hallazgo. Sin embargo, a pesar de las evidencias existe cierta incomprensión en la metrópoli griega que aún no ha asimilado que es necesario invertir más tiempo en las excavaciones. Lo que paralizaría el proyecto de ampliación del ferrocarril.

Según Tucídides, el altar de los Doce Dioses fue fundada duranto la tiranía de Pisístrato por su nieto e hijo del tirano Hipias en el 522-521 antes de Cristo. La construcción marcó el centro de la ciudad antigua.

El altar de los Doce Dioses fue parcialmente destruido durante un ataque persa en el período 480-479 antes de Cristo y no fue reconstruido hasta varias décadas más tarde, como evidencian los restos encontrados durante la excavación de la antigua Ágora. Durante los trabajos de construcción de la línea férrea Atenas-Pireo (1891) salieron a la luz una parte muy pequeña de las edificaciones del Agora. En esa época, ni arqueólogos ni contratistas tenían idea de que las reliquias podían sufrir daños irreparables en el proceso de construcción de la línea, por lo que no se tomaron medidas para evitar el deterioro del conjunto.

Sin embargo, los arqueólogos aseguran ahora que, a pesar de la magnitud del trabajo que se llevó a cabo en aquel momento, son muy pocos los perjuicios provocados en la zona. La excavación de zanjas para apoyar las paredes que flanquean esta sección de las vías del tren destruyó la zona que rodea el altar y sacó a la superficie pequeñas secciones del ara. Más tarde, en 1934 las excavaciones de los arqueólogos en la antigua Ágora comenzaron a revelar algunas de las partes del altar, que ayudó a los especialistas a identificar el descubrimiento. Los hallazgos fueron confirmados más recientemente tras el hallazgo de una base de estatua. Esta presentaba un epígrafe antiguo que atribuye la autoría al escultor Glauco por encargo de Leagros, antiguo aristócrata ateniense, para honrar a los doce dioses del Olimpo.